DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2010
Un poco cursi, sí, pero es lo que tiene despertarse el día de San Valentín en la Gran Manzana.
Hoy nos caducaba la metrocard, así que había que aprovechar todo lo que nos diese de sí. La primera para obligatoria del día era ir a una misa góspel, así que subimos en metro hasta la calle 135, y nos acercamos caminando a la 138 donde se encuentra la más que conocida Abyssinian Baptist Church, pero nuestra sorpresa fue que habíamos llegado tarde, y ya había gente haciendo cola (faltaba todavía una hora y media) para la siguiente. Caminamos un rato por la zona, mientras decidíamos qué hacer, pero nuestras caras de guiris perdidos debían de ser muy evidentes y una mujer se nos acercó para ver si necesitábamos ayuda. Le explicamos o que estábamos buscando, y nos mandaron a una iglesia justo en la calle anterior (la 137). Empezaba a las 11, por lo que aprovechamos para dar un paseo hasta la calle 125 para ver el teatro Apollo y a las 10:30 ya estábamos sentados en un lateral (especial para turistas por si queríamos marcharnos antes de tiempo). La verdad es que estuvo muy entretenido y, aunque sólo estuvimos algo más de treinta minutos, disfrutamos mucho. Es un espectáculo lo que tienen allí montado.





Al salir, bajamos al midtown a terminar con nuestros recorridos. En primer lugar, fuimos al Flatiron. Parecía mentira que con todos los días que llevábamos en NY, todavía no hubiésemos ido a visitarlo. Lo habíamos visto desde lo alto del Empire, pero estar allí a su lado era otra cosa.


Desde ahí bajamos a Union Square Park. La idea inicial era recorrer a pie la calle 14 hasta llegar al río Hudson, pero como no sabíamos si tendríamos tiempo de verlo todo, decidimos acortar un poco con el metro.
Paseamos por el Distrito de la Carne, por Chelsea Piers, y regresamos tranquilamente por la calle 23 para tomar nuevamente el metro hasta nuestro siguiente destino.
Nos bajamos en la estación de la calle 4, y nos dirigimos hacia el este en busca del edificio de Friends (grandes fans). Nos encontramos la casa más estrecha de Manhattan (3 metros, aunque nos la esperábamos más pequeña), el Stonewall Inn, la calle “Gay” y continuamos el paseo hasta Washigton Square Park para ver el famoso arco.






Como no se estaba mal al solecito, aprovechamos ese momento para comernos un perrito y un pretzel. La verdad es que las galletitas saladas nos encantan, pero esos tan grandes no nos hicieron mucha gracia. Para acabar con buen sabor de boca, probamos los frutos secos garrapiñados y eso sí que nos gustó más (donde se ponga el dulce…).


Seguimos después de la comida hasta Astor Place

Nos acercamos hasta Times Square a ver si habían montado algo especial por San Valentín, pero sólo seguía el corazón de hielo, eso sí, lleno a reventar de gente.
Esa tarde tocaba relax, así que vuelta al hotel a descansar que nos lo habíamos merecido.