La Canal de Navarrés.
En la etapa anterior, hice el relato de nuestra visita a Anna, donde vimos su Palacio, recorrimos sus fuentes y sus cascadas y estuvimos alojados una noche. Como ya comenté, esta localidad forma parte de la Comarca de La Canal de Navarrés, que comprende una serie de pueblos muy interesantes desde el punto de vista turístico, sobre todo por sus restos arqueológicos y la belleza de sus paisajes, donde abunda la vegetación y el agua, incluyendo estupendas piscinas naturales. Al ser los días tan cortos en la segunda quincena de diciembre, no pudimos ver todo lo que hubiésemos querido –algunos sitios como las cuevas con pinturas rupestres requieren reserva anticipada-, así que nos conformamos con, de vuelta a casa, hacer un itinerario lineal pasando por sus principales localidades, pero visitándolas solo de pasada, pues queremos regresar en la próxima primavera, dedicándole un par de días más para hacer las rutas de senderismo y el resto de lugares que nos han quedado pendientes. No obstante, lo que vimos me parece lo bastante interesante para dedicarle esta etapa de "aperitivo".
Situación de la comarca en el mapa peninsular según Google Maps.
Como conjunto turístico, la Canal de Navarrés comprende las poblaciones de Estubeny, Anna, Chella, Bolbaite, Navarrés, Quesa, Bicorp y Millares, que están comunicadas entre sí por un recorrido lineal de 57 kilómetros –sin contar los desvíos para ver los diferentes sitios, claro está- lo que supone una hora y media en coche, que en su casi totalidad se realizan por la carretera CV-580, excepto el acceso a Estuveny, que es por la CV-590. En nuestro caso, hicimos el recorrido de sur a norte, llegando desde Valencia por la A-7 hasta la salida 390, tal como indica la siguiente captura de Google Maps.
Por falta de tiempo, no paramos en Estubeny, donde hubiésemos podido ver entre otras cosas un Mirador sobre el río Sellent, y nos dirigimos directamente a Anna, pues teníamos reservada la vista a su Palacio a las doce de la mañana. Pero eso ya lo he contado en la etapa anterior, así que recupero el relato al día siguiente después de desayunar, cuando salimos de Anna rumbo al norte, en dirección a Millares. La primera parte del recorrido, hasta Bicorp, apenas supone 30 kilómetros, los pueblos están muy cerca entre sí y se tarda poco en ir de uno a otro; llegar a Millares ya es otra cuestión.
Chella.
Desde Anna a Chella hay poco más de tres kilómetros, así que en unos cinco minutos estábamos en su centro urbano, buscando lo que nos interesaba: el mirador sobre el Salto de Chella, una bonita cascada de 25 metros de altura, la más alta de toda la comarca, que proporciona el río Sallent. Vimos que hay una ruta de senderismo para acercarse hasta su base, pero no es rápida ni sencilla, así que como disponíamos de poco tiempo, decidimos contentarnos viendo la caída de agua desde el Mirador del Salto, al que se puede llegar en coche y cuyo acceso está bien indicado. Aunque el aparcamiento es pequeño, no tuvimos problemas al ser un día laborable sin apenas afluencia de turistas. Pese al inconveniente de los reflejos por el sol y sombra, la cascada se apreciaba perfectamente.
Avanzando unos metros, llegamos a un segundo mirador, más improvisado, desde el que contemplamos otras vistas panorámicas del pueblo, con la torre de la Iglesia de la Virgen de Gracia, y de todo su entorno natural, un humedal con microclima propio.
Bolbaite.
