Cuba en 8 días ✏️ Blogs de Cuba

Para que otros viajeros que, como nosotros, les haya resultado dificil organizar un viaje por libre, de mochila, a Cuba, aquí dejo nuestras experiencias, para que todo aquel que quiera, pueda ver las posibilidad que dan 8 días en Cuba. La limitación del tiempo fue nuestro peor enemigo, pero tengo que decir que nos vinimos con la satisfacción de:

1º: no haber pisado Varadero
2º: haber conocido Viñales
3º: habernos mojado el culo en el Caribe
4º: visitar las cascadas de Trinidad
5º: pasar unos días de relax en plan demencial de TI
6º: hacer snorkel, ver corales y peces tropicales

y sobretodo, conocer La Habana, su gente, su ambiente, su musica, sus rincones, y en general este país tan sumamente peculiar que a todo el mundo encandila.

No quiero pasar por alto el hecho de que existen multitud de asociaciones que colaboran con el pueblo cubano y aprovechan la ida y venida de turistas para enviar ayuda. Nosotros nos pusimos en contacto con "Puente familiar a Cuba" a través de su página de facebook. Quedamos con un miembro de la organización que nos entregó 10 kg de ropa y zapatos (por expreso deseo nuestro, concretamos con él tanto el peso como el contenido de lo que llevaríamos). Una vez en La Habana, contactamos con la persona indicada que se pasó a retirarlo por nuestro alojamiento sin problemas. Es algo que no cuesta absolutamente nada y que a muchas personas de Cuba les hace un apaño importante. Animo a todo el mundo a que haga lo mismo.

Día 1: La Habana

Llegamos a La Habana con un vuelo de la recien creada aerolinea Evelop (860 €/personas/i+v). Ahora el vuelo se puede pillar a través de su pagina web. Sale de la T4 y para la facturación es un tostón, ya que no se puede facturar on-line y tienes que plantarte alli al menos 4 hs antes para poder pillar un sitio decente, algo que por descontado nunca pasa. Además, los asientos de las primeras filas o de la salida de emergencia tienen un coste de 40€. El vuelo fue ni bueno, ni malo, ni todo lo contrario. Normal. El avion, simple. Sin pantallas individuales. Eso sí, te dan tu pack de almohada y manta...que algo es algo. La comida, normalucha tirando a buena. El personal, amable. Vamos, nada que reseñar. Eso sí, salimos casi dos horas tarde de Madrid, con el consiguiente retraso en la hora de llegada a La Habana.

Para el alojamiento me propuse, erróneamente, contar con alguien ajeno al foro. Me puse en contacto con una persona a través de una web de reservas de alojamiento en Cuba que me miró y remiró hasta que encontró una casa que por ubicación (en la misma calle Obispo, pegado al Floridita y por 25 CUC/noche) nos pareció bien. Si alguien está interesado en este apartamento, que se ponga en contacto conmigo, pero no es muy recomendable si eres un poco tiquismiquis. Eso sí, la ubicación no pudo ser mejor. Tengo que decir que antes de reservar este apartamento me puse en contacto con la casa de Maritza, la que tanto recomiendan en los hilos de Cuba, pero al decirme que estaba ocupada y que me recomendaba otras casas por su zona, lo descarté, ya que debido a los pocos días que teníamos, preferí decantarme por la ubicación en detrimento del servicio.

Con la misma persona reservé el taxi de ida del aeropuerto a La Habana (30 CUC, un poco caro). Nos dejó en la misma puerta del Floridita y a 20 metros estaba el apartamento. Justo encima de la oficina de Infotur. Dejamos las mochilas y salimos a tomarnos algo al único sitio que nos había dado tiempo a ver: El Floridita. En general, es totalmente prescindible, ya que es muy guiri y te cobran un pastón por un mojito regulero, pero en cuanto a visita curiosa, es aconsejable ir aunque solo sea para decir que has estado, y para disfrutar un ratito tranquilo de la musica en directo, del ambiente colonial y del aire acondicionado (en Julio el calor es realmente sofocante )

Después de un paseito pa alla y pa aca por Obispo, nos fuimos a la cama a reponer fuerzas.

