Semana Santa en la provincia de Segovia (2015) ✏️ Blogs de España

Durante la Semana Santa de 2015 realizamos una escapada cerca de Madrid a la provincia de Segovia, con Pedraza como base de operaciones. Alquilamos una casa rural www.elencantodelavilla.com/ en Rades de Abajo (a unos 2 km de Pedraza). Éramos 6 personas y un perro.
Miécoles:
Sobre las 13,30 de la tarde salimos de Madrid, tras el trabajo (pudimos escaparnos todos un poco antes de lo habitual), con lo que conseguimos evitar los atascos propios del día, carretera vacía prácticamente todo el camino. A la hora y cuarto de viaje, casi ya en el destino, paramos en Arcones, en un mesón con jardín, para tomar unas raciones.
Legamos en 10 minutos a Rades, nos tocaba esperar casi una hora a que llegara la otra parte del grupo (que venía de Ferrol). El pueblo es pequeñito, con casas de piedra y un solo bar, pero de lo más apañado, un gran jardín con mesas, horno de pizza, raciones caseras, etc. Muy útil para nuestros propósito. Nos sentamos al solecito en el jardín, pedimos unos gin-tonics y a esperar, saboreando el principio de las vacaciones.
Cuando llegó el resto del grupo llamamos a la propietaria que se acercó en 10 minutos a la casa y nos dio las llaves. Las fotos de la web le hacen justicia, la casa era preciosa, amplia y cómoda, con todo tipo de aparatos y útiles de cocina, parrilla fuera, chimenea en la cocina-comedor y en el salón. Estaba muy calentita porque la dueña había puesto la calefacción el día anterior para templarla. Una casa cómoda y muy agradable donde estuvimos fenomenal. Después de subir las maletas y repartir habitaciones (sin discusión alguna porque todas estaban muy bien), cenamos a base de picoteo de lo que habíamos traído desde casa.

Jueves:
Tras el desayuno, salimos de casa camino a las Hoces del Duratón. Calculo 1 hora de coche aproximadamente, habíamos decidido ir por Sebúlcor, al sur del parque, porque ya nos habían avisado de las multitudes que hay yendo por el lado norte. El día estaba soleado y muy agradable. Una vez que entramos en la carretera de tierra del parque nos encontramos una gigantesca caravana que marchaba a 2 por hora. Parecía que iban todos juntos y que estaban medio perdidos. Llegamos al cruce que lleva al Monasterio y decidimos tomarlo para librarnos de este grupo tan pesado. Una idea estupenda. La carretera estaba vacía casi llegando al final dejamos el coche debajo de unos pinos, en la cuneta, y subimos andando, por el pinar bordeando el cañón, en unos 20 minutos de paseo llegamos a la explanada donde acababa la carretera. Estábamos completamente solos. Era una zona donde el río hacía una curva pronunciada y, en medio, los restos del monasterio. El paisaje de la hoz hacia los dos lados era espectacular y, para rematar, justo enfrente una pared hasta arriba de buitres. El perro disfrutó como loco dando carreras en la hierba y nosotros sacando fotos de buitres volando, aterrizando, despegando, etc. Bajamos al monasterio y más fotos del río, de las hoces. Estuvimos un rato tumbados en la hierba, al sol, encantados de la vida.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Sobre la una emprendimos el camino de vuelta, paramos en Sebúlcor a refrescar la garganta y seguimos hacia Pedraza donde teníamos reserva para comer.
Nos costó un poco librarnos del coche, estaba todo hasta arriba, los coches aparcados avanzaban carretera adelante como chinches, pero la fortuna quiso que justo se marchara uno cuando llegábamos y lo pudimos dejar casi arriba del todo. Pedraza es un pueblo realmente bonito, pero lleno de turistas, los de Madrid ya habíamos estado en otras ocasiones, con mucha menos gente, pero los ferrolanos, lógicamente, querían conocerlo. A la entrada hay un museo de la tortura pequeño, ubicado en una de las antiguas casonas del pueblo, que tiene su gracia. Después subimos a la preciosísima plaza medieval, repleta de terrazas repletas de gente, pero, otra vez nos sonrió la fortuna y conseguimos una mesa donde tomar el aperitivo, unos torreznos buenísimos y un vermut.
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La reserva era en El Jardín a las 3. Los asados eran por encargo y habíamos acordado cordero para todos, pues me lo había recomendado. Nos pusimos las botas y salimos muy satisfechos.
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Dimos un buen paseo por todo el pueblo, compramos algo en las tiendas de productos de la zona para la cena y nos volvimos a la casa a tumbarnos a la bartola frente al fuego según empezaba a oscurecer.

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Viernes:
Dormimos hasta casi las 10, tras desayunar salimos camino de La Granja. Dejamos el coche en un parking en la parte baja del pueblo. Según íbamos subiendo hacia el palacio nos encontramos con La Real Fábrica de Cristales que visitamos durante una hora más o menos. Una vez en el palacio, la cola para verlo era impresionante, como no era una prioridad para ninguno decidimos ir directamente a los jardines para conocer las famosas fuentes. No hay cola para entrar. Dimos un largo paseo por las fuentes más importantes guiándonos con un planito que dan con la entrada. En mi opinión son tan horrorosas que merece totalmente la pena verlas. Los jardines son bonitos y tienen una parte, más recóndita y perdida, con riachuelos y naturaleza menos “organizada”. No es un sitio muy de mi gusto, la verdad, pero creo que había que conocerlo. Además me compré un kilo de judiones de la granja que salieron estupendos.
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A la hora de comer la ciudad estaba a tope y decidimos coger el coche y buscar algo más alejado del núcleo turístico. A pocos kilómetros vimos un restaurante con buena pinta, tenían una mesa en la terraza para nosotros y pedimos judiones de la granja que estaban buenísimos.
Volvimos a la casa y algunos del grupo se animaron a dar un paseo a caballo por los senderos que rodeaban el pueblo (la dueña de la casa te proporciona el contacto), otros dieron un paseo andando. Cenamos pizzas del bar del pueblo muy buenas.

Sábado:
El sábado se dedicó entero e visitar Segovia. Como todo, hasta arriba de gente, pero la ciudad es tan bonita que merece la pena verla en cualquier circunstancia. Dejamos el coche en el parking frente al acueducto, imponente, perfecto, he estado aquí muchísimas veces y sigue impresionándome. Las calles que suben a la catedral, con las fachadas segovianas tan decoradas, las iglesias románicas, la propia catedral. Me parece una ciudad increíble llena de tesoros arquitectónicos. Estuvimos casi tres horas de paseo entrando y saliendo de iglesias y museos. Terminamos con un vermut en la plaza, frente a la catedral, antes de la comida. Había reservado a las 2 en José María, al lado de la plaza, muy recomendado por un compañero de trabajo segoviano, aquí habíamos encargado cochinillo para todos, plato por el que ha recibido importantes premios gastronómicos. Espectacular, tierno y tostadito, como debe ser.
Para bajar un poco la comida subimos al Alcázar y rematamos el día con un paseo de bajada hasta el coche y tarde-noche de cartas en la casa.
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Domingo:
Teníamos intención de salir directos a Madrid para evitar las caravanas de vuelta. Sobre las 11 estaba todo recogido, la casa pagada y las maletas en el coche. Viaje tranquilísimo a Madrid de poco más de una hora. Después, en el sofá de casa, vimos en la tele las enormes retenciones de tráfico en las carreteras.

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