A continuación, apenas tuvimos que recorrer cuatro kilómetros hasta nuestra siguiente parada, el Lago del Río de Bolbaite, donde hay unas preciosas piscinas naturales que aparecen en casi todos los folletos turísticos de la zona. Junto al arcén de la carretera CV-580 hay un pequeño aparcamiento, vacío en aquel momento, desde el que pudimos contemplar unas buenas vistas del caserío de Bolbaite, con la Iglesia de San Francisco de Paula y el Castillo-Palacio de los Cabanyelles, del siglo XIII. También se divisaba el río y un molino. Al lado del aparcamiento, en su parte izquierda, están unos edificios abandonados que, según vimos en el plano turístico que nos dieron en Anna, eran unos antiguos secaderos de tabaco.
Junto a unas escaleras que descienden hasta el cauce, una caseta de madera cerrada nos llevó a suponer que era un punto informativo o, quizás, el control para acceder a las piscinas naturales en verano, ya que creemos que son de pago, aunque no lo sabemos con certeza. En aquel momento, allí no había ni un alma. La mañana estaba despejada y lucía un sol espléndido, lo que, una vez que descendimos los escalones hasta al curso del río, nos hizo disfrutar de una visión fantástica del color del agua, entre azul y turquesa.
Contemplando las truchas y otros peces, que nadaban a sus anchas en aquellas aguas cristalinas, dimos un paseo hasta donde pudimos llegar sin mojarnos los pies, si bien alcanzamos y sobrepasamos el famoso puente metálico que sale en todas las fotos. Qué sitio tan bonito. Merece la pena volver, aunque no sé cómo estará de gente en verano. Desde luego, era un placer recorrerlo así, en solitario.
En un cartel informativo, vimos que existen varios senderos por la zona, entre otros el que lleva hasta el Gorgo de la Cadena, pero como no lo teníamos muy claro, preferimos dedicar el poco tiempo de que disponíamos a otra pequeña ruta que nos habían recomendado en la Oficina de Turismo de Anna.
Los Chorradores de Navarrés.
En esta ocasión, pasamos de largo el pueblo y nos dirigimos directamente al aparcamiento del Sendero de los Chorradores, bastante grande y de pago (3 euros por coche, según pudimos leer en el cartel de una caseta de información cerrada), aunque esa mañana solo había otro coche más y el parking era, lógicamente, gratuito. Sin embargo, simplemente viendo las grandes dimensiones del aparcamiento nos hizo imaginar cómo debe ponerse este sitio de gente en verano, puentes o festivos.
Hay varios caminos para llegar hasta los Chorradores, desde el pueblo, desde el castillo, desde el Embalse de Escalona… Nosotros optamos por hacer la ruta más corta, que recorre la parte más bonita, en paralelo a la orilla del río, desde el nacimiento hasta la Fuente de la Higuera, en total unos 1,40 kilómetros de sendero lineal, con lo cual en total hicimos 2,75 kilómetros según mi copia de wikiloc, aproximadamente una hora y cuarto de paseo, contando paradas para fotos.
El recorrido no tiene mucha dificultad, si bien, al principio, hay una bajada un tanto abrupta, que se puede poner resbaladiza si el terreno está mojado o con barro, lo cual no era el caso. Tras este corto tramo, de unos doscientos metros, el recorrido se vuelve casi llano y, en general, va por una pista de tierra, señalizada con barandillas de madera en los tramos más complicados, provista de pasarelas sobre el agua y bastante cómoda.
Aunque cortita, la ruta resulta muy agradecida, pues se pasa por varios puntos bastante bonitos: el Nacimiento de los Chorradores, la Fuente Clara (el agua gotea por una cueva) y, sobre todo, el primer Chorrador, una caída de agua preciosa, a cuya base se puede acceder cruzando un puente y del que se tiene otra perspectiva saltando sobre unas piedras colocadas en el río.
Salvo que estén desbordadas, con la debida precaución, no suponen ningún peligro. Un paraje realmente encantador, bastante más atractivo de lo que reflejan las fotos -el sol daba de frente- y eso que hacía varios días que no llovía por la zona. Estuvimos un buen rato, allí, viendo precipitarse el agua y escuchando su mágico sonido. No había nadie más.
