Este es el relato de un día mágico, de paisajes infinitos, de descubrimientos, de felicidad y también de enojo ... un día que recordaré con música de fondo de Ryuichi Sakamoto en la fantástica BSO de "El Cielo Protector".
09:20 Salimos de Tinerhir
Abonamos la factura en el Hotel Tomboctou y aprovechamos para comprar 4 croissants y 2 panes (9,5 DH) para tomar un bocado a media mañana. Ponemos gasolina (10,47 DH / litro) y empezamos nuestro largo camino hasta Merzouga . El paisaje sigue dejándonos boquiabiertos a cada kilómetro. Los niños se sorprenden mucho al ver rebaños de dromedarios pastando cerca de la carretera.
Dromedarios pastando cerca de Tinerhir
10:10 Llegamos a El Khorbat
Nuestra primera parada es en El Khorbat, en el oasis de Ferkla y muy cercano a Tinejdad. En este poblado fortificado el polifacético Roger Mimó ha reconstruido algunas viviendas para transformarlas en alojamiento, restaurante y un museo de los oasis.
Ksar el Khorbat
Gracias a la colaboración de universidades españolas se han llevado a cabo tareas de reconstrucción de la muralla y se ha mejorado la red de saneamiento ( Ver más ... ). Se trata de una parada muy interesante, aunque los últimos metros del camino, al cruzar el río seco, me han provocado bastante sufrimiento por el coche.
Al igual que un par de días atrás nos pasó en el palmeral de Skoura, el Khorbat también nos ha parecido un lugar mágico, un lugar donde poder estar una temporadita para descubrirlo a fondo. Qué pena ser turista ...
Madres y niños en un campo cercano al Ksar
Primero hemos paseado por el interior del ksar, con su trama urbana rectilínea, con pozos de luz en los cruces y un silencio sepulcral, y luego, hemos dado la vuelta por el exterior de las murallas. La gente, si bien nos miran con un poco de sorpresa y extrañeza, nos saludan y sonríen. Nosotros también los saludamos muy discretamente sintiendo que estamos en un entorno donde no debemos intervenir ni modificar nada, que no tenemos ningún derecho. Nos sentimos un poco espectadores de una película. De repente, se levanta el telón y aparecen dos chiquillos con unas canicas. Se acercan a mi hijo y le dicen si quiere jugar. Mi hijo es tímido y no sabe qué hacer, tiene ganas pero le da un poco de vergüenza. Nosotros tres nos sentamos en una piedra y los miramos como juegan. Esto no tiene precio. Las madres de los niños también los miran desde la puerta de su casa. Una escena para recordar.
Tres chiquillos jugando a canicas
Acabado nuestro tranquilo paseo, salimos en dirección a Erfoud y después Merzouga, el destino del día de hoy. Al cruzar Tinejdad, vemos en una tienda una pancarta que pone"Queremos el AVE por el litoral" ... me pregunto cómo puede haber llegado aquí!
Oasis de Ferkla
13:10 Comida en la Kasba Asmaa
El paisaje es cada vez más desértico y justo antes de llegar a Erfoud empezamos a ver los primeros bancos de arena invadiendo la carretera. Los niños duermen en el coche y decidimos aprovecharlo y parar a comer lo más lejos posible.
Bancos de arena invadiendo la carretera
Aparecen las primeras "fogaras", series de pozos de registro de canalizaciones de agua subterráneas que se alinean y llaman la atención por su forma de pequeños cráteres. Parece ser que eso, desgraciadamente, también se ha convertido en una nueva atracción turística en esta obligada carretera que conecta Marrakech con el Erg Chebbi. En una zona de fogaras preciosas y sin nadie a la vista, paramos en la cuneta de la carretera con la intención de tomar algunas fotos. De pronto, y no sabemos de dónde, nos salen un par de individuos con el turbante amarillo y chilabas azul obligatorias y nos invitan a tomar un té en su tienda, a ver el interior de los pozos, etc. Declinamos amablemente la invitación y proseguimos nuestro camino. Más adelante vemos grandes jaimas montadas especialmente para los grandes grupos turísticos. Yo me quedo con la belleza de la foto solitaria que pudimos lograr hacer.
