![]() ![]() Baviera, un paraíso cercano ✏️ Blogs de Alemania
21 días de viaje, combinando Baviera con Alsacia, Selva Negra y SalzburgoAutor: Naamur Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (11 Votos) Índice del Diario: Baviera, un paraíso cercano
01: Introducción
02: Sábado 25 julio. Gijón-Montluçon
03: Domingo 26 julio. Ronchamp y Colmar
04: Lunes 27 julio. Pueblos de Alsacia y Selva Negra
05: Martes 28 julio. Todnau, Titisee, Triberg
06: Miércoles 29 julio. Estrasburgo, Schiltach y Alpirsbach
07: Jueves 30 julio. Forgensee y Wieskirche
08: Viernes 31 julio. Neuschwanstein
09: Sábado 1 agosto. Linderhof, Ettal, garganta Partnachklamm y Oberammergau
10: Domingo 2 agosto. Múnich
11: Lunes 3 agosto. Múnich
12: Martes 4 agosto. Múnich
13: Miércoles 5 agosto. Salzburgo
14: Jueves 6 agosto. Salzburgo
15: Viernes 7 agosto. Salzburgo y Königssee
16: Sábado 8 agosto. Cueva de hielo, Five Fingers y Hallstat
17: Domingo 9 agosto. Chiemsee y Ratisbona
18: Lunes 10 agosto. Kelheim, Abensberg y Ratisbona
19: Martes 11 agosto. Ulm
20: Miércoles 12 agosto. Besançon
21: Jueves 13 agosto. Angulema
22: Viernes 14 agosto. Llegada a casa y resumen de gastos
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Etapas 16 a 18, total 22
Nuevo día soleado en Salzburgo, aprovechamos para realizar una excursión a Hallstatt y alrededores. Dos años después por fin vamos a poder desquitarnos y subir al “FiveFingers”, espinita que teníamos clavada desde el viaje anterior, cuando nos coincidió mal tiempo y tuvimos que dejarlo para otra mejor ocasión que parece que por fin se materializa hoy! Aparcamos en Obertraun, creemos que estamos cerca pero resulta que tenemos que caminar un rato enorme hasta la taquilla del teleférico que está mucho más lejos de lo que parece. Segunda contrariedad, el "ticket Unesco" que queremos comprar (incluye el ascenso, la cueva de hielo y un paseo en barco por el Halstattsee) solo se vende hasta las 10h. Son más de las 11h así que compramos el ticket que combina la subida al fivefingers y la cueva de hielo por 39,9€. El teleférico es una magna obra de ingeniería made by Siemens. La vertiginosa subida nos da una perspectiva diferente de la ladera poblada de abetos, estamos suspendidos a bastante altura y todo se ve diminuto allá abajo. El trayecto está dividido en tres estaciones, nos bajamos en la primera, ascendemos durante unos 15 minutos hasta llegar a la entrada de la cueva de hielo. Antes de entrar todo el mundo aprovecha para ponerse ropa de abrigo porque la temperatura de la cueva en verano oscila entre 1 y 3ºC, todos excepto una turista japonesa que se recorre la cueva en shorts, camiseta palabra de honor y chanclas ![]() Las explicaciones son en alemán e inglés y nos proporcionan datos muy interesantes sobre la formación de la cueva y el fenómeno de masas de aire que permite que el hielo se conserve inalterable en todas las estaciones del año. El interior de la cueva es un marco espectacular que se aprovecha para la celebración de conciertos de piano. Abrigados hasta los dientes como vamos, el contraste al salir al exterior con una diferencia de unos 30-35 grados es brutal. Nos encontramos un mirador y como no podía ser de otra manera, las vistas son excepcionales. Toca cambio de vestuario, pasamos de nuevo a “modo calor”. Descendemos hasta la estación para coger de nuevo el teleférico. Este tramo es mucho más largo que el anterior y el ascenso mucho más vertical, no en vano vamos a hacer cumbre en lo alto de la montaña. Llegamos arriba, desde allí se pueden seguir varios caminos en diferentes direcciones o continuar en el teleférico hasta la siguiente estación. Me sorprende que pese a lo altos que estamos sigue haciendo muchísimo calor allí arriba. Caminamos expectantes hasta llegar al mirador, que consiste en cinco plataformas suspendidas sobre el abismo que se asemejan a una mano extendida, de ahí su nombre. Nos quedamos extasiados contemplando la grandiosidad del paisaje. Desde allí arriba te sientes en verdad muy pequeño en comparación con la majestuosidad de la Naturaleza. Ante nosotros tenemos el Hallstätter See encajado entre las imponentes montañas que contrastan con el azul del cielo, es muy difícil describir la belleza de esta imagen. No sé cuánto tiempo pudimos estar allí, pasando de un mirador a otro, haciendo decenas de foto o simplemente mirando el cuadro de excepción que tenemos ante nuestros ojos. Verdaderamente valieron la pena los dos años de espera. El tiempo pasa y llega el momento de volver al teleférico. El descenso produce muchísima más sensación de velocidad que el ascenso. Caminata hasta el coche, y otra vez a cambiarnos de ropa, ahora toca poner el bañador. Cogemos la comida y nos instalamos en una de