Camboya, más allá de los Templos de Angkor ✏️ Blogs de CamboyaViaje a Camboya de mochileros que realizamos en septiembre de 2009. Durante un mes lluvioso recorrimos este país de este a oeste y de norte a sur tratando de mostrar la auténtica Camboya, la que existe al margen de los templos de Angkor. En http://www.conmochila.com podréis ver más fotos y videos del viaje.Autor: Tonirodenas Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (56 Votos) Índice del Diario: Camboya, más allá de los Templos de Angkor
01: Capítulo 1 - Viaje a Camboya
02: Capítulo 2 - Camino a Bangkok
03: Capítulo 3 - Bienvenidos al reino de Camboya
04: Capítulo 4 - Phnom Penh y el genocidio de los jemeres rojos
05: Capítulo 5 - Los campos de exterminio de Choeung Ek y el palacio real
06: Capítulo 6 - Kompong Cham, entrando en la Camboya más profunda
07: Capítulo 7 - Kratie, más Mekong y los delfines Irrawaddy
08: Capítulo 8 - Excursión en bicicleta por Koh Trong
09: Capítulo 9 – Camino a Siem Reap y las tarántulas fritas
10: Capítulo 10 – Primer día en los templos de Angkor
11: Capítulo 11 – Grandes paseos por los templos de Angkor
12: Capítulo 12 – De la jungla a la república de los monos
13: Capítulo 13 – La playa de Serendipity
14: Capítulo 14 - La playa de Otres
15: Capítulo 15 - Kampot
16: Capítulo 16- El Parque Nacional de Bokor y la fantasmagórica Estación de Montaña
17: Capítulo 17 - Escapada en moto por los alrededores de Kampot
18: Capítulo 18 - Despedida de Kampot y vuelta a Phnom Penh
19: Capítulo 19 - Paseando por Phnom Penh
20: Capítulo 20 - Visita al centro escolar de la ONG “Por la sonrisa de un niño”
21: Capítulo 21 – Les paillotes y las casas del vertedero de Phnom Penh
22: Capítulo 22 - Adiós Camboya
23: Capítulo 23 - La noche de Bangkok
24: Capítulo 24 - Bangkok express
Total comentarios: 32 Visualizar todos los comentarios
Etapas 1 a 3, total 24
Aún me río cuando leo en el blog de Laos que pretendíamos en tan solo 18 días ver el país descendiendo el Mekong y llegar a Camboya, cuando a duras penas nos dio tiempo de disfrutar los últimos días de las 4000 islas. Con el tiempo justo conseguimos llegar a Bangkok para coger el avión de vuelta a casa; y es que los viajes “con mochila” es lo que tienen, que son para cogerlos con calma, para disfrutar y para convertirte durante el tiempo que estés en el país ajeno en un ciudadano más. Impregnarte de su cultura y sus costumbres, conocer gente, conocer lugares. Nada de esos viajes precipitados en los que con tiempo record se consiguen ver tantos países que uno ya no sabe donde está ni que hora es. La nuestra es otra manera de viajar; pero tiene que gustarte.
