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NORUEGA : BERGEN Y OSLO

NORUEGA : BERGEN Y OSLO ✏️ Blogs de Noruega Noruega

Una semana de diciembre en Noruega, visitando a fondo Bergen y Oslo y sus respectivos alrededores.
Autor: Jose_Volga  Fecha creación:  Puntos: 5 (1 Votos)
NORUEGA : BERGEN Y OSLO (DICIEMBRE 2008) PARTE 1

NORUEGA : BERGEN Y OSLO (DICIEMBRE 2008) PARTE 1


Localización: Noruega Noruega Fecha creación: 23/08/2009 04:48 Puntos: 0 (0 Votos)
Mi primo Goyo es de Getafe de toda la vida, es una de esas personas que llegado un punto se hizo ciudadano del mundo (de hecho ha salido hasta en "Madrileños por el mundo" xDD) y no paró hasta dar con sus huesos en Bergen, y allí anda currando y viviendo como un auténtico crack. Tras varias veces diciéndome que tenía que ir a visitarle a Bergen, un buen día me levanté y pensé.. ¿por qué no?. Y me lié la manta a la cabeza decidido a hacer el viaje. No tardé demasiado en encontrar el compañero de viaje adecuado, Sergio. Además tenía precisamente días de vacaciones para poder combinarlos con el puente de diciembre y poder venir. Durante casi 3 semanas de noviembre, estuvimos planeando todo : los billetes, el presupuesto, el recorrido, el papeleo, el cambio de moneda... Hasta que por fin llegó el ansiado viernes 5 por la tarde... justo esas horas de la tarde-noche, y entrábamos en la madrugada en la que salía nuestro vuelo. Barajas 5:50 - Amsterdam 8:30, donde haríamos escala para luego coger otro vuelo a Bergen.


Sábado 6 : "Viaje, casa de Grieg, paseo por Bergen, cena noruega..y fiesta!

Poco antes de las 12 de la noche ya del sábado, acabé por fin mi maleta gracias a la inestimable ayuda de mi madre. Fui a comprar una botella de patxaran a una tiendecilla de aquí al lado que cierra a horas un poco after. Acabé de recoger las últimas cosas, y Sergio consiguió que un colega suyo de su barrio nos acercase al aeropuerto. Se lo agradecimos eternamente al chaval. Salimos de aquí sobre las 2:20, y llegamos allí sobre las 2:50. Estuvimos hablando un ratillo en la calle con el amigo de Sergio hasta las 3:30 más o menos, y fuimos hacia la cola para facturar el equipaje, e ir hacia la puerta de embarque. Tras el coñazo de vaciarse los bolsillos enteros en una bandeja y dejarlo junto a colgantes, cinturones, llaves, etc etc.. nos fuimos a la sala de espera y por fin llegó el momento del embarque. Casi 10 años sin montar en avión, ya ni me acordaba de como iba aquello. Por fin embarcamos, la vuelta de rigor por Barajas, el acelerón y estamos volando !!

Muy difícil dormir, y además lo poco que se dormía era a ratos. Nos tomamos el sandwich, la bebida, y la galleta y el té que daban y cuando nos quisimos dar cuenta, estaba empezando a amanecer y sobrevolábamos Amsterdam. Increíbles las vistas desde el avión, que me incitaron a sacar el móvil y grabar un vídeo y una azafata me trincó y me dijo que lo guardase. Llegamos a Amsterdam hacia las 8:30, y esperamos hasta pasadas las 9, que embarcamos en el otro vuelo. Con bastante sueño, por fin entramos, nos tomamos el sandwich de rigor, las bebidas etc.. y conseguí dormir un pequeño rato (algo es algo). Cuando desperté, miro por la ventanilla del avión y allí estábamos... encima de Noruega !! Impresionantes los paisajes, los lagos, las montañas, los árboles, la nieve... Ahí empezó nuestro sueño. Coincidimos con una española en el avión que iba a Bergen a ver a su novio, y con ella estuvimos esperando un rato hasta que salieran nuestras maletas. La maleta de Sergio intacta, la mía... rota, primer problema. Salimos de la sala de espera por el pasillo verde (zona de no declarar), y no nos dijeron nada, así que al menos algo había salido bien.. habíamos colado las 4 botellas de alcohol.

El aeropuerto de Flesland es muy pequeño, y estuvimos esperando en la sala de espera a que llegase mi primo, que no tardó mucho. Nada más verle le comenté el incidente de la maleta, y fuimos a reclamar a un mostrador, donde me hicieron firmar y poner mi DNI en un papel. Luego me dieron otros papeles con mis datos personales, número de vuelo y compañía, y unas direcciones de tiendas donde o bien me repararían mi maleta, o bien me darían otra nueva. Más tarde ya contaré cómo el "tema maleta" dio que hablar hasta el último momento.

Salimos del aeropuerto y tras comprobar el contraste de frío respecto a España, cargamos las maletas en el flamante Skoda Felicia ranchera de Goyo, y nos dirigimos a ver la casa del músico Edvard Grieg. Grieg nació y murió en Bergen, y fue un compositor nacionalista, dejando patente en su obra la huella de su país. Su obra estuvo influida por las canciones y danzas populares, los paisajes, los fiordos, la naturaleza... Grieg nos dejó obras tan importantes que casi todos las hemos escuchado alguna vez, tales como : "Concierto para Piano en La menor", "Suite Holberg", o "En la gruta del rey de la montaña".

Su casa está en Troldhaugen, un lugar idílico junto a un lago al sur de Bergen, podríamos decir que son las afueras, aunque nada que ver con las afueras de Madrid claro.. La casa es una auténtica pasada, junto a un lago precioso que estaba helado completamente, y en un entorno lleno de árboles. Justamente al llegar a Troldhaugen salió un sol espléndido, con lo cual el brillo de la luz en el lago helado, y la tonalidad tan especial, le daban al paisaje un color genuino. Tras unas fotos más que obligadas, volvimos al coche dando un paseo, y vimos la tumba de Grieg, excavada en una roca en la montaña.

Para introducirnos un poquito en el tema, hablaremos sobre nuestro destino. Bergen es la segunda ciudad de Noruega, la puerta de los fiordos y el puerto más importante del litoral noruego. La ciudad se extiende alrededor del golfo de Vågen, donde está la parte más vieja del puerto. Está resguardada de las corrientes de agua marinas por un conjunto de islas e islotes, y hacia el interior está protegida por siete montañas que hacen que su clima sea templado para ser una ciudad de estas latitudes. Bergen fue fundada en 1070 por el rey Olav Kyrre III, y en 1970 celebro su 900 aniversario. Era considerada la capital de Noruega en el siglo XIII, y a finales de este siglo fue una de las más importantes ciudades del norte de Europa. Todo ello fue gracias al comercio del bacalao seco de la costa norte del país. Los mercaderes alemanes y frisios se instalaron en un barrio exclusivo de la ciudad, en el cual hablaban sus lenguas y tenían derechos exclusivos de comercio con los pescadores norteños que cada verano navegaban hacia Bergen.

A mediados del siglo XIV llegó la peste negra a Noruega por la tripulación de un barco inglés infectado que llegó a Bergen. En el siglo XV tuvieron la desgracia de sufrir muchos ataques de piratas, que acabaron con numerosos incendios y destrozos. Ya en el siglo XVI el rey decidió obligar a los mercaderes frisios y alemanes a hacerse ciudadanos noruegos, o en caso contrario volver a sus países. Gracias a esto el carácter propio de la gente de Bergen empezó a imponerse por encima del dominio e influencia germánicos. En 1665, el puerto fue escenario de la sangrienta batalla de Vågen, entre barcos ingleses por un lado contra barcos holandeses y locales por otro. Durante los siglos XV y XVI Bergen fue la mayor ciudad de Noruega hasta 1850, año en que Oslo la superó. En 1916 un terrible incendio destruyó parte de la ciudad, y en 1940 los nazis la ocuparon. Además fue víctima de los bombardeos aliados, lo cual causó muchos desperfectos, de los cuales hoy en día Bergen se ha recuperado perfectamente.

Llegamos y no parábamos de alucinar con las calles, las impresionantes mujeres que se ven por allí, los paisajes.. en fin, todo. Aparcamos el coche al lado de casa de mi primo y dejamos las maletas dentro, cogimos algo de dinero, y nos fuimos a dar una vuelta. Sin darnos cuenta ya eran las 2 y media de la tarde. Impresionante paseo por el Bryggen donde vimos el puerto de Vågen, por el Torget, Torgallmenningen, y por todo el centro de Bergen, donde pudimos ver las calles bastante ambientadas, mucho color navideño, y unas mujeres simplemente ESPECTACULARES.

Casi todos los sitios donde poder tomarnos una cerveza o un café estaban absolutamente hasta arriba de gente, así que decidimos como último recurso entrar al Dicken's, un famoso café de Bergen, donde nos encontramos a una amiga andaluza de Goyo que tiene un novio noruego, y tras comprobar que el Dicken's también estaba petado, decidimos descartar el plan de tomar algo.

Después de allí nos fuimos directos al Rimi 1000, un supermercado del estilo del Mercadona, donde Goyo compró una salsa india, algo de pollo, un yogourth, pan y Coca Cola. Llegamos a su casa y con lo que había comprado, Goyo se marcó un arroz con pollo y salsa oriental que le salió bastante bueno. Mientras comimos estuvimos viendo un documental sobre la famosa ruta del Vakalao valenciana que me llevé, y después nos fuimos a dormir hasta antes de las 7 de la tarde, que había que empezar a ponerse en marcha, pues a las 20:00 habíamos quedado para cenar en casa de Bianca, una amiga de Goyo, y a las 19:30 venía James, un amigo escocés de Goyo a recogernos.

