04.03.11 Reus - Marrakech
Son las 7:05 y veo como mi hija mira como despegamos por encima de las nubes y sale el sol desde la ventana del avión de Ryanair que nos lleva de Reus a Marrakech. Después de habernos levantado a las 04:30 para ir al aeropuerto pensábamos que los niños dormirían todo el trayecto, pero están más excitados que nosotros con el viaje. Y nos damos cuenta, también, que en el avión hay bastante "inconscientes" más que viajan hacia Marruecos con sus hijos ... después de todo.
El diario de viaje de mi hijo
Dicen que la experiencia es un grado: sólo entrar en la terminal del aeropuerto de Menara nos espavilamos en hacer la cola del control policial mientras vamos llenando los formularios, pasamos el control policial, cambiamos 300 € a dirhams y, en un abrir y cerrar de ojos, estamos dentro del autobús núm. 19 que nos lleva directos a la medina por 20 DH cada uno (10 DH los niños).
Autobús núm. 19: del aeropuerto a la medina en 15 minutos
El autobús, que tiene inicio de línea justo delante de la terminal, ha iniciado su trayecto una vez lleno, es decir, en poco más de 5 minutos y hemos llegado a la Place de Foucault en aproximadamente 15 minutos. Mucho más barato que coger el taxi y muy cómodo, también, al ser un bus muy nuevo con compartimento para llevar equipajes y todo.
Si bien durante el trayecto del bus los niños no han comentado casi nada, imaginamos que por el cansancio, una vez han bajado del bus se les han empezado a abrir los ojos de par en par ... lo quieren ver todo ... las calesas ... los caballos ... pero sobre todo mi hijo va directo hacia los encantadores de serpientes en Jemaa-el-Fna. Es viernes y es muy temprano, la plaza está casi desierta y, sin embargo, los niños alucinan. Les decimos que más tarde volvemos, que mejor que vayamos al riad a dejar las mochilas ... y nos cuesta mucho convencerles.
Rue Dabachi - Derb Mulay Abdelkader: la calle de nuestro riad
Cruzamos la plaza y vamos hasta el riad, que encontramos sin ninguna dificultad, a un par de minutos andando. Cabe decir que la calle de acceso es del tipo "túnel" y que, además, está en obras con una zanja abierta en medio de la calzada, de modo que la primera impresión es de "Ya lo hemos vuelto a hacer ! ". Pero no, el riad Marrakiss está muy bien: sobrio, elegante, sin estridencias y extremadamente limpio. Dejamos el equipaje en la habitación y subimos a la terraza. Aquí empieza de nuevo la magia: volver a ver Marrakech desde una terraza de un riad, esta vez con los niños. Qué acierto venir con ellos! Nuestras pretensiones durante estos dos días en Marrakech son muy pocas: nosotros ya conocemos la ciudad y, simplemente, dedicaremos el tiempo a actividades que puedan entretener a ellos. Esto promete.
Aprovechando que el riad tiene wifi, escribimos un mail a la familia para tranquilizarles diciendo que "no hemos visto ninguna batería anti-aérea, que de momento no hay revueltas y que el ejército aún no has tomado las calles", les enviamos una foto de los niños haciendo muecas y salimos hacia la calle, a adentrarnos en los zocos.
El hecho de haber llegado en viernes confiere una cierta paz en este primer paseo, que mi hija agradece.Pobrecita, no me quiero imaginar desde su perspectiva viendo toda la multitud alrededor, el ruido, las motos a toda velocidad ... Muchos de los trayectos a pie en la medina los ha hecho en la mochila mucho más a gusto. Ha sido una suerte poder ver a plena luz del día algunas calles de la medina completamente desiertas, sobre todo mi compañero detrás el objetivo les ha disfrutado un montón. Paramos en la plaza de las especias (Rahba kedima) y, sólo parando un momento ante una "farmacia tradicional" (herboristería) le ponen un camaleón en la mano de mi hijo. Qué cara de sorpresa!
El pobre camaleón
Vamos a comer temprano a Chez Chegrouni, en Jemaa-el-Fna, una opción poco arriesgada, con comida tradicional y a un precio razonable. Pagamos 200 DH por un tajine de kefta, un couscous de vegetales, un plato combinado de pollo, un agua mineral grande y 2 yogures caseros. Los niños comen mucho y, a continuación, vamos a echar la siesta en el riad. Hace bastante frío pero acabamos durmiendo casi dos horas.
Una buena comida en Chez Chegrouni
La calle que lleva al riad desde la Place, Rue Dabachi, está lleno de vida, de gente, de tiendas de ropa, de puestos de crepes y tiene una buena pastelería. Hacemos una breve parada y compramos 1 croissant, 1 magdalena gigante, 1 magdalena de chocolate y 1 almendrado todo por 16 DH. Nos lo ponen en una cajita de cartón y continuamos el camino hasta el Café Glacier, el mejor de la plaza en mi opinión.
