Los manteles
La Ciudad de México fue construida sobre el espacio que ocupaba un gran lago hace casi 700 años.
Los pueblos prehispánicos realizaron las primeras construcciones y sobre ellas se edificaron inmuebles durante el periodo de la colonia española y después en el México independiente.
Es por eso que sismos como el del 19 de septiembre, de este año y de 1985, mostraron las vulnerabilidades que tienen los tres tipos de terreno que hay.
• La zona de loma: una región firme, con suelo rocoso donde los sismos usualmente no causan daños.
• La zona de transición: con capas de limo, arcillas y arenas, las cuales son las más riesgosas para las construcciones.
• Las zonas de lago: también con varias capas de arcillas y arena, pero en las que la presencia de mantos acuíferos remece el terreno sin generar efectos severos como en las de transición.
Cuando ocurre un sismo, sucede algo similar al experimento de quitar un mantel sin que se caigan las cosas sobre la mesa, explica Zárate.
"En las zonas de loma es como si sacaras el mantel rápido, no pasa nada. Pero en las zonas de transición es como si movieras lentamente el mantel de un lado a otro", dice.
En las zonas del lago ocurre algo similar a poner un bloque de Lego en una cama de agua, "le puedes pegar a la cama de agua y se mueve muy feo, pero todo el bloque se va moviendo", indica.
Es por ello que en los terremotos de 1985 y 2017 las mismas zonas de la capital fueron las más afectadas.
"Se está viendo que la zona de transición es más peligrosa que la zona del lago. Esto va a servir para actualizar los reglamentos de construcción", explica Zárate.
Sobre todo, esto debe servir para que no haya construcciones débiles en zonas de riesgo y, principalmente, que haya verificaciones más estrictas.
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