No voy a decir que sea duro porque no lo fue para mí (claro está que hablo del viaje no del trekking, que eso es otro tema…), pero ya lo dijo mi madre al vernos en un video encajados entre sacos de arroz en el barco que bajaba de Huai Xai a Luang Prabang, y es que sarna con gusto no pica. ¡Que va! ¿Que nos depará el nuevo viaje...? El buen recuerdo del viaje nos animó a dedicarle tiempo al blog. Todo el año saboreando el viaje. Y es que han sido muchas horas de escribir, pasar videos, buscar fotos... Y el resultado, casi 30000 visitas de momento, decenas de comentarios y mails de gente haciéndonos preguntas del viaje, incluso agradeciendo la información. Y yo digo ¡Con mucho gusto!. Pero la tarea no terminó con el punto y aparte del blog, porque el proyecto que en un principio iba a ser “Laos y Camboya” y se quedó solo en “Laos...” este año tiene que ser “…y Camboya”. Con nuestro objetivo claro solo teníamos que empezar a pensar en como salvar el primer obstáculo: tiempo. Desde el principio tuvimos claro que este año nos queríamos ir todo un mes, el problema era que Toni no sabía cuando tendría las vacaciones; además yo los veranos suelo trabajar los 3 meses en el hospital y las recuperaciones de la carrera son en septiembre (bueno no era uno, sino varios problemas). Teníamos que hacer lo posible para librarnos de todo esto, así que si este curso me he pegado la empollada de mi vida para no tener que estudiar en verano, estos meses de julio y agosto casi vivo en el hospital, que aunque lo he escrito en dos líneas, mi sudor me esta costando... Así que por mi parte ya estaba todo claro. Faltaba la de Toni que era saber si este año en la empresa se iban a coger las vacaciones en agosto o en septiembre, y ya se sabe que la cosa no está para tirar cohetes ni para ir pensando en cogerse uno las vacaciones cuando le de la gana. Pero después de semanas de incertidumbre dijo la palabra mágica: septiembre. No teníamos tiempo que perder ya que esto lo supimos hace un par de semanas y los billetes vuelan, así que después de toda una tarde buscando, siesta incluida por mi parte, lo conseguimos. Y cuando me desperté Toni me dijo: Carme ya tenemos la combinación, “Milán-Abhu Dhabi-Bangkok” con Etihad Airways: 399 euros!!! Lo que nos ha salido un poco caro es llegar a Milán, pero aun así hemos ahorrado respecto al billete del año pasado. Y de Bangkok a Phnom Phen cogeremos otro vuelo, el de AirAsia. Pensando en nuestro segundo blog, este año queremos ir un poco más preparados. Viendo el rendimiento que sacamos el año pasado de las cámaras este año hemos decidido mejorar un pelín la calidad: una Canon HV20 para mí y “otra” Fuji S3 para Toni (la del año pasado murió en un río de Laos). También intento aprender algo sobre técnicas de grabación en video, y ya puestos leer algo sobre Camboya, los templos de Angkor o la triste historia reciente, el genocidio en manos de los jemeres rojos. Y con el inglés… bueno, con el inglés intento poner de mi parte, pero creo que al final se va quedar solo en eso, en el intento. Con respecto a las vacunas poca cosa que no esté escrita ya en el blog, pedimos cita en el Hospital General Universitario de Valencia y la visita fue rápida; es la misma zona y la mayoría de las vacunas aún nos sirven. Solo nos hemos puesto otra dosis para la rabia y volver a tomar el Vivotif. Sinceramente me preocuparía más pillar la gripe A ¡y que no me dejasen subir al avión! Lo demás ya está siendo coser y cantar: ojear la guía, elegir los lugares que no podemos perdernos, las visitas obligadas, hacer un itinerario, contar los días que nos faltan… Estoy deseando estar en cualquier sitio escribiendo el diario, bebiéndome una cervecita y disfrutando de la compañía, yo lo tengo claro. Toni, moltes felicitats per el teu 33 aniversari!!!! 12 días: empieza la cuenta atrás! Camboya 2009 Etapas 1 a 3, total 24
El almuerzo de despedida fue en el bar de los padres de Toni. Llegó el momento de partir y dejar durante un mes entero nuestros quehaceres cotidianos apartados. Un paréntesis en nuestras vidas tan fugaz como inmortal. El día esperado y la ocasión de experimentar. El tiempo de vivir.
