Nuevamente amaneció un día perfecto en Koh Kradan… las nubes habían desaparecido, el sol brillaba, el mar nos fascinaba con sus tonalidades azules, transparente… a lo lejos el escenario montado por las demás islas del archipiélago. De verdad que me enamoré de esta islita! Una verdadera perla. Pero las 3 noches que teníamos para aquí quedarnos ya habían terminado, y desde ya os digo, que para nosotros, fue suficiente, tal vez me hubiera tan solo quedado un día más para poder hacer una pequeña excursión a Koh Rok.
Este día seguiríamos viaje hacia nuestro último destino: Ko Lanta y al súper lujoso hotel Pimalai. Para hacer trayecto había buscado en internet transporte y al final encontré una ruta de ferri que justo empieza en Noviembre y justo pasa por Koh Kradan y te deja en Ko Lanta (Saladan Pier) en poco menos de 2 horas de viaje. La compañía es Tigerline ferris, los tickets me costaron creo que unos 20 eur persona., y los compré directamente en internet con oferta de traslado a nuestro hotel en Ko Lanta. Se puede perfectamente comprar los tickets para el ferri en la isla de Ko Kradan, una vez que dos hoteles los venden, y puedo afirmar que ligeramente más baratos aunque sin la oferta del traslado, por lo que compensa la diferencia (un euro creo que era…). El ferri no para directamente en la isla, si no que teníamos que ir en barca desde la playa hasta el ferri (50bahts). Estas barcas están siempre disponibles junto a la playa cuando llegan los ferris. Por último, para coger esas barcas hay que dirigirse hasta la punta más al norte de la isla, donde se sitúa la entrada del parque natural y donde varias veces fuimos a practicar snorkel.
Bueno, como decía, era el ultimo día, el Ferri nos recogería a las 14:00 (era el único horario), por lo que teníamos toda la mañana para disfrutar del maravilloso día que amanecía. Guardamos todas nuestras cositas, desayunamos, fuimos a dar una vuelta en Kayak, un poco de snorkel, volvimos al hotel, piscina, playa, mucho sol! Qué maravilla. Al final realizamos el check out sobre las 12:00 y dejamos las maletas guardadas en recepción. Fuimos a comer una fabulosa pizza y finalmente nos dirigimos al parque natural para coger nuestro longtail hacia el Ferri. Todo fue puntual y perfecto, al llegar a la playa del parque natural tan solo dijimos tigerline, nos metieron en la barca y allá fuimos. Al llegar el Ferri tienes que enseñar tus tickets (los nuestros eran tan solo un print de internet que no supuso ningún problema), miran a donde vas y guardan tus maletas en el sitio correcto para que luego las saquen del ferri. (el Ferri seguía viaje hasta Phuket).
El viaje se hizo bastante bien, el Ferri es confortable. Llegamos a Ko Lanta, al Saladan Pier… que agobio… primero pagar una tasa por la polución o algo así… y luego atravesar el mar de gente que te quiere vender traslados y no te sueltan para nada! Teníamos que encontrar el puesto del tigerline y al final lo encontramos. Allí nos esperaba un chico con una ranchera y un par de turistas más. No metieron a todos en la furgoneta y seguimos camino. La primera impresión fue impactante… todo muy sucio, las playas horribles, pero mientras seguíamos camino hacia el sur, parecía que todo se despejaba. Fuimos parando de hotel en hotel y dejando a los demás turistas. Nuestro hotel era el ultimo de todos, Pimalai, que habíamos encontrado en booking.com con excelente comentario, muyyyyyyy caro pero por las fotos un verdadero paraíso.
Llegamos al hotel, estábamos de polvo hasta la punta de los cabellos… al entrar en el hotel olvidamos la paliza del pequeño trayecto… era todo lo que se prometía… un paraíso perfectamente encuadrado en la naturaleza. Nos recibió una chica con unas flores que nos puso como si hubiéramos llegado al Hawái. Nos sirvieron un té helado que nos supo al mejor jugo del mundo y nos dieron unas toallas de manos fresquitas. La chica, toda sonrisa, nos dejó en la recepción y fue a por una pequeña carpeta. Yo estaba vidriado en la entrada de la recepción… era de los más bonito que había visto en el mundo, una autentico espacio ZEN en lo alto del hotel y que miraba hacia el mar, Dios, estaba enamorado del sitio. Mi compañero con una sonrisa tonta puesta en la cara me dijo: joeeeeeeeeeeee eres el mejor!!!
