Uno de los días que nos encontrábamos en Kampot decidimos acercarnos hasta la vecina ciudad de Kep. En esta zona se cultiva una de las mejores pimientas de todo el mundo, así que alquilamos una motocicleta y elegimos una de las granjas situadas a mitad de camino entre las dos ciudades.
En base a los comentarios de tripadvisor nos inclinamos por visitar Sothy´s Farm, una pequeña granja en la que cultivan pimienta de manera orgánica y que genera una pequeña fuente de ingresos para varias familias de los alrededores.
La visita fue muy interesante, una chica francesa nos guió y nos explicó de maravilla como se obtenían los diferentes tipos de pimienta, a cambio de esta tarea la granja le facilitaba la estancia gratuita. No hay que pagar nada por visitar el lugar, pero a cambio del tiempo que ellos nos habían dedicado nos pareció justo comprar unos gramos de una de las mejores pimientas del mundo, algo que valía más que el oro en el siglo XVI y por lo que los portugueses y españoles llegaron a crear rutas mercantes que dieron la vuelta al mundo y aún hoy siguen siendo utilizadas.
Kep se encuentra a unos 25km de Kampot y es famoso por sus cangrejos.
Nada más entrar a la ciudad paramos en el Crab Market, allí estaban estaban las salerosas vendedoras de cangrejos. Ellas los mantienen dentro del mar en unas nasas que tienen atadas a tierra por una cuerda, tú les dices cuantos cangrejos o kilos quieres y ellas te los sacan directamente del mar, aunque el mar tiene mierda para parar un barco ja ja ja.
En un bar cercano a la playa probamos el plato típico, teniendo en cuenta los ingredientes de la zona no podía ser otro que cangrejo con salsa de pimienta, tengo que reconocer que estaba muy bueno.
Kep es la playa de los camboyanos, está abarrotada de gente local que pasan el día tumbados en unos puestos que se montan a lo largo de playa en la que se alquilan sombrillas y sillas. Dimos un paseo por la zona pero la playa no invitaba mucho al baño, sobre todo después de los días que habíamos pasado en el paraíso de Koh Rong.
Ya de regreso a Kampot la moto comenzó a sonar de manera sospechosa y en un cruce al aminorar la marcha se paró por completo. Aquí nos dimos cuenta que nosotros habíamos cambiado ante los problemas, si esto me pasa en la primera semana de viaje habría sido un problema muy gordo y seguro que nos habríamos estresado un montón. Sin embargo esta vez estábamos tan tranquilos, de hecho a pocos metros encontramos un taller de motos, la suerte estaba de nuestro lado. Un hombre que estaba esperando a que lavaran su moto nos dejó su teléfono, mejor dicho nos hizo de intermediario y él mismo llamó al teléfono que venía en el casco de las motos, a los pocos minutos aparecieron dos chicos que vinieron a cambiarnos la moto por otra, increíble, nosotros creíamos que intentarían cobrarnos algo por la avería de la moto pero fue todo lo contrario. Nos dejaron una moto casi nueva para que continuáramos con nuestros planes. A veces los problemas se resuelven solos.
En general Kep no nos despertó ningún interés en especial, la granja de pimienta nos resultó interesante pero si tengo que elegir entre Kep y Kampot, sin dudas, me quedo con la segunda.
En base a los comentarios de tripadvisor nos inclinamos por visitar Sothy´s Farm, una pequeña granja en la que cultivan pimienta de manera orgánica y que genera una pequeña fuente de ingresos para varias familias de los alrededores.
La visita fue muy interesante, una chica francesa nos guió y nos explicó de maravilla como se obtenían los diferentes tipos de pimienta, a cambio de esta tarea la granja le facilitaba la estancia gratuita. No hay que pagar nada por visitar el lugar, pero a cambio del tiempo que ellos nos habían dedicado nos pareció justo comprar unos gramos de una de las mejores pimientas del mundo, algo que valía más que el oro en el siglo XVI y por lo que los portugueses y españoles llegaron a crear rutas mercantes que dieron la vuelta al mundo y aún hoy siguen siendo utilizadas.
Kep se encuentra a unos 25km de Kampot y es famoso por sus cangrejos.
Nada más entrar a la ciudad paramos en el Crab Market, allí estaban estaban las salerosas vendedoras de cangrejos. Ellas los mantienen dentro del mar en unas nasas que tienen atadas a tierra por una cuerda, tú les dices cuantos cangrejos o kilos quieres y ellas te los sacan directamente del mar, aunque el mar tiene mierda para parar un barco ja ja ja.
En un bar cercano a la playa probamos el plato típico, teniendo en cuenta los ingredientes de la zona no podía ser otro que cangrejo con salsa de pimienta, tengo que reconocer que estaba muy bueno.
Kep es la playa de los camboyanos, está abarrotada de gente local que pasan el día tumbados en unos puestos que se montan a lo largo de playa en la que se alquilan sombrillas y sillas. Dimos un paseo por la zona pero la playa no invitaba mucho al baño, sobre todo después de los días que habíamos pasado en el paraíso de Koh Rong.
Ya de regreso a Kampot la moto comenzó a sonar de manera sospechosa y en un cruce al aminorar la marcha se paró por completo. Aquí nos dimos cuenta que nosotros habíamos cambiado ante los problemas, si esto me pasa en la primera semana de viaje habría sido un problema muy gordo y seguro que nos habríamos estresado un montón. Sin embargo esta vez estábamos tan tranquilos, de hecho a pocos metros encontramos un taller de motos, la suerte estaba de nuestro lado. Un hombre que estaba esperando a que lavaran su moto nos dejó su teléfono, mejor dicho nos hizo de intermediario y él mismo llamó al teléfono que venía en el casco de las motos, a los pocos minutos aparecieron dos chicos que vinieron a cambiarnos la moto por otra, increíble, nosotros creíamos que intentarían cobrarnos algo por la avería de la moto pero fue todo lo contrario. Nos dejaron una moto casi nueva para que continuáramos con nuestros planes. A veces los problemas se resuelven solos.
En general Kep no nos despertó ningún interés en especial, la granja de pimienta nos resultó interesante pero si tengo que elegir entre Kep y Kampot, sin dudas, me quedo con la segunda.