POR EL MEDITERRÁNEO DEPRISA Y CORRIENDO ✏️ Blogs de MediterráneoCrucero en el Oceanic desde una perspectiva bastante peculiarAutor: Sorvolvo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.3 (23 Votos) Índice del Diario: POR EL MEDITERRÁNEO DEPRISA Y CORRIENDO
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Etapas 1 a 3, total 8
Erase una vez una chica con un marido y dos adosados que decidió probar que era eso de un crucero (que daño ha hecho “Vacaciones en el mar” a los miles de adolescentes de este país). Así que después de mucho bucear en internet, escribir a las embajadas para conseguir mapas (todavía espero que Mónaco me conteste), contactar con una empresa italiana de autobuses y un largo etc., estoy lista para embarcar en el “Brisas del Mediterráneo”; que sonará muy romántico, pero va a resultar que no.
Maleta y mochilas al coche que nos vamos hasta Cádiz, donde cogeremos el talgo hasta Barcelona, lugar donde realmente empezará nuestro viajecito. Ya estamos instalados y vamos que nos vamos. LUNES, 30 DE JUNIO DE 2008 Estamos en Barcelona, aún es pronto, así que nos vamos hasta Plaza Cataluña y desde ahí un paseíto hasta Santa María del Mar o la Catedral del Mar. Cualquiera que haya leído el libro no puede menos que comparar lo que narran sus páginas con esta preciosidad arquitectónica del barrio del Born escondida no muy lejos de la otra catedral. Visita completada y vamos a darnos prisa que tengo una cita con un señor del foro para tomar café (no pondré fotos del encuentro a no ser que él me deje). Mientras esperamos vemos por fin el gol de Torres. Que somos campeones y nos lo hemos perdido. ¡Me cachis! Bueno, pues con los bártulos de nuevo en mano, saludamos al señor Colón y nos presentamos en el muelle con nuestros billetes en la boca para iniciar la travesía. Rellenamos tropecientos papelitos, compramos en el duty free, aguantamos a los mariachis a voz en grito y ya estamos a bordo, a pesar de que acabo de descubrir de que soy un señor y mi hijo es una señora según nuestras tarjetas. El camarote no es nada espectacular pero tampoco es algo que realmente importe. Dejamos las cosas y nos vamos de inspección. Bien, justo por encima el casino, las tiendas, el pub, la disco y el salón de espectáculos; y debajo el restaurante ¡a que esperamos, a comer! No voy a morir de hambre, pero tampoco engordaré. Seguimos con la inspección y llegamos hasta las piscinas (vacías por cierto), donde también han puesto otro buffet ¿y si comemos otra vez a ver si esto está mejor? Anda, pero si hay jacuzzi y hamacas, y parece que nos vamos porque una parte del pasaje se apelotona mirando al puerto y otra mira hacia abajo porque ha empezado el espectáculo musical no se sabe bien qué es eso de despedida de Barcelona. Oye, que casi que nos vamos ¿no? Pues eso. De nuevo en el camarote buscamos los chalecos salvavidas en los armarios porque va a empezar el simulacro, (teóricamente nos la van a salvar porque flotan, eso si no nos matan antes de la mierda que tienen). Suena la sirena y los borregos camuflados de rojo nos dirigimos a nuestros lugares, donde nos tienen un largo tiempo sin contarnos nada útil pero haciendo bulto hasta que el oficial correspondiente queda satisfecho. Y por fin libres. Hoy toca cena en blanco y negro, y nos cuentan la mesa que nos corresponde en el comedor. Estamos cerca de la puerta, por lo menos, tardaré poco si tengo que salir corriendo. La cena no ha estado mal pero tampoco es tan maravillosa como había leído por ahí. Etapas 1 a 3, total 8
Llegamos a Villefrance, pueblecito costero francés que nos va a permitir el acceso a Mónaco. Nos reparten numeritos como en la carnicería que nos darán accesos a los tenders, unos barquitos que nos llevan desde el barco hasta el puerto. Por fin en tierra, ya que hemos conseguido bajar en el primero. Nos dirigimos a la estación de tren que está muy cerquita y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que el tren viene con 40 minutos de retraso. Y luego dicen de la RENFE. Pues nada, cambio de planes, que no vamos a estar aquí media mañana.
