Después de leer el título de esta entrada estaréis pensando que ahora vienen toda una serie de argumentos a favor de viajar con los propios hijos, pues vais errados. Esta es una opción personal y nuestros argumentos y consejos específicos del hecho de viajar con nuestros niños se van explicando a lo largo de las entradas dedicadas a los días de viaje, pero quería dedicar una entrada a las semanas previas a nuestra salida, a todo lo que sucedió a nivel mundial, en Cataluña, en la propia familia y, también, en casa y que puso "en peligro" nuestro deseado viaje.
Lo que sucedía en el mundo ...
Después de inmolarse Mohamed Bouazizi, el día 17 de diciembre en Túnez se inició la revuelta en algunos países de confesionalidad islámica situados mayoritariamente en el norte de África y en la península arábiga. Todo se inició en este país mediterráneo y, poco a poco, se fueron sucediendo, como una reacción en cadena,manifestaciones populares en un buen número de países. En el momento de empezar a preparar este viaje se iniciaba la revuelta en un país al que nos sentimos muy unidos: Egipto. Los mensajes de intranquilidad sobre hacer turismo a estos países eran insistentes en los medios de comunicación, en los foros de viajeros en internet e, incluso, en la propia familia. Quizá si no hubiéramos tenido la experiencia de conocer algunos de estos países donde se estaban produciendo protestas habríamos caído en la simplificación de anular o posponer el viaje, lo reconozco, pero durante casi tres meses intentamos estar bien informados y no encontramos ningún motivo objetivo para no hacer nuestro viaje.
Durante este tiempo a la expectativa únicamente estuvimos pendientes de los acontecimientos en una fecha decisiva, el 20 de febrero de 2011, al estar convocada en Marruecos una manifestación autorizada en apoyo de las revueltas acaecidas en los países vecinos y, al mismo tiempo, para reclamar que el rey cediera algunos de los poderes que tiene atribuidos en benecifio de una democratización mayor del país. Se trataba de una convocatoria vía Facebook autorizada por las autoridades, y hubo manifestaciones en las principales ciudades del país (Rabat, Casablanca, Fez y Marrakech) y en algunas también hubo los tan temidos disturbios, principalmente en Larache y Marrakech . En Larache se incendió una sucursal bancaria y murieron 5 personas que pernoctaban allí y en Marrakech, una vez dispersada la manifestación, un buen grupo de gamberros se dedicaron a romper los escaparates de Zara para llevarse lo que pudieron y, de paso que está al lado, aprovecharon para hacer destrozas en el McDonalds.
Y punto.
Desde el 20 de febrero hasta el 4 de marzo que es cuando nuestro viaje se inició no hubo ningún incidente más en el país, ni revuelta. Decidimos que podríamos marchar tranquilos. Eso sí, han sido nuestras primeras (y espero últimas) vacaciones narradas online vía Facebook o vía mail para que nuestras familias, mucho menos tranquilas que nosotros, pudieran respirar un poco. Transcurrido el viaje con tranquilidad y sucedida otra manifestación en Marruecos el día 20 de marzo, cuando ya volvíamos a estar por aquí, podemos ratificar que no había ningún tipo de motivo para preocuparse. Del futuro, nadie sabe nada.
Han sido de agradecer las entradas del fantástico blog Próxima salida ... Marrakech donde toda una valiente establecida en Marrakech narra estas últimas manifestaciones en primera persona y de una manera muy pragmática, tal como a mí me gusta.
Agradezco las intervenciones del usuario del portal LosViajeros llamado Australs[/b], que han confirmado en el momento adecuado lo que yo también pensaba sobre la situación en Marruecos, país donde vive.
También estoy muy agradecida a Pablo Muñoz Carballeda por su empatía con el hecho de viajar con mis hijos, por el interés en el propio viaje y por las informaciones puntuales que me han ido confirmando una situación real en el país que los medios de comunicación tendían a no dejar entrever.
[b]La salud ...
Unos diez días antes de salir mi abuelo fue hospitalizado en estado muy grave. Sufrimos mucho por él, pasamos muchas horas pendientes y el viaje pasó a un plano muy lejano. La misma semana mi madre fue intervenida en una operación programada hacía tiempo, pero que no le restaba importancia. Afortunadamente la salud de mi abuelo fue mejorando tímidamente, pudo volver a su casa dos días antes de salir de viaje y, combinado con la evolución rápida y favorable de la salud de mi madre, consideramos que esta batalla también estaba ganada por el momento. Eso sí, mi abuelo no supo que habíamos ido a Marruecos hasta nuestra vuelta! Pobre hombre, que sufre del corazón!
La meteorología ...
El día antes de partir cayó una nevada tremenda en el Pirineo, afortunadamente lejos de casa. El problema está en que tanto mi compañero como yo misma nos vemos obligados a desplazarnos mucho por nuestra profesión ... y ... adivinen dónde estaba mi compañero presisament ese día?? De la Seu d'Urgell a Puigcerdà, pasando por el túnel del Cadí y volviendo a casa rapidito, con las cadenas en el maletero del coche. Afortunadamente ya es un experto poniendo cadenas desde la nevada del 8 de marzo del año pasado.
Las sorpresas de última hora ...
El día anterior a la salida yo terminé en mi trabajo a mediodía para preparar las maletas y justo al llegar a casa me sonó el móvil ... era el teléfono de la escuela de mis hijos. Todos los que tengáis hijos también sabéis que la escuela no llama para saludarte únicamente, sino que una llamada de la escuela implica que ha pasado algo que requiere la presencia de los padres. Mi primer pensamiento fue que uno de mis hijos tendría fiebre ... no sé por qué. Me equivoqué, era que mi hija había tenido un pequeño "encuentro" entre una puerta y su mano ... La fui a buscar, me la tenían preparada con la mano envuelta en hielo ... y ahora qué hago?? Y si la tiene rota ...?? Estuve un buen rato con ella en casa, poniéndole hielo, observándola si se quejaba, si la movía bien ... también la llevé a la fisio que tenemos en la familia, pero el diagnóstico estaba claro: únicamente una contusión que acabó con un buen moratón.
Por tanto, gracias a la divina providencia, todos los astros se alinearon y nosotros pudimos salir hacia ese viaje tan deseado y tan incierto. Queremos destacar la alegría contenida de nuestros hijos que, a pesar esperar con gran ilusión el viaje, entendieron que había motivos suficientemente importantes para no saber si realmente podríamos marchar. Los niños a menudo sorprenden por su capacidad de entender cuando hay que tener un poco de paciencia.
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