![]() ![]() Pululando por Indonesia ✏️ Blogs de Indonesia
Viaje por Indonesia, Kuala Lumpur y Singapur en junio de 2015.Autor: Pululante Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (2 Votos) Etapas 1 a 3, total 6
Un largo vuelo de más de 12 horas nos llevó desde Londres al aeropuerto de Kuala Lumpur. Afortunadamente los trámites de aduana fueron muy rápidos y salimos pitando del aeropuerto.
Para ir hasta la ciudad compramos un vale de taxi en un puesto en el interior del aeropuerto situado nada más salir de la recogida de maletas. Un viaje al centro de la ciudad con 2 maletas nos costó 84 ringgit malayos (símbolo RM), unos 20€. No está mal considerando que hay más de 50 km. hasta Kuala Lumpur (o KL como la denominan en todas partes) y así evitamos posibles timos de taxistas de los cuales habíamos leído en varios foros. La primera impresión según lo esperado fue el calor húmedo que nos azotó nada más salir de la puerta de la terminal. Durante el camino la segunda impresión es que les gusta construir torres. Casi todos los edificios modernos son torres de pisos, incluso en las zonas más alejadas de KL donde a priori hay espacio más que suficiente donde hacer construcciones bajas. El skyline de KL Según se acerca el taxi a KL empiezan a aparecer por el horizonte la multitud de rascacielos que componen el centro de la ciudad, y sobre ellos las Torres Petronas más conocidas aquí como Twin Towers (Torres Gemelas). Sin duda un espectáculo de modernidad que se confirmaría más tarde recorriendo sus calles. Nos alojamos en el hotel Sommerset. En realidad es un edificio de apartamentos con servicios de hotel. Teníamos un apartamento grande y completo con cocina completa, salón y baño grande con bañera con vistas a la ciudad. Y lo mejor la piscina en el tejado del edificio con vistas a las Torres Petronas y al resto de rascacielos de KL. Queda a unos 5 minutos andando de la parada de metro más cercana y a unos 15 de las Torres Petronas. Además tiene un servicio de transporte gratuito a la ciudad a ciertas horas del día. El precio muy bueno alrededor de 60€ por noche. Muy recomendable. Las Torres Petronas Precisamente con el transporte del hotel nos acercamos rápidamente a conocer la vista más representativa de KL. Nos sorprendió la elegancia de las líneas que enseguida fueron realzadas por la iluminación nocturna. Por supuesto había cientos de turistas sacando fotos. Me llamó la atención que todos los que tenían pinta de locales tenían unos móviles de lo más moderno y de gran tamaño, como para poder lucirlos y lucirse. En la parte de abajo de las torres hay un enorme centro comercial, uno de los muchos que hay en KL como veríamos después. Parece que la ciudad es toda ella un gran centro comercial. Detrás de las torres hay un parque rodeado de rascacielos con un lago central. A cierta hora se encienden unas fuentes de colores que hacen juegos con los chorros aunque no es especialmente espectacular. Bukit Bintang A continuación nos dirigimos al barrio de Bukit Bintang quizá la zona de más animación y también la más frecuentada por los turistas. Está a unos 10-15 minutos andando desde las torres. Para ir puedes utilizar unas pasarelas elevadas y cerradas con aire acondicionado que recorren muchas partes de la ciudad. Imprescindibles para sobrevivir al habitual calor húmedo de la zona. A la vez estás pasarelas sirven de soporte publicitario y tienes la sensación de que toda la ciudad es un contínuo de anuncios. Casi cualquier espacio imaginable tiene publicidad. Las pasarelas nos condujeron a un enorme centro comercial, el Pavilion. Además de cientos de tiendas tiene una gran zona con bares y restaurantes y allí nos paramos a tomar un vino. Para correr menos riesgos en cuanto a que lo trajesen a temperatura ambiente pedimos un blanco. No sólo lo trajeron frío sino que lo sorprendente es que además trajeron la copa fría. Una