Preguntamos a un taxista y acordamos la carrera hasta el Oceanográfico. Nos hace un bonito tour por la costa en un “italianini” que más o menos nos permite entendernos. Ah ¿Ya hemos llegado?, ¿pero esto es Mónaco? , pues va a ser que sí. Estamos en el Oceanográfico, espectacular, con especímenes únicos que no hemos visto en otros sitios y piezas expuestas realmente sorprendentes. Sin darnos cuenta, hemos pasado más de tres horas aquí. Salimos de nuevo al calor sofocante francés y bajamos por la Avenue de la Porte Neuve hasta el Carrefur (cualquier parecido con lo nuestros es pura coincidencia). Desde aquí nos dirigimos hasta la rosaleda de la princesa Grace y mi familia ya me estaba poniendo 27 velas negras porque había un buen paseíto, pero caprichosa que es una y estaba de antojo. Lo cierto es que yo me lo esperaba más grande, pero merece la pena ver la muestra de amor de Rainiero a su mujer plantando 4000 variedades de rosas distintas. Eso sí, si las distribuyeran en un espacio mayor, sería mucho más vistoso. Desanduvimos el camino y nos dirigimos a la estación de tren, esta vez se nos hizo más corto porque ya no tuvimos que preguntar a nadie y utilizamos las escaleras mecánicas para atravesar Fontvieille. La estación es inmensa, con pasillos muy largos, andenes aún más largos y maquinitas con las que tienes que pelearte para sacar el billete porque la taquilla está imposible. Cogimos el tren por los pelos y llegamos sin más novedad al barco. Si esperabais algo más, lamento haberos defraudado. Soy un bicho raro que no ha visto el palacio, ni el casino, ni el circuito, ni todo ese glamour que supuestamente derrocha el principado. Un país muy limpito, en el que te venden agua “evian”, con gente súper agradable y amable, pero que para mí no merece más tiempo del que le he dedicado, o como mucho, un par de horas más. Vámonos a dormir que mañana nos espera un día largo. Italia nos espera. Etapas 1 a 3, total 8
A las 6:30 todo el mundo en pie, y a desayunar en condiciones que a saber a qué hora tendremos tiempo de comer otra vez.
Empezamos nuestra aventura con el autobús que teníamos contratado desde España y que nos esperaba en el puerto de Livorno. Nos llevó hasta Florencia dejándonos en el Mirador de Michelangelo para poder tener una primera vista de la ciudad que nos quitó el hipo. Desde allí nos llevó a la Piazza de San Marco, donde realmente empezaríamos nuestro periplo por la ciudad renacentista. El original del David tendrá que esperar, porque no era plan quedarse hora y media haciendo cola cuando sólo teníamos un día por estos lares. Así que pusimos rumbo a la Piazza del Duomo, donde se alzan majestuosos Santa María del Fiore, el Campanile y el Batisterio con su Puerta del Paraíso (a pesar de los andamios que nos acompañarán durante todo el viaje). Pasito a pasito hasta la Piazza de la República y de allí hasta el Mercado del Porcellino, con cantidad de cosas de piel y un cochino jabalí que me mira fijamente. ¡Qué pena que no pueda entretenerme a gusto! Pero por lo menos, ya me zampo mi primer helado italiano, qué buenooooooo. Siguiente parada, el Palacio Pitti, y que apañados estos italianos que las obras las tapan con carteles idénticos a la fachada. ¡Qué pena que luego lo estropeen con un anuncio hortera! Volvemos a cruzar el Puente Vecchio, sí ese de los candados de los enamorados, que yo no veo por ningún lado. De todas formas, no traigo candado, así que me hubiera dado exactamente igual. El calor es sofocante y tenemos todavía más cuando vemos una carrera de traineras a toda mecha por el Arno. Llegamos a uno de los platos fuertes, la Piazza de la Signoria, con la Galería de los Uffizi , el Palazzo Vecchio, la fuente de Neptuno, y a falta del original, la réplica del David. Y más andamios. Se nos acaba el tiempo, la última parada es la Iglesia de la Santa Croce, en la que reposan los restos de Miguel Ángel y Maquiavelo. El autobús nos espera frente a la Biblioteca Nacional Para llevarnos a Pisa. Llegamos a Pisa y la verdad es que la Plaza de los Milagros impresiona. Yo pensaba que todas las construcciones eran de piedra porque en todas las fotos eran marrones y me llevé la grata sorpresa de descubrir que eran de mármol blanco. Y por supuesto, no podía faltar la foto típica ¿sujetando? o más bien haciendo el chorra con la torre. Pisa es el mejor sitio para realizar compras, es donde mejor se regatea y donde se puede sacar un mejor precio. De vuelta hacía el bus nos hemos hecho con un montón de llaveros (para repartir como churros, 2 por 1 €), varias máscaras, los famosos pinochos, imitaciones de gafas (5 por 60 €), una bola de nieve, abanicos, camisetas, vamos, todo lo que no me ha dado tiempo a comprar antes. Mañana será otro día. Nos espera Roma y seguramente será aún más agotador que hoy. Etapas 1 a 3, total 8
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