Este día fuimos a Kotor, pero nos costó bastante encontrar dónde aparcar. Dimos varias vueltas hasta que, por suerte, justo se liberó un espacio en uno de los parqueos cerca del casco antiguo. Pudimos dejar el coche bastante cerca, pero si vas a visitar Kotor desde otro pueblo, te recomiendo llegar temprano para evitar el estrés de buscar aparcamiento, sobre todo en temporada alta.

Nuestros amigos decidieron hacer un tour en barco por la bahía, que incluía paradas en la Cueva Azul, la isla de Nuestra Señora de la Roca y algunas otras islitas. Mi esposo y yo preferimos quedarnos por tierra, pasear por el centro histórico de Kotor y luego hacer la subida a la fortaleza de San Juan.

¡Ojo! Ese día hacía muchísimo calor y la caminata se sintió bastante dura. No hay casi sombra en el camino, así que lleva protector solar, agua y una gorra o sombrero. La entrada cuesta unos 15 euros por persona. Aun así, la subida vale muchísimo la pena. Las vistas a la bahía son espectaculares incluso desde la mitad del camino. Si no quieres llegar hasta arriba, igual tendrás vistas increíbles. Eso sí, nada de sandalias: usa calzado cómodo porque hay muchas escaleras y el suelo es irregular.

Después de bajar, nos reunimos con nuestros amigos (su tour duró unas 3 horas) y fuimos todos a Perast, uno de mis lugares favoritos en Montenegro. Es un pueblito tranquilo, con unas vistas hermosas al mar y a las islas. Sacamos fotos, volamos el dron y comimos unos helados frente al agua.

De regreso a Budva, subimos un poco por la carretera hacia las serpentinas de Kotor para ver la ciudad desde arriba. Las luces de la bahía por la noche son una pasada. Después volvimos al hotel a descansar y preparar todo para nuestro último día en Montenegro.