práctica que luego vimos que era habitual para el vino blanco y que es imprescindible para aguantar el frescor del vino durante el tiempo suficiente como para acabarlo ya que al cabo de un rato el ambiente hace que la copa y por tanto el vino se vaya calentando. En cuanto a los precios aquí el vino cuesta entre RM25 y 30 (6-7€). Bastante caro. Una pinta de cerveza anda por los RM20 aunque muchos sitios tienen happy hour de 2×1 en cerveza hasta las 8 de la tarde. El tema bebida bastante caro aunque otros cócteles costaban los mismos RM30. Saliendo del centro comercial te encuentras un barullo de tráfico, gente yendo en todas direcciones, ruido y anuncios. Nos dirigimos a la famosa calle Jalan Alor famosa por sus restaurantes y ambiente. Nos encontramos una calle llena de restaurantes chinos con las mesas en la calle y entre medias puestos de comida china de todo tipo para llevar. Un espectáculo que hay que ver aunque absolutamente nada invitaba a comer allí. Finalmente fuimos a una calle paralela mucho más tranquila y allí encontramos un restaurante vietnamita con muy buena pinta que nos hizo recordar lo bien que habíamos comido en aquel país. Así que allí entramos. El Sao Nam está en una casa con apariencia colonial lo que le da un cierto encanto contrastando con lo fea que está la calle. Dentro tiene muchos carteles del Vietnam comunista que aportan una estética muy propia. En cuanto a la comida efectivamente nos recordó en sabores a lo que habíamos probado en Vietnam aunque diría que de una forma más suave. Comimos unas gambas que podríamos definir a la gabardina aunque con un rebozado mucho más suave. Lo curioso es que venían ensartadas en palos de caña de azucar, también comestible ¡y riquísimos! a pesar de estar lógicamente muy dulce. Otros platos a destacar fueron el guiso de pollo al caramelo, y el pollo al tamarindo, ambos deliciosos. Quizá nos gustaron algo menos los rollitos de gambas. Con un vino blanco la cena salió por RM 195 (unos 46€). Bastante bien para lo rico que estaba todo. Recomendado. Tras la cena pasamos por la también cercana calle Changkat Bukit Bintang. Aquí sí hay unos cuantos bares y restaurantes que se pueden considerar como “de moda”, muchos turistas extranjeros y ofertas de cerveza. Con este buen clima no es de sorprender que todos tengan una parte de terraza y que el local esté totalmente abierto al exterior. Barrio chino Tras descansar merecidamente del largo viaje en el muy cómodo apartahotel, amanecimos con ganas de recorrer el resto de la ciudad o al menos lo que nos diese tiempo en ese día. Cogimos un taxi y nos dirigimos al Chinatown o barrio chino. El taxi nos cobró unos 10 ringgit. Al final el barrio chino es principalmente una calle larga repleta de puestos ambulantes, tiendas y algún puesto de comida al que acuden sobre todo los turistas. Sin mayor interés que pasarse un rato curioseando entre los puestos. No obstante vimos ya pocas cosas que no pudiésemos encontrar en cualquier mercadillo español. En las calles cercanas está el mercado central, también reconvertido en tiendas de souvenirs para turistas. En los alrededores se pueden encontrar algunos edificios interesantes de la época colonial. Plaza Merdeke Es la plaza más importante de KL por la historia que la rodea. Es una gran explanada verde en la que se sitúa una enorme bandera de Malasia. Hay varios edificios históricos alrededor así como la gran Mezquita Nacional, un edificio moderno y que destaca sobre el entorno. Desde allí callejeamos hacia las torres Petronas pero entre ya estábamos cansados de caminar en el calor húmedo y que aun no habíamos recuperado del viaje decidimos volver al hotel a disfrutar de la piscina. La vuelta la hicimos en metro. El billete se saca en unas máquinas automáticas en la misma estación y te cobra según el trayecto. Al pagar te da una “ficha” que es igual que las de los coches de choque ![]() Tormenta tropical Mientras estábamos en la piscina en la azotea comenzó una lluvia torrencial que se tornó en rayos y que finalmente nos obligó por precaución a retirarnos a la habitación. El cielo quedó cubierto de nubes toda la tarde así que no nos quedó más remedio que cancelar nuestra visita a la torre Menara, una torre de telecomunicaciones desde donde se tienen las mejores vistas de KL. Al parecer según leí por Internet subir a las Petronas es más complicado ya que requiere sacar un ticket a primerísima hora de la mañana y luego solo puedes subir hasta la pasarela que une ambas torres y que se encuentra tan solo a media altura. Cuando la tormenta se convirtió en un ligero orbayu salimos en el transfer del hotel y volvimos a la zona de Bukit Bintang a tomar algo y a cenar. Cenamos en el restaurante Bijan, un restaurante en la zona de Bukit Bintang de comida indonesia. En general estuvo bastante bien y salimos satisfechos aunque tampoco para tirar cohetes. Platos que probamos: – Gambas y verduras fritas Etapas 1 a 3, total 6
Esperpento en el aeropuerto
Un vuelo de AirAsia (120€) nos dejó tras 2 horas y media en la ciudad de Yogyakarta. No hay que confundirla con Jakarta, capital de Indonesia. Yogyakarta (o Yogya como la llaman los indonesios) es la tercera o cuarta ciudad más grande de la isla de Java con unos 5 millones de habitantes. La zona de llegadas del aeropuerto es… la más cutre que he visto. Una pequeña sala-pasillo de unos 15 metros de largo y no más de 4 de ancho en donde todos los pasajeros de todos los aviones han que pasar el control de pasaportes y obtener el visado de entrada. A pesar de lo pequeño, como no hay nada indicado, es muy fácil saltarse el puesto del visado al que te dirigirán cuando llegues sin él al control de pasaportes. El visado te lo dan en el acto previo pago de 35 dólares o equivalente en otras monedas (por ejemplo aceptan euros o ringgit). Una vez pasado el control y en la misma sala-pasillo está la única cinta de equipajes, de unos 3 metros de largo y que es líneal. Quiere decir que al llegar la maleta al final de la cinta se cae al suelo amontonándose con las anteriores. Allí en ese pequeño espacio se forma un revuelo de pasajeros intentando rescatar su maleta. En menos de 2 metros de distancia está el control de equipajes formado por un único funcionario con lo cual el tapón de gente es fenomenal. Ya superado con mucha paciencia se acaba la zona de llegadas con una mesa para el cambio de moneda y otra para reservar un taxi. Por el taxi al centro nos cobraron 130.000 rupias, según dijo era tarifa estándar. Estoy seguro que fuera del aeropuerto sería posible negociar incluso por la mitad, pero tras la odisea de la llegada ya no apetecían más sorpresas ni peleas. Al hotel El taxi nos fue llevando por los 12 km que separan el aeropuerto de nuestro hotel por un contínuo de casas, tiendas, infinidad de motos y coches que hacían cada avance una proeza. Bienvenidos al caos. Esta sensación de exceso de tráfico, ruido y desorden no nos abandonaría en Yogya. Nos alojamos en el hotel Griya Wijilan, en una bocacalle de la calle Wijilan cerca del palacio del sultán, el Keratón. El hotel es muy acogedor y parece todo muy nuevo e impecable. Un grato contraste con la fealdad y desorden de Yogya. El hotel de planta baja tiene tan sólo 8-10 habitaciones en torno a un patio central con un pequeño estanque que lo hacía todo muy agradable. Nos trataron exquisitamente en todo momento, ayudándonos con las excursiones. Como comentaba está muy cerca del palacio del sultán, a un par de km de la calle Malioboro, uno de los centros de bares para turistas, y a otros 3 km de la calle Prawirotaman, también centro de bares de turistas. No es quizá la mejor situación pero un becak (típico transporte tirado por bicicleta) por 20 o 30.000 rupias (1-2 €) te lleva a los sitios antes mencionados. Comentar