las playas, el sol ya no calienta tanto pero no podemos dejar pasar la oportunidad de darnos un chapuzón en el Hallstätter See. Todavía tenemos tiempo de dar una vuelta por Hallstat, así que cogemos el coche y aparcamos en el primer parking, que es el mayor sablazo de todo el viaje 5€/1h15min. Hallstat tiene el honor de estar declarado como el pueblo más bonito a orillas de un lago y sin duda es uno de los más bellos de Austria, y eso que cuenta en el país con una dura competencia. Nos hubiera encantado dar un paseo en barca y ver el pueblo desde el lago, pero no llegamos a tiempo pues el servicio solo está disponible hasta las 18h (otra vez los horarios…). Creo que por la orientación del pueblo el mejor momento para hacer fotos en Hallstat debe ser por la mañana, cuando el sol incide en la montaña y se produce el reflejo sobre el lago, aun así, dado lo fotogénico del lugar, las que pudimos tomar a estas horas son bonitas también. Ponemos rumbo a Salzburgo todavía embelesados con las imágenes que llevamos en la retina. Etapas 16 a 18, total 22
Llega el momento de abandonar nuestro adorado camping, Adiós Nord Sam, ojalá nos volvamos a ver!! Nuestro siguiente destino es Regensburg, unos 140km al norte de Múnich, pero no vamos directamente ya que queremos parar en el lago Chiemsee para visitar el último de los palacios de Luis II, construido sobre una de las islas del lago. Llegamos a Prien y nos asalta el dilema de siempre, aparcar gratis lejos o dejarlo en el parquin al lado de la taquillas pagando. Nos decidimos por esto último, ya que no queremos robar ni un minuto a la visita. Sacamos el ticket para el barco (7,60€ ida y vuelta), hay bastante gente, pero por suerte zarpa pronto y después de un corto paseo desembarcamos en la isla. En la taquilla tenemos que canjear nuestro explotado ticket de los 14 días por las entradas al palacio. Hay bastante cola en ese momento. A falta de mar, Baviera está salpicada de lagos en los que se pueden practicar todo tipo de actividades acuáticas, y el Chiemsee cuenta además el atractivo añadido de la vista al palacio, por lo que en verano es muy elevada la afluencia de visitantes. Hay otras edificaciones de interés en la isla, como el Monasterio de los Agustinos, pero estamos limitados de tiempo así que vamos a ceñirnos únicamente al palacio, el museo y una visita rápida a los jardines. El palacio de Herrenchiemsee fue el último de los que Luis II hizo construir. En su deseo de emular al Rey Sol, ideó este palacio a imagen y semejanza de Versalles, sólo que debido al abrupto fallecimiento del Rey y la falta de financiación quedó inconcluso, estando sólo edificado el cuerpo central. Nos incorporamos al grupo que nos corresponde, vamos a hacer la visita guiada en inglés. El interior es fastuoso, siendo el coste de este palacio tan elevado como N2006euschwanstein y Linderhof juntos. Tan solo 11 estancias fueron terminadas, encontrándose entre ellas el salón de los espejos, fiel reproducción del de Versalles. En la planta baja se encuentra el museo dedicado a Luis II, donde se pueden contemplar todo tipo de objetos pertenecientes al rey, fotografías, ropas, cartas manuscritas, mobiliario, etc. Me resulta sumamente interesante la exposición, me hubiera gustado visitarla con mayor detenimiento para así profundizar más en la enigmática figura de este desdichado rey. Sobre todo me encanta la maqueta del delirante castillo de Falkstein, último proyecto de Luis II nunca realizado. Retrato de Luis II y su prometida Sofia Wittelsbach / Castillo de Falkstein A la salida nos encontramos con que acaban de encender las fuentes, aprovechamos para hacer fotos a destajo antes de que se apaguen. Los juegos de agua dan un efecto aún más versallesco si cabe a los jardines y el palacio. Damos un paseo por el amplio parque que rodea el palacio hasta llegar al embarcadero. Otra vez subimos al barco para realizar el trayecto de vuelta, nos cruzamos con un barco de vapor que al más puro estilo Mississippi realiza un recorrido turístico por el lago. Comemos algo rápido en Prien y sufrimos lo nuestro para subirnos de nuevo al coche, debe haber unos 50ºC dentro, tirando por lo bajo. Es domingo y la autopista va hasta arriba de tráfico, que no para de aumentar conforme nos acercamos a Múnich. En cierto momento los tres carriles son insuficientes y en las pantallas anuncian que sobre la marcha se habilita el arcén como cuarto carril, lo que hace que la velocidad se aligere un poco. Una vez en Regensburg buscamos el Azur Camping, está a unos 4km del centro y es el único con el que cuenta la ciudad. La señora que nos atiende en recepción además de hablar un inglés penoso no puede ser más desagradable, no nos quiere dejar meter el coche ni tan siquiera