Domingo 13 de abril de 2025
¡Pues no llevamos ni 24 horas en Shanghai y ya nos vamos!
Es que para nuestro gusto, nos interesa más visitar otras ciudades.
Una de ellas es Hangzhou. Poco conocida en occidente, pero no es un pueblecito, no… tiene más de 12 millones y medio de habitantes.
De Hangzhou destacan estos sitios turísticos:
Seguro que hay mucho más, pero esto será lo que nos dará tiempo a visitar.
Empezamos saliendo de Shanghai tomando el tren en la estación Hongqiao, el trayecto dura menos de una hora. Hay muchísima frecuencia de trenes en esta ruta y compramos los billetes desde la app.
Cuando llegamos, activamos la tarjeta de transporte de Hangzhou en la app de Alipay, y ya podemos usar el metro y el bus pagando con el móvil.
Dejamos la mochila en nuestro hotel, el Haoyi Hotel, que cuesta 50€ la noche, la habitación doble y está muy muy bien.
Luego tomamos un autobús que rodea todo el Lago Oeste y nos llevará al acceso principal de las grutas Feilai Feng, en la misma zona que se encuentra el templo Lingyin.
En la estación de autobuses hay una especie de centro comercial con muchos puestos de comida y de souvenirs.
Aquí comemos unos ramen antes de empezar la visita.
En la entrada del parque están las taquillas. Aquí se puede comprar el billete combinado que da acceso al parque y al templo por 75 yuan, unos 9€ por persona.
El parque es un espacio montañoso que destaca porque en las rocas se encuentran talladas más de 470 figuras budistas, de todos los tamaños y formas. Algunas se encuentran escondidas en cuevas, otras en acantilados. Fueron hechas entre el siglo X y el XIV.
La zona de las rocas talladas se visita en una media hora.
Luego entramos en el templo budista Lingyin. Tiene una extensión enorme, sus varios pabellones están repartidos por la ladera de una colina, rodeados de naturaleza.
En la entrada, con el ticket te dan tres palitos de incienso. Seguimos las costumbres locales y los encendemos y ponemos como ofrenda en el brasero del centro de la plaza.
Nos encantan sus tonos vivos, sus relucientes budas dorados, sus flores multicolor.
Un elemento decorativo muy habitual, como confirmaremos durante todo el viaje, es el dragón. Hay dragones bordados, otros hechos en piedra, otros de madera.
Y también hay budas de todo tipo, desde mini budas de cristal de pocos centímetros, alineados uno al lado de otro en un patrón prácticamente infinito, hasta estatuas policromadas de más de 24 metros de altura.
Recorremos todos los pabellones y estamos alrededor de una hora.
Al salir del templo vemos en un mapa turístico que subiendo la colina hay un par de pequeños templos, nos acercamos a visitarlos más que nada porque nos apetece pasar más tiempo en un entorno natural tan bonito.
La verdad es que disfrutamos mucho de esta visita aunque nos parece que hay mucha gente. Esto no es nada comparado con lo que nos encontraremos más adelante.
Hemos estado tres horas en total y es uno de los sitios del que nos llevamos un fantástico recuerdo.
Son las cinco de la tarde así que nos da tiempo a seguir turisteando.
Regresando al centro de Hangzhou, cercano al Lago Oeste, coronando una verde colina, se encuentra el Pabellón del Dios de la Ciudad, o Chenghuang Pavilion. (entrada: 40 yuan, aproximadamente 5€).
Llegamos con transporte público y llegamos cuando empieza a oscurecer.
Aunque su exterior tiene forma de templo antiguo, es un espacio expositivo construido en 1990 que destaca especialmente por sus vistas. En concreto hay una fantástica puesta de sol con el lago a nuestros pies.
En la planta baja del edificio hay un enorme diorama hecho en madera con escenas y paisajes de la China tradicional y de su folklore. Chulísimo.
Cuando salimos ya es de noche,
descendemos la colina y vamos a la calle Hefang, o Qinghefang Jie.
Está cerca, pero todo está oscuro y poco transitado.
Aún así, no nos da sensación de inseguridad en ningún momento. De hecho, China está repleta de cámaras de video vigilancia, imagino que el índice de criminalidad aquí será muy bajo.
La calle Hefang es lo más tradicional y turístico de Hangzhou, las lamparitas rojas iluminan la calzada peatonal mientras que los escaparates deslumbrantes sirven de reclamo al visitante, sobre todo de comida y souvenirs.
Muchos de ellos son hierbas medicinales, pues en esta calle y sus alrededores se encuentran varias farmacias centenarias especializadas en medicina tradicional china. Se puede entrar libremente a curiosear.
En uno de los puestos de comida para llevar, estilo “food court” cenamos unos dumplings baratísimos y unas cervezas no tan baratas y retiramos al hotel, mañana seguiremos visitando Hangzhou.
Otras fotos del día: