Desayunamos y una furgoneta nos pasa a buscar para ir a la casa del árbol. Tras unos 20 minutos en coche llegamos al recinto y pagamos, aparte de la excursión, 2$ por entrar. El conductor nos da tan solo una hora para estar allí, y aunque le pedimos más tiempo, no cede.
Nos columpiamos en la casa del árbol empujados por el conductor y da la sensación de que vas a saltar al vacío. El paisaje es espectacular con el Volcán Tungurahua al fondo. En el recinto hay unas tirolinas y otros columpios, y nos divertimos un rato haciendo vídeos con la cámara.
Al mediodía fuimos a comer al Restaurante Leoni en la calle Thomas Halflants. Nos sorprendieron muchísimo los intensos sabores de la comida, era como estar en una auténtica trattoria italiana. Al hablar con los dueños, nos explicaron que habían vivido en Italia. Pedimos una pizza grande, una ensalada caprese, y unas bebidas (20$ los dos). La ensalada venía encima de un pan salado, y acabó siendo demasiado, aunque con lo bueno que estaba, no dejamos nada.
A la tarde hicimos cannyoning por primera vez en nuestra vida. Estábamos los dos solos con nuestro guía, el “chino” Brian, y fue una experiencia increíble. Tras ponernos los equipos, comenzamos con una ascensión a pie por la montaña.
Bajamos unas 5 cascadas, haciendo rapel, cada cual más alta, pero con los consejos del chino no tuvimos ningún problema. Brian se movía como pez en el agua, utilizaba doble cuerda de seguridad (no como otros tours que vimos) y tenía muchísima experiencia.
La verdad que fue una de las actividades que más me ha gustado en mi vida. Estuvimos charlando con Brian y sus compañeros en la agencia, mientras nos pasaban las fotos al usb, y vimos unos vídeos de un nivel superior de cannyoning... y nos quedamos con ganas de más!
Nos columpiamos en la casa del árbol empujados por el conductor y da la sensación de que vas a saltar al vacío. El paisaje es espectacular con el Volcán Tungurahua al fondo. En el recinto hay unas tirolinas y otros columpios, y nos divertimos un rato haciendo vídeos con la cámara.
Al mediodía fuimos a comer al Restaurante Leoni en la calle Thomas Halflants. Nos sorprendieron muchísimo los intensos sabores de la comida, era como estar en una auténtica trattoria italiana. Al hablar con los dueños, nos explicaron que habían vivido en Italia. Pedimos una pizza grande, una ensalada caprese, y unas bebidas (20$ los dos). La ensalada venía encima de un pan salado, y acabó siendo demasiado, aunque con lo bueno que estaba, no dejamos nada.
A la tarde hicimos cannyoning por primera vez en nuestra vida. Estábamos los dos solos con nuestro guía, el “chino” Brian, y fue una experiencia increíble. Tras ponernos los equipos, comenzamos con una ascensión a pie por la montaña.
Bajamos unas 5 cascadas, haciendo rapel, cada cual más alta, pero con los consejos del chino no tuvimos ningún problema. Brian se movía como pez en el agua, utilizaba doble cuerda de seguridad (no como otros tours que vimos) y tenía muchísima experiencia.
La verdad que fue una de las actividades que más me ha gustado en mi vida. Estuvimos charlando con Brian y sus compañeros en la agencia, mientras nos pasaban las fotos al usb, y vimos unos vídeos de un nivel superior de cannyoning... y nos quedamos con ganas de más!