Tras todas las formalidades en la recepción la chica nos llevó a nuestra habitación (la más barata ofrecida por el hotel), y cuando llegamos nos quedamos una vez más boquiabiertos. Era alucinante, preciosa, increíble. Dejamos nuestras cosas y a explorar el hotel en cuanto teníamos luz del día… Primero abajo, fuimos a la piscina que está más cerca de la playa. Encantadora. La playa, no era igual que Ko Kradan, o sea, paradisiaca, pero era una bahía preciosa. Teníamos un pequeño restaurante del hotel justo en la playa. En la playa varias macas del hotel, todas con toallas, parasoles, hasta camas había. Resumiendo, la bahía de Kantiang (donde se encontraba el hotel) estaba muy pero muy bien y muy aceptable… diría más que aceptable, excelente y prácticamente para el hotel Pimalai. Y debo decir una vez más, no sé si fue de las fechas elegidas para viajar a las playas (del 10 al 19 de Noviembre) pero estábamos solos! No se veía alma. El hotel súper tranquilo.
Después de esta visita a la parte más baja del hotel, faltaba dirigirnos a la más alta, y que tenía las habitaciones más lujosas (con piscinas privativas) los restaurantes más lujosos y finalmente la mejor piscina del hotel. Era una pequeña caminada (el resort es realmente grande). Al final llegamos a la piscina de arriba, en el topo del hotel, mirando hacia el mar, una vista espectacular y para las que no tengo palabras. Desde aquí vimos nuestras últimas puestas del sol.
En este hotel nos quedaríamos las ultimas 3 noches y nada más llegar no quería salir de allí. Esos días estaban reservados tan solos para esa vida de relax, recuperar del viaje y disfrutar de la naturaleza desde una posición más… acomodada.
Tras la puesta del sol nos dirigimos a la habitación, nos duchamos y fuimos a cenar al restaurante de la playa… que lujo, todo riquísimo, presentación perfecta, atendimiento perfecto… en el final la cuenta… 70 eur dos personas. AHHHHHHHHHH… me daba un infarto. Pero bueno… pensábamos nosotros: es una vez en la vida jajajaja. Los días siguiente comeríamos en la habitación que salía más barato (25 eur los dos), comida thai muy rica y que pedíamos al room service.
Este día seguiríamos viaje hacia nuestro último destino: Ko Lanta y al súper lujoso hotel Pimalai. Para hacer trayecto había buscado en internet transporte y al final encontré una ruta de ferri que justo empieza en Noviembre y justo pasa por Koh Kradan y te deja en Ko Lanta (Saladan Pier) en poco menos de 2 horas de viaje. La compañía es Tigerline ferris, los tickets me costaron creo que unos 20 eur persona., y los compré directamente en internet con oferta de traslado a nuestro hotel en Ko Lanta. Se puede perfectamente comprar los tickets para el ferri en la isla de Ko Kradan, una vez que dos hoteles los venden, y puedo afirmar que ligeramente más baratos aunque sin la oferta del traslado, por lo que compensa la diferencia (un euro creo que era…). El ferri no para directamente en la isla, si no que teníamos que ir en barca desde la playa hasta el ferri (50bahts). Estas barcas están siempre disponibles junto a la playa cuando llegan los ferris. Por último, para coger esas barcas hay que dirigirse hasta la punta más al norte de la isla, donde se sitúa la entrada del parque natural y donde varias veces fuimos a practicar snorkel.
Bueno, como decía, era el ultimo día, el Ferri nos recogería a las 14:00 (era el único horario), por lo que teníamos toda la mañana para disfrutar del maravilloso día que amanecía. Guardamos todas nuestras cositas, desayunamos, fuimos a dar una vuelta en Kayak, un poco de snorkel, volvimos al hotel, piscina, playa, mucho sol! Qué maravilla. Al final realizamos el check out sobre las 12:00 y dejamos las maletas guardadas en recepción. Fuimos a comer una fabulosa pizza y finalmente nos dirigimos al parque natural para coger nuestro longtail hacia el Ferri. Todo fue puntual y perfecto, al llegar a la playa del parque natural tan solo dijimos tigerline, nos metieron en la barca y allá fuimos. Al llegar el Ferri tienes que enseñar tus tickets (los nuestros eran tan solo un print de internet que no supuso ningún problema), miran a donde vas y guardan tus maletas en el sitio correcto para que luego las saquen del ferri. (el Ferri seguía viaje hasta Phuket).
