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Desde Lima partimos bien temprano en un bus de línea a Paracas, el autobús aun siendo de línea y siendo muy económico, tenia un nivel muy alto, estilo Alsa Supra, donde los asientos eran muy reclinable y acolchados, con servicio de desayuno y bebidas. Fallaba el wifi eso sí, pero bueno.
Es un viaje largo y pesado que dura alrededor de 4 horas, donde vas todo el rato por la costa, viendo a un lado desierto y por otro el basto océano Pacifico, y de vez en cuando alguna urbanización.
Cuando llegas a Paracas, que es un pueblito con una estación básica de autobús, nos recogieron y nos llevaron al aeropuerto que tienen allí en la ciudad. Unas instalaciones supermodernas y vacías, en las que los vuelos mas habituales son los que salen y sobrevuelan las Líneas de Nazca.
Nosotros nos decantamos por Paracas porque si te hospedas en Nazca es mas trayecto de autobús y el hotel aquí era más barato.
Aquí voy a deciros lo que poca gente cuenta del vuelo de las Líneas de Nazca, tomaros antes pastillas contra el mareo, lo agradeceréis.
En nuestro vuelo de 12 personas que íbamos, 10 acabamos vomitando y los 2 que no lo hicieron fueros los pilotos, que desde aquí les mando un abrazo, porque como pilotos son buenísimos, pero claro, para poder ver bien las líneas desde ambos lados del avión tienen que estar en constante movimiento. Y aunque tengas una voluntad de hierro…acabaras mareado. Pero tranquilos te facilitan bolsitas
Os dejo un vídeo y fotos
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El vuelo en avioneta desde Paracas hasta las Líneas de Nazca fue unos 45 minutos de agradable vuelo.
Sobrevolar las Líneas de Nazca fue asombroso, como aquella gente pudo crear algo así.
La tarde, que apenas comimos, nos la pasamos dando una vuelta por el pueblo y tomando el aire para despejar la cabeza.
Una señora que venia con nosotros en la avioneta acabo bastante fastidiada, y aquí saqué a relucir mi superbotiquin y le di dos sobres de suero que la mujer no sabía como agradecerme.
Al día siguiente ya recuperados, nos tocaba un safari náutico en Islas Ballestas, para ver la fauna que allí habita.
Un paseo en barca, (donde deberéis de ir bien abrigados, nosotros fuimos en septiembre ya que aire llega a ser bastante gélido) para acercarnos a ver una de las figuras más icónicas de las Líneas de Nazca, El Candelabro.
Después de las explicaciones y fotos de rigor, nos trasladan en la barca hasta las islas, donde podemos ver unos pocos pingüinos de Humboldt, miles de aves como cormoranes y gaviotas, cangrejos y unas cuantas familias de leones marinos con crías.
Somos de la gente que prefiere pagar un poco más y poder disfrutar de los animales en su ambiente salvaje, que metidos en un zoológico o una pecera.
La visita se nos hace corta, pero merece la pena.
Volvemos a Paracas para pasar el día por el pueblo, donde vemos a escasos metros a varios pelicanos, para última hora del día coger un autobús de vuelta a Lima.
Aquí tenéis la oportunidad de hacer un recorrido con boggies por el desierto, o visitar un oasis, nosotros lo descartamos.
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