Tras dormir una hora y media escasa, rápidamente nos duchamos, nos vestimos, y al poco tiempo apareció James el escocés, un tío que nos pareció muy majete, y con el que pasamos ratos bastante divertidos. Como en Noruega son frecuentes las fiestas en casa de la gente, también es costumbre llevarle algo al anfitrión, por eso fuimos a una tienda de música donde James y Goyo le compraron un dvd de Mamma Mia, y en un 7 eleven, Sergio y yo le compramos una caja de bombones que tenía una pinta tremenda. Fuimos para la casa, y enseguida conocimos a las amigas de Goyo : Bianca y su madre, Cecilia y Mónica. Al entrar en la casa mientras nos estábamos quitando los zapatos, (puesto que es costumbre antes de entrar a una casa noruega) conocimos al niño mulato de Bianca con el que hubo alguna que otra coña jejeje. La cena estuvo muy bien, comimos Pineskjøtt, un plato navideño típico de Noruega, que son costillas de cordero asadas, acompañadas de patatas cocidas, y una especie de puré de algo parecido a la coliflor, acompañado de chucrut y de diversas salsas. La cena estuvo generosamente regada con diversos vinos, y como postre, pudimos degustar chocolates varios, bombones, el coñac de Goyo, la botella de patxaran que me llevé... etc etc. A consecuencia de ello me solté la melena y pude hacer gala de mi increíble "norwenglish", unido a típicas expresiones españolas. La madre de Bianca se rió bastante (no se si de mí, de mi acento de inglés pepinero...o a saber de qué) y le agradecimos mucho su invitación a la cena, pues nos encantó, igual que todos ellos, bastante agradables todos.

Acabada la cena nos fuimos al Rick's , un local puntero de Bergen, donde un famoso grupo local que versiona clásicos de los 80 vestidos de mujer, actuaban en directo. Gracias a Bianca y Monica, nos ahorramos una notable cola, y entramos por la patilla. Dentro nos pedimos la primera cerveza, la cual era algo menos de una pinta y rondaba los 8 €.. (haceros la idea de a cómo estaba lo demás). Acostumbrado al precio español, el trámite este de pedir la copa y ver cómo se te van las coronas de los bolsillos sin que te des cuenta, no es muy divertido, pero mereció la pena, porque el concierto en cambio sí nos pareció muy muy divertido, y pasamos un rato realmente bueno. La sala tenía otras dos pistas, una con música local, y otra arriba con house comercial. El concierto acabó con clásicos como el Forever Young de los Alphaville, que puso la pista totalmente patas arriba. El Rick's chapó, eran alrededor de las 3, y yo tenía unas ganas de fiesta increíbles, pero al final no cuajó ningún plan, y decidimos irnos dirección casa de Goyo, y tomarnos allí la última. La primera impresión de Noruega fue increíble, tal y como lo esperábamos o mejor incluso, y eso que aún no habíamos visto casi nada.


Domingo 7 : "Los fiordos, la región de Hordaland, y el diluvio universal".

El domingo me levanté con un dolor de cabeza importante, debido a las atrevidas mezclas de la noche anterior, pero desayuné algo de leche y galletas y lo acompañé de un Ibuprofeno noruego con bastante agua, y se me fue quitando a lo largo de las 2 horas siguientes, aunque eso sí..tuve la tripa un pelín fastidiada hasta media mañana. A las 9 nos despertamos y salimos a coger el coche de Goyo para ver los fiordos y conocer un poquito Hordaland, que es la provincia a la que pertenece Bergen y de la que es capital.

Primero paramos para descansar un poco en un restaurante de carretera que a Goyo le molaba bastante, y que dio la casualidad que estaba cerrado, algo que no nos importó demasiado pues mientras Goyo hablaba por teléfono con mi prima Ana, Sergio y yo disfrutábamos como niños pequeños con la nieve y explorando el lugar. Yo incluso llegué a tirarme al suelo para rebozarme en la nieve, porque el cuerpo me lo pedía totalmente.

Continuamos, y la siguiente parada fue Steinsdalsfossen, una cascada impresionante cerca de Nordheimsund. Hicimos fotos desde abajo, desde los lados e incluso subimos por la montaña y echamos una foto desde detrás de la propia cascada. Algo realmente impresionante, en mi vida había hecho algo así, nunca había estado debajo de una cascada, que me salpicase el agua y donde casi la podías tocar.

Eso sí, tuvimos ciertos problemas para llegar hasta allí e incluso algunos más para salir de allí, puesto que el suelo que era de roca, estaba completamente helado, y resbalaba muchísimo. Un paso mal dado o un resbalón podía ser definitivo, o como mal menor costarte un buen golpe. Ese día justamente olvidé ponerme las Salomón que agarran bien, y me llevé las Nike de suela de goma.. o sea que imaginaros la escena con todo el suelo de la cascada helado.. parecía Chiquito de la Calzada (en este caso de la Cascada.. xD), mientras hacía lo posible para no caerme. La barandilla que hay para agarrarse cuando el suelo está helado, estaba también completamente helada, con lo cual solo me podía agarrar a una pequeña alambrada, y gracias a ella y a ir medio arrastrándome por el suelo, pues pude evitar darme un buen costalazo, o con mala suerte caer cascada abajo.

Tras las fotos y soltar un poquito de adrenalina, volvimos al coche de Goyo y nos dirigimos hacia el Sognefjord, el más grande y espectacular de los fiordos noruegos. Paramos en un pueblecito, y compramos unos perritos y unas coca-colas en una gasolinera, y nos fuimos hacia la orilla del fiordo, desde donde también se veía al fondo un glaciar. Es difícil describir con palabras las sensaciones que daba ver aquello.

El Sognefjord es simplemente espectacular, se acaban los adjetivos para describir la belleza de este fenómeno natural que une elementos como la tierra y el agua, y los integra en un paisaje espectacular en todos los sentidos. Bajé hasta la orilla, y toqué el agua, que me impresionó porque estaba realmente helada, más fría que el agua de la nevera. Tras pasar allí un rato importante contemplando aquello, decidimos hacer el recorrido un poco entretenido y alargarlo más de la cuenta, y al final se hizo un poco más largo de lo esperado y el pobre Goyo acabó un poco harto de tanto conducir.

Tras pasar un día increíble en la naturaleza, llegamos a casa hacia las 4 de la tarde y ya era de noche prácticamente, así que un arrocito del día anterior que nos supo a gloria, un poquito de latas que nos llevamos, y a planear el resto de la semana en la sobremesa, donde tras incluso barajar la posibilidad de ir a Suecia, acabamos haciendo lo que en un principio teníamos pensado hacer : ir a Oslo. Después salimos a tomar algo con Goyo a un bar donde había unos tíos tocando algo en noruego y donde no podías subir mucho la voz, pues al pesado del camarero le molestaba. Vino una amiga de Goyo que era bastante simpática y estaba bastante buena, y trabajaba de profesora. Al poco rato se fue, y poco después Goyo también, y Sergio y yo nos quedamos tomando algo más. No habría pasado mucho tiempo, cuando se pusieron al lado nuestro primero dos pibones delante, y luego otras dos detrás, pero el bar era bastante íntimo como para tirar los trastos sin venir a cuento ahí delante, y además las chicas estaban prestando atención al concierto. Casualidades de la vida, que cuando decidimos irnos y casi tenemos los abrigos en la mano, se acaba el puto concierto y una de las tías me pregunta que si la banqueta de atrás mía estaba ocupada. Se la cedo y le digo que no, y me sonríe agradeciéndome el gesto. A buenas horas.. cuando me estoy yendo y sólo tenemos coronas para tomar la última, y es cuando veo un pequeño hueco para entablar lazos de amistad con una vikinga xDD. A día de hoy es cuando me arrepiento de pensar que ya era un poco tarde y se me podía ver el plumero si vuelvo a sentarme, dejar el abrigo, y pedirme otra, pero la verdad que en ese momento, cegado por la euforia de estar rodeado de pibones, y aunque las tías eran unos bombones, yo preferí probar suerte y tomar la última en otro sitio donde el ambiente fuera algo más jolgorioso. Al final resultó que empezó a llover muchísimo al poco de salir del bar, nos dimos unas cuantas vueltas por el centro sin acabar de ver nada claro, y cuando por fin encontré un sitio que merecía la pena, a Sergio no le apetecía entrar y prefería irse a casa a descansar porque al día siguiente nos esperaba ver todo Bergen en un día. Así que al final, mi gozo en un pozo, y nos fuimos para casa en medio de una intensísima lluvia con viento, y para colmo nos perdimos en una bocacalle de la Øvregaten que cogimos mal, nos despistamos tanto que tardamos más de media hora en ubicarnos y nos empapamos enteros (tal y como si nos hubiésemos caído a una piscina). En ese momento era frustrante y desesperante ver cómo por más vueltas que dábamos, no éramos capaces de encontrar la casa de Goyo. Aunque ahora mismo recuerdo los momentos y me parto de risa, porque realmente estábamos dando vueltas a la misma manzana todo el rato sin darnos cuenta, aunque con la lluvia y el viento, era difícil ubicarse la verdad. Nos secamos, comimos unas galletas, y a dormir que mañana el día iba a ser duro.


Lunes 8 : "Bergen en un día"

Goyo se marchó a trabajar sobre las 7:30, y al final le debimos dar pena y no nos quiso despertar tan temprano. Nos levantamos sobre las 9, y tras desayunar y arreglarnos, salimos a las 10. Primero bajamos a Øvregaten y vimos la Maria Kirken que está al lado de casa de mi primo. Aquí aclararé que kirken en noruego significa iglesia, y se pronuncia algo así como "shirken", lo digo porque a partir de ahora saldrá bastante la palabrita.

Es una iglesia del siglo XII de estilo románico-normando, de tres naves y con dos torres muy llamativas y una portada bastante adornada. Durante siglos se usó por los miembros de la liga hanseática, y a partir de mediados del siglo XIX, se empezó a usar la lengua noruega en las eucaristías. Aunque no entramos dentro, al parecer el decorado es estilo barroco del s.XVII. Enfrente de la iglesia, está el museo Bryggen, que se construyó en el lugar que ocupaban unas antiguas casas hanseáticas que fueron destruidas por un incendio en los años 50. Por fuera tiene unas cristaleras grandes y una apariencia excesivamente moderna, hasta tal punto que me pareció que no pegaba ni con cola ese edificio enfrente de la iglesia. Según nos dijo Goyo, el museo no merece mucho la pena, pues sólo tiene algunos restos arqueológicos y detalles sobre la vida hanseática, así que preferimos prescindir de entrar en él y aprovechar el tiempo para ver cosas realmente importantes. Como nos dijo Goyo y pudimos comprobar, en Noruega hay muchísimos museos, pero el concepto que tienen es algo distinto al de aquí. Allí el volumen o la temática de muchos de sus museos, son mucho más pobres que en España, y como hay tantos museos, realmente hay algunos que no merecen mucho la pena de visitar, puesto que aquí en España no pasarían de ser meras exposiciones.