Continuamos después junto al curso del río, viendo algunas cascaditas y cruzando un par de puentes. Pasamos el Azud de la Badina Migas y otro chorrador, bastante más complicado de fotografiar que de contemplar en directo, pues estaba medio oculto entre los árboles y la maleza.
Al final, llegamos hasta el último Chorrador, que se ve desde la parte superior en un mirador, si bien se puede acceder a la parte baja por un sendero lateral. Hubiésemos podido llegar a la misma base, pero no había pasarela para cruzar el riachuelo, las piedras estaban muy resbaladizas y no teníamos ganas de descalzarnos. Así que nos pareció suficiente con hacerle una fotito a unos metros. Otro sitio muy bonito, con mesas para picnic.
Nos quedamos con ganas de seguir hasta el Embarcadero del Embalse de Escalona, pero no queríamos entretenernos demasiado porque queríamos que nos diese tiempo a subir al Castillo de Chirel antes de que se hiciese de noche y nos quedaba mucho trecho por recorrer hasta allí. Así que regresamos al aparcamiento por el mismo camino que habíamos traído.
El siguiente pueblo del itinerario es Quesa, que también cuenta con una ruta muy chula con piscinas y cascadas, que se llama “Los Charcos de Quesa”. No nos detuvimos, así que queda para otra ocasión. Y también las rutas por el río Fraile, las del Barranco Moreno y el Arte Rupestre de la Cueva de la Araña (hay que reservar previamente) cerca de la localidad de Bicorp, que pudimos contemplar desde un mirador, si bien antes de llegar atravesamos unos paisajes con colinas de unos colores rojizos de lo más llamativos. En realidad, todo el entorno donde se asienta el pueblo es bastante peculiar.
]
Teníamos la intención de comer en Bicorp, pero era la una y mi marido dijo que le parecía pronto y que podíamos avanzar hasta el siguiente pueblo. Así lo hicimos, aunque no fue una decisión acertada. Llegar desde Anna hasta Bicorp es una cosa; seguir desde Bicorp hasta Millares es otra diferente por mucho que sean localidades de la misma comarca. No es que se trate de una carretera horrible, pero el recorrido de 26 kilómetros que separa ambos pueblos se hace muy largo y pesado por las continuas curvas, subidas y bajadas.
Millares.
Al fin, divisamos Millares en la distancia. Para visitar dispone de dos castillos, una Iglesia, una Ermita, un lavadero, varias fuentes y un par de chorradores. Pero entonces, para nosotros, lo más importante era que Google Maps nos anunciaba dos o tres restaurantes.
Paramos y recorrimos un poco el pueblo sin encontrar ninguno abierto, ni siquiera un bar para tomar un bocata. Supongo que será distinto en fin de semana, pero en aquel momento no nos sonrió suerte allí. Después de hacer unas fotos, seguimos camino hacia el norte, ya saliendo de la comarca de La Canal de Navarrés.
Seguimos por la carretera CV-390, pasando por el Cañón del Júcar, hasta llegar al Puente de Dos Aguas, junto al cual hay un mirador, donde paramos para hacer una foto, aunque la posición del sol no ayudaba demasiado. Seguimos hasta el pueblo de Dos Aguas, donde tampoco encontramos ningún sitio abierto para almorzar, así que, un tanto aburridos, decidimos seguir ya directos hasta el Acceso al Castillo de Chirel, de cuyo relato pongo el enlace al final.
En definitiva, una comarca muy interesante en el interior de la provincia de Valencia, sobre todo en lo referente a la naturaleza, los restos prehistóricos, los saltos de agua y las piscinas naturales. Tenemos previsto volver la próxima primavera y así visitar los pueblos y sus lugares naturales con más tiempo. Cuando lo hagamos, procuraré contarlo para complementar esta etapa.
Etapas relacionadas:
-Anna (Valencia): el pueblo de las fuentes en la Canal de Navarrés.
-Subida al Castillo de Chirel, Cortes de Pallás (Valencia).