De todas las cosas que me pude imaginar de camino al aeropuerto, lo que no se me ocurrió pensar es que éste iba a ser el viaje que me iba a abrir los ojos. Abrirlos para ver el mundo y descubrir que todas esas cosas que dicen que pasan son verdad: existen. Que hay quien no puede ir al colegio, que hay gente que pasa hambre, que los niños tienen que mendigar, que hay quien no se puede vestir, que las guerras dejan secuelas, que las minas arrancan piernas, que la prostitución infantil deja de ser una cosa que pasa a la otra punta del mundo cuando ves a una niña de la mano de un hombre delante de ti, que los padres venden a sus hijas, que hay quien paga por acostarse con esas niñas…Que el mundo esta mal. La única conclusión acertada que pronostiqué antes de subirme al primer avión es que este viaje nunca lo iba a olvidar, ni lo bueno, que ha sido mucho, ni lo malo. Empieza aquí un diario que me apetece mucho escribir, mostrar lo que ha sido Camboya para mí, un país desconocido del que he aprendido tanto: su historia, su gente, sus lugares, sus encantos y sus desgracias. Simplemente lo que vi. Camboya... A las 12:55 teníamos el vuelo a Malpensa. Después de acompañarnos hasta Manises, Juan Álvaro (el hermano de Toni) nos deseó suerte y entramos al aeropuerto. Estábamos contentos y despejados, sin habernos pegado la paliza de viaje en coche hasta Madrid del año pasado, y cuando nos dimos cuenta ya estábamos volando a Milán. El trayecto fue corto, pero lo pesado fue tener que estar cinco horas esperando a que saliese el avión de Etihad Airways, aunque no me debería quejar porque la que no quería cogerlos muy juntos y perder alguno era yo. Pero si el año pasado resistimos seis horas en Ubon Ratchatani sin nada que hacer, un aeropuerto con sillas, bares y sitios para comer era un paseo en lancha. Carme en el aeropuerto de Milán Malpensa Cuando se hizo la hora embarcamos y a las 21:00 partimos rumbo Abu Dhabi. Recuerdo que nos llamó la atención la decoración de los aviones de Ethad airways; el interior era todo de colores pastel y transmitía una sensación de relajación tan necesaria para mi en esos momentos (aunque me guste volar nadie me quita el acaloramiento durante el despegue, sin hablar de los ratos de turbulencias…) Ante todo la cenita con el vino de honor, ritual que tanto le gusta a Toni, y cuando se apagan la luces a dormir lo que se pueda. No pude ni siquiera ver una peli porque la compañía no tenía ninguna es castellano. Lo intenté con la de “Bola de dragón” en inglés pero al final me convencí de que no valía la pena seguir engañándome, que no me estaba enterando de nada. Ese vinito francés... El aeropuerto internacional de Abu Dhabi me recordó muchísimo al de Qatar: velos, pañuelos y burkas. Al entrar nos hicieron pasar por delante de una cámara térmica aparte de rellenar en el avión un cuestionario preguntándonos si teníamos fiebre o en que países habíamos estado los últimos días. Superada la prueba de la gripe A nos fuimos a buscar la terminal y de camino nos encontramos una especie de jaima con almohadas en el suelo que nos vino perfecta para esperar al siguiente avión. Allí nos quedamos tumbados en compañía de una mujer con la tira de hijos hasta que escuchamos la llamada a los pasajeros. La jaima del aeropuerto de Abu Dhabi La grata sorpresa llegó cuando después de esperar