Al fin ha llegado el día. A las 4:30 ya estoy vistiéndome para la aventura. Bueno, realmente lo que más me importa es blindarme contra las sanguijuelas, que dicen hay muchas y más cuando ha llovido tanto como lo ha hecho los últimos días en Camiguín.
Pantalones largos, camiseta manga larga, calcetines altos y lo mejor de todo, rociado de colonia, que mi querida amiga Lu, cuando me olió, no sabía si era peor las sanguijuelas o mi aroma de hombre.

El día no está bueno, hay muchas nubes en la cumbre. Al poco rato, ya vamos calados, aunque el paisaje desde el primer metro, es selva pura. Vamos adelantando a los pocos que han salido antes que nosotros. Pronto hacen acto de presencia las sanguijuelas, a la chica se le intentan meter por las deportivas. Yo llevo unas trekking y con el Varón Dandy, pues la verdad voy fiao. Encima vamos de barro hasta arriba, así que eso también hará de pantalla.

Pero ir todo el tiempo entre vegetación, hace este trekking un must total si vas a Filipinas. Es una pasada, aunque el dia fue el peor que pudimos tener. A medida que subíamos, ya dentro de las nubes, estábamos más y más calados, un auténtico barrizal, y ya llega un momento en el cráter, que no vea apenas nada.

Cuando me quito la ropa, me sale una sonrisa. Un reguero de sangre a la altura del tobillo, me deja el recuerdo, que puedo decir, una sanguijuela del Hibok estuvo conmigo. No era tan fuerte la Varón Dandy después de todo.
Lavo todo, lo pongo a secar y duermo un ratito. Despierto, estoy hambriento, así que me voy a una cosa tipo McDonald's para pagar con tarjeta, y me pego un buen homenaje.
Salgo atravesando la isla en dirección a las dos cascadas más importantes, que quiero verlas antes de irme. La primera, la más cercana, paso de largo para verla a la vuelta, y tiro para las Tuasan Falls.
Madre del Amor cuando voy subiendo el volcán con la moto, un nieblazo y un frío!!! Y yo en bañador y tirantillas. Paro en una fiesta de cumpleaños que hay en la montaña, me invitan a unos ron que me vienen de pm, aunque les digo que me tengo que ir, que paro de nuevo a la vuelta.
Me cae la del pulpo, congelado de frío y diluviando. Al final llego después de cruzar todo el volcán y me digo que por ahí no vuelvo. Aunque me pille más lejos, me voy rodeando la isla, que ahí no hay altitud.

Helado aún, mojado aunque me había comprado otra camiseta y cansado, me dije que hoy volvería pronto al Guesthouse, compraría un gran helado y una cena y descansaría. Encima, le tengo que devolver la moto al Rocky, que no ha ido a por la otra en los tres días y no sé qué pensamientos tiene, los míos eran dejarle las llaves al del Guesthouse y salir pitando por la mañana.

Comparto el helado de tarrina de kg con el chavalito que se encarga del mantenimiento y después de un rato viendo fotos, me quedo como un tronco.
