A las 6:30 nos levantamos, como todos los días. Tras el paseo diario y un poquito de lectura me voy a la barra húmeda del Punta Cana donde me encuentro con los dos chicos de Castilla, los del no-cumpleaños. Me dicen que la víspera acabaron totalmente destrozados tras el festejo. Uno perdió las chancletas no sabe donde, el otro no se acuerda como llegó a la habitación….
Charlamos un poco y compartimos unas copas, antes de comer.
Restaurante El Pulpo Cojo (a 10 minutos caminando por la playa desde el Palladium)
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Es sábado y se nota mucho la afluencia de huéspedes dominicanos. Al parecer, el hotel hace una oferta de fin de semana a muy buen precio para clientes dominicanos y lo cierto es que se dejan notar, sobre todo en las barras húmedas, donde hay bastante más movimiento que lo normal. También se aprecia a la hora de intentar conseguir mesa libre en algún restaurante temático. Hablo con un camarero del tema y éste me dice que para el fin de semana del 20 de agosto se esperan 2.000 dominicanos en el hotel.
El día pasa con mucha tranquilidad. Disfrutando de la playa y la lectura.
Para la cena optamos de nuevo por la Cantina Mariachi, ya que la primera vez que estuvimos nos fuimos con un mal gusto de boca y sin tomar postre dada la lentitud del servicio.
Cantina Mariachi
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Tampoco fue nada satisfactoria la experiencia en esta ocasión. El comedor está lleno y nos dan el beeper o avisador. Va pasando el tiempo, más de hora y media, y el beeper no suena. Nos acercamos a la puerta del restaurante y nos sentamos en un banco. Continuamente sale gente del comedor pero el cacharro sigue sin sonar. Finalmente, comienza a vibrar tras 1 hora y 50 minutos de espera, algo inusitado en nuestra experiencia en todos los temáticos del Palladium. Y lo peor del asunto es que al entrar, me entretengo en contar las mesas libres y veo con asombro que hay un total de 10 mesas sin ocupar (ya he dicho que durante nuestra espera salía continuamente gente del comedor). No es un funcionamiento lógico ni agradable para el huesped. Cenamos muy bien, todo muy rico (yo pedí ternera a la brasa y estaba riquísima) pero el servicio vuelve a ser desesperantemente lento. Tardan muchísimo para todo. Otra vez nos tenemos que ir sin tomar postre ya que en más de diez minutos nadie se acerca a nuestra mesa a ofrecernos la carta de postres y pensamos que por ese día ya hemos esperado bastante en el mexicano.
Tomamos unas buenas copas en el Hemingway (el bar más selecto del complejo) y nos acostamos.
Vista exterior del Bar Hemingway y su terraza
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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