Desayunamos, cogemos las maletas y habíamos reservamos un taxi en el hotel para ir al aeropuerto (5$). Llegamos dos horas antes del vuelo, pero tanto para ir como a la vuelta, vemos que con estar una hora antes es más que suficiente.
En el aeropuerto de Guayaquil se pagan 20$ de tasas por ir a Galápagos.
Vuelo 11:05 Guyaquil – 12:05 Baltra.
En Galápagos es una hora menos que en Ecuador continental.
Intentar salir rápido del avión para evitar la cola del registro de entrada y revisión del equipaje.
En Baltra, pagamos 100$ de entrada a Galápagos.
Un bus gratuito nos lleva hasta el embarcadero de Baltra (15 minutos). Allí, por 1$, cruzamos en barco el Canal de Itabaca hasta llegar a la Isla Santa Cruz (5 minutos). En el embarcadero de Sta Cruz se puede tomar un bus por 2$ hasta Puerto Ayora, que tarda una hora en llegar. También hay algunos taxis esperando. Santa Cruz tiene una única carretera que cruza la isla de norte a sur, con un desvío a mitad de camino hacia la playa el Garrapatero, al este de la isla.
Sobre las 14:30 llegamos a Puerto Ayora y tomamos una taxi (1$) que nos lleve al Hostal La Mirada del Solitario George. Silvia y Marcelo nos reciben con una amabilidad descomunal y nos ayudan desde el primer minuto. Silvia nos presenta en un mapa los sitios que podemos visitar por nuestra cuenta con todo lujo de detalles. La tarde de hoy la teníamos que dedicar a acercarnos a las agencias del pueblo para reservar todas las fibras, e intentar cuadrar las excursiones a Isla Bartolomé, Santa Fé y Plazas para los siguientes 3 días. Ir de agencia en agencia, regateo...pufff no me apetecía nada!
Silvia y Marcelo se ofrecieron a ayudarnos, y no lo dudamos. Las fibras reservadas en un plis! Bartolomé está complicado y es nuestra prioridad. Unas cuantas llamadas de Silvia mientras Marcelo nos enseña los diferentes barcos y tarifas habituales...y bingo!Para mañana Bartolomé por 155$, muy buen precio, normalmente suele costar 175$ mínimo, pero el last minute es lo que tiene en Galápagos. Un par de llamadas más y Santa Fé por 90$ para pasado mañana. Le ofrecen Plazas por 140$ para el último día pero Silvia nos dice que mejor esperemos un par de días.
La verdad que tanto Marcelo como Silvia, se vuelcan de una manera elogiable!
El hostal está muy bien. La habitación es amplia, en la zona común hay una nevera, bidones de agua, te y café a disposición, mesas donde comer, y aunque vimos algún comentario de que no estaba cerca del centro, se llega en 5 minutos andando, con la ventaja de estar en una zona más tranquila además.
Sobre las 16:00 salimos hacia la Estación Científica Charles Darwin (06:00-18:00). Llegamos en 15 minutos, nos registramos y paseamos por la playa de la Estación,
donde vemos una garza en las rocas,
tal vez esperando algún cangrejo rojo despistado.
Continuamos por la playa de La Ratonera donde hay chicos surfeando y el Centro de Crianza “Fausto Llerena” donde vemos algunas iguanas terrestres,
además de las tortugas.
Por el camino, los pinzones amarillos se cruzan constantemente. Entramos en el centro de investigación donde hay vídeos y paneles con explicaciones sobre la biodiversidad de Galápagos, las especies invasoras y la conservación de las islas. Aquí se encontraba, hasta su muerte en 2012, el Solitario George. La última tortuga de su especie, perteneciente a la Isla de Pinta.
Nos acercamos al muelle, me apoyo en la barandilla y me llevo un susto! Por la oscuridad de la zona donde me encontraba, no había visto el pedazo pelícano que estaba a dos metros de mí. Están muy acostumbrados a la presencia humana, porque al acercarme ni se ha movido.
Cuando miro al agua me llevo otra sorpresa. Hay centenares de pequeños tiburones tintorera, dos rayas doradas, y de repente vemos que los tiburones se alborotan, el pelícano se lanza al agua, y por debajo un león marino pasa como una exhalación. Están pescando pececillos que saltan por encima del agua, intentando escapar, jaja, vaya espectáculo!
A la noche vamos a cenar a la calle Charles Binford, conocida como la calle de los Kioskos, donde hay una decena de restaurantes que ofrecen langosta. Hay que regatear el precio, cada puesto te ofrece ver su carta, al principio me agobia un poco, pero conseguimos la langosta más grande del “Blue Footed Booby” por 30$. Te la cocinan como quieras, a la parrilla, encocada, al ajillo, y la acompañan con lo que quieras también, arroz, patatas etc. La hemos pedido a la parrilla y estaba un tanto seca, pero por este precio cenaríamos todas las noche en los diferentes puestos de esta calle.