Bajando un poco más, nos encontramos con el Bergenhus Festning. Esta fortaleza fue construida en los siglos XI y XII como defensa del puerto de Vågen, y dentro de sus murallas podemos ver el Håkonshallen, un bonito edificio gótico del siglo XIII, que se usó como sala de fiestas y audiencias en la época del rey Håkonsson (de ahí el nombre).

El otro edificio es la Rosenkrantz Tårn, que debe su nombre a un gobernador que decidió agrandar la torre en el siglo XVI. Sufrió graves daños en 1944 por la explosión de un barco alemán, pero hoy está perfectamente restaurada. Dentro del Bergenhus Festning también encontramos unas ruinas del siglo XIII, y un jardincillo bastante majo.

Después, volvimos hacia atrás para ver el Bryggen, y las famosas casas hanseáticas. El Bryggen es la orilla del puerto de Vågen, y es quizás el lugar más famoso de Bergen, gracias a las casas de madera pintadas de colores, que en su día pertenecieron a los comerciantes del Hansa. Al ser todo el recinto de madera, está totalmente prohibido fumar como es lógico, y de hecho desgraciadamente ya hubo graves pérdidas por incendios hace años. Nos metimos por los estrechos callejones que dan a la parte trasera de las casas, y donde se puede acceder también a una especie de pequeñas plazas interiores. El olor a madera está presente, e incluso el suelo que vamos pisando también es de madera. Todo estaba decorado con motivos navideños, y estar allí tenía una magia especial que internamente te daba muy buen rollo. Subimos también a los balcones de las casas, donde algunas puertas parecen ser privadas, y otras son pequeños negocios, alguna oficina, talleres de artesanía...

Bajando el Bryggen hacia el Torget nos encontramos con el museo Hanseático, aunque no pudimos entrar porque estaba cerrado. El exterior es bastante bonito, y en el interior al parecer hay unas piedras con escrituras rúnicas, y algunos objetos que se hallaron al reconstruir el Bryggen, junto a detalles de la vida de los mercaderes del Hansa del siglo XV al XVIII. Por eso tampoco me pareció que nos perdiésemos mucho por no verlo.

Cruzamos hacia el Fiske Torget, que es el famoso mercado del pescado, donde puedes encontrar pescados frescos de todo tipo, mariscos, y cuyas especialidad estrella es el salmón en muchas variedades. Pasamos a la otra orilla del puerto de Vågen, y seguimos por Strandkaien para ir en dirección al barrio de Nordnes. Este barrio está en la península del mismo nombre, que separa el puerto de Vågen y el Puddefjord, y tiene contrastes entre algunos edificios modernos, y el núcleo antiguo con típicas casas de madera bastante bonitas. En este barrio está el acuario, del que decidimos prescindir, pues la entrada era cara, y para ver peces también los podemos ver en el acuario de Madrid o de Valencia. Nos quedamos eso sí, en el espectacular mirador que hay cerca del acuario, en la misma punta de la península de Nordnes, desde donde hay unas vistas realmente espectaculares del Puddefjord.

Después empezó a llover bastante, y fuimos bajando hasta la Ny-kirke, una iglesia del siglo XVIII que se destruyó en 1944 a causa de una explosión cerca del puerto, y se ha reconstruído perfectamente. De allí fuimos hacia el teatro, que tiene un tranquilo parque enfrente, donde pudimos ver dos estatuas de Ibsen y Bjørnson, quizás los dos escritores noruegos más importantes.

De aquí intentamos buscar la Domkirken (catedral) sin un plano en condiciones, y acabamos en un bonito barrio de casas típicas que nos llevó a la Johannes kirken a través de Gamle Nøstegaten y Sidneskleiven, dos calles bastante pintorescas. Esta iglesia, construído a finales del siglo XIX, es una de las más famosas en noruega dentro del estilo neogótico, con un ladrillo rojizo que al contraste con el tejado verdoso, nos llamó muchísimo la atención. Al principio el no tener mapa, y el llevar una torrija mental considerable, nos hizo confundirla con la catedral. Al habernos perdido ya una vez, y habiendo localizado ya la bajada hacia el centro, aprovechamos para acercarnos a Información y Turismo a por un plano de Bergen más detallado que el que teníamos. Como ya se acercaba la hora de comer, cruzamos al Fiske Torget a por un bocadillo de salmón, y estuvimos hablando un rato con el dependiente, un noruego que hablaba más italiano que español, pero que al fin y al cabo se le entendía.

Gracias al mapa que cogimos, no tardamos mucho en encontrar la Domkirken (catedral), que era bastante más pequeña de lo que nos esperábamos. Es del siglo XII, y empezó siendo una capilla dedicada a San Olav, y luego ya se adaptó como un templo de transición románica a gótica.

Cuando echamos las fotos a la catedral y paseamos por Lille Øvregaten, ya faltaba poco para las 15:00, así que nos quedaba una hora de luz aproximadamente, y empezamos a subir el Fløyfjell (Monte Fløy) lo más rápido que pudimos para disfrutar las vistas y ya de paso ahorrarnos unos eurillos que cuesta subir en el Fløybanen (funicular de Fløy). Después del madrugón y de la paliza a andar por todo Bergen, la subida se hizo durilla en algunos tramos. Hubo curvas que las evitamos atajando entre la ladera, lo cual ayudó a acortar el camino en algunos tramos. Tardamos unos 40 minutos en llegar hasta arriba (con paradas incluídas para echar fotos, y para descansar un poco).

Ya arriba, pudimos disfrutar de unas vistas realmente impresionantes de toda la ciudad, del puerto de Vågen y del Puddefjord. Sólo por estas vistas merece la pena venir a esta ciudad, y merece la pena subir hasta aquí. Nos pusimos a echar fotos y enseguida empezó a oscurecer en cuestión de minutos. Me encantaría poder vivir allí para poder disfrutar de esas vistas con frecuencia. Arriba hay un restaurante grande junto al propio mirador, que supongo que tendrá un precio desorbitado, pero que desde luego tiene las mejores vistas de Bergen. Detrás hay una tienda de recuerdos y regalos, donde vi una camiseta que me gustó tanto que acabé comprándola, y además tenía un precio bastante razonable, más barata incluso de lo que hubiera podido valer en España. Toda esa zona superior está llena de juegos de gymkana para los niños, y decorada con estatuas de seres mitológicos del bosque y del folklore local. Supongo que esto también estará enfocado al público infantil, aunque bueno, nosotros nos metimos en el saco también y estuvimos un rato haciendo el canelo con las estatuas y echándonos fotos. Desde arriba aproveché para llamar a mi casa, y hable con mi hermano y con mi madre mientras empezabamos el descenso. La bajada fue sencillísima, y enseguida llegamos a casa pues estábamos mojados, cansados, y teníamos un hambre salvaje.

Cuando llegamos, me puse algo seco, descansé, bebí agua y me tuve que ir a solucionar el tema de la maleta por Bergen. Sergio se quedó dormido en el sofá y Goyo aún no había venido de currar. Menos mal que me fui sin maleta, porque cuando empecé a buscar la primera dirección de la tienda donde supuestamente me solucionarían el asunto de la maleta rota, llega la primera sorpresa... El número 9 del Bryggen no existe!!...directamente del 7 se pasa al 11 y allí sólo había una tienda de cosas para bebés, y al lado una tienda de regalos y un restaurante. Decido ir hacia la plaza del Torget y pensar mientras me fumo un cigarro a qué otra dirección iré. Empieza a llover mucho, tomo camino de Strømgaten y me pierdo por primera vez, salgo a una zona donde no habia pasado en todo el día.. Vuelvo a encontrar la Kong Oscars Gate, me vuelvo a despistar y otra vez me oriento y ya consigo llegar a Strømgaten. El segundo problema viene cuando veo que aparte que la calle está en obras (una cañería junto a la estación de tren se había roto), el número 8 no aparece por ningún lado y sólo hay un edificio que está lleno de andamios y en obras. El sitio más cercano, es una especie de centro comercial de un tamaño suficiente para desistir en mi búsqueda, pues estaba empapado, cansado, con hambre.. Así que decidí dejar mi búsqueda para otro día. Al volver a casa me perdí de nuevo, esta vez por la Christies Gate, ya que cogí la dirección equivocada porque tenía el mapa al revés (cosas de tener una torrija mental a causa del hambre, frío y sueño).

De camino a casa le llamé a Goyo a su móvil porque vi un sms suyo, y me dijo que ya había vuelto del curro e ibamos a comer (serían las 18:00). Fui a comprar pan y salsa de tomate, y comimos spaghettis que entraron mejor que nunca después del día que nos pegamos. Después de comer, estuvimos desde las 7 de la tarde hasta las 23:00 debatiendo el plan de la semana, viendo los billetes, alojamientos... Descartamos un montón de planes como Estocolmo y Goteborg (demasiadas horas de tren y malas combinaciones aparte de tener que cambiar a coronas suecas..) o Copenhague, Amsterdam, o Frankfurt en vuelos de bajo coste, pero no se dio el caso de que existieran tales vuelos para esos días. Al final decidimos Oslo como pensamos en un principio, y aunque sólo viésemos las dos ciudades más importantes de Noruega y sus alrededores, pero lo que viéramos lo ibamos a ver despacio y bien. Así que pillamos los billetes de tren a Oslo para el día siguiente a las 8:00 de la mañana, y luego reservamos también un Hostal Juvenil (Anker se llamaba), que según Goyo por ese precio estaba genial para dormir, pero con el inconveniente que compartías la habitación con otros dos que no conoces de nada, cosa que no nos hizo ni pizca de gracia pero no quedó otro remedio para no hacer un desembolso exagerado en Oslo. Al final agradecimos la super idea que tuvo el amigo Goyo, pues como ya contaré más adelante, todo salió sobre ruedas, y dormir 2 noches en una de las ciudades más caras del mundo como es Oslo por 50 €, es un verdadero chollo. Despues de dejar todo solucionado, nos hicimos la maleta para salir disparados al día siguiente, me duché y nos fuimos a tomar algo por Bergen, pero Goyo no se vino porque estaba cansado. Encontramos el sitio al que habíamos estado a punto de entrar el día anterior y entramos. La decoración típica de pub británico le daba un aspecto bastante acogedor, tenía ambiente para ser lunes y a la vez se estaba tranquilo, así que decidimos quedarnos. El camarero era majete y nos entendió todo sin problemas, y el precio pues no mucho más caro que la media de la zona, 47 coronas una cerveza (unos 4,5 €). Nos pillamos un sitio majo en la barra y pedimos dos Hansa (la cerveza local más famosa), y al rato se sentaron al lado dos noruegas que no estaban nada mal, sobre todo una morena que se estaba pimplando una pinta de Erdinger espectacular. Pronto se fueron a una mesa porque estaban con más amigos y amigas. Nos dimos cuenta que a nuestra derecha había dos españoles treintañeros con pinta de estar bastante acabados, y que parecían ser de los típicos pijos pintamonas, porque nos escucharon hablar en español antes que nosotros a ellos y no dijeron nada, así que nosotros hicimos lo propio por supuesto. Tras un rato charlando en el bar y pensando cómo organizar el día siguiente en Oslo, pasamos un rato divertido y tras 3 cervezas, nos fuimos para casa que al día siguiente tocaba madrugón y viaje de 6 horas en tren, y al final nos dormirmos a las 2:00.


