Estamos a 3 de Noviembre y nos esperaba en Madrid un vuelo por la compañía Thai Airways (TG949) de 12 horas, sin escalas y con destino a Bangkok a las 11:35 de la mañana. 12 horas??? Nos vamos a morir! Eso fue lo que pensamos… Llegamos al aeropuerto eran las 8:35, el check in muy rápido y desde el primer contacto con el personal de la compañía aérea pudimos sentir que sería un vuelo algo distinto de los que estábamos acostumbrados (los charters del Caribe son terribles). Tardamos un buen rato en pasar las dos barreras de seguridad del aeropuerto (quita ordenador, quita zapatos, quita cinturón, pon el abrigo y no sé que más). El control de pasaportes lo mismo, nos miran como delincuentes (sólo me pasa a mi?) pero al final lo más gracioso es que yo me había intercambiado, sin querer, el pasaporte con mi compañero y solo me di cuenta cuando pasé el control (lo hicimos por separado)… así que muy atentos no deben de estar.
Al final, las 3 horas de antelación nos dieron para pasar los controles, desayunar, un cafecito y 20 min de espera en la puerta de embarque.
Todo muy puntual, entramos en el avión y nos quedamos alucinados. Muy bien cuidado, la tripulación muy cordial, las poltronas tenían bastante espacio entre ellas, muy confortables, un monitor por asiento con decenas de películas de todos los estilos para ver, músicas, videojuegos, etc. La comida, dos menús que elegir, Thai u Occidental. Elegimos Thai (estábamos ya entrando en el modus vacaciones)… y me acuerdo perfectamente de la señora Thai que me mira y sonríe cuando pido este tipo de comida. Tras probar el primer bocado me doy cuenta del porqué sonríe de manera tan forzada… casi me llegan las lagrimas a los ojos (no de bueno… pero de cómo quema la boca! Muy condimentada la comida… pero comestible). Te sirven bebidas a todo rato (agua, zumos), unos aperitivos y están siempre muy pendientes. En fin, 12 horas pasaron literalmente volando (la noche anterior no había dormido nada para poder dormir en el avión), un par de películas y parecía que estaba en primera clase, que emoción. Al final de tan un desayuno (que estaba bastante bueno para mí).
Llegamos súper puntuales al aeropuerto de Bangkok, eran las 5:35 de la mañana (diferencia horaria de 6 horas para Madrid y 7 para Lisboa). No estábamos especialmente cansados. Nos dimos cuenta de lo enorme que es el aeropuerto de BKK y lo bien cuidado que está. El control de pasaportes fue bastante rápido, no especialmente simpáticos y me miran igualmente como delincuente (o por lo menos es lo que me parece jejeje). El siguiente paso, las maletas, que llegan en minutos! Nada de perder tiempo aquí.
No surge una indecisión… cambiar todo el dinero que tenemos (que ya llevaba calculado para pagar actividades, entradas, algunos hoteles más pequeños sin terminal de multibanco) o cambiar sólo una parte?. El cambio en el aeropuerto, tal y como comentan muchísimo en el fórum, era malísimo… 38 Bahts por Euro, lo que no me gusta nada. Busco aquí y busco allí (hay muchísimos puestos de cambio pero todos de 3 u 4 bancos). Nada… todo lo mismo… los 38 bahts ni un poco más ni un poco menos. Al final decidimos arriesgar y cambiar únicamente 100 Eur para el día (comida, entradas, transportes públicos y algún eventualidad que tuviéramos que hacer frente), más que suficiente.