En el aeropuerto de Guayaquil se pagan 20$ de tasas por ir a Galápagos.
Vuelo 11:05 Guyaquil – 12:05 Baltra.
En Galápagos es una hora menos que en Ecuador continental.
Intentar salir rápido del avión para evitar la cola del registro de entrada y revisión del equipaje.
En Baltra, pagamos 100$ de entrada a Galápagos.
Un bus gratuito nos lleva hasta el embarcadero de Baltra (15 minutos). Allí, por 1$, cruzamos en barco el Canal de Itabaca hasta llegar a la Isla Santa Cruz (5 minutos). En el embarcadero de Sta Cruz se puede tomar un bus por 2$ hasta Puerto Ayora, que tarda una hora en llegar. También hay algunos taxis esperando. Santa Cruz tiene una única carretera que cruza la isla de norte a sur, con un desvío a mitad de camino hacia la playa el Garrapatero, al este de la isla.
Sobre las 14:30 llegamos a Puerto Ayora y tomamos una taxi (1$) que nos lleve al Hostal La Mirada del Solitario George. Silvia y Marcelo nos reciben con una amabilidad descomunal y nos ayudan desde el primer minuto. Silvia nos presenta en un mapa los sitios que podemos visitar por nuestra cuenta con todo lujo de detalles. La tarde de hoy la teníamos que dedicar a acercarnos a las agencias del pueblo para reservar todas las fibras, e intentar cuadrar las excursiones a Isla Bartolomé, Santa Fé y Plazas para los siguientes 3 días. Ir de agencia en agencia, regateo...pufff no me apetecía nada!
Silvia y Marcelo se ofrecieron a ayudarnos, y no lo dudamos. Las fibras reservadas en un plis! Bartolomé está complicado y es nuestra prioridad. Unas cuantas llamadas de Silvia mientras Marcelo nos enseña los diferentes barcos y tarifas habituales...y bingo!Para mañana Bartolomé por 155$, muy buen precio, normalmente suele costar 175$ mínimo, pero el last minute es lo que tiene en Galápagos. Un par de llamadas más y Santa Fé por 90$ para pasado mañana. Le ofrecen Plazas por 140$ para el último día pero Silvia nos dice que mejor esperemos un par de días.
La verdad que tanto Marcelo como Silvia, se vuelcan de una manera elogiable!
El hostal está muy bien. La habitación es amplia, en la zona común hay una nevera, bidones de agua, te y café a disposición, mesas donde comer, y aunque vimos algún comentario de que no estaba cerca del centro, se llega en 5 minutos andando, con la ventaja de estar en una zona más tranquila además.
Sobre las 16:00 salimos hacia la Estación Científica Charles Darwin (06:00-18:00). Llegamos en 15 minutos, nos registramos y paseamos por la playa de la Estación,
donde vemos una garza en las rocas,
tal vez esperando algún cangrejo rojo despistado.
Continuamos por la playa de La Ratonera donde hay chicos surfeando y el Centro de Crianza “Fausto Llerena” donde vemos algunas iguanas terrestres,
además de las tortugas.
Por el camino, los pinzones amarillos se cruzan constantemente. Entramos en el centro de investigación donde hay vídeos y paneles con explicaciones sobre la biodiversidad de Galápagos, las especies invasoras y la conservación de las islas. Aquí se encontraba, hasta su muerte en 2012, el Solitario George. La última tortuga de su especie, perteneciente a la Isla de Pinta.
Nos acercamos al muelle, me apoyo en la barandilla y me llevo un susto! Por la oscuridad de la zona donde me encontraba, no había visto el pedazo pelícano que estaba a dos metros de mí. Están muy acostumbrados a la presencia humana, porque al acercarme ni se ha movido.
Cuando miro al agua me llevo otra sorpresa. Hay centenares de pequeños tiburones tintorera, dos rayas doradas, y de repente vemos que los tiburones se alborotan, el pelícano se lanza al agua, y por debajo un león marino pasa como una exhalación. Están pescando pececillos que saltan por encima del agua, intentando escapar, jaja, vaya espectáculo!
A la noche vamos a cenar a la calle Charles Binford, conocida como la calle de los Kioskos, donde hay una decena de restaurantes que ofrecen langosta. Hay que regatear el precio, cada puesto te ofrece ver su carta, al principio me agobia un poco, pero conseguimos la langosta más grande del “Blue Footed Booby” por 30$. Te la cocinan como quieras, a la parrilla, encocada, al ajillo, y la acompañan con lo que quieras también, arroz, patatas etc. La hemos pedido a la parrilla y estaba un tanto seca, pero por este precio cenaríamos todas las noche en los diferentes puestos de esta calle.