Madrid. Hotel Ibis Barajas. 3:00 am. 31 de diciembre.
Doy la enésima vuelta en el camastro supletorio mientras vuelvo a comprobar, y van 3 noches, que la que duerme a mi lado, hoy a 2 metros en la soledad, por comodidad inútil, de la gran cama, no ha pegado ojo entre ramalazos de fiebre y tos feroz.
Pero así es el camino del sacrificio, y entre, y van 3 noches, frases de "mañana verás como ya se pasó" la pobre Luk hace de tripas corazón y ambos con los ojos rojos por falta de sueño nos confiamos a que se hagan realidad los deseos. Ya no hay más margen. La jornada que comienza en 2 horas y media es de las de padre y muy señor mío. Y si los papeles estuvieran cambiados en este momento ya estoy llamando a ver qué puedo recuperar del viaje para deshacer el camino de vuelta al Portil donde todo parece más liviano.
Pero así es el camino del sacrificio y Luk aguanta como una campeona a base de Ibu y Paraceta alternados en 4 horas y con un esfuerzo terrible, ya que por la temperatura que desprende aun sin contacto la cosa se está cociendo.
Ducha, desayuno frugal y pal aeropuerto. Mecachis! Y eso que retomamos tras el periplo del pasado verano, nuestro habitual "todocomolaseda" en cuestión de trámites y traslados.
Sea como sea el día siempre es propicio para ahuyentar los males, aunque sea de forma momentánea. La fiebre se disipa y tras el habitual protocolo que no merece la pena relatar nos encontramos en el avión de Etihad hacia nuestra escala en Abu Dhabi. 7 horas que se van pasando entre pelis y charloteo, con buena pinta frente a males y en un aparato de lo más moderno y lujoso. Además, al menos en nuestra zona, iba medio vacío con lo que hubiéramos podido, de quererlo, tirarnos a dormir a lo ancho. No hizo falta y arribamos en el desértico paraje sobre las 14 hora española. Tres horas más en hora local. Todo bien, excepto la comida. Y mira que me dieron a elegir cuando compré los vuelos, pero lo dejamos al libre albedrío y el standard resultó más un libre bodrio. Como siempre te salva el pan con mantequilla y los frutos secos que la tarde antes compramos en madrid. Por momentos me acordé con tristeza poética del medio bocata de lomo y pimientos que tiré antes de llegar al hotel y que sobróme del papeo en carretera, pero no me veo yo metiendo en ese avión tan pijo con sus azafatas con aceituna en la cabeza (Lukre dixit.) donde lo que más importa en el plan de vuelo es saber en todo momento en qué dirección con respecto al rumbo trazado está la meca. No va ésto en plan crítica feroz, sino como signo de que no pega mucho meter cerdo, ibérico o no, en medio de este trasunto.
Llegamos a Abu Dhabi y extiendo, sin entrar en pormenores, mi radio de, llamémosle zona, llamémosle ambiente, que no me gusta demasiado. Como he dicho en alguna ocasión, nada que ver, para mi percepción, esa "musulmania" con la de donde vamos (y desde donde escribo) muchísimo más alegre, más salpicada de otras formas de entender la vida (ni más ni menos como un cristiano de romería en Punta con un Ortodoxo de Moldavia, o un Evangélico de los que en en un cómic de superhéroes ven la mano de Belcebú, y no de John Romita. De aquí a Pekín, nunca mejor dicho.

4 horas de escala sintiendo el sueño y esperando que en el próximo tramo podamos darle gusto y yo que pienso que ojalá el avión vaya igual de vacíojjaja ja já, perdón me dió la risa. Entramos en la zona de embarque y aquello parecía un sábado de colombinas. Mi sentido del volumen no debe andar muy bien porque hubiera jurado que todos los que allí estábamos no cabemos en ningún avión conocido... pues sí. Cabemos en ese Boeing. Aquí ya se nos hizo pesado, le dio otra vez la tos a Luk y no pudimos apenas dormir, amen de que el cansancio acumulado casi que nos impedía entretenernos con fruslerías varias. Sea como sea, llegamos. Luk aguantó como nadie y ya le empezó el bajonazo cuando esperábamos las maletas, que llegaron sin contratiempos y con ellas a cuestas fuimos a hacer, en este orden, las cosas previstas y estudiadas. La primera salió regu, porque no encontramos la, supuesta, única casa de cambio que (este viaje decidimos ir con cash ya que leímos que los cajeros aquí te meten una pulla extra, ya contaré en días venideros cómo queda la cosa) decía que hay una, superrich, que te cotiza a precio de calle. No lo vimos así que tiramos de otra cualquiera pero solo cambiamos una cantidad moderada (hoy ya he visto cerca del hotel muchas a precios bastante mejores) y al segundo paso. Pillar una tarjeta Sim tailandesa que, en esta ocasión, nos vendrá de perlas. 550thb (unos 14eurillos) 30 días (solo estamos 13 pero eran 8 o esto) y 4,5Gb que da de sobra para hacer tethering y lo que haga falta (al final me veo el derbi sevillano y todo, ya verás ) y saldo por si tenemos que llamar.
Lo último, el descubrimiento de justo la noche anterior (oh yeah!) Desde este verano hay un bus que por euro y medio te lleva directo a la zona de Khao San, donde estamos y donde no llega ni metro ni airtain. Pelotazo. Aire acondicionado y por autopista. No creo que tardáramos más de media hora en llegar.


Menos mal que, aunque era pronto para el check in se hizo sin contratiempos y pudo acostarse en una magnífica habitación. La pobre!.
No eran ni las 12 y ya decidimos que si teníamos que pasar el día allí, pues perfecto. Recuperar sueño y sobre todo que se la pase ya el gripazo. Así andamos con paños fresquitos y dormitando hasta que empezó a sentirse mejor y decidió, yo a lo que mande, salir a tomar un poco el aire. Buena señal. Por otro lado no hay que olvidar que entre pitos y flautas llevamos prácticamente un día sin comer (el otro vuelo tampoco nos ofreció nada comestible, y más a ella) y ENTONCES....




Llega ese maravilloso momento de todos los viajes. El gran momento, que ni por, entonces se entiende así, la fruslería de estar un poco pachucha, sucede cuando te desprendes de todo peso, dejas los pensamientos "preparatorios" y, poniendo los pies en la calle, que ya te resulta familiar de las veces que has bicheado el mapa, te paras, respiras y das una vuelta sobre tí mismo mirando así como a lo lejos, captando los olores, sonidos y colores y nos miramos y decimos, ea, ya estamos aquí!! Pa donde tiramos?? (Casi siempre responde Luk... pa donde está el río?) Señor juez, no hay más preguntas, ésto ha empezado!
Y ahora, permitidme que no cuente al detalle esos maravillosos momentos del primer contacto con Bangkok. Esto se llamó EL CAMINO DEL SUFRIMIENTO y con él se queda. Ya habrá lugar más adelante para ir entresacando esas primeras impresiones con las que ahora viviremos. Sólo, a efectos informativos en muy petit comite decir que la cosa ha ido mejorando y como quiera que he dormido sólo un par de horas, cosas del jet lag, y ahora casi a la 1:00am estoy acabando esto puedo comunicar que no tose, ni bufa y parece dormir plácida, criatura, con lo que ha pasao. MAÑANA, VERÁS, COMO YA SE PASÓ.
De verdad de la buena.