Martes 9 : "Tren a Oslo, Hostal y paranoias, botellón y partido del Liverpool"

A las 6:45 nos despertamos y rápidamente desayunamos, nos vestimos y fuimos hasta la Stasjonen en el coche de Goyo, donde teníamos que retirar los billetes que sacamos por Internet el día antes. Nos despedimos de él y tras recoger el billete nos fuimos directos al tren, que salió a las 8:00 y con una rigurosa puntualidad. Al rato de salir comenzó a amanecer y pudimos empezar a ver paisajes increíbles de Voss en adelante, los cuales nos encargamos de filmar y fotografiar. Imposible cansarse de ver lagos, montañas nevadas, abetos típicos llenos de nieve, casitas de madera de todos los colores, pueblos increíbles... Este fue uno de los motivos por los que en el tren no dormimos casi nada, y además nos tocó al lado un grupo de parejas de viejetes que no paraban de levantarse, charlar, hacer ganchillo, etc... Paramos en un pueblo hacia mitad del recorrido (creo que era Ål, pero no estoy seguro), y se subió una tía impresionante de unos 30 y pico años que llegó al vagón, buscó su asiento, nos miró y se sentó.. y claro nos acabó de joder el sueño. El viaje hasta Oslo eran 6 horas (el tren llegaba a las 14:00), así que sobre las 12 y media empezamos a ir planeando nuestro tiempo en la capital noruega, y a leer un poquito sobre la ciudad, todo ello con la inestimable ayuda de la guía que Carmen tuvo el detallazo de regalarme (gracias!).

Antes de seguir avanzando, demos algún detalle sobre esta ciudad. Oslo se funda hacia 1048 por el rey Harald Hardråde. A nivel nacional era la segunda ciudad detrás de Bergen, pero en 1314 Haakon V la hizo capital y construyó el castillo de Akershus. La historia de Oslo, al igual que sucedió en Bergen, valigada a los incendios. Aunque sufrió algunos muy graves, siempre supo reponerse de ellos y resurgir de sus cenizas cual ave fénix.

Noruega estuvo unida con Dinamarca muchos años, y esto perjudicó notablemente al país en todos los niveles, especialmente en el cultural. Oslo lo pagó caro siendo relegada a una ciudad de importancia menor, y siendo sus edificios públicos saqueados o abandonados. En 1624, el rey danés Cristian IV, decide trasladar la ciudad junto a la fortaleza Akerhus, y llamar a la ciudad Cristianía.

En el siglo XVIII la madera y el comercio pesquero y marítimo dejaron a la ciudad una época de prosperidad y riqueza. En 1814, Noruega se separa de Dinamarca y Cristianía recupera su posición. La mayoría de los edificios públicos más importantes se construyen en el siglo XIX. La ciudad crece y se amplía acogiendo a inmigrantes de otras zonas del país. Por ello se supera a Bergen en población a mediados del siglo XIX. En 1924 se cambió el nombre de Cristianía por el de Oslo, y desde 1950 que se acabó de construir el Ayuntamiento, se entrega el Premio Nobel de la Paz en una sala de este edificio, todos los 10 de diciembre de cada año.

Con mucho sueño llegamos a Oslo, y al salir de la estación nos encontramos con un frío más duro que el de Bergen, y un suelo nevado y helado por todas partes. Había muchos edificios altos con oficinas, mucho tránsito de gente, caras de prisas y extrés que en Bergen no habíamos visto, y nosotros nos sentimos un poco perdidos al principio. La primera impresión que nos dio Oslo fue ser una ciudad fría de temperatura y en el ambiente de las calles, con edificios administrativos llenos de luces, mucho trasiego de gente, tranvías que van llenos y que comparten camino con coches y autobuses, y bocas de Metro por donde entra y sale la gente muy deprisa. Una ciudad muy típica escandinava, digna de ser llamada capital europea puesto que me pareció bastante moderna. Son las 14:30 y el cielo está muy gris, así que la luz del día es bastante poco aprovechable con lo cual pensamos ir al hostal, dejar la maleta en la habitación, y recorrernos las calles del centro para ir tomando contacto. La calle Storgata es donde está nuestro hostal y se da un aire a la Gran Vía sobre todo en el tránsito de gente y en las pintas de muchos, ya que se ve más inmigración, aunque en ningún caso se parece ni de lejos a lo que tenemos en España (mayormente son pakistaníes o negros con pintas de raperillos).

Primera movida cuando llegamos al hostal, el chaval de recepción nos dice que le tenemos que pagar las habitaciones, ya que al hacer la reserva la tarjeta sólo se da como fianza por motivo de seguridad, pero se paga en recepción. Hasta que le conseguimos medio entender eso tardamos lo nuestro, y una vez le dimos el dinero y nos dio la factura, alquilamos sábanas y nos fuimos a ver qué nos encontrábamos en la habitación. En la cola de recepción había dos chavales españoles también, pero no les dijimos nada por la misma razón que a los dos que vimos en el bar la noche anterior, y además porque eran de estos que te caen ya mal con sólo verles la cara. El ascensor y los accesos a las habitaciones no eran ninguna maravilla, pero al menos la habitación era suficientemente decente para poder dormir. Tenia una mini-cocina, una mesa y dos sillas, 2 camas a cada lado semi-separadas por un tabique, y un baño bastante justito dentro de la habitación (el suelo de la ducha es el propio suelo del baño), así que no llegamos a hacer uso de él porque nos dió un pelín de cosilla. Nos dimos cuenta que teníamos otros dos compañeros, ya que había dos camas usadas (una a cada lado), con lo cual se había cumplido el presagio que temíamos, que era que la habitación de 4 estuviera ocupada por más gente. Con bastante desconfianza dejamos la maleta junto a la cama de Sergio (puesto que cada uno dormíamos en una punta de la habitación), y bajamos a un Kiwi (supermercados estilo Día) donde compramos pan, Coca-Cola para el botellón, leche para desayunar, vasos y cubiertos de plástico, y servilletas para poder comer en la habitación tranquilamente. Al bajar al supermercado, nos cruzamos con dos tipos bastante extraños con pintas islámicas que nos preguntaron por el primer piso, y no nos hizo ni pizca de gracia el hecho que gente con esas pintas pudiera tocarte en la habitación. Cuando volvimos, aprovechamos que los otros dos no estaban en la habitación para comer rápidamente y echarnos a descansar una hora hasta las 19:00.

Cuando sonó el despertador estaba casi más cansado de lo que me había dormido, pero se notaba la hora de reposo, y luego la agradeceríamos. Nos vestimos, nos espabilamos un poco, me enfundé mi camiseta del Atleti bien orgulloso, y bajamos con el pack del botellón en la mochila, dispuestos a ver el partido del "Glorioso". Tras pasear por las cercanías del hostal y parte del centro, encontramos un rinconcito en un callejón junto a una autovía y allí nos echamos un par de copas (en Noruega, al igual que aquí, está mal visto por las autoridades beber en la calle y es algo totalmente prohibido). Con los vasitos de plástico blanco que simulaban ser de café, nos fuimos dando una vuelta por la Karl Johans Gate (la calle principal de Oslo), vimos el Parlamento y enseguida llegaron las 20:45, hora en la que comenzaba el partido del Atleti en Marsella contra el Olympique. Tras patearnos el centro a 7 u 8ºC bajo cero, no encontramos ningún bar donde pusiesen el partido del Atleti, sólo se podía ver el partido del PSV-Liverpool, el del Chelsea, y el de la selección de balonmano femenino de Noruega, que se jugaban la clasificación contra Dinamarca (partido de máxima rivalidad para ellos).

En nuestro empeño por encontrar un bar donde pusiesen al Atleti, conocimos a un segurata danés que estaba frente a las terrazas de un bar viendo el partido del Chelsea. El tío estaba un poco loco, pero fue bastante majete y nos ayudó mucho a encontrar posibles opciones donde poder ver al Atleti, aunque al final fue en vano. Primero entramos a un sitio que estaba lleno de ingleses del Liverpool, pero donde no podías tomar nada tranquilo ni dejar el abrigo o la mochila, así que cambiamos de lugar y fuimos al que nos indicó el segurata en un principio, que se llamaba "Scotsman" y salía un gaitero escocés enorme en el logo (el típico pub británico).

Una vez acabado el partido, se nos acercó un tipo de unos casi 50 años y nos preguntó si sabíamos el resultado. Al final acabamos hablando con él sobre Noruega y de todo un poco : situación económica de España, fútbol, gastronomía.. y también de Madrid, ya que el tipo había venido varias veces y le encantaba (bastante graciosas algunas frases espontáneas que soltó, como "Plaza de Santa Ana es de puta madre" o "me gusta comer chorizo en Las Ventas").
Acabada la charla alrededor de las 12 de la noche, nos fuimos hacia el hostal, ya que al día siguiente nos esperaba un palizón de los buenos para ver todo lo posible de la ciudad y echar unas fotos. De camino al hostal y con un frío de impresión, llamé a mi madre para hablar un rato.

