![]() ![]() Parque Kruger, ballenas y tiburones ✏️ Blogs of South Africa
Safari y buceo en Sudafrica y MozambiqueAuthor: Motardo Input Date: ⭐ Points: 3.5 (2 Votes) Index for Blog: Parque Kruger, ballenas y tiburones
He de decir que en esta ocasión he estado un poco vago y le he dejado a mi chica que haga el duro trabajo de escribir este diario.
16 de julio La propuesta para este viaje tenía todo lo que queríamos hacer: regresar al Africa negra, buceo con tiburones en Sudáfrica y con ballenas en Mozambique. Comenzaremos volando a Durban desde donde nuestro guía particular, Robert de Experiencia Mozambicana, nos llevará a PROTEA BANKS en Kwazulu-Natal para hacer “feeding” de tiburones Toro oceánicos (zambezies) black tips oceánicos y a ver si aparece algún blanco... También está previsto el buceo con los famosos “raggies” (toro de arena). Después subiremos al Parque Kruger donde haremos 3 días de safari pasando a continuación a Mozambique atravesando el Parque Limpopo y bajaremos hacia la costa a Praia do Tofo, en Inhambane, donde nos quedaremos el resto del viaje disfrutando de las ballenas Yubartas, ya que es ahora cuando atraviesan el Canal de Mozambique en su ruta hacia el norte. Volamos con Emirates (una muy buena compañía aérea) y en 7 horas ya estamos en Dubai. 2:30 horas de espera que aprovechamos para desayunar. Otras 8 horas más de vuelo y llegamos a Durban a las 17:30 hora local que es la misma que en España, ya que no cambian la hora. Está oscureciendo porque es su invierno, pero la temperatura es agradable y con un cortavientos es suficiente para los amaneceres y ocasos. Robert ya nos está esperando y tras recoger el equipaje nos vamos con su Jeep Wrangler hacia Protea Banks. Nos alojaremos en la “guest-house” que tiene Roland el dueño del centro de buceo “Africa dive” y que es un chalet precioso con piscina y vistas al Océano en el pueblo de Margate. Wifi gratis. Dejamos el equipaje y salimos a cenar a un “pub” irlandés de nombre “Castle Lite” donde con música en directo pasamos un buen rato. 18 de julio. Nos levantamos a las 6:00, tomamos algo de desayuno (liviano porque sabiamente no sabemos lo que nos espera en el mar) y nos dirigimos al centro de buceo para presentar la documentación, recoger los plomos y firmar los papeles que eximen a Roland y a su centro de buceo de toda responsabilidad sobre nuestros “osados” actos. Nos dirigimos a la playa desde donde haremos las inmersiones y observamos con mucha prudencia el “método” que tienen en Sudáfrica para meter los barcos en la mar, ya que no hay ningún embarcadero y lo único que vemos son tractores moviendo remolques con embarcaciones de todo tipo: yates de pesca, embarcaciones con jaulas para los tiburones y enormes zodiac como la nuestra (para 18 buzos). El tractor baja la embarcación hasta la orilla y... cuando llega una gran ola de la rompiente, se mete en el agua a “toda leche”, suelta el barco y sale rápido llevándose el remolque y dejando la embarcación a merced de las olas y del hábil patrón que pone en marcha los motores y se dirige hacia la rompiente como si olas de 3-4 metros fueran un paseo por el parque... Nos hacemos a la idea de que con aquellas enormes olas de más de 3 metros tendremos que esperar al remolque en la orilla y sujetar la embarcación para “aproarla” a las olas, subirnos cuando nos digan (a la voz de “ladies” subiré con digna elegancia, si las olas lo permiten), meter nuestros pies en las cinchas preparadas para ello, sujetarnos a los cabos laterales, ponernos los CHALECOS SALVAVIDAS (el neopreno ya nos lo hemos puesto) y rezar para no salir volando cuando los 2 motores de 90 caballos se ponen en marcha para salir de la rompiente