El viaje se hizo bastante bien, el Ferri es confortable. Llegamos a Ko Lanta, al Saladan Pier… que agobio… primero pagar una tasa por la polución o algo así… y luego atravesar el mar de gente que te quiere vender traslados y no te sueltan para nada! Teníamos que encontrar el puesto del tigerline y al final lo encontramos. Allí nos esperaba un chico con una ranchera y un par de turistas más. No metieron a todos en la furgoneta y seguimos camino. La primera impresión fue impactante… todo muy sucio, las playas horribles, pero mientras seguíamos camino hacia el sur, parecía que todo se despejaba. Fuimos parando de hotel en hotel y dejando a los demás turistas. Nuestro hotel era el ultimo de todos, Pimalai, que habíamos encontrado en booking.com con excelente comentario, muyyyyyyy caro pero por las fotos un verdadero paraíso.
Llegamos al hotel, estábamos de polvo hasta la punta de los cabellos… al entrar en el hotel olvidamos la paliza del pequeño trayecto… era todo lo que se prometía… un paraíso perfectamente encuadrado en la naturaleza. Nos recibió una chica con unas flores que nos puso como si hubiéramos llegado al Hawái. Nos sirvieron un té helado que nos supo al mejor jugo del mundo y nos dieron unas toallas de manos fresquitas. La chica, toda sonrisa, nos dejó en la recepción y fue a por una pequeña carpeta. Yo estaba vidriado en la entrada de la recepción… era de los más bonito que había visto en el mundo, una autentico espacio ZEN en lo alto del hotel y que miraba hacia el mar, Dios, estaba enamorado del sitio. Mi compañero con una sonrisa tonta puesta en la cara me dijo: joeeeeeeeeeeee eres el mejor!!!
Tras todas las formalidades en la recepción la chica nos llevó a nuestra habitación (la más barata ofrecida por el hotel), y cuando llegamos nos quedamos una vez más boquiabiertos. Era alucinante, preciosa, increíble. Dejamos nuestras cosas y a explorar el hotel en cuanto teníamos luz del día… Primero abajo, fuimos a la piscina que está más cerca de la playa. Encantadora. La playa, no era igual que Ko Kradan, o sea, paradisiaca, pero era una bahía preciosa. Teníamos un pequeño restaurante del hotel justo en la playa. En la playa varias macas del hotel, todas con toallas, parasoles, hasta camas había. Resumiendo, la bahía de Kantiang (donde se encontraba el hotel) estaba muy pero muy bien y muy aceptable… diría más que aceptable, excelente y prácticamente para el hotel Pimalai. Y debo decir una vez más, no sé si fue de las fechas elegidas para viajar a las playas (del 10 al 19 de Noviembre) pero estábamos solos! No se veía alma. El hotel súper tranquilo.
Después de esta visita a la parte más baja del hotel, faltaba dirigirnos a la más alta, y que tenía las habitaciones más lujosas (con piscinas privativas) los restaurantes más lujosos y finalmente la mejor piscina del hotel. Era una pequeña caminada (el resort es realmente grande). Al final llegamos a la piscina de arriba, en el topo del hotel, mirando hacia el mar, una vista espectacular y para las que no tengo palabras. Desde aquí vimos nuestras últimas puestas del sol.
En este hotel nos quedaríamos las ultimas 3 noches y nada más llegar no quería salir de allí. Esos días estaban reservados tan solos para esa vida de relax, recuperar del viaje y disfrutar de la naturaleza desde una posición más… acomodada.
Tras la puesta del sol nos dirigimos a la habitación, nos duchamos y fuimos a cenar al restaurante de la playa… que lujo, todo riquísimo, presentación perfecta, atendimiento perfecto… en el final la cuenta… 70 eur dos personas. AHHHHHHHHHH… me daba un infarto. Pero bueno… pensábamos nosotros: es una vez en la vida jajajaja. Los días siguiente comeríamos en la habitación que salía más barato (25 eur los dos), comida thai muy rica y que pedíamos al room service.