Por fin quedaba lo que más me temía… el coche. Y es que la reserva la había hecho por internet. No sabía que consideraban en Tailandia de “coche económico” aunque me decía en la reserva un “Toyota Vios”, pero de qué año?? Lo había buscado en internet, tenían buena pinta… los modernos. También me daba miedo el conducir del lado contrario, el ser un coche automático, una ciudad que todos decían que era el caos! M I E D O. Pero no somos de quedarnos paralizados por el miedo, e intentamos vencerlos por parte. Llegamos puntuales a punto de Hertz Thailand, 6:30 de la mañana (muy fácil de encontrar). Entrego la reserva y estuvimos como una hora(!!!) con los tramites. Os comento, que sepáis inglés o no, os va a dar lo mismo o casi… yo hablo perfectamente ingles y tenía que comunicar a la moda antigua, señalando objetos y gesticulando con las manos… fue algo complicado. Se confirmó todos los datos de la reserva: entrega del coche en el aeropuerto de Chiang Mai, km ilimitados, conductor adicional, GPS, seguro contra todo (SCDW imprescindible en estos casos para no tener malas jugadas) y 7 días. Pagamos con tarjeta 150 Euros por todos y tuve que dejar (también en tarjeta) 30.000 Bahts (cerca de 800 Eur) como depósito para el caso de no entrega del coche, aunque esto no me sonaba muy bien, porque si tenía el SCDW porque dejar este depósito??? Raro, pero no quise discutir este asunto y perder tiempo. Al final, el día de entrega del coche, y esto sí que es raro, ni me habían quitado el dinero por lo que no tuvieron que devolver en la tarjeta nada de nada. La chica, muy simpática, nos llevó al coche, y cuando lo veo me quedo con la boca abierta! Por 150 Eur una semana nos dio un Toyota Vios nuevo!! Y cuando digo nuevo, es que es nuevo!
Tenía 2000 km, estaba impecable, en perfecto estado, y dejé todas las armas en el suelo (mal hecho!). Estuvimos verificando el coche (arañazos y tal) estaba todo muy bien. Por dentro era un lujo, muy confortable. Aprendimos a conducir con el cambio automático y a programar el GPS. Terminado esto, estábamos preparados. Sudando de los nervios (y del calor agobiante, la humedad en el aire, bahhh que horror que nervios, que nos esperaría?). Mi compañero con su mal vicio, que me estresa aun más, tenía que fumar un par de cigarros (era prohibido por la compañía Hertz fumar en el coche).
Eran las 7:30 de la mañana y arrancamos el coche… primero despacio que hay que acostumbrarse a esto (30 km/ hora jejejeje) Luego ya entramos en la autopista y pienso: “anda, si no hay tantaaaaaaaaaaaaaa…. Que es esto??????” teníamos una cola de coches por delante que seguramente atravesaba la castellana hasta atocha. Bueno, al menos podemos acostumbrarnos al coche, sentir un poco el para y el arranca. Mirar la ciudad con detalle y conocer su forma de conducir y…… “Que es esto?????????????” lo digo yo casi teniendo un infarte. El parabrisas… tenía el cristal ligeramente roto (nada de especial y por eso no lo notamos al chequear el coche). Ya me empiezo a sudar… 30.000 bahts! 30.000 bahts pienso. Bueno, que llamo a Hertz y les comento lo del cristal (habían pasado 20 minutos desde que habíamos salido del stand, pero es lo mismo que nada porque no te entiende una palabra! Me dicen que envíe un mail… y como no podemos dar la vuelta por lo del atasco, pues vale, sea. Les mando el mail desde el hotel, ya no quiero pensar más en este, tengo el seguro contra todo (aunque mi miedo es que no incluyera los cristales rotos porque hay compañías que no lo incluyen por nada). Total, una distracción que debería haberse evitado, ojo! El atasco tampoco resulto tannnn problemático, y la conducción aunque algo nerviosos, pues bien. Hicimos 30 km en 1 horita y poco (nada mal para primera vez en BKK).
Eran casi las 9:00 cuando llegamos al hotel (Casa Nithra). Había solicitado al hotel un check in más temprano, y me contestaron por email que no podían garantizarlo. Lo que si podían garantizar era una plaza para el coche en su “parking” privado. Digo “parking” privado, porque el “parking” privado era un trozo de la calle, donde si aparcamos sin problema porque estaba realmente reservado. Entramos para probar el check in, y fuimos muy bien recibidos. Té helado (muy rico, al punto de olvidarme que no se debe beber nada de nada que no esté embotellado! Pero tranquilo que no pasó nada de nada.) y unas toallas de manos refrescantes y perfumadas. Solicitamos el check in y nos lo dieron! Sin pagar nada más! Eran las 9:00 de la mañana. El hotel muy bien cuidado, muy limpio, la habitación espectacular (buenas dimensiones y cama muy confortable). Una ducha, cambio de ropa y a la calle (eran las 10:00).