un rato dentro del avión que salió con un poco de retraso, nos dimos cuenta de que ya no faltaba nadie más por subir, que iba casi vacío. Un Boeing 777 enterito para nosotros y poquita gente más. En este si que fue comer y dormir plácidamente. Con tres asientos para mi me tumbé y no me tuve que mover ni para ponerme el cinturón al pasar por una zona de turbulencias; Toni me dijo que una zafata me vio durmiendo y me lo puso ella. Un avión casi para nosotros solos! A las 20:00 del domingo llegamos a Bangkok y aunque en un principio quisimos buscar el autobús que llega hasta Rambuttri, el cansancio empezaba a hacer estragos y pedimos un taxi. Con la experiencia de las otras visitas a la ciudad, Toni consiguió sacar el recorrido por 350 bahts. Y por fin llegamos a la primera parada, estábamos otra vez en Bangkok repitiendo en el Rambuttri Village. Me resultaba todo familiar y me gustaba la sensación: los taxis fucsia, los volantes a la derecha, la gente en la calle, los puestos de comida, los de ropa, los bares… Nos dimos prisa, una ducha rápida y volvimos a salir para buscar algún sitio en el que cenar. Aun así la lluvia fue más rápida que nosotros y no nos dejó ni salir del portal donde esperamos con la esperanza de que ésta iba a ser una tormenta como las de siempre, de diez minutos. Pero pasaron diez y veinte minutos, y en vez de mermar el agua cada vez caía más enérgicamente. Así que no tuvimos mas remedio que subir a por los ponchos y enfrentarnos a la tempestad. A trancas y a barrancas llegamos a un restaurante, justo enfrente del puesto donde cenamos el año anterior. Allí nos refugiamos del temporal y mientras esperábamos la comida escuchamos unos truenos como pocas veces en nuestras vidas al mismo tiempo que pensaba “menos mal que ya no estoy en el avión, porque oigo esto ahí arriba y me da un ataque de pánico”. Aunque en un mes hay tiempo de saciarse de arroz y nuddles, esa noche los disfruté mucho, no hay nada como oír como cae un aguacero estando a cobijo, que relajante… Si solo oírlo ya nos impresionó, cuando salimos a la calle nos quedamos pasmados: estaba inundada!. Era imposible que hubiese caído todo ese agua, durante la cena había cambiado el escenario y estábamos en Venecia. No me hubiese extrañado ver pasar una góndola con mis padres arriba disfrutando de sus vacaciones y preguntándome: tu no te ibas a Camboya? Bangkok inundada Pero como no pasó ninguna barca nos tuvimos que armar de valor y tirarnos al río, y dando por perdida la oportunidad de volver a visitar Khaosan street fuimos directos al Susie Pub. Encima de la acera... Sentados en la parte de afuera y viendo pasar a la gente que vencía los baches como podía nos pedimos una cerveza y un mojito y nos sacaros dos de cada por ser la hora feliz. Pero hartos de tanto agua no pudimos con los vasos y nos fuimos a dormir, que ya era hora. Disfrutando de la “Happy Hour” en el Susie Pub El mago enmascarado aun nos tuvo un rato despiertos delante del televisor revelándonos como se puede andar por encima del agua, y después de ver como nos toman el pelo con los trucos caí en un sueño profundo… Etapas 1 a 3, total 24
Tal como nos pasó el año pasado el primer día en Bangkok, nos quedamos fritos por la mañana; pero la diferencia era que esta vez no teníamos prisa porque el vuelo a Phnom Penh no salía hasta la tarde.
