BAYAIX-FOUGERÉS. 150 kilómetros.
FOUGERÉS-VITRE. 30 kilómetros.
VITRÉ-BURDEOS. 500 kilómetros.
Otro día que toca madrugar, hoy iniciamos el camino de vuelta, y aunque visitaremos Fougeres y Vitré y después avanzaremos hasta Burdeos, donde haremos noche, esto empieza a oler a final del viaje.
Desayunamos con nuestros anfitriones y nos despedimos de ellos, hemos estado muy a gusto estos dos días.
Cuando llegamos a Fougeres, aparcamos en un parking gratuito que hay cruzando la carretera al lado del castillo y empezamos a caminar por uno de su laterales, nos encontramos más adelante con la iglesia de de Saint-Sulpice, gótico flamígero, en la que destacan los viejos retablos de granito.
El Castillo de Fougeres es la fortaleza más grande de Europa y tiene la particularidad que se ubica en la parte baja de la ciudad, donde el río Nancón hace de foso natural.
Vamos siguiendo un camino indicado que nos lleva hacia lo alto de la ciudad para completando un recorrido circular, finalizaremos en el castillo.
Vemos le Beffroi, el campanario más antiguo que se conserva en Bretaña.
Empezamos ahora a bajar y desde aquí se obtienen las mejores vistas del Castillo
Acabamos la visita viendo los lavaderos y la Plaza de Marchix y sus casas de madera.
Entre la visita, una parada para tomar café y croissants, hemos echado casi dos horas en Fougeres. Nos ha gustado, pero reconocemos que ya estamos un poco saturados de pueblos medievales. Recomendable
Rumbo a Vitré, la que será nuestra última parada en la Bretaña. Estacionamos en uno de los varios parking municipales y subimos a la parte alta de Vitré. Recorremos la rue de la Poterie y la rue Garengeot, que nos llevan hasta el castillo que parece sacado de un cuento.
Vitre nos ha parecido muy bonito, muy recogido, pero a estas alturas, ya teníamos nuestro cupo cubierto de castillos, casas de madera y pueblos medievales. Recomendable.
Y poco más, el resto del día fue para llegar a Burdeos, pagamos casi 30 euros de peajes desde Vitré a Burdeos, nos acomodamos en el Hotel Meininger en Burdeos, y pudimos cenar abundantemente en un restaurante cercano.
Al día siguiente, visitamos la Duna de Pilat, que se encuentra a una hora escasa desde Burdeos y que es la duna más alta de Europa. Para acceder a ella, hay que pagar el parking que cuesta 6 euros. La visita nos gustó mucho, es muy recomendable.
Después regresamos a España.
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