Habíamos elegido un hotel cerca de lo que íbamos a visitar ese día, el casco urbano más antiguo. El hotel muy cerca del rio y de la parada del Phraya Express (el bote) a dos paradas del Gran Palacio y del Wat Arun, al lado de Khao San Road. Central para lo que queríamos por lo tanto. Hotel barato, de excelente calidad y recomendadisimo.
Aparcado el coche en el hotel, donde se quedaría hasta irnos de Bangkok, nos dirigimos a pié hasta la parada del bote Phraya Express. No intentaron engañar, conforme se puede leer muchísimo en el fórum, sobre el Gran Palacio y demás templos encerrados aquel día. Yo estaba preparado para esto (mi compañero se lo creía a todos jejejeje y lo tenía que arrastrar para que no nos metieran en un tuk tuk). Esto lo ves gracioso la primera, segunda o tercera vez… ahora… en 500 metros me intentaron parar unas 50 veces! Al punto de que uno de ellos ya me decía que el palacio estaba encerrado de 10 a 14h por el tema de las fiestas (Loi Krathong) y aquí sí que dudé y mucho, pero que mantuve fiel al fórum! Llegamos a la parada del barco, un poco lioso descubrir hacia donde. Al final descubrimos el mapa cerca de la parada del barco, con las distintas paradas y los templos. El barco, como también dicen por el fórum, es el de la banderita naranja y el ticket se paga o dentro del barco o en un pequeño puesto fuera (lo hice de las dos maneras) y es muy barato! (creo que unos 15Bahts? Ya no me acuerdo bien de ese detalle).
Cogimos el barco (apiñado de gente)
y dos paradas después en 15 min, salimos en la del Gran Palacio (Tha Chang). Lo único que hay que hacer es seguir todo recto, sin hablar con nadie (que una vez más te intentar mentir y meter en un Tuk Tuk), fácilmente ves el recinto del palacio y centenas de turistas!!!! Una multitud!! Una avalancha!!! Y es que nunca he visto tanta gente junta. Peor, para llegar, ya empiezas a sentir un olor bastante molesto (para mí) en esta ciudad… la comida que se cocina en toda parte y el olor característico de un fruto que tienen, el Durian… siento decirlo, pero para mí horrible, y este olor se impregnó en mi ropa y en mis sentidos al punto de dejarme toda la semana nauseado (incapaz de comer con ganas… y esto que yo no soy nada de nada rarito para comer).
Aunque tenía este problema del olor de la ciudad, estaba bastante entusiasmado y me encantó ver el movimiento de gente en la calle. Los pequeños mercadillos y puestos de comida. En un par de minutos llegamos a la entrada principal del recinto del Gran Palacio, donde (si había dudas se disiparon) ponía en letras bien grandes “ABIERTO TODOS LOS DIAS” jejeje. Pagamos cada uno 500 Bahts para entrar. Este recinto tienes varias zonas y te dan un mapa al entrar. Muchísima gente por todas partes, imposible disfrutar del lugar como a mí me gusta… pero eran casi las 11 de la mañana por lo que es normal.
