Somos una pareja con dos hijos adolescentes (15 y 18 años) y viajamos en agosto de 2024 a Viena 3 días y luego a Budapest 5 días. Cogimos un vuelo desde Barajas a las 10 y llegamos a Viena a las 13. Para ir al centro, si coges algún tipo de abono para la ciudad, como hicimos nosotros con el 7 días, sólo hay que pagar 4 € para ir desde el aeropuerto a donde empieza la zona metropolitana que ya te cubre el abono. Yo había cogido los billetes con la app de OBB y cuando estaba allí resulta que había cogido otro billete y tuve que pagar de nuevo, así que creo que mejor ir a la ventanilla y coger allí mismo los billetes.
En Viena nos alojamos fuera del centro, en los apartamentos Jimmys Dandelion, porque cuando comencé a buscar apartamento para 4 todo era carisimo y luego nos dimos cuenta que nuestro viaje coincidía con fin de semana y los conciertos de Taylor Swift que finalmente se tuvieron que cancelar por amenaza terrorista. Estos apartamentos están muy bien, muy espaciosos, con aire acondicionado y una terracita y desayuno en otro edificio. El tranvía 1 pasa casi por la puerta, así que merece la pena coger algún abono de transporte porque lo usas muchísimo. En nuestro caso creo que amortizamos de sobra el ticket de 7 días, aunque sólo estuvimos 4.
Llegamos al apartamento sobre las 3, compramos algo en el súper para comer y nos fuimos para el centro, en tranvía hasta la plaza de ayuntamiento. Desde ahí comenzamos un paseo pasando por el Café Central (no entramos porque habia bastante gente en la cola), la calle Graben, la iglesia de San Pedro, el reloj Anker y la Catedral de San Esteban.

Toda esta zona es muy bonita, todo muy elegante, con muchas tiendas y también hay muchos coches de caballo, que hacen que la ciudad huela a kk, pero quedan muy bien en las fotos.

En 2 o 3 horas ya habíamos visto todo lo que teníamos planificado para la tarde. Pensaba que las visitas a las iglesias nos llevarían más tiempo (el año anterior nos pasamos 2 horas en Westminster), pero no son muy grandes y en 15 minutos las has visto, media hora como mucho. En la iglesia de San Pedro nos sorprendió que había cuadros de Jose María Escribá de Balaguer y folletos sobre el Opus Dei, porque resulta que esta iglesia está gestionada por ellos.
La zona alrededor de la catedral está llena de tiendas de souvenirs y estaba llena de gente, pero si te alejas un poco, a pocas manzanas hay unas callles muy bonitas en las qe apenas había gente. Si habeis visto Antes del Amanecer, parecen esas calles solitarias por las que paseaban Jesse y Celine. A las 19 o así ya habíamos visto lo previsto para ese día así que decidimos ir al Prater a subir en la noria y cenar por allí.

Se trata de un parque de atracciones con la famosa noria antigua, pero también muchas atracciones modernas. Entrar es gratis, solo se pagan las atracciones y hay varios sitios para cenar. Yo tenía apuntado el Schweizerhaus, pero era viernes y estaba todo lleno, pero tenía una pinta estupenda. Al final cenamos en otro sitio lo típico, codillo y schnitzel. El codillo estaba rico y es algo que aquí no se come, pero el schnitzel no deja de ser un escalope de la toda vida, no entiendo muy bien que sea algo tan típico y el plato estrella de Austria. Luego, ya de noche, nos montamos en la noria, que es muy bonita y se mueve muy despacito. Imposible no recordar de nuevo el beso de Antes del Amanecer (me encanta esta película).