El segundo día visitamos estos dos pueblos típicos de la Toscana. Los dos son muy bonitos, con un centro medieval rodeado por murallas y calles estrechas empedradas. En los dos hay que dejar el coche fuera de la muralla en algún parking y subir andando. En el caso de Volterrra, el parking donde lo dejamos era muy caro, porque era una tarifa plana para todo el día, pero el pueblo da para 2 o 3 horas, tampoco mucho más. No se si habrá otro parking más económico.
Volterra tiene un anfiteatro romano y aunque yo iba con la idea de visitarlo y pasar bastante tiempo, la verdad es que lo vimos desde la parte alta de la ciudad, hicimos algunas fotos y no le dedicamos tiempo. Es un pueblo para pasear y entrar en alguna de sus miles de tiendas de souvenirs.
Duomo y calles de Volterra:
A la hora de comer nos acercamos a San Gimignano. Como llegamos con mucha hambre, comimos en el primer restaurante que encontramos nada más traspasar la muralla y la verdad es que comimos muy bien y yo concretamente probé la pasta con cinguiale (jabalí), un plato típico de la Toscana, que estaba buenísimo.
San Gimignano es famosa por sus altas torres y le llaman la Manhattan de la Edad Media.
La calle principal y la plaza central estaban llenísimas de turistas, pero si callejeas un poco y paseas por la muralla hay zonas con mucha menos gente.
En la plaza principal está la Gelatería Dondoli. Es fácil de encontrar, porque al menos cuando fuimos nosotros había una cola larguísima que salía hasta la plaza. La verdad es que los helados estaban buenos, pero había tanta gente que cuando conseguimos entrar tuvimos que elegir los sabores en medio del gentío, con prisas y sin tiempo para decidir entre todos los sabores y al final resultó una experiencia un poco agobiante.
Una vez vista la ciudad, yo quería hacer la foto típica que había visto de San Gimignano con la silueta de las torres en lo alto de una colina. Para eso tuvimos que coger el coche y ya camino al apartamento buscar una distancia desde la que se viera bien, parar como pudimos en el arcén de la carretera y salir un minuto del coche para hacer la foto deprisa y corriendo.