que para el pago sólo admiten efectivo, no tarjetas. Una noche nos costó 350.000 rupias (unos 24€). En resumen un buen sitio para alojarse y una gran atención. La fea Yogya El atento recepcionista se ofreció a acompañarnos al palacio del Keratón por un atajillo detrás del hotel. Fuimos con él y pudimos empezar a ver como eran las casas y hogares en Yogya. Tras uno de los recovecos había dos hombres sentados hablando y uno de ellos estaba acariciando una serpiente como si fuese un gatito ¡¡qué miedo!!. Llegamos a la explanada que hay delante del palacio. En realidad es un pedregal ya que no queda ni rastro de césped rodeado de unos cuantos puestos de souvenirs y comida. Pero está todo tan descuidado que no apetece nada estar allí. La entrada al palacio está en el lateral derecho según se mira de frente. No está señalada para nada. Ojo porque suele haber timadores que te lían para convencerte de que hay otra entrada y sacarte un dinero. Al final no pudimos visitar el palacio ya que las visitas finalizan a las 2. No obstante lo que se veía desde fuera no parecía que estuviese nada cuidado y no nos dió ninguna pena no poder visitarlo. Intentamos comer algo por la zona, pero no nos atrevimos a entrar en ningún warung ya que parecían demasiado desastrados. Tras un rato caminando bajo el calor húmedo agotador nos subimos a un becak y le pedimos que nos llevase a un restaurante (restoran en indonesio). Al final nos llevó cerca de Malioboro lo que le llevó un buen rato de bicicleta. El restaurante Bladok era parte de un alojamiento. Era de aspecto sencillo pero comimos un par de platos bastante ricos por unas 35-40.000 rupias cada uno (3-4 €) que nos liberó del hambre que llevábamos encima. Otro becak nos llevó hacia el hotel pasando por Malioboro. Nuevamente nos pareció un auténtico barullo y no sé donde podían estar los bares y restaurantes que mencionan las guías. Quizá en el enorme centro comercial que ocupa varias manzanas de la calle. Ya cerca del palacio Keratón hay dos edificios tipo fortaleza que ahora albergan unos museos y que es lo único digno de fotografiar que vimos. Después de descansar y recuperarnos de la negativa impresión cogimos otro becak que tiraba un pobre viejecillo con muchas ganas y fuimos a la calle Prawirotaman a tomar algo en alguno de los bares de la calle. Al viejecillo le dimos una propina y parece que con eso arregló el día pues puso una sonrisa y se marchó con su bici sin esperar a que se montase ninguna otra persona. En esta calle lo que encontramos fueron hostels u hoteles con una zona de bar-restaurante con un aire más occidental aunque no mucho, pero al menos ves algún turista y nos encontramos más cómodos. Quizá estemos demasiado occidentalizados y cómodos en nuestras ciudades y países, pero ciertamente Yogyakarta me pareció de lo más feo e inhabitable de lo que haya visto. Una inesperada buena cena En una calle cercana a Prawirotaman se encuentra el restaurante Kesuma. Ni la calle ni la misma puerta del local invitan a entrar, pero una vez atraviesas la puerta todo cambia. Hay una especie de jardín-selva con plantas, árboles y un estanque y el restaurante ocupa un edificio hecho en bambú con muchos detalles de artesanía de la zona. Cenamos fuera en el jardín gracias a la agradable temperatura nocturna. Fueron muy atentos en todo momento y nos dieron un servicio de calidad. No recuerdo exactamente los platos pero estaban muy buenos. En cuanto a comida le pondría 4 puntos sobre 5. Al final un taxi nos devolvió hasta el hotel por unas 20.000 rupias, lo mismo que el becak del viejecillo. Etapas 1 a 3, total 6
Realmente el único motivo para venir a Yogyakarta es visitar los templos de Borobudur y Prambanan que se encuentran a las afueras de la ciudad. Como vimos después incluso se organizan excursiones de un solo día desde Bali (por supuesto en avión) para ver ambos templos y luego regresar.