La guesthouse donde nos hospedábamos está justo en una plaza situada al final de una callejuela que sale desde Rambutttri donde hay algunos cibers y bares. Justo en uno de ellos nos sentamos y nos pedimos una tortilla para desayunar, como hicimos tantos otros días. Mi vaso de leche con cola-cao por las mañanas es una de las cosas que mas eché de menos durante el viaje, aunque a decir verdad prefiero la tortilla al arroz hervido en ayunas. Desayuno en la plaza de Rambuttri Village Pagué la cuenta mientras Toni negociaba con un taxista para que nos llevara al aeropuerto otra vez por 350 bahts, y aunque nos han llegado a pedir 600 bahts por el mismo recorrido en alguna ocasión, esta vez conseguimos establecer nuestra tarifa. Quedamos con él hacia las 12:00 y mientras se hacía la hora hicimos un poco de tiempo en el ciber escribiendo algun mail diciendo que estábamos bien (estoy segura de que este año no se puede quejar mi madre porque le escribí casi todos los días). A la hora concretada nos acercamos ya cargados con las mochilas donde se encontraba el taxista y otra vez a hacer el mismo camino. Ese día, ya más despejada que el anterior, me di cuenta durante el tramo en coche de que no parecía que hubiese pasado un año desde la última vez que estuvimos en Bangkok, todo seguía igual: los edificios descomunales, el ajetreo por las calles, las pancartas de anuncios enormes, el bullicio de la carretera y al final el aeropuerto. Al llegar, el taxista estaba tan ansioso por coger a otros pasajeros en la puerta del aeropuerto que ni se molesto en pedir cambio para cobrar el viaje entero y se conformo con 20 bahts menos. Ese día si tuve tiempo de volver a fascinarme con lo que es el aeropuerto de Suvarnabhumi recorriéndolo casi entero de una punta a otra. Ya en zona internacional nos volvieron a dar unos cuantos papeles para rellenar: unos para el visado a Camboya y otros otra vez para la gripe A. Si alguien se hubiese leído alguno de esos papeles apuesto a que no nos hubiesen dejado entrar al país después de contestar a la pregunta de en cuantos países habíamos estado durante la última semana, por si les parecía poco solo en un día en España, Italia, Emiratos Árabes, Tailandia y ¡¡de camino a Camboya!! ¿Alguien da más? Aeropuerto de Suvarnabhumi en Bangkok Este año decidimos coger directamente un vuelo de Air Asia a Camboya porque queríamos empezar el viaje desde la capital Phnom Penh y queda bastante lejos de Bangkok. Aunque no tanto con el avión ya que llegamos en menos de una hora. Cuando empezó a disminuir la altura pude comenzar a observar el paisaje quedando fascinada con la bonita estampa. Todo lo que abarcaba mi vista eran campos de arroz, palmeras y montañas dejando apenas pequeños huecos sin color verde para casas y carreteras. La escena se repitió hasta que se empezó a vislumbrar Phnom Penh, una ciudad sin grandes edificios ni grandes construcciones mas parecido a un pueblo que ha crecido que a la capital de un país, pero con otros muchos atractivos que poco a poco fuimos descubriendo durante nuestra estancia. Al fin bajamos, el aeropuerto pequeño y modesto nos avisaba de lo que es el país; nada más bajar del avión pensé “por fin estoy pisando Camboya”. Volvimos a pasar por una cámara térmica y fuimos a hacernos el visado. Tuvimos que ponernos primero en una cola donde entregamos los pasaportes y luego esperar para recogerlos donde estaba todo el mundo. Zona de recogida de pasaportes en el aeopuerto de Phnom Penh Allí uno de los agentes gritaba los nombres (muy bien pronunciados los nuestros la verdad, Antonio y Carme. No les debieron parecer dos nombres tan difíciles), para devolvernos el pasaporte y pagar los veinte dólares que vale la entrada al país. Carme recogiendo su pasaporte con el visado Nada que declarar y… ¡¡¡¡Bienvenidos al reino de Camboya!!!!!. Eso si, éste nos quiso recibir igual que Tailandia, a lo grande con otra tormenta. Sin darnos cuenta ya estábamos fuera del aeropuerto mojándonos. Rápidamente cogimos un taxi en compañía de una pareja de madrileños que venían en el mismo avión y para ir juntos le dijimos al taxista que nos llevara al miso hotel que iban ellos. Bienvenida con tormenta!! Hotel Indochina II. Gran error. No volvimos a pagar tanto por una habitación en todo el viaje: 20 dólares sin tener