Día 2: La Habana

A la mañana siguiente, puesto que desde España me resultó imposible contratar nada, a pesar de intercambiar sendos mails con agencias de viajes, etc, bajamos a infotur para informarnos de las opciones. Las señoras no tenían ni muchos medios ni muchas luces, así que nos redirigieron a Lisy, la delegada de la Agencia San Cristobal que se encuentra en el Hall del Hotel Telégrafo, situado en una de las esquinas del Parque Central. A dos minutos andando de nuestro alojamiento. Lisy nos solucionó nuestra semana en un abrir y cerrar de ojos. Conseguimos que ella nos cuadrara en un momentito lo que yo no había sido capaz de hacer en días de planificación, y sin renunciar absolutamente a nada de lo que queríamos ver. Tengo que decir que organizar el viaje a Cuba me ha resultado mucho más complicado que otros viajes que a priori pueden parecer más chungos como China o un mes por Sudamerica...pero no lo es. Todavía hoy no sé muy bien por qué, acaso porque quería ver demasiadas cosas y no era capaz de cuadrarlo todo, por la falta de medios de transporte y las limitaciones en la comunicación, por aquello de que no puedes reservar las cosas por internet, o yo que sé por qué...todo ello agravado por el hecho de que ibamos solo 8 días .

el caso es que "Santa Lisy" nos reservó lo que pudo, y el resto lo fuimos contratando nosotros sobre la marcha con otras agencias y con particulares a medida que iba surgiendo la cosa: El planing quedó más o menos así:

- Viñales: excursión de un día desde La Habana (59 CUC/pers)
- Trinidad: traslado desde La Habana (20 o 30 CUC, no recuerdo bien el precio /pers en Viazul)y alojamiento (25 CUC/noche)
- Cayo Santa María: alojamiento en TI (unos 250€/2 noches) y transfer de regreso a La Habana (30 CUC/pers)

Con nuestras reservas ya hechas, nos lanzamos a la calle a disfrutar de Cuba. Esa mañana la aprovechamos para pasear por la Habana Vieja: plaza de la Catedral, Pza. Armas, Pza. Vieja (con paradita en la cervecera de la esquina oriental), Malecon, Obispo parriba y pabajo, pateo, pateo y pateo. Comimos en un paladar en la misma esquina de la catedral, según la miras de frente, en un callejon que sale a la izquierda a mitad de la plaza, esquina al fondo a la izquierda, llamado paladar El Rincón de Don Pancho, o algo así, una de las mejores langostas en salsa que haya podido probar en mi vida. Nos salió un poco caro (40 CUC/dos pers) pero mereció la pena.

Por la tarde, a seguir ejerciendo de guiri, subimos a la camara oscura para ver La Habana desde el cielo (esq. de la Pza. Vieja) que como curiosidad y por 2 CUC no está mal, visitamos la Bodeguita de Enmedio (con su musica en directo, sus puros, sus mojitos, sorprendentemente ricos para ser un sitio tan turistico. Recomiendo la terraza de la planta de arriba, no hay tanta gente y el ambiente es igual de chulo con sus paredes pintadas, musica en directo, y esas cosas). A última hora de la tarde nos fuimos dando un paseo hasta el Capitolio, por el parque de la fraternidad, la fabrica de tabacos Partagas y entrando al barrio chino nos pillamos una bici taxi que nos dio una vuelta de más de una hora por la zona, que a pesar de no tener mucho atractivo turístico, no queríamos irnos sin verlo, hasta el callejon de Hammel (un rincón cultureta/alternativo). Acabamos la tarde en la azotea del hotel Inglaterra, tomándonos unos cocktails, donde no había ni un solo turista por la lluvia, y nos permitió charlar largo y tendido con el personal. Por cierto, no sé donde leí que desde la azotea de este Hotel se puede presenciar la ceremonia del cañonazo, pero no es cierto.

Pza. de la Catedral:


Pza. Vieja:


Callejon de Hamel:


Bodeguita de Enmedio:


Fabrica de Tabacos Partagas:


Calles de La Habana:



Ese mismo día cenamos en uno de los múltiples restaurantes que hay en la calle Obispo (por unos 10-12 CUC/pers), nada recomendables, la verdad. Te atraen como las moscas con la musiquita y las ofertas, pero realmente la comida deja que desear.

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Día 3: La Habana-Viñales-La Habana

Con la excursión ya contratada por "Santa Lisy", nos pasaron a recoger e iniciamos el rosario de paradas en todos los hoteles con turistas que habían contratado la misma excursion para ese día. Sinceramente, este tipo de excursiones-rebaños no va mucho con nosotros, pero tuvimos que ceder en favor de conocer la zona que tantas ganas teníamos de ver. Además, tampoco estuvo tan mal. Nos sentamos en los asientos de delante y la guía se sentó a nuestro lado, con lo que la pobre acabó frita de preguntas, curiosidades, cuestiones políticas, personales y de todo tipo...la mujer yo creo que agradeció salirse un poco del sota, caballo y rey, pero sinceramente, como alli todo el mundo habla tantíiiisimo, no sabria decir si la dimos el viaje o si se lo alegramos.

