![]() ![]() Crucero por los fiordos noruegos (Empress-Pullmantur) ✏️ Blogs de Noruega
Descripción por etapas del crucero por los fiordosAutor: Ensaimadaman Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.4 (10 Votos) Índice del Diario: Crucero por los fiordos noruegos (Empress-Pullmantur)
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Etapas 4 a 6, total 10
Si te gusta dormir, aprovecha esta escala para hacerlo. Pasearse por Ålesund no lleva mucho tiempo, y menos en nuestro caso porque era domingo y, salvo una tienda de recuerdos, no había nada abierto. Así puedes desayunar tranquilo y evitar las aglomeraciones de primera hora. No voy a añadir mucho a lo que se suele decir de esta escala, salvo reiterar que subir al mirador y bajar por uno de los caminos de tierra es 100% recomendable. Si atracas en día laboral, reserva una horita de tu tiempo de la mañana para comprar en el supermercado Kiwi algo de chocolate noruego Freia y el típico queso marrón (geitost o brunost se llama). En este enlace podéis ver las marcas típicas de este queso: goo.gl/oxVEDb
Momento vestuario: hizo un sol fantástico ese día. Camiseta de manga larga y vaqueros. Sudadera fina para las calles con sombra y para el mirador. Zapatos Quechua Arpenaz 100 del Decathlon si bajas del mirador por uno de los caminos de tierra que hay (si no, con zapatillas de deporte basta). De regreso al barco, nos topamos con Don Elías, el cual se aseguró, con un técnico presente, que el arreglo del aire acondicionado estaba a nuestro gusto y nos presentó a Marcos, un brasileño supersimpático y siempre sonriente también limpiaba camarotes en el mismo pasillo. Mientras mi novia se fue un rato a ejercitarse en el gimnasio del barco (que es bastante apañado y en el que siempre hay ambiente), yo me fui a la charla informativa sobre las excursiones de la naviera. Nosotros ya llevábamos contratadas tres excursiones de casa y el encargado de la charla no nos contó casi nada que no supiéramos, pero lo que si es de justicia decir, es que no engañaba a nadie cuando explicaba en qué consistían. Como ejemplo pongo la subida al Púlpito: mostró fotos del camino, de las cuestas, de las piedras, avisó de qué calzado era adecuado y de la dureza y duración de la misma. Incluso recomendó que se vieran vídeos de youtube donde se grababa la subida entera. ¿Te ponen todo muy bonito para que las contrates? Evidentemente. ¿No te cuentan la verdad y cuando haces la excursión te encuentras con sorpresas? Rotundamente no. Tras la reunión y el ejercicio, nos aseamos y duchamos para la cena, pero como teníamos el segundo turno, decidimos ir a ver el espectáculo del día: la magia del cine. Recomiendo ir veinte minutitos antes al salón, porque si no te será difícil pillar un sitio decente: con señalar que había pañuelos y chaquetas guardando hasta ocho asientos lo digo todo. El espectáculo no estuvo mal, tenía momentos buenos (los cantantes), otros algo bochornosos (el alien) y algunos divertidos (el maestro Yoda haciendo de las suyas). Le doy un aprobado rozando el seis, porque se nos pasó el tiempo bastante rápido. Lo que más me molestó es que faltando quince minutos para acabar, gente del primer turno de cena ya entraba en el salón para coger sitio e incluso “acechaba” a los que estaban sentados para coger el suyo en cuanto se levantaran. Tras el espectáculo nos fuimos al restaurante. Faltaban quince minutos para nuestro turno y ya había gente haciendo cola. Nos dispusimos a pasarlos en agradable conversación pero en dos minutos, se llenó el espacio de gente, empezando a sufrir empujones, y notando como nos apartaban para ponerse delante de nosotros, algo que no comprendimos puesto que cada cual tenía su mesa asignada. Faltando diez minutos, estábamos más apretados que en una discoteca de Ibiza en hora punta, por lo que decidimos marcharnos al buffet, donde el menú era el mismo, no había casi gente y las vistas eran estupendas. Tras la cena, un rato de charla en el salón Rendez-Vous con una pareja de nuestra edad que conocimos en Ålesund, donde empezamos a probar los múltiples cócteles disponibles en la carta con la buena música en directo de la banda Blanco y Negro, y con el servicio de quien se convertiría en nuestro camarero favorito, Belter, el simpatiquísmo guatemalteco, gran proveedor de cócteles. Etapas 4 a 6, total 10
Ese día amaneció con otro solazo cojonudo y disfrutaríamos de la primera excursión de las tres contratadas con la naviera: Glaciar Briksdal (170 € por cabeza). Desayunamos temprano porque la excursión comenzaba en cuanto el barco atracaba en Hellesylt. Había bastante gente en el buffet, y veías a mucha gente haciéndose bocadillos y cogiendo provisiones para el día (los plátanos se acaban MUY rápido). Nosotros ya hicimos los deberes el día anterior: por la tarde cogimos fruta y sandwiches ya hechos así no perdíamos tiempo por la mañana ni tampoco te tenías que pelear por la fruta.