Una duda que teníamos era si daría tiempo a ver ambos lugares dado el caótico tráfico. En el hotel nos aseguraron que sí y nos pusieron en contacto con un agente que nos proporcionaría un coche con conductor. Al final el precio acordado fueron 500.000 rupias (unos 30€) incluyendo transporte, conductor, gasolina y los parking en cada sitio. Por lo que ví en páginas como YogYes es un precio dentro de lo habitual. Supongo que como casi siempre se podría obtener algo mejor a base de regatear y regatear y gastando en ello el precioso tiempo de vacaciones. Por mi parte opino que una vez el precio parece razonable (aunque nunca vas a tener la certeza), el esfuerzo de “rascar” unos pocos euros no compensa el tiempo invertido. Otra de las ventajas de contratar un conductor y no una excursión es que los viajes organizados salían a las 5 de la mañana y nosotros andábamos todavía con el jet-lag así que quedamos con nuestro taxista a las 8 con la intención de no madrugar… ¡craso error! La llamada a la oración de la mezquita de al lado con su altavoz de 5000 vatios orientado hacia nuestra ventana casi nos mata del susto a las 5 de la mañana. Borobudur Es el mayor templo budista del sudeste asiático y reconocido como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Se encuentra a unos 40 km. de Yogya pero se tarda casi hora y media en llegar. De camino al templo el chófer nos fue contando cosas de Yogya y del templo. En Borobudur hay una zona de taquilla solo para extranjeros (no me fijé si cobraban más aunque es muy probable). La entrada combinada con Pranbanan cuesta 750.000 rupias (unos 50€) y se puede pagar con tarjeta. Una vez dentro recorres una explanada con árboles y jardines y según te vas acercando al templo tienes unas grandes vistas para sacar unas fotos. Debía de ser época de vacaciones escolares porque había un montón de excursiones de colegios, un montón de niños correteando escaleras arriba y abajo. Lo más curioso es que se acercaban y pedían fotografiarse con cualquier turista blanco que se encontrasen. No sé si simplemente les llamábamos la atención o si esa fotografía fuese como un “trofeo” para presumir con amigos y famillia. Nos pasamos el día esquivando niños que nos perseguían con su cámara de fotos gritando “photo with me ,photo with me!!”. Hasta nos hicieron un par de robados, era imposible librarse del “acoso del escolar” ![]() El templo ciertamente es un edificio muy grande de forma cuadrangular alineado con los puntos cardinales. Representa el imaginario budista y metafóricamente es un ascenso desde el mundo terrenal hasta el nirvana. Hay 5 niveles y en cada uno se representan con grabados distintos episodios desde escenas de la vida cotidiana en los niveles inferiores a temas más espirituales según vas ascendiendo niveles. Por los niveles también hay infinidad de hornacinas con budas haciendo distintos signos, como tranquilidad, reflexión, sabiduría… Los relieves y grabados del templo están muy bien pero por comparar nos impresionaron bastante más los de Angkor Wat, mucho más abundantes y detallados. Después de rodear el templo 4 veces y ascender los correspondientes niveles, ya estábamos listos para subir al último y alcanzar el nirvana. No fue exactamente el nirvana pero sí reconozco que nos impresionó mucho la parte superior con las enormes estupas (unos tejadillos de piedra en forma de campana) que coronan el templo. Incluso aquí en el nivel más alto hay un ascenso a la espiritualidad. Las de la parte inferior tienen agujeros en forma de rombos, las intermedias en forma de cuadrado que representa mayor perfección y finalmente la gran estupa que corona el templo no tiene ningún agujero. Se dice que en su interior había una estatua de Buda en oro. Nos pasamos un buen rato haciendo fotos entre las estupas y disfrutando la vista del valle que se tenía desde el nirvana. Es imposible salir de Borobudur sin pasar por un interminable pasillo de puestos de souvenirs. Diría que nos llevó más de media hora recorrerlo y eso que no paramos en ninguno, fue una auténtica tortura. Al final nos estaba esperando nuestro chófer. Tour por la lava Para rellenar el día nos sugirieron hacer el Lava Tour, que también había visto en alguna de las guías y que nos pareció buena idea. El tour consiste en visitar los ríos de lava arrojados en 2010 por un volcán muy cercano a Yogya. Según el chófer toda la ciudad quedó cubierta de cenizas y en las aldeas situadas en la ladera del volcán murieron 300-400 personas. Nos llevó casi una hora desde Borobudur subiendo una montaña por una carreteruca estrecha, quiero decir aun más estrecha que las habituales. Al final llegamos a una explanda repleta de jeeps