Tras unas 3hs de camino, llegamos a Pinar del Río. Visitamos una fábrica de Ron, sin demasiados encantos, de no ser porque nos dieron a probar la fruta de la que extraen el sabor tipico del Ron, un fruto pequeñito parecido a las endrinas, y por la charla que nos pegamos con las señoras que alli se pasan las horas currando, mientras el resto de turistas hacían lo propio en la tienda de la fábrica (ron, puros,....)

Seguimos nuestro camino hacia Viñales y la siguiente visita planeada fue una plantación de tabaco. Una visita curiosa. En una hacienda en medio del valle de Viñales, nos enseñaron los secaderos de la hoja de tabaco, nos explicaron el proceso de elaboración, nos mostraron como se hacen los puros, y para rematar la faena, te ofrecen sus habanos a un precio más o menos asequible (10 puros 20 CUC), eso si, sin vitola ni marca.



Vuelta al bus rumbo a Viñales. De camino la guía nos iba contando curiosidades que desgraciadamente no interesaban a la mayoría, pero que al menos a nosotros nos resultaron sumamente interesantes, sobre agricultura, ganadería, la moneda, las casas tipicas, la forma de vida en el campo, etc.

Cuando llegamos a Viñales, con un calor asfixiante (finales de Julio ) nos llevaron a la Cueva del Indio. Es una cueva bastante bonita y curiosa de visitar. Recorres una parte a pie con formaciones de roca, estalactitas, estalagmitas, y todo lo que se supone que hay en una cueva ... . La otra parte de la cueva la recorres en una barquita. Te montas en un embarcadero chiquitillo, das una vuelta como de 10 min y sales navegando por una grieta que hay al otro lado de la cueva, directito a la zona de souvenirs.


Llegada la hora de comer, teníamos reservada la comida en el restaurante que hay en el mural de la prehistoria. Sinceramente, me pareció una aberración en toda regla. Es verdad que hace años no había el mismo concepto de ecología que ahora, pero ponerse a pintar dibujitos de dinosaurios como si fueras un niño pintando en la pared de su casa, pero en una pared de 50 metros de alto en semejante paraje natural, no me parece, la verdad... pero bueno, para gustos los colores.


Comimos alli, con vistas al precioso valle y a los mogotes (para los que conozcáis Rep. Dominicana, son exactamente iguales a las islas del parque de los Haitises pero en tierra firme: curioso!). La verdad es que nos encantó la zona, la naturaleza, las plantaciones, el aire es ... especial... no sé como definirlo, pero si vuelvo a Cuba, sin duda volveré a Viñales.

Ya de camino a La Habana, el bus hace una última parada en el mirador para ver el valle completo de Viñales, y es genial, precioso, apacible, enorme, y en general muy recomendable de visitar.


Damos por finalizada la visita y nos volvemos al bus de regreso a La Habana.

3hs despues llegamos a La Habana, a eso de las 6-7 de la tarde. Como era prontito, aprovechamos para visitar la Pza. de la Revolución, una explanada asfaltada donde tradicionalmente se han llevado a cabo los multitudinarios discursos de Fidel Castro, sucedido ahora por su hermano Raul. Desde mi punto de vista, es una visita casi obligada, pero sin mucho atractivo turístico más allá de decir que has estado y de hacerte las fotos de rigor delante del Ministerio con la figura del Che.


De ahí cogimos un taxi hacia la Fortaleza de El Morro para visitarla, y resultó que ya estaba cerrada (18:30) así que nos encaminamos a la fortaleza de La Cabaña, que está al ladito, para presenciar la Ceremonia del Cañonazo. Es una visita curiosa, como todo en Cuba, y si tienes un rato es recomendable. La ceremonia consiste en que unos chicos se visten con ropas tradicional del S. XVII y se pasean desfilando por la fortaleza como lo hicieron hace cientos de años los españoles y más tarde los ingleses. La ceremonia del cañonazo se remonta a la epoca en que la bahia de La Habana se cerraba por las noches mediante una cadena que cruzaba la bahia de punta a punta, para proteger su acceso de los piratas. En esa epoca, el cañonazo se lanzaba desde un barco de vigilancia que guardaba la entrada a la bahia. Dicho cañonazo servía de aviso a todos los habitantes de la ciudad para que supieran que a partir de ese momento ya no entrarían más barcos en el puerto. Era como una forma de echar la llave a la ciudad. Este cañonazo se ha ido guardando como tradicion con el paso de los años y la verdad es que resulta hasta romantico presenciarla a la luz del atardecer, viendo la ciudad de La Habana al otro lado de la bahia.


Acabada la ceremonia, cenamos en un restaurante super pijo al lado de la fortaleza (más langosta por 30 CUC los dos) y a dormir que el día ha sido muy largo.