Cuando llegamos a la habitación.. sorpresa!!, en el rato que estuvimos fuera uno de los dos tipos que se supone que estaban en nuestra habitación, había recogido las cosas de su cama y se había largado, con lo cual podíamos dormir los dos en un mismo lado de la habitación, y eso ya era una ventaja importante. La otra cama seguía exactamente igual, así que sacamos la botella de J&B, y nos echamos unas copillas tranquilamente en la habitación y estuvimos tomando algo mientras escuchábamos algo de musikilla en el móvil, eso sí con precaución por si venía el otro no dar mucho el cante. A eso de las 2 nos acostamos y el otro aún no había aparecido, por lo que pensamos que esa noche ya no vendría o si lo hacía sería a altas horas de la madrugada. Por si acaso dormimos con nuestras pertenencias bajo control en todo momento, y enseguida cogimos el sueño.

SIGUE EN LA PARTE 2


NORUEGA : BERGEN Y OSLO (DICIEMBRE 2008) PARTE 2

NORUEGA : BERGEN Y OSLO (DICIEMBRE 2008) PARTE 2


Localización: Noruega Noruega Fecha creación: 23/08/2009 20:54 Puntos: 4 (1 Votos)
Miércoles 10 : "Oslo en un día, de auténtico record"

A las 8:30 nos despertamos mejor de lo que me esperaba, comprobamos que el otro que compartía habitación no había venido y empezamos a dar por hecho que ya no volvería. Así que abrimos la nevera y desayunamos tranquilamente la leche que habíamos comprado el día anterior con unas galletas de chocolate que nos llevamos de España (que por cierto en este viaje me he hecho adicto a ellas y no puedo parar de desayunarlas). Rápidamente ponernos un poco decentes y salir lo más rápido posible a la Oficina de Turismo a comprarnos la Oslo Card (por 166 NOK, unos 16 €, tienes todos los transportes públicos que quieras durante un día y entrada en todos los museos). Cogimos también un plano, y salimos hacia la parada del bus 30, que va hacia Bigdøy, una pequeña península que cierra el fiordo de Oslo por el oeste, y donde están los museos más importantes de la ciudad.

El primer museo al que entramos fue el Kon-Tiki, construído expresamente para albergar la embarcación que Thor Heyerdahl lideró, y que está hecha de madera de balsa siguiendo el modelo con el que los incas peruanos del siglo VI construían sus embarcaciones. Heyerdahl quiso demostrar que la civilización de Polinesia había llegado a esas islas procedentes de América y no de Asia como se pensaba. Para ello partió en 1947 con cinco compañeros desde el puerto peruano de Callao, y después de 100 días de navegación consiguió llegar a Polinesia.

También se exponen objetos prehistóricos de las islas del Pacífico, y reproducciones de las famosas estatuas de la Isla de Pascua. Vimos también la embarcación "Ra II", una barca de troncos de 14 metros de longitud con la que Heyerdahl viajó con su tripulación desde Marruecos hasta Barbados en 1970 (anteriormente, lo había intentado sin suerte con el "Ra I"), y consiguió demostrar que se podía cruzar el Atlántico en una embarcación de esa características y que por tanto no es descartable que en el mundo antiguo hubiera un contacto de civilizaciones a través de los mares. También pudimos ver muchas explicaciones sobre la Isla de Pascua, su historia y sus habitantes.

Después nos dirigimos al Museo Fram, edificado para custodiar la mítica nave Fram que construyó Colin Archer a finales del siglo XIX, para la expedición que Fridtjof Nansen dirigió al Polo Norte y que culminó en 1896. De 1896 a 1902 Otto Sverdrup volvió a usar la nave para explorar los mares helados de Groenlandia y Norteamérica, y de 1902 a 1912 Roald Amundsen la utilizó para llegar al Polo Sur.

El museo está ambientado con una temperatura y sonidos ambientales típicos de las zonas árticas y antárticas, y tiene muchos paneles explicativos sobre las expediciones y una interesante colección de objetos que se usaron en todas las exploraciones. Pero sin duda el plato fuerte es subir hasta arriba del barco y poder entrar dentro, subir a cubierta, tocar el timón, perderte por los camarotes del barco y por todos sus compartimentos. Sergio grabó un vídeo de 10 minutos que no tiene precio. Cuando sales del museo te queda la sensación de que debe ser increíble estar tantos meses metido en un barco y perdido por esas latitudes.

El tercer museo que visitamos fue el Viginkskiphuset, que es una casa enorme que está un poco más alejada de los dos museos anteriores, y que fue construída para albergar tres antiguas naves vikingas que se encontraron en el fiordo de Oslo a finales del siglo XIX y principios del XX. Estos barcos llamados también drakkar, sirvieron a los antiguos vikingos para realizar expediciones por las costas del Mar del Norte.

La nave de Oseberg que mide 21 metros de largo y más de 5 de ancho, se cree que perteneció a la reina Åsa en el siglo IX, y se encontró con muchas joyas y utensilios, por lo que pudo usarse para su funeral. Es quizás la nave más llamativa de las tres. La nave Gokstad por ejemplo es del siglo X, y es la más grande pero no está tan bien conservada como la Oseberg, y lo mismo sucede con la nave Tune que es la más pequeña. Además, hay en el museo un carro vikingo, tres trineos, y diversos objetos típicos de la vida de los vikingos.

El Norsk Folkemuseum (museo del pueblo noruego) es el otro museo que está en Bigdøy, y no lo vimos porque andábamos justos de tiempo. También decidimos en cierto modo "sacrificarlo", pues lo único que tenía de importante era la iglesia de madera de Gol, la reproducción del estudio de Ibsen y una farmacia, y el resto son casas de madera con utensilios. Así que volvimos en el autobús al centro y cruzamos a Slott Parken para ver el Teatro Nacional con las estatuas de Ibsen y Bjørnson, los dos famosos dramaturgos noruegos. Después fuimos hacia el Rådhuset (ayuntamiento), que a pesar de no ser un edificio del agrado de mucha gente, se ha convertido debido a su estructura en uno de los simbolos principales de la ciudad. Se construyó entre 1930 y 1950 por Arneberg y Poulsson. Es un bloque enorme escoltado por dos imponentes torres, y en una de ellas se encuentra el reloj de torre más grande de Europa, con más de 8 metros de diámetro.

En la sala de ceremonias el rey entrega anualmente el Premio Nobel de la Paz. Fíjate tú que casualidad, que ese día que se entrega el Premio, teníamos que estar allí nosotros dos. Con lo cual fuimos testigos del impresionante despliegue policial, de medios de comunicación, y de vehículos de lujo blindados que había por toda la zona a lo largo de todo el día. También fue un arma de doble filo, pues no pudimos ver la sala debido a que estaba lógicamente cerrada al público. Me gustaron bastante los relieves de esculturas que tiene el edificio por muchos de los laterales.

Detrás del Ayuntamiento se abre un espacio que termina en los muelles del puerto, de donde salen barcos turísticos que recorren el fiordo. En este espacio habían puesto un mercado navideño artesanal con un montón de cosas. No pudimos pararnos mucho a verlo porque enseguida fuimos al Akerhus Festning, una fortaleza que desde una posición privilegiada domina todo el puerto de Oslo.

La mandó construir el rey Håkon V Magnusson en 1300 y fue residencia real durante todo el siglo XIV, aunque luego dejó de usarse y acabó en ruinas en parte debido a los numerosos incendios. Pero el rey danés Cristian IV mandó que fuera reconstruída en el siglo XVII tal y como está ahora. Sus amplias y lujosas salas se usan hoy en día para hacer recepciones de Estado. En la capilla real se encuentran los restos del rey Håkon VII y la reina Maud, últimos reyes de Noruega. Estaba todo nevado y bastante helado, por lo que había que ir con cuidado. Así que subimos a una de las colinas de la fortaleza para divisar desde arriba el puerto y echar una foto a unos cañones, y al bajar vimos a un guardia real que estaba haciendo la ronda desfilando. El edificio parece sacado de un cuento medieval, a mi me encantó.

Ya empezaba a ser hora de comer, así que fuimos hacia Slott Parken para ver el Storting o Parlamento noruego, que tiene su sede en este edificio donde cada cuatro años se eligen a los 165 diputados. El edificio fue construído a mediados del siglo XIX por el sueco Landget, pero fue agrandado años después por artistas noruegos.

Después del Parlamento subimos Karl Johans Gate hasta el Kongelige Slott (Palacio Real), obra de Linstow para el rey Carlos Juan XIV, cuya estatua domina desde las puertas del Palacio toda la calle que lleva su mismo nombre, y que éste rey sueco ordenó trazar a principios del siglo XIX para darle un aspecto más moderno a Cristiania (nombre que por aquel entonces recibía Oslo).

Tras unas buenas fotos, bajamos a ver el edificio de la Universidad, que también merece un montón la pena. Sólo con ver el edificio ya dan ganas de ponerse a estudiar, porque aunque las comparaciones son odiosas.. pero joder, qué fea es mi Facultad y toda la Complutense en comparación con esta!! Se trata de un edificio de la primera mitad del siglo XIX con un corte clásico espectacular, y que dicen, tiene una de las aulas magnas más bonitas del mundo (aunque no entramos en ella porque no había ganas de ver aulas magnas más que nada..).

Ya llegadas las 15:00 fuimos a buscar la Gamle Aker kirken, la iglesia de piedra más antigua de la capital y de toda Escandinavia, de estilo románico-normando del siglo XII. La iglesia es bonita, pero esperábamos que estuviera algo más cerca y que fuera algo más grande.

De camino a la iglesia, cruzamos el Vår Frelsers Gravlund, un cementerio noruego distinto a los que podemos encontrar por aquí, puesto que es algo así como un parque por donde la gente cruza con normalidad como lugar de paso, y las tumbas son distintas a las nuestras, siendo éstas mucho más sencillas y con simples cruces sobre la sepultura. Nos sorprendió la tumba de una jóven de 36 años que estaba junto al camino principal. Había muerto a comienzos de octubre de este año y tenía la tumba llena de ramos de flores y de corazones que le habían traído todos sus familiares y amigos..

