Nuestro último día en Somiedo comienza a las 7 de la mañana, hora en que dejo el apartamento y a mi mujer para tratar de ver osos por mi cuenta. Para ello me dirijo a Gua y justo cuando salgo del coche me doy cuenta de que me he dejado el abrigo en el apartamento. Solo voy con una camiseta de manga corta y una sudadera y en el exterior hace 8 grados. Bueno, lo soportaré.
Me situo y empiezo con los prismáticos a tratar de ver los plantígrados. La zona empieza a ser visitada por otros compañeros de fatigas y allí me tiro hasta las 10 de la mañana, momento en el que decido volver tras otro intento fallido de ver el oso. Por lo menos me llevo unas instántaneas de un corzo y algunas buenas conversaciones, especialmente con una joven pareja valenciana que ya estuvo el año pasado por estas fechas aquí y que confirma que prácticamente todos los días vieron al señor de estos bosques. También con un experimentado burgalés en el que dice en voz alta una verdad como un templo: "Las observaciones fallidas hacen más emocionantes las exitosas" Así mismo charlamos de otros temas como el lince o el lobo.
Corzo, único mamífero que se dejó ver
Como comentaba, a las 10 dejé Gua, sabiendo que la prueba ciclista había salido de Pola a las 9 y que ya tendríamos la carretera despejada. Tras recoger a mi perra y a mi señora y desayunar el café con tostadas de todos los días, nos dirijimos a Villar de Vildas, parroquia de Somiedo que si la observas en el mapa no debe de estar a más de 6 o 7 kms en línea recta, pero esa línea recta conlleva cruzar montañas e ir al valle de Pigüeña y hace que haya que dar una buena vuelta en coche de 40 minutos. De todas formas el camino es bastante atractivo y muy disfrutable.
Allí comienza el sendero del Valle Pigüeña, el PR.AS 14.1, sendero que vamos a realizar hasta la Braña de la Pornacal, la mayor y unas de las mejores Brañas de la zona. Una vez dejado el coche en el mini aparcamiento, seguimos por el pueblo siguiendo las marcas y por un camino sin pérdida alguna, totalmente cementado, se llega a la Braña tras 3,7 kms de recorrido, siempre en subida, a veces más empinada y otras menos, pero fácilmente superables. El paisaje no está mal, siguiendo el río Pigüeña, pero curiosamente me gustó más el camino por carretera que éste. Por otro lado, el que sea un camino tan acondicionado le quita encanto. En cuanto a la Braña en sí, bonita y se ve que sigue utilizándose ya que había vacas en ella y gente arreglando los techos de teito y sustituyendo las escobas viejas. Eso sí, poca gente haciendo la ruta.
Ruta que hicimos
Ruta hasta la Braña. Braña de la Pornacal. En la última foto se ve como están sustituyendo la escoba del techo
La vuelta es por el mismo camino por el que habíamos ido, aunque ahora sin el Sol de cara y cuesta abajo. Durante el trayecto un buen sapo se nos cruzó, mariposas de diversos colores nos siguieron (Somiedo es un lugar muy interesante para los amantes de los lepidópteros, de hecho vimos extranjeros con guías de mariposas por Pola) y otro ratonero nos vigiló de cerca desde el aire. Llegamos al punto de inicio sobre las 13:15, 2horas 15' desde el inicio.
Camino de vuelta y batracio
Llegamos a Pola sobre las 14 horas y los ciclistas ya habían vuelto, por lo que el calculo para no pillarlos fue el adecuado. Comimos unas zamburiñas en el hotel Castillo de Alba y luego en el Miño unas buenas empanadas. Decidimos quedarnos en el pueblo el resto del día, tranquilamente. Nos tomamos unos cafés (bueno, yo tres porque estaba con un sueño impresionante) unas cervezas, vimos a Jorge de Somiedo Experience que nos preguntó si habíamos visto osos y le dije que no y él me dijo que se estaban viendo hoy en la Peral (donde estuvimos con ellos el martes) y en la zona de la Llamardal (donde estuvimos de excursión ayer por la tarde) Por lo visto en un sitio un par de jóvenes hermanos de un año y en otro una madre con sus cachorros. Maldecí mi mala suerte y el haber ido hoy a Gua. En ese momento decidí que mañana volvería a madrugar e intentar verlos antes de irnos para Jaén.
Luego fui a la Casa del Oso, mientras mi mujer iba ya al apartamento a ducharse. Es un centro de interpretación que lleva la Fundación Oso Pardo, donde se puede conocer la relación del plantígrado con los habitantes del concejo desde siglos atrás. Además tiene una salita donde proyectan un documental de 20' interesante grabado por la propia Fundación. Por supuesto, tienen regalitos para poder financiarse. Yo con los 3 euros de la entrada lo ví suficiente.
Tras ello a la casa a ducharse, cenar y descansar.
Al día siguiente me levanté más temprano aún. Incluso me desperté por mi cuenta antes de que sonara el despertador y eso que lo tenía a las 6:45. Tenía la sensación de que hoy sería el gran día, el día en que vería por primera vez al oso pardo en libertad.
Totalmente de noche y con toda la parafernalia (abrigo incluido) me dirigí a la Llamardal. Llegué aún de noche y en el aparcamiento no había nadie. Bueno, es que es muy temprano. Esperando que hubiera algo de luz para poder empezar a divisar las montañas, me puse a desayunar unas minicookies que me había agenciado. Seguía sin venir nadie, yo miraba no sé exactamente donde porque no sabía por donde se vieron por la zona. 1 hora más tarde y al verme aún solo decidí irme a la Peral. Tras dejar el coche en el aparcamiento y subir el cuestarrón hasta la parte alta del pueblo con los prismáticos, el trípode y la cámara, llegué y allí sí que había bastante gente. Entre ellos la pareja que entablé conversación ayer en Gua y un francés que también estaba el día anterior. Me situé a su lado y pregunté si habían aparecido y me dijeron que no. Menos mal. Eso sí, me dijeron que desde allí, ayer por la tarde, sí lo vieron. Joder, este es su segundo día y ya lo han visto.
Bueno, estuve allí hasta las 9:30 hora en que el Sol ya empezaba a apretar y era hora de irse ya que quedaban 8 horas de viaje. Volví a fracasar. Vacas en el monte, rebecos en el quinto rábano y un águila real posada en el pico de la montaña de enfrente, que sí pude ver bien con el telescopio del francés. Eso sí un Swaroski a 60x. Con el teleobjetivo los animales no pasaban de ser puntitos.
vacas, lo único fotografiable
Y así acabó nuestra estancia en Somiedo. Recogimos todo, desayunamos y nos despedimos de la zona hasta la próxima, porque incluso hasta mi mujer dijo que no le importaría volver. Somiedo es precioso, el apartamento nos hizo sentir como en casa y además se come de miedo.
FIN