Fogaras llegando a Erfoud
Justo habiendo pasado Rissani y viendo que nos queda una hora escasa de camino, decidimos parar a comer en la Kasba Asmaa, un hotel bien acondicionado a pie de carretera. Comemos en un comedor muy bien decorado, con aire acondicionado (es la primera vez que lo necesitamos) y por 240 DH los cuatro, propina incluida.
La última hora de nuestro trayecto ha sido emocionante por la presencia cada vez más cercana del mar de dunas (del Erg Chebbi) y por un par de pequeñas mangueras de tornado que nos han pasado justo delante nuestro por la carretera.
Que curioso es ir circulando por la carretera que bordea el Erg e ir viendo la multitud de carteles de los albergues a pie de duna que están indicados en cada cruce de la carretera con alguna pista. Yo me atrevería a decir que hay algún centenar ... Y mi madre que sufría porque nos íbamos al desierto sólos con estos niños ...
Albergues cercanos al Erg Chebbi
Justo un par de kilómetros antes de llegar a nuestro albergue, nuestra hija vomita en el coche. Paramos en la cuneta, buscamos ropa para cambiarla, intentamos limpiar la silla y, mientras tanto, todos los coches de guiris que pasan nos tocan el claxon y nos saludan viendo el numerito que estamos montando.
La pista hacia nuestro albergue, un poco más solitario
15:15 Llegamos al hotel Nomad Palace
Estamos en el Km. 700 de nuestro recorrido desde Marrakech y nosotros tenemos muchas ganas de tener nuestra habitación para descansar un momento y los niños se mueren de ganas de hacer la excursión en dromedario que les hemos prometido.
La pista hasta el hotel es dura porque, aunque el recorrido es de aproximadamente 1 km, está llena de piedras y está literalmente "plisada" por el viento. Vamos al paso de la tortuga viendo el albergue en el fondo. Se trata de una edificación originalmente de planta baja la que han ampliado con una planta piso y un par de torres. Para darle una colleja al arquitecto que ha hecho esta ampliación, porque se ha cargado la poca esencia que ya tenía el lugar.
El parking de los dromedarios
Al llegar nos acompañan a la sala, nos sirven un té y rellenamos tranquilamente los formularios del check-in. Quedamos para hacer la vuelta en dromedario sobre las 18:00 y nos acompañan a la habitación. El albergue es una edificación en forma de U alrededor de un patio, donde dos de los lados están ocupados por habitaciones y el tercero por la sala. Nos extraña que a nuestra habitación se vaya a través de la sala y cruzando otro patio de características muy "diferentes" al principal ... y la habitación ... como describirlo sin insultar ... diríamos cutre, por ejemplo ... y el baño ... aquí ya me es más difícil no ser grosera ... pero diríamos que no ha visto la lejía en muchos años.
Nos quedamos solos en la habitación. Mi compañero y yo nos quedamos mirando y decidimos que no, que nos han tomado el pelo al ver que nos han llevado a las habitaciones de los trabajadores. Escogimos este hotel frente al "Alí el Cojo" porque nos pareció que estaría un poco mejor (y de hecho era un 50% más caro) y no estamos dispuestos a recibir esta habitación por ese precio. El lujo no es necesario, la limpieza sí.
Mi compañero se va a protestar en recepción y yo me quedo con los niños en la habitación hasta que me acabo de enfadar al ver que el baño no funciona. Nos vamos también con las mochilas a la recepción y empezamos a oír los gritos desde lejos. El misterio ha sido resuelto: han priorizado un grupo que venía con agencia ofreciéndoles las habitaciones que salían en la web, bien acondicionadas y climatizadas y ya las habían completado. Sólo les quedaba el cuchitril que nos han ofrecido. En la zona de ampliación acaban de construir dos nuevas habitaciones, que están a punto de estrenar, de un tamaño exagerado e impecablemente limpias. Ésta es la que queremos! Y así termina la discusión. Nos instalan unos colchones en el suelo para los niños, nos quedamos en estas habitaciones y sabemos que, con toda seguridad, pasaremos frío por la noche porque no están climatizadas.
