Este día comenzó realmente nuestra visita a Budapest. Como todavía no habíamos podido ir al super, nos fuimos a desayunar cerca del apartamento, a la calle Andrassy a la cafetería de la ópera, que tiene dos vitrinas llenas de tartas que te vuelves loco para elegir cuál pedir.
Desde aquí fuimos hasta el Parlamento, pero no pudimos entrar porque cuando estábamos en Viena entré en la web para coger entradas y ya no quedaban para ningún día. Preguntamos y nos dijeron que abren las taquillas a las 8 y sobre las 10 ya están agotadas las entradas del día, así que esto hay que preverlo con mucha antelación y coger las entradas antes. También miré la opción de la visita guiada de Civitatis, pero salía mucho más caro y además sólo quedaban para el penúltimo día del viaje a las 14:15 y pensé que nos podía condicionar la ruta de todo el día y la hora de comer, así que nos quedamos con las vistas por fuera.

Desde aquí bajamos a la orilla del Danubio y fuimos caminando hasta los zapatos que recuerdan a los judios asesinados durante la segunda guerra mundial.


Una vez vista la catedral nos fuimos a comer al restaurante Retro Langos que está cerca. El langos es una comida típica húngara parecida a una pizza, pero sin tomate. Es con una especie de pan frito y luego encima queso y los ingredientes que añadas. Este sitio Retro Langos es de los más típicos para probarlo y sirven super rápido y están muy buenos.
Los días que visitamos Budapest hizo muchísimo calor y además muy pegajoso, no dejábamos de sudar. Como teníamos el apartamento en una zona muy céntrica y tenía aire acondicionado y una piscina pequeña en la azotea, todos los días hemos hecho una pausa al mediodía para refrescarnos y echarnos la siesta. Este día, tras la siesta y un bañito en la piscina, salimos sobre las 6 y decidimos acercarnos al Bastión de Pescadores. Aunque esta visita la tenía pensada para el segundo día junto con el castillo de Buda, nos pareció buena idea ir al anochecer y la verdad es que las vistas son muy bonitas cuando está anocheciendo y también cuando ya oscurece y se van encendiendo las luces en los puentes y el parlamento.

(Nota para fotógrafos: No estuvimos solos y de hecho había bastante gente, pero he borrado gente de esta foto con Snapedit, una app que funciona genial)
Para ir cogimos primero un bus que nos cruzó el puente de las cadenas hasta Buda y luego otro bus que va para arriba. Y aquí me di cuenta que los billetes sencillos que habíamos comprado en bloques de 10 no permiten hacer esto y tuvimos que pagar el segundo billete cuando vino el revisor. El me habló del ticket de 24 horas y ahí descubrí que existe esa opción. Se trata de un ticket de grupo hasta 5 personas que cuesta 5000 f y dura 24 horas, no un día natural, sino desde la hora que lo coges. Siendo 4 si vas a coger más de 3 transportes en un día ya te compensa y además al ser 24 horas, nosotros por ejemplo un día cogimos el primer tranvía a las 10:30 y al día siguiente nos movimos un poco más temprano y el mismo billete nos cubrió el primer viaje de la mañana a las 10.
Por la hora ya no pudimos entrar a la iglesia de Matías y una vez visto el Bastión de Pescadores y después de unas cuantas fotos, bajamos hasta el río andando. Subir de día con el calor es cansado, pero ya de noche se puede bajar muy bien por las escaleras sin coger ni bus ni el funicular y además vas viendo todo el rato el parlamento iluminado.

En el puente de las cadenas aproveché para hacer algunas fotos de larga exposición y cruzamos el puente andando para ir a cenar al barrio judío.

Cenamos en el restaurante Mazel Tov, que es una especie de ruin bar entre varios edificios, pero muy bonito decorado y con comida de oriente medio, hummus, falafel, etc. pero muy bien presentada y muy rico todo (aunque no muy barato).