Teníamos entradas para la visita del Capitolio a las 9:20, y como te advierten que tienes que llegar 45 minutos antes, bien temprano nos pusimos en marcha.
Después de todos los procedimientos de acceso nos tocó una guía muy simpática a la que sorprendentemente se la entendía bastante. Nos gustó mucho esta visita.
A continuación, a las 10:30, teníamos visita a la biblioteca del Congreso, donde accedimos a través de pasillos internos. Posiblemente fue la visita que más me gustó de todas las que hicimos en Washington. Esta vez no era guiada, así que estuvimos el tiempo que quisimos.
Desde aquí cogimos el metro para ir al cementerio de Arlington. Nos intentaron vender una visita guiada, pero preferimos recorrerlo por nuestra cuenta. También vimos el cambio de guardia en la tumba del soldado desconocido, donde un turista se llevó una bronca por no ponerse de pie y mostrar el respeto que ellos consideran necesario.
La siguiente visita era, ya fuera de lo que es el cementerio en sí, el Memorial de Guerra del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, alias, el de Iwo Jima. Pretendimos llegar atravesando la parte norte del cementerio, pero en ese momento estaban celebrando un funeral y no nos dejaron pasar. Nos tocó dar una vuelta del demonio bajo un sol inmisericorde.
Al llegar al National Mall acabé comiendo una hamburguesa picante (bastante mala) en uno de los camiones de comida que hay allí.
Ahora yo quería ver el Museo Nacional del Aire y el Espacio, pero entre que Adela no se terminaba de encontrar bien, y que no tenía mucho interés en ver ese museo, primero la acompañé de vuelta al hotel y luego ya me acerqué yo solo a verlo, si bien me tocó correr porque quedaba una hora para el cierre.
Ahora yo quería ver el Museo Nacional del Aire y el Espacio, pero entre que Adela no se terminaba de encontrar bien, y que no tenía mucho interés en ver ese museo, primero la acompañé de vuelta al hotel y luego ya me acerqué yo solo a verlo, si bien me tocó correr porque quedaba una hora para el cierre.
Para la última hora de la tarde el plan era ver al monumento a Lincoln y el obelisco iluminados, y como después de una siesta de casi tres horas Adela se encontraba mucho mejor, cogimos el bus que recorre el National Mall y para allá que fuimos. Había leído que era el sitio de Washington donde había que tener más cuidado con posibles atracos, sobre todo de noche, pero la verdad es que no tuvimos sensación de inseguridad en ningún momento.
El día terminó tras coger otro bus de vuelta al hotel, aprovechando para cenar unas compras que habíamos hecho en el súper.
El día terminó tras coger otro bus de vuelta al hotel, aprovechando para cenar unas compras que habíamos hecho en el súper.