Mmmmm ....
La novedad de este año es que al acceder a la terraza superior, el mejor escaparate de la ciudad para ver el montaje de los puestos de Jemaa el Fna, han montado una especie de barricada con la barra y las neveras de modo que hay que pasar entre la caja y la nevera (un paso 70 cm) previo pago de la consumición. Han tenido la decencia de colgar una lista de precios, pero siguen con la costumbre de cobrar lo que les parece, igualmente. Si protestas, de poco sirve porque siempre acabas contra el argumento de un suplemento por terraza, temporada alta ... o lo que sea. De esta manera no nos ha sabido mal sacar nuestra caja de pastelitos y ponernos a merendar. Esto es vida!
Mis hijos y Jemâa el Fna
Pensábamos que los niños se cansarían pronto y, como siempre, hemos errado completamente. Junto a la barandilla viendo como montaban las paradas-restaurante, se han pasado más de una hora: ellos bien entretenidos y nosotros tomándonos un té a la menta con toda la calma del mundo. Pero el deseo de bajar a "tocar una serpiente" ha sido más fuerte y hemos tenido que ceder finalmente a la demanda, por poca gracia que me hiciera!
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El ejemplar que NO ofrecen a los turistas, afortunadamente
El ejemplar que NO ofrecen a los turistas, afortunadamente
Hemos montado el típico show guiri: te acercas a los encantadores de serpientes (para ser diplomática porque la serpiente que te dejan para hacer las fotos está como mínimo narcotizada ...), muestras un poco de interés y, antes de que te dees cuenta, ya tienes una serpiente en el cuello y un gorrito blanco en la cabeza. Después toca sesión de fotos del niño con la serpiente, del padre con la serpiente, de la madre gritando porque no quiere que a la hija le pongan una serpiente en el cuello ... y entonces empieza la juerga. Tú les das 10 DH (1 €) como gratificación por el préstamo de la serpiente para hacer la foto, ellos te abuchea, y te piden 100 DH ... el resto de la canción ya nos la sabemos todos ... y después de un largo rato acabas pagando 25 DH y te vas cabreado. Nunca hay que perder el buen humor en estas situaciones porque, si no, no habríamos hecho unas fotos fantásticas en muchas ocasiones.
Cigüeña & familia
Queremos que los niños vean las cigüeñas y sus crías, así que vamos dando un paseo por Rue Riad Zitoum el Kdim hasta la Place des Ferblantiers, un lugar muy curioso lleno de artesanos que fabrican farolillos y junto a la muralla donde se pueden ver decenas de nidos de cigüeñas. Ver las "mamas-cigüeña" dando de comer a los "bebé-cigüeña" mientras el "padre-cigüeña" no hace nada, a mi hija le ha encantado y nos hemos pasado allí un buen rato. Después, tranquilamente, hemos ido hacia los jardines que hay al pie de la Koutoubia, aprovechando que es viernes y hay un montón de familias pasando la tarde. Hemos descansado un buen rato sentados en los bancos mientras nuestros hijos hacían un partido de "fútbol-mandarina" que parecía no terminar nunca ... cuando una mandarina moría, cogían una nueva ...
La koutubia desde sus jardines
Y, poco a poco, ha ido oscureciendo y ha empezado a refrescar (aún más) y hemos visto que ya era hora de ir a dar un paseo por la Plaza, a vagar un poco entre los puestos y, finalmente, ir a cenar.
Con bata "blanca" los talentosos caza-clientes a Jemâa el Fna
A pesar de la diversión consideramos que llevar a los niños a cenar a las paradas es pasarnos y optamos por ir al Toubkal, justo al lado. En una escala de restauración, el Toubkal estaría justo un escalón por encima de las paradas de la plaza, pero como mínimo parece que los platos los lavan. A mí me encanta, qué le haremos. Se come buena comida y a un precio irrisorio: yo me regalo con una harira buenísima (4 DH), los niños con una tortilla de queso y patatas fritas (10 DH) y mi compañero con un delicioso tajine de pollo (40 DH ). Todo ello nos sale por 78 DH. Me encanta este lugar!
Que bonito es nuestro riad de noche ... los farolillos te embrujan con sus miles de lucecitas y confieren a los espacios un ambiente misterioso. La terraza es la viva imagen de la paz.
Embriagados de tanta magia, acabamos de escribir nuestros diarios de viaje, pedimos el mando de la bomba de calor y vamos a disfrutar de un sueño reparador y necesario para los cuatro.