Cofrentes es uno de esos lugares que nos sorprendió muy gratamente a principios de 2020, cuando lo visitamos durante un viaje por las provincias de Alicante y Valencia en enero, al final de unas cortas vacaciones de año nuevo. Nunca nos había llamado especialmente la atención una población que solo nos sonaba por estar situada allí una Central Nuclear. Nada más injusto, como pudimos comprobar después. Y mi cambio de opinión se produjo al ver en una revista una foto que me impactó sin remedio. Era muy parecida a ésta que tomé yo una vez allí.
Naturalmente, enseguida suscitó mi interés e incluí la visita en el viajecito que teníamos programado para el final de las Navidades y que, por la zona, nos llevó también a:
- REQUENA REQUENA Y SU MEDIEVAL BARRIO DE LA VILLA. LA VALENCIA INTERIOR.,
- CHULILLA CHULILLA (VALENCIA). RUTAS DE LOS PANTANEROS (PUENTES COLGANTES) Y CHARCO AZUL.
- BIAR Y VILLENA.
- REQUENA REQUENA Y SU MEDIEVAL BARRIO DE LA VILLA. LA VALENCIA INTERIOR.,
- CHULILLA CHULILLA (VALENCIA). RUTAS DE LOS PANTANEROS (PUENTES COLGANTES) Y CHARCO AZUL.
- BIAR Y VILLENA.
En Cofrentes nos alojamos una noche, en el Hotel Rural Torralba, un edificio nuevo, un tanto llamativo por su color verde, que se encuentra muy cerca de la carretera, fuera del pueblo, pero a pocos minutos caminando. Nos costó 60 euros con desayuno incluido. No me voy a extender respecto a esta cuestión ni en lo concerniente a la bonita localidad de Cofrentes, que cuenta con una ubicación espléndida en la confluencia de los ríos Júcar y Cabriel, ya que tengo pensado dedicarle una etapa en mi Diario de Viaje por España. Y si no lo he hecho ya es porque nos faltaron varias cosas que ver y hacer, en especial visitar el castillo, montar en piragua, el crucero fluvial y otro par de rutas de senderismo en los alrededores de la población. Nos quedamos con muchas ganas de volver, tanto a Cofrentes como a otros puntos de los alrededores, y de hecho teníamos previsto ir el verano pasado, pero la pandemia nos estropeó los planes como a casi todo el mundo. Así que en esta etapa voy a contar la senda que recorrimos por las orillas del río Cabriel, una sencilla excursión a pie que nos deparó unas vistas espléndidas.
SITUACIÓN EN EL MAPA PENINSULAR SEGÚN GOOGLE MAPS.
Cofrentes se encuentra en el interior de la provincia de Valencia, de cuya capital dista 104 kilómetros, una hora y media de viaje en coche, aproximadamente. Desde Madrid hay que recorrer 323 kilómetros, lo que requiere unas tres horas y cuarto más o menos. Un punto de referencia que puede tomarse para toda la zona es Requena, que está solamente a 36 kilómetros.
Itinerarios sugeridos por Google Maps hasta Cofrentes desde Madrid, Valencia y Requena.
La excepcional situación de Cofrentes, en el meandro de la confluencia del Cabriel y el Júcar, vista en relieve por Google Maps.
El castillo.
El Júcar.
El Cabriel.
El Júcar.
El Cabriel.
En la Oficina de Turismo, situada junto al castillo y el ayuntamiento, nos dieron todo tipo de información, folletos y planos, uno de ellos de rutas senderistas por la zona, del que adjunto una foto. Se les había agotado en castellano, pero la versión en inglés nos resultó igualmente útil. No fue posible visitar el interior del castillo (está en ruinas, pero las vistas que proporciona deben ser imponentes) porque estaba cerrado tanto ese día como el siguiente. Y en cuanto a los senderos, como anochecía muy temprano, esa tarde solamente nos dio tiempo de hacer una, de modo que escogimos la que recorre el río Cabriel, que es a la que me referiré a continuación. Para comer, fuimos al Centro de la Tercera Edad, que también es restaurante y atienden al público en general. Comimos bien, con buen servicio y barato.