a toda velocidad y cabalgar las olas hasta el punto de buceo. Deciros que yo soy una “mindundi” de 52 kilos de peso, que hace muchos años que no piso un gimnasio y que en ningún momento me sentí superada por el reto del embarque (sólo estaba acojonada), aunque mi chico (más sensato que yo) pensó que era un buen día para plantearse lo de seguir buceando... Creo que pensaba en cómo sería el regreso a la playa... Breefing del buceo: (Roland, como buen alemán que es, nos explica la inmersión). Esto no es una guardería (empieza), yo no soy ni el padre ni la madre de nadie. No me importa si estáis bien o mal. No me aviséis cuando os queden 100 bares ni cuando entréis en reserva. Todo eso no me interesa. Esto es buceo con tiburones en Sudáfrica. Pregunta a Robert qué tal buceamos y le contesta que no lo sabe, que tenemos 400 inmersiones. Aquí no hay check-dive. Si sabes bucear, bien, y si no... es tu problema. Aquí se viene como profesional o no se viene. Como comprenderéis todo en inglés y nosotros pensando que no entendíamos nada de nada. Robert nos miraba y nos decía a ver si entendíamos las instrucciones y nosotros más acojonados a cada palabra del “germano”. El “teutón” nos explica que al llegar al punto de buceo dejarán la zodiac “al pairo”, nos equiparemos y al llegar de nuevo al sitio nos tiraremos todos al agua a la orden de: 1, 2, 3, water. Sin aire en los chalecos y dispuestos a bajar hasta los 30 metros todos juntos, ya que si alguien se entretiene en superficie o pierde al grupo, la corriente de superficie le impedirá hacer la inmersión. En este momento pensamos: bueno, como en Maldivas (más tranquilos...) El guía lleva boya de superficie para que nos puedan seguir desde la zodiac porque las condiciones en superficie impiden ver nuestras burbujas. Nos miramos y decidimos que, ya que hemos venido, vamos a ver a esos tiburones, que tan malo no será... si otros han sobrevivido. Gran sorpresa!!!! En cuanto nos tiramos al agua los vemos. Mi chico casi aterriza sobre 2 de ellos. Más de 100 raggies nos esperan en el fondo a 34 metros. Inmersión de 30 minutos con los tiburones a centímetros de nosotros y toca regresar a la playa... Otra sorpresa es ver a las ballenas desde el primer momento: 4 con un bebé y otra descansando a nuestro lado al subir de la inmersión. Solo por estas experiencias ya merece la pena el mal trago de antes. El regreso es igual de “alegre” que la salida de la playa. Te pones el chaleco, te sujetas con los pies, las manos, los dientes, el culo... y a volar sobre las olas hasta aterrizar en la playa a todo lo que dan los motores. Los motores se elevan al chocar con el fondo de arena y tu te ves sometido a 10-g en el frenazo contra la playa. Te tiras por la borda a toda leche y te separas de la zodiac para que el tractor que ya está esperando, la remolque hasta su soporte y la saque del agua y ¡hala! A descansar tomando algo hasta la siguiente... Parece terrible, pero es muy emocionante. Tanto que se organizan salidas a observar ballenas como excusa para hacer la salida y regreso a la playa. Los turistas se pegan por hacerlo. Nosotros lo disfrutamos viendo que en realidad está todo controlado y no pasa nada. La segunda inmersión es en la misma zona a 31 metros, escuchando a las ballenas cantar bajo el agua y con los “raggies”. Muy buen sitio para ver muchos “tibus” y muy cerca. Después de un primer día muy “interesante” en el buceo nos vamos a comer a una playa cercana. El restaurante es C-Bali. Bien el servicio la comida y el precio: entrecot con patatas y salsa de champiñón para mí, dorada empanada con patatas y salsa de limón para mi chico y 2 cervezas Hansa (marca del país) : 350 Rands (23 euros