Ya eran casi las 16:00 y prácticamente de noche, estabamos bastante cansados y nos quedaba aún la Nasjonalgalleriet por ver, así que bajamos deprisa porque además cierra a las 18:00 y es bastante grande. Es la galería de arte más importante de Noruega y una de las principales de todo el norte de Europa, y está instalada en un palacio neorrenancentista de finales del siglo XIX. En la planta baja hay esculturas clásicas griegas, egipcias, romanas, y renacentistas. La escalinata que sube a la primera planta tiene esculturas de Renoir y Vigeland entre otros. De las sala 16 a la 21 son todo pintores noruegos clásicos o románticos ; la sala 22 y 23 pintores de la escuela de Munich, y la sala 24 está dedicada íntegramente a las grandes obras del famoso pintor noruego Edvard Munch, personaje que merece un punto y aparte. La infancia de Much estuvo marcada por un padre rígido, y la sensación de abandono y desamparo producida por la muerte por tuberculosis de su madre, cuando él sólo tenía cinco años. Nueve años más tarde muere su hermana por la misma enfermedad, y en 1890 su otra hermana Laura, es internada en un psiquiátrico. El propio artista vivió inmerso en una frontera difusa entre cordura, delirio, y desgracia, agravada por el alcoholismo en el que intentó refugiarse.

Para entender el cuadro de "El Grito", hay que tener en cuenta todas estas circunstancias vitales del autor, de las que nosotros no éramos conscientes, de hecho nos llamó la atención el panel explicativo del cuadro que citaba una frase del autor sobre su estado de ánimo en el momento de la inspiración : “Paseaba por un sendero con dos amigos, el sol se puso y de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio.. sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad ; mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito en mi interior que atravesaba la naturaleza.” El cuadro se ha convertido en un producto de merchandising a nivel mundial, y no sólo en Oslo. A nivel personal me impresionó bastante, pues antes sólo le daba un simple valor artístico totalmente superficial, fijándome en las formas y el colorido, sin darme cuenta realmente del increíble significado emocional que encierra, del vacío existencial que tenemos muchas personas hoy en día, y de sus luchas internas. Transmite una sensación de ahogo y de angustia vital, que creo que muchas personas de hoy en día hemos tenido en algún momento de nuestras vidas. En la misma sala hay otras obras famosas de Much como "La Madonna", "El beso", "La danza de vida", "Suicidio" o "La niña enferma", todas ellas con un denominador común de sensaciones profundas y de melancolía y tristeza.

Otras salas a destacar son la 34 y 35 (con cuadros de pintores holandeses de los siglos XVII y XVIII, y algunos italianos) ; la 36 (dedicada a pintores franceses como Delacroix, Monet, Renoir, Degas, y Cézanne) ; o la sala 38, que es junto a la sala de Munch la sala estrella del museo, ya que acoge una impresionante colección de pintura del siglo XV al XVIII, con obras europeas de artistas como : Van Orley, Gerard David, Van Gogh, Van Leiden, Ribera, Goya o el mismísimo Greco (al cual nos sorprendimos de encontrar por aquí, pues pensamos que toda su obra estaría repartida entre Madrid y Toledo). No fueron de mis salas favoritas, pero sí son importante de visitar la 40 y 41, dedicadas al arte francés de principios del siglo XX, donde hay que destacar algunos cuadros de Picasso y de Braque. En las salas 37 y 39 hay obras de impresionismo y postimpesionismo francés, pertenecientes a autores como Van Gogh, Gauguin o Manet. En definitiva, nos pareció un museo muy completo y super interesante de ver, y nos alegramos mucho de haberlo visitado dándole preferencia respecto a otros museos .

Cuando salimos de allí eran las 18:00 y llevábamos sin comer nada desde el desayuno, así que el hambre que teníamos y el cansancio que llevábamos, nos hizo ir a toda prisa hacia el hostal. Cogimos un tranvía junto al Teatro Nacional que nos dejó cerca de Storgata (la calle de nuestro hostal), y antes de subir a descansar paramos en el Kiwi a comprar pan y Coca-Cola para cenar. El que se suponía que dormía en nuestra habitación seguía sin aparecer por allí, así que nosotros tan contentos. Empezamos a comer con un hambre salvaje, y rápidamente nos echamos a descansar hasta las 21:30 más o menos. A esa hora pusimos el despertador para empezar a arreglarnos e ir bebiendo algo en la habitación.

Sobre las 22:30 salimos para coger el tranvía dirección Grünerløkka, un barrio que estaba cerquita a 5 paradas de tranvía y que mi primo nos recomendó para tomar algo a buen precio y con un ambiente de estudiantes. Cuando llegamos a la plaza Olav Ryes vimos bastante poca actividad, tanto en la propia plaza como en las calles circundantes, así que decidimos entrar en un garito que no tenía mala pinta y donde sonaba el heavy metal a toda tralla. Nos pedimos dos Guinness que resultaron no ser de grifo sino de bote, aunque por el precio que pagamos (más barato casi que en España) tampoco nos podíamos quejar. En algunas mesas se veían verdaderos espectáculos de tías realmente imponentes, pero decidimos cambiar de sitio pues era nuestra última noche y queríamos darle más oportunidades a la ciudad. Por Olav Ryes y alrededores no había casi nada de ambiente, así que decidimos coger el tranvía de nuevo al centro, sin ni siquiera pasar por Schouss Plass, e ir directamente hacia Karl Johans Gate y tomarnos algo en el Fridays, un local de moda por allí que siempre suele tener ambiente. Cuando pasamos con el tranvía por delante de nuestro hotel, nos pareció ver que en nuestra habitación estaba la luz encendida y por tanto había alguien (nosotros la habíamos apagado claramente), aunque la paranoia vino al final de la noche, cuando llegamos a la habitación a las 4 de la mañana y vimos que allí seguía sin haber nadie, y todo seguía igual.

El caso es que enseguida llegamos a Wessels Plass y cruzamos por el Parlamento hasta el Andy's, donde nos pidieron el DNI (sí, tal y como lo leeis... muy duro) y comprobamos que la edad media era demasiado superior a la nuestra, así que cruzamos de nuevo el Parque hasta la misma puerta del Friday, donde también nos lo pidieron (muy duro sí..), y ya nos quedamos tomando algo allí el resto de la noche. Nos pusimos primero en una mesa, y al rato se sentaron al lado unas tías que iban con un marica y conocían a la camarera, que venía cada dos por tres a hablar con ellos, por tanto era un poco insolente meter los hocicos para buscar conversación ahí. Después conocimos en el piso de abajo a un personaje que iba bastante trozo y decía ser del Manchester United. El elemento en cuestión no sólo se posicionó a favor del Madrid, sino que se atrevió a comparar al Atleti con el Manchester City, lo cual provocó mis risas irónicas, y descarté seguir hablando con un individuo que embriagado por el alcohol, era capar de decir sandeces futbolísticas como esas. Después estuvimos hablando un buen rato con un informático cuarentón de Lillehammer, que era bastante majo y con el que comentamos las diferencias de vida entre España y Noruega, y además aprendimos un montón de cosas sobre otras regiones del país y sobre la vida en Oslo. Nos dijo también que no fuéramos a ver el famoso trampolín de saltos de Holmenkollen, porque estaba de obras, y nos estuvo diciendo detalles curiosos sobre él, como que tiene casi 60 metros de altura y posee unas vistas increíbles de la ciudad, o que sus altas tribunas tienen capacidad hasta para 100.000 espectadores. En marzo nos dijo que se hacían competiciones de saltos a los que al parecer va hasta la familia real, y en verano algo sobre un festival de música de orquestas o algo así que se celebra allí.

Eran las 4:00 de la mañana de un simple y llano miércoles en pleno Oslo, y demasiado de sí había dado la noche (botellón en la habitación, cerveza en Grünerløkka, cervezas y copas en Friday's...) más no se podía pedir, pues nos lo habíamos pasado de lujo. Tras quedarnos prácticamente los últimos, con las camareras y staff del local, y con unas tías que iban super trozo que estaban en el piso de arriba, nos despedimos de nuestro amiguete informático, que curraba a las 8:30, y encima vivía a 20 km. de Oslo, o sea que imaginaros cómo iría a currar esa mañana ese pobre hombre..(eso sí que es tener dos cojones). Nosotros nos fuimos a la pensión lo más rápido posible, pues hacían unos -9ºC (bajo cero), y al día siguiente teníamos que aprovechar la mañana viendo el Parque Frogner y alrededores, disfrutar de la última cerveza y comer con tranquilidad. Por cierto, nos llamó la atención los grupos de prostitutas negras que parece que se ponen por el centro y que la "Politi" aún no ha conseguido largar de la zona ni del país (más les vale hacerlo pronto), y también se veía algún personajillo oscuro que al amparo de las putas iba en plan de trapicheos, aunque la verdad que la ciudad no nos dio sensación de inseguridad en ningún momento (viniendo de donde venimos no me extraña). Dormimos del tirón en cuanto llegamos, lógicamente, pues el palizón que llevábamos acumulado ya de tantos días, era considerable.


Jueves 11 : "Parque Frogner, frío brutal, pibones, vuelta a Bergen y fiestón."

A las 10:30 abrimos el ojo y tuvimos que salir echando leches de la habitación pues a las 11 había que dejar aquello como nos lo encontramos. A las 16:00 salía nuestro tren para Bergen, así que teníamos que ver el Parque Frogner, volver desde allí, y aprovechar para dar un paseo por el centro. Por tanto el desayuno y recogida de la maleta, dejar las llaves, guardar la maleta y pagar los casi 6 euros por dejarla en el "locker" de allí hasta la hora de irnos, fue algo totalmente express, y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en la parada del trikken (tranvía) para ir al Frogner Park.

Frogner es un barrio residencial al noroeste del centro, donde se pueden ver palacetes con jardines, restaurantes bastante caros, tiendas con antigüedades que valen una auténtica pasta.. La apariencia que ofrece es de ser un barrio tranquilo y bastante pijito, que contrasta un poco con la zona de nuestro hostal o Grünerløkka, los cuales son mucho menos elegantes en los edificios y tienen más inmigración (aunque estos contrastes no son tan exagerados como algunos barrios de Madrid). En este barrio se encuentra el parque más famoso de todo Oslo y puede que de toda Escandinavia, el Frogner Park.