La bajada al barco estuvo bien organizada y, si no recuerdo mal, abrieron dos puertas al mismo tiempo: proa para Pullmantur y popa para el resto. Tras una breve parada en la famosa cascada de Hellesylt para hacer fotos, comenzamos la ruta en el autocar (cómodo y en buen estado) que nos llevaría hasta el glaciar. Ruta que nos mostró unos paisajes espectaculares y la belleza de Noruega. La llegada a Briksdal (10:15) no tuvo ninguna incidencia y tuvimos un margen sobrado para subir, bajar y almorzar (de 11:30 a 12:30 con una sopita caliente de champiñones muy rica. un salmón con patatas muy apañado y sabroso, postre y café) en el parador que hay al pie de la montaña. La subida es por un camino de tierra cuesta arriba pero muy llevadero. Si no estás en forma o eres un vaguete, puedes pillar un trollcar que te deja muy cerca del glaciar (desconozco el precio). El premio, para nosotros, fue disfrutar de algo impresionante. Otra gente que había viajado por más sitios decían que ese glaciar no era cosa del otro mundo, pero para nosotros fue la releche, tanto que consideramos que esta fue la mejor excursión de las que hicimos. Os recomiendo que os llevéis botellas de agua vacías y las rellenéis con el agua del glaciar: más pura y con mejor sabor imposible. Para quien haga esta excursión en el futuro: en el parador hay wifi gratis. SSID: Briksdal Guest y Briksdal Guest 1. La contraseña es Briksdalen. Tras el almuerzo, reemprendimos la marcha para dirigirnos a Geiranger, con paradas para hacer fotos en el lago Oldevatn, de un color azul turquesa impresionante, en Stryn donde visitamos un supermercado Kiwi para comprar los alimentos típicos de Noruega (mientras el resto de la gente iba al servicio) y en el monte Dalsnibba con el el famoso lago helado de fondo y, donde pudimos hacer batallas de nieve contra el resto de excursionistas e incluso contra autocares que pasaban por el lugar. Nuestra guía tuvo una ocurrencia que resultó fantástica: nos recomendaba cerrar los ojos cuando entrábamos en un túnel y abrirlos un poco más tarde de salir del mismo, para ver el contraste entre una zona verdísima con vegetación por todos lados y la tundra helada de la cima del monte. ¡Espectacular! La última parada fue en el famoso mirador Flydalsjuvet, donde tuvimos la suerte de que los autocares allí aparcados se iban, pudiendo hacer fotos sin que salieran los otros excursionistas. En esta parada, sucedió algo que nos hizo reafirmarnos en nuestra opción de coger excursiones con la naviera. Un autocar quemó los frenos y se quedó tirado. Al ser de la naviera, el problema no tuvo mayor incidencia (mejor para los excursionistas porque tuvieron más tiempo para hacer fotos), pero si llega a ser de otra compañía, el susto no te lo quita nadie... Momento vestuario: también hizo un sol espléndido ese día. Camiseta de manga larga y vaqueros. En el glaciar, forro polar, cortavientos y una gorra porque Eolo soplaba que no veas. Zapatos Quechua Arpenaz 100. Al llegar al barco, comenzó la operación contrabando: me puse un chubasquero con bolsillos interiores muy amplios y en ellos metí los quesos y chocolates que compré. Metí todo lo que pudiera hacer saltar el detector en la mochila y hala, a cruzar los dedos mientras pasaba el control. La verdad es que fue un trámite sin mayores problemas. Al coincidir varios autocares de las excursiones de Pullmantur, había mucha gente entrando en el barco y los de seguridad se daban bastante prisa. Misión cumplida. Una vez a bordo, una duchita y a ver la salida del fiordo, con las famosas cascadas de las hermanas, el pretendiente y el velo. Antes de eso, breve charla con Don Elías y con Marcos. Este último nos comentó que en cuatro años que llevaba trabajando, nunca había podido hacer ninguna excursión de las que hacían los pasajeros. Nos enteramos que no tenían días libres, que trabajaban siete meses y después tenían dos de vacaciones no pagadas (legislación laboral estadounidense). Condiciones muy duras que no cualquiera puede aguantar. Sin embargo Marcos estaba feliz: al finalizar el crucero, volvía a Brasil y, probablemente, decidiría no seguir con ese trabajo. Nos llamó la atención que mucha gente estuviera tomando el sol al lado de la piscina (me comentó un camarero que había gente que ni salió del barco