DÍA 5: ALEPPO ✏️ Diarios de Viajes de Asia Central y Oriente Medio

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Desayunamos en el patio central que tiene el hotel, a cuerpo de Rey, y preparamos el plan de día en Aleppo. A pesar de que el hotel es muy bonito, hay que destacar que la ducha es lo peor: la típica que no tiene fuerza, que tarda mil horas hasta que sale el agua fría, etc.

Lo primero que visitamos de la ciudad es la puerta Bab Antakia, justo donde nos dejó el taxi el día anterior. Después vamos a la Mezquita Al Qaiqan, desde donde hay muy buenas vistas de la ciudad nueva. Para verla por dentro hay que llamar a la puerta y que te abra alguien, pero nadie nos abre, así que nos quedamos sin verla por dentro.

La ciudad antigua está plagada de zocos, pero queremos dejar las compritas para el final del día porque sabemos lo que nos pasa y nos liamos.

Hay muchos Caravasares, placitas con tiendas y arcos, muy bonitos, aunque la mayoría están derruidos. Entramos en el que, supuestamente, era el más bonito de la ciudad: el Khan as Saboun, pero no tienen nada que ver con las fotos que hay en la guía, así que nos salimos igual que entramos.

Por fin llegamos a la Gran Mezquita de Aleppo. Estaba cerrada, pero desde dentro vino un tipo y nos abrió la verja, nos puso la toga, nos quitamos los zapatos, le dimos 100 SYP por las 4 y entramos. No había prácticamente sirios rezando, es decir, no estaba tan ambientada como la de Damasco, pero también es bonita.

Cuando salimos, fuimos a otra mezquita que está cerca que se llama Mequita Sohafiya, a la que intentamos entrar, pero está cerrada.

Yo creo que lo más impresionante de Aleppo es La Ciudadela: para verla bien se necesitan 2 horas como dicen las guías y los foros y, efectivamente, es el tiempo que estuvimos dentro. Cobran 150 SYP por entrar, aunque a los sirios sólo les cobran 15 SYP. Si tienes el carnet internacional también te cobran esa cantidad; hemos comprobado verdaderamente que es muy importante hacerse el carnet internacional porque lo piden en todas partes, no vale con el carnet universitario caducado desde hace 5 años, apunto. Dentro de la ciudadela se destaca: El palacio Ayubí, el Hammam, el Museo (aunque no entramos), la prisión subterránea, la cafetería (totalmente de guiris, donde nos tomaos un té), la torre, los miradores desde donde se ve toda la ciudad de Aleppo...

Durante nuestra visita, nos encontramos con un grupo enorme de sirios, unos 20 aproximadamente, que se emocionaron al vernos ya que casi no hay turistas, (podemos decir que no había ninguno), y en seguida se acercaron a preguntarnos de dónde éramos, qué hacíamos en Aleppo, dónde íbamos después, etc. Nos hicieron varias de fotos con sus móviles y nuestras cámaras. Estuvimos un rato charlando con ellos y nos dijeron que estaban estudiando 1º de ingeniería eléctrica, que eran de distintas ciudades de Siria y que estaban allí visitando la ciudadela, igual que nosotras.

Cuando salimos de la ciudadela, donde está justo la torre hay una sala muy bonita que no está indicada, se llama La Sala del Trono. La encontramos de casualidad pensando que eran las escaleras de subida a la torre.

Tras la visita a la ciudadela, nos fuimos a un sitio de comida rápida a comernos un kebab. El sitio está saliendo de la ciudadela a la derecha, en una de las calles que bajan. El kebab estaba especialmente. Comimos por 300 SYP.

Y después, empieza nuestra tarde de zocos. Hay un zoco muy bonito al lado de la Mezquita Sohafiya que los vendedores y compradores son locales. Allí compramos alguna que otra pulsera de plata y un anillo de plata que el tío lo hizo en el momento.

Luego nos fuimos a los zocos típicos. La verdad es que hay plata, piedras semipreciosas y alfombras por todas partes, pero como de esto último no nos podemos llevar a España, pues atacamos con el tema pulseras, pendientes, collares, etc. Otra cosa típica de Aleppo son los jabones de Aleppo, y también nos llevamos unos cuantos y, sin olvidarnos de los auténticos palestinos sirios. Como en todo zoco que se precie hay que regatear a tope.