Plano de rutas que nos dieron en la Oficina de Turismo.
Panel de información turística.
Panel de información turística.
Antes de empezar a caminar, pudimos ver a vista de pájaro, desde el cerro en el que se ubica el pueblo y su castillo, el recorrido que íbamos a hacer a orillas del río Cabriel y hasta su unión con el Júcar, del que es su principal afluente, tras recorrer 220 kilómetros desde su nacimiento en los Montes Universales, Comarca de Albarracin, en la provincia de Teruel. Las panorámicas tanto del Cabriel como del Júcar eran fantásticas y por sí solas ya hubieran merecido acercarse a Cofrentes.
Bajo el puente de la izquierda las aguas del Cabriel se vierten en el Júcar.
Estábamos en pleno invierno, pero el color de las aguas y los colores de las rocas y las piedras, muchas de carácter volcánico, que se encuentran en los alrededores le daban un aspecto imponente y a la vez encantador al paisaje. Además, aunque hacía frío, el día era estupendo, pese a que había amanecido con una espesa niebla en Requena, donde nos habíamos alojado la noche anterior, en que estuvimos a bajo cero. Y con niebla nos recibió también Cofrentes cuando llegamos por la mañana. Desde un mirador de la carretera pudimos contemplar una llamativa estampa, con las dos columnas paralelas de vapor de agua ascendiendo hacia el cielo, marcando la posición de la Central Nuclear a bastantes kilómetros de Cofrentes.
Afortunadamente, a medio día se despejó el cielo y subió la temperatura hasta unos muy agradables quince grados.
RUTA DEL RÍO CABRIEL Y BALNEARIO DE HERVIDEROS. PR-CV380.
Datos de la ruta, con salida y llegada a la Oficina de Turismo de Cofrentes.
Longitud; 10,4 kilómetros
Duración: 2 horas 45 minutos
Sentido: circular (se va por una orilla del río y se vuelve por la otra)
Grado de dificultad: bajo
Desnivel: 215 metros.
Existe una variante hasta el Balneario de Hervideros, que supone 5,8 kilómetros suplementarios.
NUESTRA RUTA.
A las seis se hacía de noche y, además, nos dijeron que el balneario estaba cerrado y el edificio modernista apenas se podía ver, decidimos prescindir de ese añadido, aunque sí que seguimos el sendero que se adentra en el Macizo de la Muela. Como he mencionado anteriormente, ya a la salida de la ruta, junto al castillo, tuvimos las primeras vistas de lo que nos aguardaba después.
También pudimos divisar la Central Nuclear, que entró en funcionamiento en 1984. Lo cierto es que llama la atención lo próxima que está al núcleo urbano, pues se encuentra apenas a un par de kilómetros de la población y la huella que dejan las enormes estelas de vapor de agua se distinguen casi desde todas partes, marcando su situación.
En un rápido descenso, llegamos hasta la orilla del río, pasando previamente por el mirador que hay a la entrada del pueblo y que ofrece la preciosa estampa que sale en casi todos los folletos turísticos y que a mí tanto me había gustado.
Descendimos por la parte posterior del castillo, obteniendo nuevas perspectivas y llegamos a la orilla del río, flanqueada por abundante vegetación de ribera, cuya belleza no desmerecía en absoluto pese a la falta de hojas debido al invierno.
El paseo hasta el Área Recreativa del río Cabriel fue una auténtica delicia, por una ruta muy sencilla, apta para todo el mundo. A esa hora de la tarde, el agua se había convertido en un espejo turquesa en el que todo se reflejaba a la perfección componiendo auténticas postales de guía turística: árboles, arbustos, juncos, el castillo, las casas del pueblo… Imprescindible para todo el que visite Cofrentes. Hasta aquí es un sencillo y muy corto paseo. También se puede llegar en coche.
Incluso el altísimo puente de la carretera N-330 se miraba en el río, posando inmóvil para la foto. ¡Qué bonito! ¡Y qué colores…! ¿Quién dice que el invierno es una estación fea para los paisajes?