en Geiranger y estuvo todo el día en la cubierta disfrutando del todo incluido) y pasara olímpicamente de ver el fabuloso paisaje. Irse a uno de los sitios más bonitos del planeta para no salir del barco es incomprensible para nosotros (y se ve que bastante gente pasa de las escalas), pero para gustos colores... Vimos el espectáculo del día, 4+1, de humor, acrobacias y gimnastas, que nos pareció estupendo y nos divirtió mucho, y directos al restaurante a cenar. Esta vez fuimos diez minutos más tarde de la hora de comienzo, y la situación era la misma: un montón de gente apretujada y empujones por doquier, para entrar antes en el restaurante, así que nos volvimos al buffet, donde disfrutar de la cena navegando por el fiordo fue lo mejor que pudimos hacer. Tras la cena, nueva visita al salón Rendez-Vous, donde nos juntamos con otras parejas de nuestra edad con las que hicimos un grupito. Dimos buena cuenta de más cócteles (Belter nos incitaba a tomar uno tras otro), vimos un concurso de sevillanas que estuvo muy entretenido y nos echamos las risas del día cuando una de las parejas nos dijo que, esperando en la cubierta para almorzar, y donde media hora antes de abrir el buffet ya había cola de gente, una mujer le dijo a su marido (eran una pareja de jubilados) las siguientes palabras literales: CAGA RÁPIDO Y ASÍ PODREMOS SER LOS PRIMEROS EN EL BUFFET. Esta frase me marcará para el resto de mi vida. ![]() ![]() Etapas 4 a 6, total 10
Y seguimos con un tiempazo impresionante. Sol a tutiplén entrando por nuestra ventana del camarote lo que nos alegró un montón ya que así disfrutaríamos de nuestra segunda excursión contratada: Tren de Flåm y paseo panorámico (133 € por cabeza).
Tuvimos suerte y nuestro turno para hacer la excursión era a las 12:45, por lo que pudimos dormir un poquito más e ir a desayunar tarde. Al salir del camarote, ponían samba como música ambiente y, al cruzarme con Marcos, me eché unos bailoteos que provocaron una sonrisa (rozando la carcajada por su parte). Podría pensarse que se reía de lo patoso que era, pero no, sonreía porque le quedaba un día menos para volver a su Brasil querido. Tras ello, bajamos del barco y nos dimos un paseo por el puerto, que era precioso. Recomiendo especialmente una visita al museo, que es chulísimo a la par que instructivo (si entiendes inglés claro). Tras fundir un par de carretes de fotos, regresamos al barco a almorzar algo y coger fruta para la excursión. Comenzamos la excursión haciendo caso de lo que habíamos leído en otros diarios: hay que coger un sitio en el lado derecho (según el sentido de la marcha) y pegado a una ventana que se pueda bajar. Si puedes pillar cerca de la puerta, mejor que mejor para poder bajarte de los primeros cuando llegues a la parada de la famosa cascada Kjosfossen y así hacerte fotos sin nadie al lado. El vagón no lo pudimos escoger porque los de Pull ya teníamos unos asignados, aunque de todas formas tuvimos suerte, porque el nuestro fue el 7. ¿Qué decir del trayecto del tren? Pues que a nosotros nos encantó, porque nos anunciaba que todos esos paisajes los veríamos con más detenimiento cuando bajáramos caminando (sobre todo el sendero lleno de curvas que baja por la falda de la montaña), pero yo también comprendí a los que se hayan podido sentir algo decepcionados: casi cuarenta euros por ese trayecto, puede que sepa a poco (en Mallorca, de donde somos, hay un tren turístico que vale la mitad. Aunque sus paisajes no son tan espectaculares, el trayecto del ferrocarril es parecido que es al final lo que supone el coste, ya que por las vistas no cobran). Los de Pull no bajamos en Myrdal, si no una estación antes (según nuestro guía, que era noruego, pero que vivía en Sierra Nevada la mayor parte del año, “no os perdéis nada, porque en Myrdal no hay nada”, XD). En dicha estación estaba el hotel Vatnahalsen donde disfrutamos de café/té y unos gofres con queso y mermelada que estaban de muerte (yo me comí lo que le sobró a mi novia y encima repetí, que para eso estaba incluido en el precio). Apostilla: si necesitas ir al baño, ves a la caseta de la estación que no habrá casi nadie, porque en el hotel sufrirás una sangrienta lucha por entrar al servicio. Tras el refrigerio, tocaba el ¿paseo panorámico? Lo pongo entre interrogantes