nada de especial, eso si, estaba muy limpia. El aire acondicionado es lo que más encarece el precio, pero nos acostumbramos a dormir siempre con ventilador y dormimos todos los días entre 5 y 8 dólares. No vi nada durante el camino, solo agua, coches que parecía que flotaban y un policía descalzo que más que dirigir el tráfico hacía el esfuerzo por ser visto y que no lo atropellaran. Hotel Indochina II (la del poncho es Carme, la véis?) Cuando pudimos descargar todos los bártulos nos fuimos a ver un poco la zona del río. Phnom Penh está situada justo en la confluencia de dos ríos, el Mekong y el Tonlé Sap. La zona del paseo fluvial esta llena de guesthouses y restaurantes, además de ser el lugar donde se encuentra el Palacio Real. Es por eso que sus calles estan siempre repletas de gente, niños vendiendo libros fotocopiados y conductores de moto y tuk-tuks hasta bien entrada la noche. No anduvimos mucho. Desmayados, paramos casi en el primer restaurante que vimos para hacer una comida-merienda-cena, un tailandés. Mientras nos tomábamos algo esperando los platos, unos niños se acercaron para vendernos cosas. Llevaban libros fotocopiados, la mayoría de ellos de historia sobre Camboya o de los jemeres rojos y también Lonely Planets en varios idiomas. No tenían nada en español, y pronto aprendimos que era la excusa perfecta para que dejasen de atosigarnos. “No thank you, we read in spanish”. Aunque alguno insistía enseñándonos más libros en otros idiomas y los más incrédulos mirando nuestra Lonely Planet a ver si estaba en inglés. Al final aun les compramos un par de paquetitos de postales después de tenerlos Toni un rato entretenidos haciéndoles la puñeta, al fin y al cabo son niños. Recuerdo que en la mesa de al lado una niña miraba hipnotizada el móvil de un turista que le mostraba como funcionaba. Toni negociando la compra de postales Dimos una vuelta antes de ir a la guesthouse y paramos en un bar a hacernos una cerveza. Nos sentamos en una de las mesas de la calle y al rato se acerco una niña que se quedó de pié a mi lado. Nos miraba mientras recitaba cantando alguna cosa en inglés, pero hablaba tan bajito que no se oía nada. Era tarde y la niña seguramente solo nos estaba pidiendo un dólar. Es duro; lo fue para mí tener que enfrentarme por el país a esas miradas clavadas que suplican que les des algo y saber que aunque les des algo no vas a cambiar nada. Y no es cuestión de tacañería, que darle algún riel no nos supone nada, todos lo sabemos. El problema es que dándoles dinero estás fomentando a que sigan en la calle mendigando, o peor aun, cuando ese dinero ni siquiera es para ellos y hay alguien esperando en la esquina para cobrar. Esta fue una de las cosas que más me costó encajar del viaje, es difícil saber donde está el límite, porque ahora que lo pienso ni siquiera sé si debimos comprar las postales a los niños… Tomándonos una copa Camboya es hoy aun un país intentando superar las consecuencias de muchos años de guerra que han dejado su fruto: hambre, pobreza, prostitución… Fue el día siguiente cuando empecé a entenderlo todo. Etapas 1 a 3, total 24
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (56 Votos)
Últimos comentarios al diario Camboya, más allá de los Templos de Angkor
Total comentarios: 32 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados Camboya,mi gran sueño
Viaje por libre en el reino de Camboya.
⭐ Puntos 4.92 (13 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 78
3 Días visitando Camboya
3 días de ruta visitando Camboya, con sus fantásticos templos, el lago Tonle Sap y la ciudad de Siem Reap
⭐ Puntos 5.00 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 40
Camboya en 27 días
El año pasado conocimos Tailandia, conquistándonos la gente mucho más que los lugares en sí, teniendo esto en cuenta, este año decidimos viajar a Camboya...
⭐ Puntos 4.80 (5 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 39
Phom Penh, Pursat, Battambang y Siem Reap
Del Desastre de Pol Pot a la maravilla de Angkor
⭐ Puntos 4.60 (5 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 32
La joven Camboya - Vuelta al Mundo
Desde Vietnam entré a Camboya, aquí me quedé 24 días. Desde el Delta del Mekong en Vietnam...
⭐ Puntos 5.00 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 29
Galería de Fotos
|