LUNES 15 DE FEBRERO DE 2010
Por fin nuestra apretada agenda nos daba una tregua. Ya habíamos visto a grandes rasgos todo lo que llevábamos anotado, así que tocaba mañana de paseo tranquilo, sin prisas. Podíamos despertarnos a la hora que quisiéramos, pero… NO!!! Un amable señor llamó a Asun a su móvil español a las 07:00 de la mañana, para intentar venderle vaya usted a saber qué. Lo mejor de todo fue que al decirle que estábamos en NY, colgó enseguida asustado, pensando que la llamada la pagaba él. Menos mal que no le dio por llamar a las 03:00, porque si no nos hubiese hecho mucha pupita…
Nos arreglamos un poco y nos fuimos con dirección a Central Park. Aún seguía blanco, y era muy curioso ver como los niños se entretenían con sus trineos por la nieve (quién pudiera…).




Paseamos por toda la mitad sur del parque, para acabar en el museo de historia Natural. Asomamos la cabeza al hall de entrada para echar un par de fotillos, y bajamos caminando hasta el hotel. Aprovechamos este paseo para localizar la oficina de Alamo donde teníamos que ir al día siguiente a recoger el coche que habíamos alquilado, y curioseamos por los alrededores del hotel (que hasta ese día habíamos ignorado), para descubrir muchas tiendas y restaurantes que teníamos justo al lado sin saberlo.

Después de comer nos echamos una siestecilla (por fin!!!!) y nos preparamos que por la noche habíamos quedado con gente que habíamos conocido en internet para cenar.
A eso de las 20:00 ya estábamos delante de la puerta del Dallas BBQ de Times Square (241 West 42nd Street, entre la 7ª y 8ª Ave.), preguntándonos qué aspecto tendría el resto de la gente. Al poco rato, oímos a una pareja de españoles que parecían estar esperando, y Asun se acercó a preguntarles: “¿foro, foro?” (parecía que vendía droga), pero su cara pronto nos indicó que no sabían de qué les hablaba. Pero en el segundo intento tuvimos más suerte. Conocimos a “veraniega” (Cristina) y a su novio Adrián y, mientras estábamos con las oportunas presentaciones, Asun escuchó a un grupillo hablando justo a nuestro lado en español, y se lanzó al río a preguntar. Resultó ser “ciskin21”, o mejor dicho Cisco, Paco y Curro (los 3 pacos) y 2 brasileñas, para un total de 9 personas. Esperamos unos minutos por ver si se había animado alguien más, pero se había vuelto a poner a nevar, así que nos metimos para adentro. La cena estuvo muy bien. Por la comida, pero sobre todo por la compañía. Nos estuvimos riendo y la verdad es que pasamos un muy buen rato. Al final, dividimos la factura y la cuenta nos salió a 22 dólares por cabeza que, teniendo en cuenta que cayeron unas cuantas jarras de cerveza, nos pareció bastante económico. Cuando acabamos y, a pesar de la nevada, fuimos andando hasta el 230 Fith para tomarnos (por lo menos nosotros) la primera copa en la noche de Manhattan.
A pesar del frío, no pudimos resistirnos a la tentación de subir a la terraza superior y quedar maravillados con las vistas del Empire State, ataviados con esos albornoces rojos que, sinceramente, no es que nos sentasen especialmente bien, pero que nos sirvieron para pasar un buen rato. Nos hicimos las fotos de rigor, y bajamos a la planta de abajo a disfrutar del ambiente. Asun se tomó un Cosmopolitan que le supo a gloria (14$) y yo una cerveza (9$), porque eso de los cócteles no acababa de entusiasmarme mucho. No fue barato, pero como tantas cosas en este viaje, eso fue lo de menos. El momento lo merecía.






Durante la cena, decidimos quedar todos para ir juntos al Woodbury Premium Outlet repartidos en los coches que habíamos alquilado nosotros y Cristina y Adrián. La hora elegida: las 08:45 cerca del hotel donde se alojaban “los Pacos”.
La noche acabó a la 01:30 cuando caímos rendidos en la cama y nos dormimos casi en el acto.