todoterreno… y ahí nos dimos cuenta de que habíamos caído en una trampa para turistas. Efectivamente para visitar la lava era necesario subir en todoterreno. Por 1 hora de ruta nos cobraron 400.000 rupias (unos 24€). Al menos teníamos la esperanza de que mereciese la pena. Pero no fue así. Lo que vimos fueron montones de piedras volcánicas como si fuese una cantera. De hecho había bastante gente sacando piedras de forma manual y se veían camiones parando a recoger la carga extraída de forma totalmente penosa. No sé cuanto podría ganar esa gente pero probablemente lo justito para subsistir. Durante el camino nos hicieron el show de mostrarnos que la lava aun está caliente. En un lugar había una zona que estaba mojada (aunque no había manantial ni ninguna fuente natural de agua) y por un recoveco salía algo de vapor. Nos invitaron a acercarnos y comprobar que desprendía calor… Vale, sí que lo hacía pero era muy evidente que bajo las piedras había una manguera colocada por ellos mismos…. Nos intentaron parar a visitar un “museo” pero visto lo visto nos negamos a parar y les dijimos que continuasen el trayecto, lo cual hicieron con cara de pocos amigos. Visitamos otro par de sitios en la montaña como una piedra de 3 o 4 metros de diámetro que se suponía había sido escupida hasta allí por el volcán. Lo mejor es que la llamaban la piedra del alien por su supuesto parecido con el famoso bicho de la película homónima. Desde luego había que echarle muuuucha imaginación. Descontentos con la excursión volvimos finalemente a por nuestro coche para marchar de allí cuanto antes. Lo único positivo fue que el Jeep era muy chulo, parecía uno de esos de las películas de guerra de los 60-70. Prambanan Desde el infame Lava Tour nos llevó casi una hora para llegar a Prambanan, los otros templos a visitar cerca de Yogya. En este caso es un conjunto de templos hindúes dedicados a 3 de sus dioses principales y a sus 3 “vehículos” o animales que los guían, lo que hace un conjunto de 6 templos principales flanqueados por un montón de templos más pequeños dedicados a otras deidades. Los templos son muy chulos y merece mucho la pena la visita. Tuvimos ocasión de hacer infinidad de fotos desde distintos ángulos, desde cerca y lejos y en todos los casos las vistas eran encantadoras. Lamentablemente cuando quisimos ir al restaurante del recinto éste estaba ya cerrando y no nos quedó más que comprar unos helados y unas patatitas para saciar el hambre. Afuera del recinto había algún warung (bar típico indonesio) pero preferimos volver a recrearnos en los templos. Ciertamente estas dos visitas merecen mucho la pena, y se pueden hacer perfectamente en el día. Según que tipo de viajero seas puedes ir con una excursión organizada desde Bali u otro origen o incluso contactar y acordar con alguno de los coches con conductor que se pueden encontrar en páginas como Yogyes.com. Vuelta al aeropuerto Tras acabar la visita el chófer nos dejó en el aeropuerto. Tras la experiencia de la llegada esperábamos algo similar, pero sorprendentemente la zona de salidas tiene una zona de asientos para esperar bastante amplia rodeada de muchas tiendas y algún bar. Lo que nos fue imposible fue encontrar un bar en el que tuviesen algo de cerveza para amenizar la espera. Es territorio completamente musulmán y parece que todo tipo de alcohol está prohibido en el aeropuerto. Afortunadamente en uno de los puestos quedaba una única lata de Guiness a la que nos agarramos como consuelo. Con media hora de retraso salió el vuelo de Lion Air (45€) que nos llevaría a Bali. Lion Air es una de las varias compañías que operan en la zona junto con AirAsia, Jetstar, Batik Air, Tiger o las compañías de bandera Garuda Indonesia, Malaysia Airlines o Singapore Airlines y su filial Silk Air. Pero Lion Air no permite pagar sus billetes con una tarjeta que no sea de un banco indonesio por lo cual no es posible comprarlos directamente por Internet. Investigando por la web llegué a una pagina indonesia que parecía de confianza y que realiza las gesiones en tu lugar y te permite hacer este tipo de compras. El enlace es: ticketindonesia. Introduces los datos del vuelo que necesitas y ellos te informan del precio así como de la comisión que cargan. En este caso fueron 4 ó 5 €. Luego realizas el pago con tarjeta para confirmar y ellos te envían las reservas. Una vez con la reserva ya puedes ir a la página de LionAir a hacer el check-in y todo el procedimiento habitual. La experiencia con esta página fue totalmente positiva. Etapas 1 a 3, total 6
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (2 Votos)
![]() Total comentarios: 4 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |