Lunes 25 de junio de 2018
Esa mañana terminamos de recoger las últimas cosas que teníamos fuera de la maleta y limpiamos un poco el piso (lo típico de muchos airbnbs, barrer un poco el suelo y asegurarnos de dejar los platos fregados y las sábanas y toallas quitadas).Dejamos el equipaje ya listo y, como nuestro vuelo no salía hasta las 13:2 y no cogíamos el tren al aeropuerto hasta las 11:00 (para llegar sobre las 12:00 ya que no teníamos que facturar equipaje), aprovechamos para dar una vuelta por el barrio en el que nos alojamos, en el distrito XIX. Aunque pueda parecer que estas zonas tan a las afueras no tienen nada que ofrecer en comparación con el centro de París, merece mucho la pena investigar un poquito por internet antes de ir para averiguar si hay algún sitio chulo que visitar si te sobra tiempo.
En ese sentido tuvimos suerte, ya que a un par de calles del apartamento se encontraba el Parc des Buttes-Chaumont, un gigantesco y precioso parque que puede presumir de ser el que más variedad de plantas tiene de todo París. Nos fue imposible recorrerlo entero en la escasa hora que pudimos dedicarle, pero si que pudimos cruzar su puente colgante y subir a lo alto de una colina artificial que hay, con una "folie" desde donde se pueden apreciar unas vistas maravillosas del barrio de Montmartre. Por último dimos un pequeño paseo por el barrio, ya que las calles de las zonas a las afueras también tienen un encanto especial, y compramos algo para comer en el vuelo de vuelta. Fue un final tranquilo y perfecto para el viaje.
Recogimos nuestro equipaje del piso, le dejamos una firma en su libro de huéspedes a nuestra anfitriona y emprendimos nuestro camino hacia el aeropuerto y de vuelta a Madrid.