Como éramos de las pocas turistas por allí, éramos carne de cañón de todos los vendedores, y por ello, no faltaban sirios que te invitaban a entrar en su tienda. Ahí, el sirio que sabía algo de español era el rey, porque en seguida te decía 4 cosas y te convencía. A veces es imposible decirles que no, se ponen muy pesados.

Personajes a destacar en nuestras andanzas por loa zocos:
· uno que hablaba muy bien inglés que nos llevó a su tienda y nos enseñó sus collares y pendientes. Nos dijo que su hermano era culturista y nos enseñó sus fotos para confirmarlo. Les salió redondo porque vimos un collar que como nos gustó y al rato volvimos. SI es que somos las típicas compradoras, no se puede evitar porque al final no compramos el collar pero sí nos llevamos unos cuantos pares de pendientes. Por si acaso no nos había quedado suficientemente claro, nos repitió la historia de que su hermano era culturista, enseñándonos las fotos de nuevo y ya, por si no nos habíamos enterado del todo, cuando conocimos al hermano culturista, nos lo contó otra vez y nos volvió a enseñar las fotos.
· Uno de rojo que también hablaba muy bien inglés, que nos llevó a su tienda pero que no compramos nada.
· Uno de bigote que tenía una tienda bastante bonita pero que como no compramos nada, nos llevó a la tienda de su sobrino que acabó siendo el de rojo. Es que aquí son todos familia, por lo visto
· El último, que hablaba n idiomas, entre ellos, el español. La tienda era de las más bonitas que vimos, tenía un montón de cosas que nos gustaban, le compramos alguna cosa y nos fuimos. Una de nosotras se quedó con las ganas de una cajita muy bonita, así que volvimos a por ella. Cuando volvimos a la tienda, resulta que él no estaba, aunque su tienda no estaba cerrada del todo. Los sirios de las tiendas que estaban al lado (probablemente, familiares) lo llamaron por teléfono a ver que nosotras estábamos allí, y nos pasaron el teléfono para hablar con él. Pues bien, hasta por teléfono regateando, esto es la pera! Pues el tío llego, y además de la cajita, nos llevamos unas cuantas cosas más, después de mucho regatear.

Acabamos agotadas con tanto regateo, y las manos llenas de cositas. Nos fuimos al hotel a dejar nuestras adquisiciones y a coger jerséis y ropa de abrigo porque, insisto, el frío que hacía no era normal. Y de ahí, nos fuimos a cenar.

Queríamos pasar por el Spring Flower Hostel, que está situado donde están el resto de los hoteles, en la ciudad nueva, y cerca de todos los restaurantes. Este era una de nuestras opciones de hotel, pero que acabamos en el que estamos. Pues este hotel tiene una terraza arriba (cerrada, por supuesto, cualquiera se queda en una terraza al aire libre) donde dan cerveza local, pero cuando vimos la hora, eran las casi las 22:00 y no nos podíamos retrasar mucho para ir a cenar porque los sitios cierran.

Queríamos ir al Restaurante Al Kindi, que es de los mismos que el del día anterior Al Come pero en la parte de abajo, así, íbamos a tiro fijo y no teníamos que buscar porque estábamos realmente agotadas. Pero cuando llegamos estaba totalmente vacío y sin nada de ambiente, así que volvimos a repetir al restaurante Al –komeh que está en la parte de arriba, muy animado y con un tío cantando en directo con una auténtica guitarra siria.

El trato en el restaurante es inmejorable. Nos recomendó varios platos para comer que estaba buenísimos: Rice Freakeh meta (arroz con trigo y carne), Kivi Labanie (carne rellena de queso y verduras), Maria Araeas (carne picada con menta y pan encima) y Meat mefarakeh mushrooms (carne con setas). Todo buenísimo.

Y después, nos fuimos al hotel, que al día siguiente cogíamos el avión para Amán y había que madrugar mucho. Acordamos el taxi con el del hotel, que nos clavó 20 euros! En estos casos, creo que es mucho mejor pillar un taxi de la calle, pero como era tan pronto, no nos la queríamos jugar (aunque en Siria y Jordania hay taxis a todas horas). Además, al día siguiente vimos que el taxista era el mismo dueño del hotel, que había cogido su propio coche, vamos, otro timo de los grandes. Por lo menos, le dijimos que si nos podía dejar algo de desayuno preparado sólo para nosotras y nos dejó un montón de cositas.

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