en total). Por la tarde salimos de exploración los tres, vamos a un reptilario (no pagamos entrada, por supuesto, de eso se encarga el “encantador de serpientes” alias Robert) ya que he mostrado mi interés por ver “mamba negra” una de las víboras más peligrosas de Africa, paseamos por las playas sudafricanas y al anochecer nos vamos a casa para darnos una ducha bien merecida y salir a cenar. Nos ha hecho un día muy soleado y sin viento, como siga así, el invierno sudafricano nos va a permitir disfrutar a tope el viaje. Cenamos en Breakers un restaurante de asados, pescados y mariscos. 489 Rands que redondeamos a 500 con la propina. Quién dice que es caro??? 19 de julio. Arriba a las 6:00 (qué dura es la vida del buceador). Primera inmersión en otro arrecife con “raggies”. Impactan estos tiburones por sus filas de dientes retorcidos hacia fuera y los mordiscos que tienen en el lomo ya que es época de apareamiento y se pelean. Encontramos dientes en el fondo y nos traemos un par de ellos de recuerdo. También vemos Black tips oceánicos moviéndose nerviosos alrededor de los buzos. Regreso a la playa y a preparar la inmersión de feeding, objetivo número 1 del viaje: zambezies (toros oceánicos) y black tips oceánicos. Nos explica Roland el breefing y las cosas y actitudes que no debemos olvidar cuando se va a dar pescado a unos animales imprevisibles y nerviosos con el olor del pescado. No separar los brazos del cuerpo, no sujetar cámaras al chaleco (llevarlas sueltas por si viene a atacar, para que no te arrastre), mirar alrededor y por arriba y por abajo, tranquilidad de movimientos y no comportarnos como una presa si no queremos ser vistos como un objetivo. Estaremos a 12-15 metros de profundidad en el azul, a la altura de la gran bola blanca perforada que tiene el cebo. A disfrutar!!! Comienzan a echar sangre y cabezas de pescado para que acudan a la zona y ya están 2 barcos con jaulas esperando a que aparezcan. Cuando tenemos a 8 tiburones en la zona nos preparamos y al agua. Qué sensación ver a la gente cómo te mira desde las jaulas y tú pensando quién coj... te manda meterte en ese sitio, rodeado de “tibus” nerviosos y con pocos ojos en la cara para mirar a todos lados. Se acercan desde todos los sitios, uno incluso sube a tocar las aletas de un buzo para ver si es comestible. Pasan a centímetros de nosotros, rodean el cebo, más cerca los black tips y un poco más alejados los toros. Toda una experiencia!! Después de 1 hora de inmersión tenemos que subir a superficie y nos da una enorme pena dejar el agua y los fantásticos tiburones con los que hemos disfrutado una inmersión única en la que los hemos podido ver tan cerca e incluso tocar... PRUEBA SUPERADA. Decidimos con Robert irnos directamente a un parque natural que está a 30 minutos de Margate y ver si es posible hacer alguna actividad antes de que anochezca. Comemos en el hotel de la entrada, Oribi Gorge y nos enteramos de que se ha producido un “corte de luz” muy habitual en estas latitudes, por lo que no nos cobran la entrada (el “encantador de serpientes” al ataque) y nos damos un paseo que acaba siendo un treking de 2 horas, solos en el parque, pasando por un puente de cables y haciendo fotos en la roca colgante que domina el desfiladero. Vemos la puesta de sol y regresamos a nuestro alojamiento para recoger todo. Mañana nos espera una nueva aventura ya que Robert nos ha propuesto subir hacia el Kruger atravesando Swazilandia. Dice no conocer la ruta y “amenaza” con que nos perdamos, pero estamos de vacaciones y no nos importa perdernos por Africa... Ya veremos (jeje). 📊 Statistics of Travelogue ⭐ 3.5 (2 Votos)
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