Fue ideado por el arquitecto local Gustav Vigeland en 1924, y tiene casi 200 esculturas. A su entrada destacan las enormes vallas que dan paso a una explanada flanqueada por un espectacular pasillo de árboles enormes. Según vamos avanzando, nos encontramos con un pequeño lago en el parque, y a la izquierda del puente que lo cruza vemos la escultura del "Círculo de los niños". El puente está lleno de estatuas de bronce que representan las distintas etapas de la vida del hombre, y destaca entre todas ellas el "Sinnetaggen" que es la estatua de un bebé enfadado, cuya imagen se ha hecho famosa en todo el mundo.

Más adelante está la fuente que es una de las primeras obras de Vigeland, y que consta de seis hombres en pelotas rodeados de una especie de arbustos, y que sostienen un enorme cuenco ; todo ello simboliza para Vigeland el ciclo de la vida. Cuando ibamos por ahí y en pleno raso del parque, empezó a soplar el aire y el frío ya empezaba a ser insoportable, así que empecé a andar deprisa y a pensarme bien y con rápidez dónde quería tirar las fotos. Subiendo unas escaleras y tras unas vallas forjadas con siluetas muy llamativas, nos encontramos el famoso monolito de granito de 17 metros de altura, en torno al cual 121 figuras humanas talladas parecen luchar por alcanzar la cima (podeis imaginar que con el frío que hacía no las conté una a una, lo pongo porque venía en el folleto turístico xDD).

Alrededor hay un montón de grupos escultóricos escoltando al monolito que también son de granito, y que nos muestran las fases de la vida. Al final del paseo, se hayan la "Rueda del Zodiaco", una especie de calendario con todos los signos zodiacales, y "La Rueda de la vida", formada por 7 figuras humanas entrelazadas. Fue increíble ver el Parque Frogner totalmente nevado, y creo que nos llevamos una muy grata impresión de los paisajes invernales no sólo en el propio parque, sino en Oslo y Noruega en general, quizás mucho más real de lo que hubiera sido ir en los meses de verano, pues el encanto de este país realmente es este, y esa es gran parte de su esencia.

Cuando acabamos de ver Frogner Park, fuimos a buscar un restaurante español que nos habíamos encontrado el día anterior de camino a la Gamle Aker Kirken, pero no nos pudimos parar a tomar nada porque ibamos con el tiempo muy justo para ver la Nasjonalgalleriet. Así que ahora que nos sobraba tiempo y eran las 13:00, fuimos a buscarlo para tomar algo, y cuando lo conseguimos encontrar, nos llevamos el chasco al ver que estaba cerrado y abría a las 15:00. Por tanto ese plan descartado, porque nuestro tren salía a las 16:00 y materialmente no daba tiempo, así que bajamos hacia Karl Johans gate, y nos metimos en un típico pub estilo inglés decorado con todo detalle y con unos sillones y unas paredes de auténtico lujo, y nos tomamos dos cervezas tranquilamente. Después nos dirigimos al hostal, sacamos la maleta del "locker", nos fuimos hacia la estación y comimos unas porciones de pizza con algo de beber por un precio medio razonable. El nombre del sitio hacía honor al mío, pues se llama "Peppe's pizza", y es bastante famoso en Noruega.

En cuanto acabamos fuimos hacia el andén con tiempo de sobra, dejamos las maletas en el tren, y me bajé a fumar un cigarro tranquilamente mientras arrancaba. Nada más subir ayudé a una preciosidad de chica a subir la maleta arriba, sin dar lugar siquiera a que me lo pidiera, dejando el pabellón bien alto porque soy todo un caballero español. Su sonrisa y miradita de agradecimiento valieron la pena de sobra. El resto de compañeros de vagón eran una noruega hippy bastante rara de unos 40 y tantos años que se bajó a mitad de trayecto, una rubia muy graciosa que se bajó poco después que la anterior, el pibón de la maleta al que ayudé, y luego un pakistaní que era un auténtico pesadilla, pues no paraba de levantarse continuamente y de ir al servicio, aunque fuera para mirarse al espejo y volverse a sentar. Luego se subieron poco antes de la mitad del camino un par de chavales que vestían así rollo "grunge". Total, que entre cabezada y cabezada, escribir en cuaderno las cosas que nos habían ido pasando en el viaje, y escuchar un poco de música, enseguida vimos el momento apropiado para vaciar lo que quedaba de botella de J&B de litro en una botella de Coca-Cola grande (allí sólo son de litro y medio, así que la mezcla nos salió perfecta, porque quedaba menos de media botella de whisky), y nos la fuimos echando tranquilamente en dos vasitos de plástico que previamente nos habíamos preparado en la mochila, más que nada lo hicimos para dosificar y repartir equitativamente el brebaje. Fue bastante divertido el botellón en el tren, aunque lo empezamos hacia las 21:30 a falta de una hora para llegar, porque lo que interesaba era llegar un poco descansado y sobre todo ya animado para seguir la fiesta en Bergen e irnos de juerga. Salimos y nos estaba esperando Goyo en su coche. Mientras ibamos para casa le contamos nuestras inverosímiles peripecias, y rápidamente cenamos algo rápido, nos bebimos dos o tres cubatas cargadetes y nos pusimos guapetes. Goyo salió antes y quedamos con él en el sitio del primer día donde había ambiente muy tranqui, y donde el camarero nos mandó callar. Pero esta vez el ambiente era distinto, había bastante jaleo en el bar y aquello estaba bastante animado. Allí estaban Bianca y James con Goyo en una mesa, y estuvimos un rato hablando (bueno más bien intentándolo), y cuando nos quisimos dar cuenta ibamos por la segunda cerveza, con lo cual yo me animé y me pedí una copa de Jack Daniels con Coca-Cola. Al rato Goyo & friends se largaron, y Sergio y yo nos fuimos al sitio donde acabamos el último día, y allí nos echamos unas cuantas risas. Sergio se perdió al subir del servicio, y al final no se cómo acabamos hablando con un chavalín punki que era de Oslo pero vivía en Bergen. Casi a las 3:30 nos fuimos dirección a casa con muchas ganas de fiesta y un poco trozos. Por el camino hicimos parada y nos comimos unos perritos con chile que nos supieron a gloria, pero que repitieron un pelín. Eso sí 45 coronas creo, es decir, unos 4 € el perrito... Cuando llegamos a casa de Goyo él ya estaba sobando, así que sin hacer mucho ruido hicimos lo propio.


Viernes 12 : "En busca de la maleta, Fantoft y Gamlehaugen, nuestra ultima noche.."

Nada más levantarme el viernes, fui a solucionar definitivamente el tema de mi maleta. Pregunté en el Bryggen por esa tienda en el número 9, y me dijeron que no existía. Así que me fui a otra dirección que no había visto la vez anterior, el Galleriet, un centro comercial bastante curioso que está en el Torgallmenningen, donde hay miles de tiendas y ahí tenía que haber una que me solucionase el dichoso asunto de mi maleta. Un sitio a unos 10 minutos andando de casa de Goyo y que estaba muchísimo más cerca que Strømgaten. Allí una rubiaza de ojos azules super simpática me atendió genial, con un inglés celestial que aparte de entender de maravilla, me hizo sonreir por su alegría y esa cara angelical. No puso ningún problema en darme otra maleta nueva y me dijo que dejase la mía rota allí, que ellos se encargaban, y que eligiese la que más me gustase de todas. Ganas no me quedaron desde luego, en decirle que si podía elegirla a ella en vez de a la maleta. De verdad creedme que el tema femenino en ese país es realmente escandaloso, es algo fuera de lo normal las mujeres que se ven por allí.

Cuando volví con mi maleta nueva ya era mediodía casi, asi que salimos a coger el bus que nos deja cerca de Fantoft para ir a ver esta mítica iglesia de madera y luego el Gamlehaugen, la residencia de verano de los reyes de Noruega. El bus estaba lleno de gente, y casualmente se subieron dos chavales españoles que estudiaban en la residencia que hay camino a Fantoft, y que además por sus comentarios eran un pelín fantasmas por lo que hablaban, y esperaban que les preguntásemos nosotros a ellos si eran españoles, así que lo mismo que hicimos con los otros españoles, hicimos con estos.. es decir, una de ni puto caso (manda cojones que de todos los españoles que nos encontramos no hubiera ni uno normal para charlar un rato). Por pura casualidad y acordándonos de unas explicaciones de Goyo, nos bajamos en la parada de un puente que resultó ser el que hay que cruzar para ir hacia Fantoft, y tras andar un rato nos topamos de frente con la iglesia, que se encuentra en un enclave simplemente espectacular.

Esta iglesia se construyó en el siglo XII en Fortun, un pueblo a orillas del Sognefjord, pero se transladó a finales el siglo XIX a Fantoft, un distrito al sur de Bergen. Se reconstruyo en 1992, ya que sufrió un grave incendio. En todo el paraje de Fantoft, echamos unas fotos espectaculares que no tienen precio.

Después fuimos hacia el Gamlehaugen, que fue la residencia del primer ministro en 1905, cuando Noruega se independizó de Suecia definitivamente. Esta casa recibe al rey en sus épocas de residencia en Bergen (especialmente en verano), y desde lejos parece una casa típica de cuentos de hadas. No pudimos acceder junto a ella porque los caminos que llevan de Fantoft allí estaban totalmente helados, ya estaba anocheciendo, y además eran pasadas las 15:00 que es la hora a la que acaban las visitas, así que tuvimos que conformarnos con verlo desde un pequeño alto cercano, aún así salieron bien las fotos.