Patio del albergue
18:00 Excursión con dromedarios
Los niños y mi compañero se disponen a bañarse en la piscina y, aunque está terriblemente fría, se meten un momento. Después nos vestimos y nos quedamos por el patio esperando la salida con los dromedarios.
Tras pasar ante este cartel tan alentador y deseando que nuestra salida dure un poco menos de estos 52 legendarios días de las caravanas, vamos hasta el parking de dromedarios, unos animales que personalmente me dan bastante yuyu y mi relación con ellos se limita a cuando me veo obligada por causa de mis hijos.
Y a pesar de la turistada que supone esta excursión, nos ha encantado porque, a pesar de todo, somos simples turistas. Nos han dado un consejo que no se paga con dinero: relájese, pero literalmente, no sostenga los músculos en tensión sobre el camello . Poco a poco hemos ido alejándonos del albergue, realmente lejos, hasta que hemos estado rodeados de dunas. La luz iba disminuyendo poco a poco y los tonos anaranjados empiezan a impregnar todo. Mi compañero hace decenas de fotos y yo ya tengo bastante trabajo en sujetar a mi hija evitando que caiga. Los niños están excitadísimos, maravillados hasta que el camellero nos hace bajar los camellos después de 45 minutos de camino y nos indica que si queremos podemos subir a una duna. Se vuelven locos corriendo por la arena y escalando la duna. A nuestra hija debemos ir empujándola los últimos metros porque va rodando como una pelota por la pendiente, y se ríe mucho. En la cresta de la duna las vistas son magníficas y la luz también. Somos el único elemento que estorba al silencio.
Cuando empieza a disminuir la luz, volvemos hacia los camellos y tomamos el camino de regreso al albergue. La luz es preciosa, las sombras eternas y el silencio mágico. Teníamos pensado darle una propina al camellero pero, anticipándose a nuestra voluntad, al llegar al parking ha sacado un par de paquetes de su bolsa y nos ha montado un tenderete en un abrir y cerrar de ojos. Pulseras y fósiles. Si existe la telepatía está claro que la ha puesto en práctica: mi hijo deseaba un fósil y la niña unas pulseras. Acordamos que el dinero que les han dado los abuelos lo gastarían en ello y no les compraríamos nada más. Ambos están de acuerdo y acabamos pagándole muuuuuuuuy bien pagados al camellero un fósil de trilobite y un par de pulseras bereberes de colores vivos (150 DH). Y todos contentos.
21:00 El fin de fiesta
Nos tomamos un tiempo en la sala escribiendo nuestras memorias y las 20:00 nos sirven la cena. Una harira, tajine de kefta con huevos y fruta. Básico pero muy correcto. Y mientras estamos cenando oímos unos gritos lejanos: GOOOOOOL! No tenemos cobertura de móvil, pero gracias a la televisión satélite prácticamente la totalidad de los huéspedes están viendo el partido que hoy juega el Barça ...
Y al acabar el partido, todo el mundo viene a cenar y comienza el desfile de pseudo-tuareg. Los chicos que trabajan en el albergue, a pesar de los vaqueros y las zapatillas de moda, visten con las obligatorias chilabas y turbantes. Serían el equivalente local al "Yoyas" con la chulería de los conductores de Vaporetto de Venecia. Con todos los tópicos bien aprendidos, fueron mesa por mesa "amenizando" la velada con frases hechas aprendidas de memoria del tipo "El desierto escucha Catalunya Ràdio" ... etc.
Poco después empiezan a tocar los timbales para animar un poco la fiesta, pero los niños, aunque no quieren irse, se están quedando dormidos en las alfombras de la sala.
Los pseudo-tuareg
De todas las frases aprendidas de los pseudo-tuareg me quedo con la siguiente que resume perfectamente el día de hoy:
La vida es como la vaca: a veces da leche, a veces da caca.