Burdeos-La Rochelle: 190 kilómetros
La Rochelle.Vannes: 225 kilómetros
Hoy empezamos nuestro viaje por la Bretaña, para eso aún nos separan unos 450 kilómetros de Vannes, así que haremos una parada a medio camino en La Rochelle, pueblecito medieval que tiene como visita más destacada su puerto viejo flanqueado por diversas torres.
Estacionamos el coche en un parking gratuito pegando a la catedral, atravesamos la puerta del reloj que conecta el casco histórico con el puerto.
Aquí se puede hacer un recorrido viendo las cuatro torres de la ciudad: La Torre de San Ncolás, La Torre de las Cadenas, la Torre de la Linterna (construida como faro) y la Torre del Reloj
TORRE DE SAN NICOLAS
TORRE DE LA LINTERNA
Ahora toca visitar Les Halles de La Rochelle, el mercado del centro, donde se pueden degustar buenas ostras a buenos precios.
Y después de este “break” en el camino y de comprar pan en una boulangerie, cogemos dirección a Vannes.
Comemos de camino (es un habitual en nuestros viajes, comer en ruta para maximizar las visitas) en una de las múltiples y espectacularmente bien preparadas que tienen las áreas de descanso.
Quedamos con la dueña del alojamiento, nos entrega las llaves y nos da cuatro nociones básicas sobre el funcionamiento. Quartier historique Vannes, apartamento cómodo, muy limpio y muy cerca de todo el casco histórico de Vannes.
Y nos vamos a visitar esta ciudad medieval amurallada, estamos en la Bretaña francesa.
Nuestras primeras casas con entramado de madera.
Seguimos caminando, hasta que llegamos a los jardines de las murallas, un remanso de paz y tranquilidad del que disfrutamos dando un relajado paseo.
Al final de los jardines se encuentran los lavaderos de La Garenne
Justo a su lado encontramos el Castillo de Hermine
Es una ciudad muy agradable para caminar, no hay ruidos, no hay mucha gente y la mayoría de los turistas desaparecen cuando cierra el comercio a eso de las 19:00, nos perdemos por sus calles medievales.
Hasta que encontramos la Catedral de San Pedro, que aprovechamos para visitarla gratuitamente.
Nos está gustando Vannes, es nuestra primera ciudad bretona y todo nos resulta muy atractivo, además nos sorprendemos con la amabilidad de los franceses de esta zona. Acabamos la visita de hoy en el puerto deportivo.
Nos damos cuenta que “nos ha pillado el toro” cuando los restaurantes ya no admiten más clientes para cenar, así que tuvimos suerte, encontramos una tienda de comida preparada, cogimos unas cervezas bien frías y nos fuimos a cenar a nuestro apartamento.
El alojamiento Quartier historique Vannes, es un apartamento que consta de una habitación con cama grande, salón cocina y baño, con mucho menaje, todo limpísimo, estuvimos muy a gusto. Muy recomendable.