Pasado el puente, comenzó la parte un poquito más complicada de la ruta (nada serio), al tomar el sendero que se adentra en el bosquecillo del Macizo de la Muela. En el camino aún se conservan los aforadores, medidores del caudal del río, hasta llegar al Salto de Cofrentes y la Central Hidroeléctrica, en la pedanía de Basta. En el punto más alto, entre los árboles, pudimos contemplar unas buenas vistas del río, la Central y del paisaje que la circunda.
A lo largo del itinerario me llamaron muchísimo la atención las formaciones geológicas, tanto de carácter volcánico como sedimentario, que ofrecían un sorprendente colorido, hasta el punto de que la tierra se volvió totalmente roja en algunas zonas de predominio volcánico, ofreciendo un bonito contraste con la vegetación.
Poco después de superar la Central Hidroeléctrica, hicimos una especie de cambio de sentido, todo a la derecha, para iniciar el retorno por la otra orilla. Para ello tuvimos que caminar unos metros por una carretera apenas transitada y cruzar el río por un puente. Entonces tuvimos la oportunidad de acercarnos a algunas de las formaciones geológicas más atractivas con que nos íbamos a topar teniendo en cuenta sus colores y formas. Había unas torretas con cables que deslucían un poco la imagen, pero sorteándolas quedaban de lo más aparente. Sería un sitio ideal para poner un mirador muy chulo con algún panel explicativo.
Por una pista, atravesamos una zona abandonada que se llama Casas de Alcance y al cabo de unos minutos volvimos a aparecer muy cerca de la orilla del río, cuyas aguas no llegábamos a divisar en numerosos tramos por la frondosa y enmarañada vegetación que las flanquea. El tiempo había corrido muy rápidamente en el disfrute de la caminata y, en ese margen, el sol casi había desaparecido, por lo que las vistas se apreciaban más oscuras que las de la orilla contraria, aunque no carecían de encanto.
Tras caminar un rato, pasamos de nuevo el gran puente de la carretera y empezamos a atisbar en el cerro el núcleo urbano y la estampa imponente e inconfundible del castillo, entre fantasmagórica y bucólica, dependiendo de si quedaba en sombras o si lo iluminaba el sol.
Las diferentes posiciones que iba adquiriendo el pueblo y su castillo en lo alto, reflejado en las aguas, allí todavía del Cabriel, junto a la vegetación de ramas oscuras sin hojas que, sin embargo, adquirían colores sorprendentes y harían feliz a cualquier aficionado a la fotografía.
Pronto llegamos a la base del volcán Cerro de Agrás (hay una ruta senderista que conquista su cima y que tendré que explorar cuando regrese a la zona), un terreno rasgado con formas tan impactantes como sus colores. Unos carteles avisan de que se debe caminar con precaución por el peligro de desprendimientos. Otro sitio de lo más pintoresco.
Teóricamente, allí se acaba el sendero de esta ruta, pero hay que volver al punto de partida completando la circular, lo que se consigue cruzando el puente de la carretera N-330, sobre el lugar donde el Cabriel alimenta al Júcar, cuyas aguas aparecen remansadas hacia el Embalse de Embarcaderos.
Aunque la tarde estaba languideciendo muy deprisa, el paisaje que habíamos contemplado a pleno sol seguía siendo precioso entre las sombras. Costaba trabajo dejar de contemplarlo. Ya solo nos quedaba alcanzar las inmediaciones del castillo y volver a nuestro hotel.
La mañana siguiente amaneció muy fría y envuelta en niebla. Fuimos hasta el aparcamiento del embarcadero, donde se inicia el crucero fluvial, que, obviamente, no funcionaba entonces. Espero hacerlo este próximo verano, junto con la rutas de senderismo al Volcán del Cerro de Agras y la que va desde el embarcadero hasta el castillo de Chirel.
En resumen, una ruta fácil y bonita, con paisajes realmente bellos. Por mi experiencia, el mejor momento es el atardecer, cuando se obtienen esos colores y los fabulosos reflejos en el agua, tan perfectos que se podría dar la vuelta a las fotos sin que apenas se notase la diferencia, dejando aparte la inversión, claro está. No sé si en verano el entorno estará igual; supongo que no tan tranquilo, pero igualmente creo que merecerá la pena.
La misma foto, con el reflejo arriba y con el reflejo abajo.