El pasado mes de julio contratamos un seguro de viaje con IATI (ARAG Seguros) para estar protegidos durante nuestras vacaciones, decidimos elegir este al ser el más recomendado por las páginas de mochileros. El día 19 de julio, cinco días después de empezar nuestro viaje de tres semanas por Tailandia y el sudeste asiático, dos de nuestras amigas tuvieron un accidente de moto.
Horas después del accidente ese mismo día, una de nuestras amigas falleció en el hospital. La otra quedó hospitalizada pendiente de una operación quirúrgica que precisaba el traslado a otro hospital mejor dotado para dicha intervención. La autorización del traslado al otro hospital por parte del seguro tardó más de 12h, fueron horas de mucha tensión ya que el estado de salud de nuestra amiga estaba en juego.
Durante los siguientes 17 días permaneció hospitalizada, acompañada de 3 de nosotros. El resto del grupo volvió a España junto con los padres y hermana de nuestra amiga fallecida, pagándose sus propios billetes de vuelta, igual que la familia. El seguro no ayudó.
Estando aún en Tailandia, lanzamos una petición pública vía Facebook (
www.facebook.com/ ...6786630224) pidiendo ayuda, porque pese a estar ello cubierto en la póliza (punto 7.6), el seguro se estaba negando a hacerse cargo del regreso anticipado del resto de asegurados aún en Tailandia.
Después de dicha petición pública, IATI (ARAG Seguros) nos dijo en Facebook que “nos iban a hacer el favor” de devolvernos a casa, a la vez que mentía sobre las coberturas de nuestra póliza, a nosotros y en público, respondiendo a la gente que estaba compartiendo nuestra publicación diciendo que dicha cobertura no existía.
Desde IATI (ARAG Seguros) nos pidieron un nuevo mensaje público diciendo que “todo se había solucionado”. Como no les respondimos a tiempo, y en una muestra clara de falta de sensibilidad y saber hacer, IATI (ARAG Seguros) decidió atosigar a la hermana de la fallecida para intentar lavar su imagen pública.
Debido a la incapacidad y los continuos errores por parte del seguro, asumimos muchos de los gastos derivados del accidente. Por ejemplo nos hicimos cargo del alojamiento de los padres y la hermana de nuestra amiga fallecida, porque el seguro fue incapaz de gestionarlo en tiempo y forma. Pese a insistir al seguro sobre ello, tuvimos que dormir en el suelo del hospital durante catorce días (hasta que unos amigos nos facilitaron el alojamiento desde España, viendo que el seguro jamás lo iba a hacer).
Durante los 17 días desde el accidente, y hasta que pudimos regresar a casa pasamos por momentos de mucha tensión y nerviosismo. Aún recordamos aquellos días en los que teníamos que lidiar con el seguro para garantizar nuestro regreso, se convertían en una fuente de frustración, agotamiento y mentiras que no hacían más que machacarnos psicológicamente. La presión y frustración eran tales que teníamos que turnarnos entre nosotros para hablar con el seguro, había momentos en los que estábamos psicológicamente agotados mientras ellos seguían jugando al desgaste.
El seguro, por ejemplo, informó erróneamente a los padres sobre dónde se encontraba el cuerpo de su hija, diciéndoles que había sido traslado a una ciudad distinta a cuatro horas de distancia. Debido a la incompetencia del seguro y su incapacidad tuvimos que bajar a la morgue para identificar el cuerpo de nuestra amiga.
IATI (ARAG Seguros) también fracasó en el primer intento de repatriación. Primero nos enviaron una enfermera desde España, que no había sido informada del estado de nuestra amiga ni de los detalles del accidente, y se vio sobrepasada.
El primer intento de repatriación fracasó por incompetencia del seguro: llegamos al aeropuerto y la aerolínea nos denegó el embarque al no estar previamente avisados del estado de salud de nuestra amiga. El seguro no había avisado de que tenía una pierna inmovilizada, pese a que habíamos insistido decenas de veces para que lo gestionaran con la aerolínea.
La aerolínea se ofreció a reubicarnos en un vuelo al día siguiente, haciendo los preparativos necesarios para el transporte de nuestra amiga. Ante esa posibilidad, el seguro nos negó la autorización de realizar el cambio de fecha, y nos ordenó a los acompañantes que cogieramos ese vuelo y dejáramos atrás a nuestra amiga (quién a consecuencia sufrió un ataque de ansiedad), amenazandonos con no ofrecernos otro vuelo si no aceptábamos sus condiciones (a lo que nosotros nos negamos).
Ante esa situación, el seguro tomó la peor vía posible: devolvió a España a la enfermera que habían mandado (¿qué hubiera pasado si hubiéramos dejado allí a nuestra amiga como pretendía obligarnos el seguro?), y nosotros regresamos a la casilla de salida: autorizados para viajar, desesperados por volver a casa, y abandonados en Tailandia por el seguro.
Después de este descalabre, IATI (ARAG Seguros) externalizo la repatriación a una empresa especializada, a cargo de Ambuiberica quien supo organizar un traslado para los cuatro que aún quedamos en Tailandia, acompañados de una doctora con suficiente preparación, y habiendo avisado a las aerolíneas. Todo son cosas básicas pero que IATI (ARAG Seguros) no supo hacer en su momento. Desde aquí queremos dar las gracias a Ambuiberica.
Hoy, finalizado el calvario en Tailandia, 4 meses después, seguimos teniendo que lidiar con la inacción e incompetencia de IATI a la hora de gestionar los reembolsos de los gastos a los que tuvimos que hacer frente. Y de momento lo único que estamos obteniendo es una serie de emails, en los que cada mensaje nuevo es una contradicción del anterior.
¿Y nosotros cómo estamos? Todos hemos precisado de ayuda psicológica, pues no hemos sabido afrontar una situación así. La gestión de nuestro caso con ellos ha sido agotador, jugando con nuestro dolor y al desgaste hasta las últimas consecuencias, negligente y desgarrador a partes iguales. Lidiar con el seguro para garantizar nuestro regreso se convirtió en una fuente de frustración, agotamiento y mentiras que no han hecho más que machacarnos psicológicamente. Perder a una amiga de esta forma es de lejos lo más duro que nos ha tocado vivir, pero sin duda IATI (ARAG Seguros) ha aumentado y perpetuado nuestro dolor en el tiempo.
El motivo de esta comunicado público no persigue un fin económico, hemos perdido mucho más que eso pero no queremos que a tu amigo, tu pareja o tu familia se encuentre en una situación de indefensión como la que hemos vivido nosotros.
Hoy, a 7 de noviembre, seguimos esperando a que IATI ponga de su parte para zanjar de una vez y definitivamente este accidente, poder pasar página, y tener que dejar de lidiar con un seguro incapaz, insensible, desorientado y desbordado por la gravedad de estos hechos.
Esta es nuestra respuesta pública de la que tanto nos insistió IATI cuando aún estábamos en Tailandia. Compartimos nuestra experiencia para intentar desbloquear nuestra situación de reembolsos, pero sobre todo, para que todos podáis aprender de nuestro calvario y tengáis especial cuidado a la hora de elegir un BUEN seguro de viaje. Si habéis leído hasta aquí, os damos las gracias de parte de los seis, que antes de este viaje eran siete.
Por favor, te pedimos que lo compartas en tus redes. Gracias
Ana Shafika David Fernandez Guillermo Alba Sanchez Sheila García Jorge PM Cristina Cordero Rozas