Dormí lo que la RAE establece como UN MOJÓN, la tos, ahora desplazada en mi persona, no me dejó prácticamente más que unas 2 ó 3 horitas de sueño y cuando aun quedaba una hora para las 6:30 me desperté tiritando febrilmente. Caguen!! Ahora me toca a mí?. Veamos tras la ducha. Inicié el rito pastillil que anteriormente correspondía a Luk, ya recuperada, y bajamos a desayunar.







Tuvimos suerte, porque hace tiempo que está en reparaciones, incluso totalmente andamiado, y si fuera así no hubiéramos pagado la entrada, aunque no era cara, (no recuerdo el dato pero, al ser éste un destino turístico a tope al final del diario haré una gran entrada con información útil y práctica de TODO, algo que, aunque he leído todo lo que puede hacer, no he encontrado perfectamente detallada y certera como me hubiera gustado en este país tan anárquico (y monárquico).
Decía pues que visitamos Wat Arun y aunque no se podían, por las obras, hacer la gran subida que se presume por las fotos, la visita estuvo bastante bien. No me entretengo en estas cosas porque las fotos hablan por si solas y a mí me gusta extenderme en tonterías.
Salimos de Wat Arun y sólo queríamos cruzar el río, por lo que cogimos el ferry antaño gratuito y hoy a 4 baths, que es lo mismo la verdad y tras pasar al lado opuesto nos dirigimos al cercano complejo donde se encuentra el Wat Pho, más conocido por ser la casa del Buda Reclinado, mostrado así en sus últimas etapas, más contemplativo, si cabe, o perezoso.
El complejo, de nuevo, resultó arrollador. Y esta vez el highlight del gigantesco buda se podía ver calmado y muy bien. Como es sabido casi por partes porque donde y como está resulta imposible abarcarlo todo, salvo por el típico ángulo que todo el mundo hace y nosotros no somos una excepción.


El resto también fue maravilloso, y a las fotos me remito que, como siempre pasa, no hacen justicia.
Terminada la visita el plan era dirigirnos, en una única ocasión, a la "zona moderna" de bangkok. Para dar un vistazo por algun centro comercial de esos mastodónticos, comer en alguno de ellos y, sobre todo, hacer la visita al "central park" de la ciudad, el Lumpini Park junto al que cogimos nuestra primera opción hotelera, que cancelamos después cambiando radical a la zona de la que hemos hablado, la zona de khao san/rambutri.
Bueno establecido el plan nos quedamos en wat pho donde, siguiendo el tema barco, hubimos de desandar lo andado, es decir, volver a cruzar el río hasta el pier de wat arun ya que como recordarás (o no) nuestro naranjito paraba, en la dirección a la que íbamos, que es el sur, allí.



Unas pocas paradas adelante nos bajamos en Siam, punto de nuevo neurálgico para los granes centros comerciales. De hecho desembocamos directamente junto a la entrada del Paragon, probablemente de los más pijos que habré visto nunca

Finalmente nos dirigimos, que la ocasión la pintaban calva, al foodcourt, osea, la planta del papeo, para el único, digamos, objetivo serio de nuestros viajes, pequeño aparte que siempre hago en pro de la investigación y Luk, a quien no se le pue querer más, me secunda, a saber, seguir en la búsqueda del mejor Whooper del mundo.

En fin, hecha la publi a Burger King, (ni sabe el friki que ha creado, junto con mi tia Toñi que me llevó al primer Whooper de mi vida). Salimos al ambiente humedo y bochornoso de nuevo de la calle para darnos una buena caminata a ras de suelo hacia Lumpini Park.
Nos costó pero llegamos, y ese ambiente de los pulmones verdes de las grandes ciudades que tanto nos apasiona nos recibió con mogollóm de gente haciendo footing (si, soy un clasicón) y Luk me sorprendió de repente uniéndose al ambiente y haciendo una carrerita... el tiempo de darme cuenta que lo que hacía era huir, ella con más mieo que 15 viejas, que dicen en mi tierra, de un varano que es como una lagartija, pero del tamaño de un cocodrilo. Y, por lo que veo, archienemigo de mi heroína.


Ayer me dijo, "yo el momento más tenso de este viaje ha sido cuando me acerqué a tí a decirte nosequé y veo que hay un varano mirandome fijamente, y no sabía qué estaría pensando".... sin palabras, hay cosas que no tienen calificativo.
Disfrutamos del parque




y calculando la hora del transporte fluvial que nos acogía en la jornada, salimos a Silom, parada cercana tanto de Metro como de Skytrain para tomar este último hacia Sathorn de nuevo y, ya de noche, navegar río arriba hasta Pra Arthit,


para terminar paseando de nuevo por la hermosa Rambutri village y cenar en un coqueto lugar casi enfrente de nuestro hotel que ya habíamos catado el día anterior en el almuerzo. Ahí empezó mi escalada hacia el paraíso del Smoothie, como diría aquel, aquí en Thailandia es que no tomo otra cosa oiga!.
Y bien, con eso acabó la jornada así que a dormir que el día siguiente va a ser, y fue, una bendita locura.
Hasta entonces!