El recinto y los edificios son bonitos. De todas formas lo disfruto hoy en día más, a través de las memorias y las fotos, porque el estar allí fui algo agobiante… repito, mucha gente. Pero me parece ser una visita obligatoria. Dimos un par de vueltas, entramos el Wat Phra Kaew (que está en el recinto) y que según he entendido significa “capilla real”, contiene el templo del Buda Esmeralda del cual no puedes sacar fotos. Bonito, no extraordinario o impactante a nivel religioso. Me considero una persona sensible a la espiritualidad, sin embargo todo ese colorido, el dorado, los azules, etc… era visualmente bonito (en algunos puntos algo cutre debo decirlo), el conjunto pegaba bien pero no sentía esa paz, que se espera de un local altamente reverenciado… Además, la importancia del rey en esa cultura, es alucinante, casi como un dios (esto lo digo sin cualquier intención de crítica). Bueno, total, el recinto visualmente me despierta dos formas de sentimientos, por un lado, si me distancio un poco y lo visualizo por mi memoria y fotos, entonces os digo que es una pasada! Ahora, acercándome como estuve, mirando los detalles (excepto algunas pinturas o estatuas) lo veo muy exagerado tirando para lo cutre. No estuve realizando un examen exhaustivo, ni poco más o menos, al recinto. Dos horitas, unos paseítos largos, parar para disfrutar del momento, sacar unas foto y ya.
Eran las 13h… no teníamos hambre (el olor me quitaba cualquier ganas de comer). Siguiente parada el Wat Pho que está justo por detrás del recinto del Gran Palacio. Vamos andando, en medio de una multitud, lo que hace difícil que te equivoques en el camino.
El wat Pho, cuyo nombre original es Wat Phra Chettuphon Wimon Mangkhlaram Ratchaworamahawihan, famoso por el Buda Reclinado, un gigante con cerca de 40 metros de largo y unos 15 de altura. Cubierto de pan de oro. Los pies de este buda son una autentica obra de arte. Es realmente impresionante y bellísimo. La típica foto, desde los pies, difícil de sacar pero muy posible, no por la máquina fotográfica (para que te quepa toda la estatua en la foto, lo que para la GOPRO no es un problema por el tipo de lente que tiene) pero por la cantidad de gente. El Buda Reclinado resulta más espectacular en vivo y en directo que en cifras e imágenes. Sorprende ver como la estatua encaja casi milimétricamente en el templo en el que se encuentra. Apenas hay sitio para los dos pasillos por donde se le rodea caminando.
Tras visitar el wat Pho estuvimos dando unas vueltas por las calles, mucha gentes, cantidad de puestos de comido, olores muy intensos y finalmente nos deparamos con el mercado de las flores. Lo atravesamos, sin detenernos mucho. Es visitable e impresionante por la cantidad, calidad y diferentes tipos de flores que te encuentras. Todo muy barato, incomparable con lo que pagas en Lisboa por una rosa.
Volvemos atrás y subimos por una carretera principal que nos llevaría de nuevo al Gran Palacio. Vimos un par de templos más, pequeños y muy coloridos, no sé los nombre de estos templos, una vez que los encontramos al acaso y no tenia indicación del nombre de los mismo. Dispensable la visita? Si. Apreciable? Mucho. Era estar fuera de la ruta de turismo lo que a mí me gustaba bastante, y más dentro de la vida de la populación. Más mercados, calles estrechas en las que nunca nos sentimos amenazados o en peligro. Nos mezclábamos. Nos miraban y pasaban de nosotros. A la vuelta quería encontrar un sitio donde tomar una copa y poder ver el Wat Arun a lo lejos (no teníamos intención de atravesar el rio para ir a ese templo). El guía de Lonely planet recomienda el Amorosa, pero no lo encontré… a lo mejor había cambiado de nombre o estaría mal identificado en el mapa o también cabe la posibilidad del acceso estar bastante oculto entre todas las tiendas y pequeños restaurantes ambulantes. Al final encontramos otra terraza que nos permitió tomarnos un descanso, una bebida refrescante y una vista sublime del rio y del Wat Arun. Existen muchísimas terrazas idénticas a lo largo de esa calle.
