Nos levantamos temprano y salimos hacia Santiago, hicimos los primeros km bordeando la carreta hasta llegar a una pequeña población donde el camino se introducía en un pequeño bosque muy bonito.
Justo antes de este camino había una cafetería donde tomamos algo. Luego hay que subir algunas cuestas y empieza una suave bajada hasta el aeropuerto de Lavacolla que bordeas por la valla exterior.
Luego sigues un camino asfaltado pasando por la televisión de Galicia y la televisión española, un camping y al poco llegas al monte de Gozo, donde ya se ven las torres de la catedral.
Aquí descansamos un rato y coincidimos con casi todos los amigos hechos durante el camino. Tras la parada, encaminamos los últimos 5 km. la mayoría son por la ciudad de Santiago. Ya cuando llegas a Rua de San Pedro y empiezas a ver el casco antiguo de la ciudad te das cuenta que queda poco, muy poco. La entrada a la plaza es espectacular, con un gaitero tocando música gallega y ves a todos los peregrinos felices, ya no duele nada. Te queda un sentimiento de por fin se ha conseguido, que no se olvida nunca. La sensación fue estupenda, además la compartimos con nuestros compañeros de fatigas que estaban por allí: los madrileños, los de Tarragona, la francesa, los escandinavos, y el resto de personas que llenaban la plaza. Nos hicimos unas cuantas fotos a los pies de la catedral y nos tumbamos en el suelo para contemplarla un buen rato.
Lo mejor sin duda fue compartir con mi novia este momento y la satisfacción enorme de haberlo conseguido junto. Después de un buen rato nos fuimos al hotel que teníamos reservado cerca Miradoiro de Belvis. Nos aseamos y fuimos a por la Compostela donde tuvimos que esperar una hora larga de cola, pero mereció la pena recoger el certificado. Tras esto, y presentando la credencial entramos a la catedral sin colas donde pudimos disfrutar de la misa del peregrino y de su famoso Botafumeiro y para verla por dentro, la cual nos gustó mucho.
Más tarde fuimos a la plaza de Quintana e hicimos cola para el abrazo del apostol, pasando por la puerta del perdón. Luego dimos un paseo por el casco antiguo para terminar ya de noche en la plaza del Obradoiro contemplando la catedral con total tranquilidad. El ambiente era genial, con gente tocando y cantado en la plaza, un final maravilloso para el camino. Antes de irnos a dormir al hotel cenamos en un restaurante llamado y localizado el dieciséis en la rua de San Pedro, el sito nos gustó mucho.
Como reflexión final decir que creo que el camino es una experiencia que todo el mundo debería vivir, cada uno con sus posibilidades y a su manera, pero es algo especial y más en mi caso por poder hacerlo con mi pareja. Como consejo diría que hay que llevar una mochila no muy pesada, con lo básico en ropa, higiene y utensilios para el camino, buen y cómodo calzado y un pequeño botiquín (kit de ampollas, pastillas, etc). Y a partir de Sarria reponer el agua porque hay pocas fuentes. Es duro, pero se disfruta mucho, los paisajes, las vivencias, los albergues, los compañeros que conoces y tus propias vivencias. Sin duda nosotros repetiremos en cuanto podamos. Animo y buen camino a todos los peregrinos.
Justo antes de este camino había una cafetería donde tomamos algo. Luego hay que subir algunas cuestas y empieza una suave bajada hasta el aeropuerto de Lavacolla que bordeas por la valla exterior.
Luego sigues un camino asfaltado pasando por la televisión de Galicia y la televisión española, un camping y al poco llegas al monte de Gozo, donde ya se ven las torres de la catedral.
Aquí descansamos un rato y coincidimos con casi todos los amigos hechos durante el camino. Tras la parada, encaminamos los últimos 5 km. la mayoría son por la ciudad de Santiago. Ya cuando llegas a Rua de San Pedro y empiezas a ver el casco antiguo de la ciudad te das cuenta que queda poco, muy poco. La entrada a la plaza es espectacular, con un gaitero tocando música gallega y ves a todos los peregrinos felices, ya no duele nada. Te queda un sentimiento de por fin se ha conseguido, que no se olvida nunca. La sensación fue estupenda, además la compartimos con nuestros compañeros de fatigas que estaban por allí: los madrileños, los de Tarragona, la francesa, los escandinavos, y el resto de personas que llenaban la plaza. Nos hicimos unas cuantas fotos a los pies de la catedral y nos tumbamos en el suelo para contemplarla un buen rato.
Lo mejor sin duda fue compartir con mi novia este momento y la satisfacción enorme de haberlo conseguido junto. Después de un buen rato nos fuimos al hotel que teníamos reservado cerca Miradoiro de Belvis. Nos aseamos y fuimos a por la Compostela donde tuvimos que esperar una hora larga de cola, pero mereció la pena recoger el certificado. Tras esto, y presentando la credencial entramos a la catedral sin colas donde pudimos disfrutar de la misa del peregrino y de su famoso Botafumeiro y para verla por dentro, la cual nos gustó mucho.
Más tarde fuimos a la plaza de Quintana e hicimos cola para el abrazo del apostol, pasando por la puerta del perdón. Luego dimos un paseo por el casco antiguo para terminar ya de noche en la plaza del Obradoiro contemplando la catedral con total tranquilidad. El ambiente era genial, con gente tocando y cantado en la plaza, un final maravilloso para el camino. Antes de irnos a dormir al hotel cenamos en un restaurante llamado y localizado el dieciséis en la rua de San Pedro, el sito nos gustó mucho.
Como reflexión final decir que creo que el camino es una experiencia que todo el mundo debería vivir, cada uno con sus posibilidades y a su manera, pero es algo especial y más en mi caso por poder hacerlo con mi pareja. Como consejo diría que hay que llevar una mochila no muy pesada, con lo básico en ropa, higiene y utensilios para el camino, buen y cómodo calzado y un pequeño botiquín (kit de ampollas, pastillas, etc). Y a partir de Sarria reponer el agua porque hay pocas fuentes. Es duro, pero se disfruta mucho, los paisajes, las vivencias, los albergues, los compañeros que conoces y tus propias vivencias. Sin duda nosotros repetiremos en cuanto podamos. Animo y buen camino a todos los peregrinos.