Para la montaña de colores nos van a recoger al hotel en torno a las 4 am. La tarde anterior pedimos al hotel que nos dejaran preparado un desayuno para llevar, aunque la excursión incluye ya desayuno y almuerzo. En el desayuno que nos ofrecen con la excursión, es muy recomendable el té de coca o de muña para ir preparándonos para la excursión. El guía también nos comenta que, cuando nos queda menos para llegar al inicio, intentemos no dormirnos para que así nuestro cuerpo se vaya acostumbrando a la altura.
Al llegar a la ladera de la montaña, ya se nota tanto el frío como la altitud a la que nos encontramos. Aunque el camino en sí no es muy exigente, al estar a casi 5000m de altura se hace durillo, pero con paciencia y calma se consigue. Es muy recomendable ir abrigado, también dependiendo de la época en la que se visite. A nosotros nos tocó un día lluvioso y con viento, lo que hizo que el camino se hiciera más pesado, y no pudimos ver la montaña muy bien debido a la niebla.
Una vez en la cima te puedes hacer las típicas fotos con la montaña detrás, y si subes unos metros más, llegarás al cartel que indica su nombre y altura. (en nuestro caso, vivimos en primera persona la típica escena de Instagram Vs Realidad
Para bajar, puedes hacerlo por el mismo camino que has venido o tomar un desvío por la zona del Valle Rojo. Si hace buen tiempo merece totalmente la pena, ya que tienes unas vistas preciosas del resto de montañas. En nuestro caso, apenas se veía debido a la niebla y lluvia, pero al menos nos ahorramos el tener que pagar (hay unos paisanos en una de las entradas que cobran la entrada).
Al regresar a Cusco, descansamos en el hotel y aprovechamos para llevarles una bolsa de ropa para lavar. Si tienes algo de dolor de cabeza debido a la altura, una forma de aliviarlo es tomando un ibuprofeno.





