Tras dejar el monasterio de Maulbronn continuamos camino hasta llegar a Heidelberg. Hace muchos años pensando en Heidelberg hice un viaje a Nuremberg, cuando ya me di cuenta del error había comprado los vuelos, por suerte Nuremberg resultó ser una ciudad preciosa. Como tenía pendiente esta visita aquí que viene. Nos alojamos en el hotel "Hollander Hof", perfectamente situado delante del puente viejo de Heidelberg (Alte Brucke). Por desgracia no hay otra manera de aparcar en Heidelberg que no sea pagando un parking, en el hotel me indicaron perfectamente las dos opciones más cercanas y como llegar, dejé el coche el el parking P13 de Karlsplatz para no moverlo. Estaríamos allí dos noches.
Dedicamos el resto del día para visitar la parte baja de la ciudad, el puente con las dos torres a la entrada, las vistas desde el otro lado sobre la ciudad con el famoso castillo al fondo, y las calles interiores, Heidelberg es muy alargado pero tiene poca anchura, la que hay entre el río Neckar y la montaña.