Sobre las 17h volvimos a nuestra habitación del hotel. Una nueva ducha y nos dio el cansancio del viaje y del día caminando. Sabíamos que si nos acostáramos, dormiríamos hasta apetecernos, así que nos sentamos en la cama a ver un poco la tele y descansar. Sobre las 19:30 fuimos a cenar ya con hambre. (Estuvimos todo el día sin comer…). Cenamos en el hotel, y explico por qué… como lo había dicho antes el olor de las calles era muy intenso, no quisimos probar los chiringuitos en la calle (que eran más baratos que piedras) pero no podíamos, estábamos nauseados con el olor, nos pareció todo sumamente poco higiénico (y es que repito, de verdad que no soy rarito para estas cosas, nada exigente). En el hotel pedimos dos platos. Uno de ellos estaba riquísimo, tenía un sabor muy dulce, pero era bueno. El otro lo probamos y se quedó, por lo demás, inviolable. En cuanto metí el tenedor en la boca parecía un incendio provocado por la explosión de un volcán. Así de picante era. Terrible. Dejadme que haga un paréntesis aquí… había leído en el fórum varias personas que comentaban que se comía mal o que la comida sabía raro etc. Pensaba yo para mi mismo que era un exagero y que no seria para tanto y que seguro que se come bien y que comer en la calle…. Bueno, debo dar a esa gente toda la razón (desde mi punto de vista). Por culpa del olor de las calles en el casco viejo de Bangkok, de los chiringuitos de comita, de la frutita esa (Durian) la primera semana y media en Tailandia casi me muero de hambre… siempre nauseado y obligándome a comer. Lo pasé verdaderamente mal a cuesta de eso, y el viaje salió tan caro porque en vez de gastarme unos 3 euros por comida me gastaba unos 10 (en el presupuesto pesa mucho).
Siguiendo… terminamos nuestra comida y nos fuimos andando a Khao San Road. Me encantó! La vida que tiene. Los vendedores. Restaurantes. Tiendas de calle. La gente. Me gustó mucho. Tenía intención de probar los insectos… olvidadlo. Ni muerto. Además, ni los propios Thais comen de eso, estoy casi seguro, porque en ningún momento los he visto comprando, solamente turistas. Nos decidimos por unas tortitas con helado, y la chica muy simpática me dice si quiero probar su especialidad, una salsa de fruto local… el Durian! Le digo que si, fruta… porque no? Resumiendo, ese día conocí el olor y el sabor de ese fruto con todas sus consecuencias. Le di un primer bocado, y ya me dio ganas de vomitar… pero como soy idiota perdido sigo comiendo porque no quería insulta a la simpática chica. Lo comí todo… me quedé con el sabor del fruto en la boca, en el estomago en todo el cuerpo. Hasta hoy no puedo pensar en eso sin tener espasmos de vomito. Y eso que hay gente que le encanta el fruto. Por dios… en mi vida voy a volver a comer eso. Total… nauseas que me persiguieron casi toda la primera semana.
Tras esta mala experiencia, me paré en un puesto de masajes. Tenía que probar eso, aunque había leído que son algo “agresivos” y que parece una paliza. Ala, a intentarlo. Una horita, masaje completo, 5 euros. Me dormí. Que gusto! Los pies, las piernas, los brazos, las manos… hasta la espalda! Estaba muy a gusto.
Terminado el masaje decidimos volver al hotel, estábamos muertos, eran las 22 horas. Disfrutamos del camino de vuelta, las calles llenas de gente. En determinado punto vimos una manifestación de policías, con sus perros pastores alemanes (por cierto, fueron los únicos perros que vimos en Bangkok… lo que daba que pensar, sería bueno o malo?). Les perseguían los periodistas. De vez en cuando paraban la marcha y un representante decía algo… luego seguían. Dejamos esta confusión, que no lo era tanto, y seguimos camino. Las diez de la noche, en calles oscuras, poca gente… pero en ningún momento nos sentimos en peligro.
Llegados al hotel nos acostamos, en unas camas perfectas y dormimos el sueño de los dioses. Al día siguiente tocaba viaje en coche por la mañana, 230 km hasta nuestro destino. No me creía capaz de despertar a las 7:00 conforme planeado. Pero daba igual, quería dormir y descansar. Y así lo hice, sin preocuparme…