La vuelta en bus al centro de Bergen se hizo un poco pesada, y en cuanto llegamos estuvimos acabando de recoger la maleta y preparándonos para darlo todo esa noche. Hicimos una cena variada de la comida que nos sobraba, y en cuanto nos quisimos dar cuenta ya había que empezar a arreglarse para darlo todo esa noche. Empezamos con el botellón, y tras rellenar la petaca nos acabamos de pulir nuestra última botella. Quedamos con James, y fuimos a un sitio bastante elegante en el centro, donde había unas tías impresionantes y gente de varios países. Allí tomamos la primera, y conocimos a un tipo que estaba cerca de otra gente que conocía mi primo. Se llamaba Arild, había vivido dos años en España y hablaba español perfectamente. Estaba casado con una brasileña y se había escapado esa noche para pegarse un pequeño homenaje. Además nos dijo que vendría en Nochevieja con unos amigos, y nos dio una tarjeta para vernos por Madrid. Después de allí Goyo nos llevó a un sitio que ponen música de los 80, y donde trabaja un "barman" que es de Santander y con el que estuvimos hablando un rato. En el piso de abajo se estaba cociendo una fiesta quizás un poco light, que se empezó a desatar cuando llegamos nosotros. Goyo y sus impactantes bailes, nosotros bufanda en mano y coreando el "I will survive" de Gloria Gaynor, y después acabé de rodillas punteando una guitarra imaginaria con una noruega. Cuando mejor me lo estaba pasando decidimos cambiar de sitio, y fuimos al Zacharias Bryggen, donde tuvimos que esperar algo de cola, pero tiramos de petaca a saco. Lo hicimos con mucho ingenio, bailando con la Coca-Cola que habíamos pedido en dirección a los servicios, donde nos encerramos e hicimos el truco del almendruco. Todo salió bien salvo que la hora de cierre llegaba a su fin, eran casi las 3 de la mañana y aquello se acababa. Además el ambiente de este sitio no era tan divertido como nos había parecido el bar de los 80 o el Rick's el primer día, estaba el pescado un poco bastante vendido. Goyo se largó a dormir, y la gente ya tenía en mente irse de fiesta a las casas, costumbre muy típica de allí al chapar tan pronto los garitos. Y nosotros por más cara de españoles majetes que pusimos, y más que intentamos que nos invitasen de rebote a alguna, o dar vueltas para encontrar un sitio donde al menos podernos tomar la última birra.. NADA!!. Un perrito de carne de reno, una charla con un lituano, una minicharla con el primer vagabundo que vi en todo Bergen que llevaba un trozo considerable, y con un hombre mayor que venía de no se qué pueblo del norte a ver a su hija y se había enchufado más "Hansas" que nadie.. esos fueron nuestros últimos momentos nocturnos en Noruega. El viento y la imposibilidad de seguir la fiesta (a partir de las 3:30 no hay nada que no sean fiestas privadas en casas de la peña que vas conociendo), nos hicieron regresar a casa lamentándonos de lo deprisa que se nos habian pasado todos estos días, pero contentos porque todo nos había salido bien, y habíamos visto un país maravilloso.


Sábado 13-Domingo 14 : "Bye Bye Norway, putas prisas, y de fiesta por Getafe"

Nos levantamos un poco hechos trizas, y con la maleta ya casi hecha, fuimos recogiendo trastos que teníamos por encima de la mesa, y dejando todo listo para salir echando leches. Nos fuimos con Goyo a comprar regalos para la gentuza de España, y mi capacidad de indecisión me hizo vérmelas negro para elegir un regalo que comprar. Al final me decidí por un par de detallitos muy majos en el Bryggen, otros dos en la tienda del Brann (el equipo de fútbol de Bergen), y por otros más en la tienda del aeropuerto de Flesland antes de embarcar. Acompañamos a Goyo a mirar unos esquíes, y volvimos deprisa hacia el mercado del pescado para comprar a la familia salmón salvaje especialidad de Bergen, y también carne de ballena... woww! Yo para el camino me compré un arenque ahumado para llevar, porque me encanta y no siempre lo puedo comer. Estaba buenísimo, aunque me lo tuve que comer mientras bajábamos la maleta y Goyo traía el coche para acercarnos a Flesland.

Nuestro vuelo salía a las 17:35 y eran las 16:30 y estábamos aún de camino a Flesland. Goyo nos dejó, nos despedimos de él, le agradecimos muchísimo todo lo que hizo por nosotros y como se portó en todo momento, y fuimos corriendo a embarcar a ver si no habían cerrado nuestro vuelo. Aún sobraba tiempo, menos mal... Tras la pesadez del control rutinario donde nos cachearon totalmente, nos hicieron quitar los zapatos, cinturón y todas las cosas de los bolsillos, junto a colgantes y demás, podíamos decir que ya estábamos dentro, y por fin ya podíamos aprovechar lo que nos faltaba para comprar algo con las monedas sueltas que nos habían sobrado, porque cuando vuelves sólo te cambian a euros los billetes. Entre el despiste, las prisas y el no ver nada que nos convenciese para comprarlo, no nos dimos cuenta de que habían avisado por megafonía que el vuelo con destino Amsterdam cambiaba su puerta de embarque. Os juro que casi me da un paro cardiaco cuando vi que la puta puerta 22 estaba chapada y allí en el mostrador no había ni Dios. En ese momento le miré a Sergio y los dos nos dijimos mentalmente : "La hemos cagado, acabamos de palmar casi 100 € por empanaos, y hemos lido una cojonuda". Pero no fue así, gracias a mi agudeza auditiva le entendí a un hombrecillo que había por allí (igual de perdido que nosotros) no se qué de Amsterdam de "another gate", y enseguida vi la puerta 24 abierta, y esta vez sí era la nuestra. El susto había pasado. Ya estábamos allí. Despegamos, nos despedimos de aquel increíble país que tanto nos había enseñado en tan poco tiempo, y que tantas ilusiones nos había creado y al final fueron cumplidas. Nos fuimos con muchas ganas de volver, y animados en la posibilidad de ir allí a pasar una temporada a trabajar.

El viaje de Bergen a Amsterdam fue muy tranquilo. Nos dieron algo de comer y en cuanto me lo terminé me dormí un buen rato. Cuando me desperté casi estábamos en Amsterdam, y entre que bajamos y demás eran las 20:30 aproximadamente. Enseguida nos metimos en nuestro vuelo (no sin antes volvernos a perder por los pasillos de Schipol, como ya nos pasó en la ida.. -somos un caso-). Mi hermano no vino a por nosotros porque era el Madrid-Barça e iba a ver el partido, así que llamamos a Edu, pero al final me llamó justo antes de embarcar y me dijo que estaba ocupado y no podía venir, así que al final menos mal que pudimos llamar a Ángel y se tiró el rollo viniendo a por nosotros. El viaje de Amsterdam a Madrid, fue bastante gracioso, acordándonos de todas las anécdotas del viaje como es lógico y haciendo mención especial a los trozos que se pillan los noruegos y a los pájaros típicos de allí que son unos desgraciaos y unos cabronazos.. verdad Sergio?

Cuando llegué a casa, la ilusión más grande fue volver a ver a super mami, darle todas las cosas que le había comprado y decirle que lo habíamos pasado genial. Le hablé de lo increíble que es todo aquello, de lo feliz que fui esos días y le agradecí su comprensión y ayuda en este viaje. Cené un rato, y volví a quedar con Sergio para salir a tomar algo a un irlandés de por aquí y luego ir por Getafe, seguir recordando anécdotas buenas, y sobre todo para resarcirme del día anterior, que me quedé con un sabor de boca agridulce al ser la última noche y no poder desparramar tanto.

Este ha sido uno de los viajes más increíbles que he hecho, y me gustaría recomendárselo a todo el mundo que lea esto y que aún no haya ido por allí.

Saludos a todos , y gracias a toda la gente que nos ayudó a hacer posible este viaje que tan felices nos ha hecho.


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comment_icon  Últimos comentarios al diario NORUEGA : BERGEN Y OSLO
Total comentarios: 2  Visualizar todos los comentarios
Krakat  Krakat  24/08/2009 02:47
Podrías añadir fotos para maravillarnos con los paisajes, haría el diario mucho más ameno. Muy bien narrado y entretenido de todas formas.
Default https Avatar  Jose_Volga  07/09/2009 19:38   📚 Diarios de Jose_Volga
Por supuesto que sí, las voy a ir añadiendo. Gracias por tu comentario. Un saludo y me alegro que te haya gustado.
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Fecha: Dom Feb 11, 2024 02:09 pm    Título: Re: Noruega: Consejos

Buenas,

Necesito ayuda viajer@s.

Vamos 13 días a las Islas Lofoten y queremos hacerlo en camper o autocaravana, pero no sabemos desde donde alquilarla. Tenemos solo los vuelos hasta Oslo por esa misma razón.

Opciones:

* Volar a Tromso y alquilar allí. Hacer la misma ruta, viendo puntos diferentes a la ida con respecto a la vuelta, para dejar la camper en el mismo lugar y volver a Oslo desde Tromso.

* Volar a Evenen y lo mismo que en la anterior opción.

* Volar a Bodo y alquilar allí. En este caso no sé si al cruzar o en el mismo lado del...  Leer más ...
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Fecha: Dom Feb 11, 2024 04:49 pm    Título: Re: Noruega: Consejos

Hola. Subiré con la furgo a Noruega, desde Barcelona. La cuestión es que en Dinamarca, para ir a Suecia por el puente Oresund son 130€ para furgo campers, me parece una sobrada. Sabéis si desde Dinamarca hay algún ferry, donde trasladen tb furgos, que salga más económico? Gracias.
fpvcl
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Fecha: Dom Mar 31, 2024 10:09 pm    Título: Re: Noruega: Consejos

Hola! Queremos ir este verano a Noruega, iríamos una semanita con una niña de 1 año.
Qué creéis que merece más la pena Islas Lofoten (lo que tenía en un principio en mente) o mejor zona sur o zona de los fiordos?
Qué elegiríais si tuvierais que elegir solo una zona? Gracias!!
erta
Erta
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12-07-2007
Mensajes: 432

Fecha: Lun Abr 01, 2024 09:23 am    Título: Re: Noruega: Consejos

La zona de los fiordos es más famosa, y tiene obviamente cosas increíbles, pero las Lofoten son un lugar muy muy especial y menos masificado, al menos hace años. Si no os pone nerviosos no ver lo famoso yo iría a Lofoten, aunque quizá una semana sea demasiado. Creo ue cogiendo avión podeis combinar dos cosas.
elnegrowalter
Elnegrowalter
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09-06-2018
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Fecha: Mar Abr 02, 2024 07:30 am    Título: Re: Noruega: Consejos

Si vais con una niña de 1 año, creo que mejor los fiordos (Bergen, Flam, Geiranger, etc) es precioso y tienes todo a "pie de calle" y con la niña es mas fácil. Las Lofoten son increíbles, pero es mas para hacer caminatas y los caminos son algo exigentes.
En las 2 partes veras cosas increibles y cada una tiene su encanto.

Saludos
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