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Día 4: La Habana-Trinidad

Con el billete también reservado por Lisy, nos encaminamos a tomar nuestro bus de Viazul rumbo a Trinidad. El viaje es un tostón de los buenos. Unas 6 hs bastante aburridas pasando por Cienfuegos, Playa Larga, etc...

Una vez llegamos a Trinidad, Lisy nos había reservado una casa particular y nos estaban esperando en la terminal de buses. No es necesario pillar bicitaxi ni taxi ni nada para ir de un sitio a otro. La ciudad no es demasiado grande, yo diría que se parece más a un pueblo mediano, al menos el centro histórico.

Puesto que eran las 14hs, y hacía un calor horrible, dejamos las mochilas en la casa y nos fuimos a comer al restaurante Esquerra, en la misma plaza (Langosta y cerdo con arroz por unos 30 CUC, un poco caro pero nos cogió de novatos).

Despues de comer, de camino a la estacion de buses para pillar el billete de bus para el día siguiente de Trinidad al Cayo Santa María, pasamos por infotur para ver si nos daban precios y horarios, y acabamos contratando una de las excursiones y un taxi privado para el Cayo (por 90 CUC), todo para el día siguiente. En las agencias puedes contratar varios tipos de excursión. Todo depende, como siempre, de lo que te quieras gastar. Había una excursión para hacer en Jeep 4x4 que tenia muy buena pinta y que consistia en subir a la cima de las colinas, bañito, comida, etc. Otra más humilde en la que solo subias hasta mitad de la colina en bus colectivo. Y por último, la que contratamos nosotros al Parque El Cubano, el mas cercano a Trinidad. Nos decidimos por ir en Caballo, eso del coche no nos parecía muy atractivo, y se tardaba más. Creo recordar que fueron como 18 CUC/pers, sin incluir la entrada al parque. Pues ala, ya tenemos el plan para el día siguiente. Y ahora a disfrutar. Pero el siempre traicionero calor nos estaba esperando a la salida, así que nos decidimos por pillar un taxi que por 4 CUC nos llevara a la Playa Ancon para pasar las peores horas del día en el Mar Caribe, que ademas teníamos antojo. La playa no es de esas que salen en las fotos, pero para pasar un rato, "refrescarte" y poder decir que te has bañado en el Caribe, a mi me vale . Es una playa muy larga, limpia, estrecha y con el agua turbia y muy muy caliente. Hay varios hoteles y chiringuitos para tomarte unas cervecitas, cocos, snaks... así que alli remojamos nuestros calores y pasamos la tarde tan ricamente.

A eso de las 19:30, regresamos de vuelta a Trinidad, y como todavía no era la hora de la cena, nos dimos un paseito por el centro de Trinidad, por sus callejuelas empedradas, y disfrutando de la tranquilidad que da una ciudad pequeña, hablando con sus gentes, tomandonos algo en la plaza.





A las 21hs habíamos quedado con nuestra casera para que nos preparase la cena, y resultó ser todo un acierto (10 CUC/pers). Mari, la dueña de la casa, una medico cirujano jubilada, nos preparó una cena estupenda acompañada de una charla todavia más estupenda aún. Casi tres horas más tarde, y viendo que la noche se nos echaba encima, a pesar de la sobremesa tan agradable que estabamos pasando, decidimos salir a conocer la noche trinitaria (se dirá así? ). Mary nos aconsejó subir a la Casa de La Musica, en la plaza. Son las escalinatas de la plaza que por la noche la cierran para hacer un tipo Pub al aire libre que tiene un ambiente genial. Grupo de musica en directo, todo lleno de gente bailando, sobretodo cubanos, tomandonos nuestro mojitos al fresquito de la noche...un fin de día insuperable.

Vuelta a la casa y a dormir que todavía nos queda mucho viaje.

Recomiendo encarecidamente la casa de Mary, una encantadora medico cirujano jubilada, con una mano estupenda para la cocina y una conversadora nata. La habitación es privada y se encuentra dentro de una casita colonial muy humilde pero impecablemente limpia, con dos camas de matrimonio, con baño propio y aire acondicionado, en todo el centro de Trinidad, a dos calles de la estación de omnibus, y a tres minutos en linea recta de la plaza principal (algo importante teniendo en cuenta el calor), cocina tipica cubana de calidad y cantidad, un hallazgo vamos. Os dejo sus datos de contacto:

Mary Villafaña
C/ Francisco Javier Zerquera, 187 (esquina Francisco Peterssen y Frank Pais).
Telf. (+53) 041-992481 (Os dejo el prefijo internacional de Cuba por si quereis llamar desde España. Si quereis llamar desde Cuba, que sepáis que llamar a un teléfono fijo es gratis si os dejan llamar desde una casa o muy barato si tenéis que llamar desde un Hotel).

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