porque nuestro guía dijo que de “paseo” nada: lo nuestro sería trekking puro y duro, sobre todo al principio. Alguna gente del grupo se medio asustó, pero tampoco es para tanto. Si nos atenemos a la traducción literal, senderismo, pues es muy ajustada a la realidad, porque todo el camino transcurre por un sendero de tierra y alguna piedrecilla, el cual no tiene dificultad alguna, pero que se puede hacer cansado porque son 18'5 kilómetros según marcó el gps de mi móvil, aunque no puedo asegurar que sea una distancia 100% precisa. Lo que si es exacto es que tardamos dos horas y cuarenta minutos. La primera horita es todo bajada y después todo llano, salvo un par de repechos al final. También, el guía nos obligaba a parar en cada puente para que nos reuniéramos todos y ver que no faltaba nadie (medida que me pareció muy oportuna). Los paisajes eran espectaculares, para fundir carretes y más carretes; caminar mientras conversas con el resto de gente, una gozada, al menos para nosotros; y rellenar tu cantimplora con agua fresca de alguna cascada, es el remate a una excursión fantástica. Cuando nos montamos en el tren, y veía la carretera, mi novia y yo comentamos que hubiera sido fantástico alquilar una bici, y bajar con ella desde la última estación de la montaña. Al ver el sendero de bajada, se nos quitó la idea de forma súbita: había que saber montar muy bien y tener experiencia en bici de montaña porque la dificultad de bajar no era moco de pavo. Pues se ve que un grupo de pasajeros del Empress, tuvo la misma idea que nosotros, con la diferencia que ellos sí que la llevaron a cabo. Cuando llegamos a la estación de Berekvam, donde nos subiríamos de nuevo al tren para volver al puerto, pasó el incidente que mencioné en la introducción: un miembro de ese grupo llegó a la estación con su bici y estaba tan nervioso, que ni siquiera explicó que había pasado y que necesitaba ayuda. Pasados unos minutos de desconcierto, nos enteramos que una mujer, en el último tramo de la bajada, se había caído, quedando inconsciente. En nuestro grupo había una doctora que voluntariamente se fue con un noruego y su coche hasta el lugar del accidente para atenderla. Al parecer, el grupo de ciclistas también paró el tren (o lo pararon unos médicos que iban de pasajeros, no lo se con certeza) y este estuvo detenido durante cuarenta minutos. Después de eso, no supimos nada más, salvo que la mujer recuperó la consciencia. El tren llegó con retraso, y volvimos al barco. A los dos días, hablando con la doctora, nos dijo que la chica estaba bien, pero que veía doble y se mareaba, por lo que para curarse en salud, fue repatriada a España (espero que esté bien). En ese momento una sensación rara recorrió nuestro cuerpo. Es una pena acabar un viaje así, pero también un alivio el saber, que si nos pasase algo parecido a nosotros, el dinero de más que valen las excursiones de la naviera es un buen seguro médico. Momento vestuario: camiseta de manga corta, forro polar por encima y vaqueros. Zapatillas Quechua Arpenaz 100. De vuelta al barco, nos acordamos que era la noche tropical, pero estábamos tan cansados que no fuimos ni al espectáculo ni a la cena. Nos cruzamos con Don Elías, el cual nos informó que, al haber observado que el sumidero del lavabo no tragaba el agua como tocaba, se encargó de que mantenimiento lo arreglara. Todo un detallazo que fue mejor al entrar en la habitacióny ver que nos había hecho la figura de un elefantito con las toallas. Una ducha, y al buffet Panorama a comer algo viendo cómo salíamos del fiordo que, la verdad, no tiene nada que envidiar al de Geiranger. Cerramos la noche, con la ya tradicional reunión de nuestro grupo en el salón Rendez-Vous, donde Belter nos proveyó de nuestra ración habitual de cócteles (que cada noche iba en aumento), lo cual provocó que acabáramos participando en la clase de salsa en el centro de la pista. A eso se le juntó que, al salir a mar abierto, el barco empezara a moverse como no se había movido hasta el momento, provocando que mi novia agradeciera al diario de pantomaca el consejo de tomarse una biodramina cada día después de la excursión. Yo no me mareo nada y, con el balanceo, dormí como un bendito. Etapas 4 a 6, total 10
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