En Benicarló nos alojamos en un pequeño hotel muy cerca del Paseo Marítimo, el Pinche de Oro. Sencillo, pero muy bien. Las cenas son en un restaurante de la misma familia en el Paseo, pero son cinco minutos caminando, por lo que no hay problema. El desayuno es en el mismo hotel y fue mucho mejor y más variado que en hoteles de muchas más estrellas en los que hemos estado alojados. La atención por parte del personal fue muy buena.
El Domingo nos fuimos a Morella. La carretera nacional 232 (que llega hasta Zaragoza, Tudela, Logroño y Haro) está muy bien, y se llega muy rápido. El único inconveniente es el Puerto de Querol, todavía sin adaptar al siglo XXI, pero están haciendo obras e imagino que unos años las curvas de 180 grados serán un recuerdo.
Pese a llegar pronto, ya había autobuses dejando a grandes grupos de visitantes. Ningún problema para aparcar junto a la Puerta de San Miguel, que es la más cercana a la Oficina de Turismo. Recogimos información y compramos los bono-ticket para visitar el Museo de los Dinosaurios, la Torre de San Miguel, la Basílica Arciprestal y el Castillo. Recomendable porque ahorras dinero y tiempo.
El pueblo es muy bonito. Amurallado, con calles estrechas en las que los aleros casi se tocan, con unas casas superpuestas sobre las de la calle inferior (como en Culla o Ares) y con el remate del Castillo, que desde su construcción por los musulmanes hasta todavía bien entrado el siglo XIX, por las guerras Carlistas, fue un recinto defensivo.
Había mucha gente (era Domingo, con un día magnífico propio de Abril y no de Febrero), hay muchas tiendas en las que comprar textil, quesos, cecina, miel, “flaons” (dulce típico de Morella) y contrasta con los pocos turistas que nos encontramos en Culla, Ares, Cantavieja, Mirambel. Y es una pena porque son pueblos tan o más bonitos que Morella, en los que se ha hecho un gran esfuerzo de restauración pero, por lo que vimos, son muy desconocidos para el público.
Por cierto, en Morella comimos muy bien en el Restaurante Marqués de Cruilles. Habíamos leído un comentario de carobe y decidimos probar. No podemos sino confirmar su comentario. Las croquetas morellanas, los dos tipos que probamos, magníficas. Y el resto de la comida también. Además, Pere Adell, el propietario, es un buen anfitrión y la comida fue un rato muy agradable.
El Sábado comimos en Cantavieja, en La Posada. Comida casera, de cuchara, muy buena y a buen precio.
Y eso es todo. Esperamos que pueda ayudar a algún viajer@ del Foro. Saludos