para descargar los bártulos, por lo que estamos tentados a irnos a otro camping a 30km. Discutimos un rato y a regañadientes nos permite meter el coche para descargar y nos recalca que tan pronto acabemos lo tenemos que aparcar fuera porque es un camping en el que no admiten coches ¿?? Sin duda fue el peor del viaje, instalaciones y limpieza muy por debajo del nivel que estábamos encontrando en Alemania. Nos cuesta 26€/noche. A estas alturas del viaje ya montamos el campamento con los ojos cerrados. Una vez hecho esto volvemos a subir al coche para dar una vuelta por Regensburg. Ratisbona fue una de las pocas ciudades alemanas cuyo casco antiguo se salvó de los bombardeos en la segunda guerra mundial permaneciendo intacta. Fue declarado patrimonio de la Unesco en 2006. Es la última hora de la tarde y el sol empieza a declinar, damos un paseo por el centro, que nos causa muy buena impresión, especialmente la catedral con sus altísimas torres góticas. Volvemos al camping, solicitamos en recepción el wifi y nos dedicamos a hacer las reservas de los hoteles para los próximos días. Etapas 16 a 18, total 22
En el día de hoy no es nuestra intención madrugar, pero ya desde bien temprano hace tanto calor que no se puede soportar estar dentro de la tienda. Vamos a realizar una excursión por los alrededores de Regengburg, la primera visita es el monumento de Kelheim, a 30km. La sala de la liberación de Kelheim es un monumento neoclásico de planta circular situado en lo alto del monte Michelsberg. Fue ordenado construir por Luis I para conmemorar las victorias frente a Napoleón. El parking es ineludible y cuesta 2€, la entrada al monumento son 3.5€ pero la tenemos incluida en la Baviera card. El monumento se encuentra en restauración y parte de la fachada está cubierta por andamios. Aunque a mí a priori me parecía espantoso una vez dentro la impresión no fue tan mala. El interior se puede decir que es incluso armónico, imperando los tonos neutros y el dorado. El recinto está flanqueado por colosales estatuas de victorias aladas dándose la mano y rematado por una monumental cúpula que, salvando las distancias, recuerda la del Panteón de Roma. Todo allí conduce a la exaltación del sentimiento patriótico germano, pero sin las estridencias propias de este tipo de monumentos. A pocos kilómetros se encuentra el castillo de Prunn y hacia allí nos dirigimos. No hay ni una sola señal que nos indique como llegar así que nos cuesta un poco dar con la entrada, a la que llegamos caminando a través de un empinado camino por el bosque. Entramos en el patio de armas y vemos que las visitas únicamente son guiadas y que el siguiente pase es dentro de 40 minutos, así que esperamos sentados tranquilamente a la sombra. El castillo está situado en un promontorio rocoso que se eleva unos 70m sobre el suelo, todo él es un mirador privilegiado del Danubio. La historia de este castillo está ligada a la dinastía Wittelbach, siendo su residencia durante largo tiempo. No puedo contar mucho más, ya que la visita guiada es solamente en alemán y aunque nos dan unas láminas con el texto de las explicaciones para ir leyendo la verdad es que no lo aprovechamos demasiado y tampoco recuerdo nada destacable en el interior salvo que fue el lugar donde se halló el codexprunensis, códice medieval de gran importancia que versa sobre la leyenda del anillo de los nibelungos. Próxima parada: Abensberg, pequeño pueblo con un gran atractivo: la fábrica de la riquísima cerveza Kuchlbauer y el edificio diseñado por Hunderwasser que la alberga. Es hora de reponer fuerzas, así que vamos directos al biergarten de la cervezera Kuchlbauer, situado a los pies de la Kunsturm, imagen más conocida de todo el conjunto. En ese momento no hay ningún turista, sólo gente del pueblo que se acerca allí a media tarde (para ellos, porque son las 15.30h pasadas y nosotros estamos comiendo) a charlar y pasar un rato agradable con sus vecinos y conocidos. Nos instalamos a la sombra y entramos al bar a pedir las cervezas. Alucinamos con los precios tan baratos, cañas de medio litro de cerveza tostada 2.80€, la pena es que nos tenemos que contener porque en un rato tenemos que coger el coche, responsabilidad al volante ante todo. El señor de la mesa de detrás se gira para hablar con nosotros, es un jubilado alemán que mantuvo negocios con México muchos años por lo que se expresa en un pulcro castellano adornado con un simpático asento manito. Nos resulta muy ameno conversar con él, lo acribillamos a preguntas sobre la vida en Alemania. Se nos pasa el tiempo volando, tanto que llegamos por los pelos a la tienda del museo, donde nos compramos, como no, un pack de cervezas surtidas para degustar en casa las que no nos fue posible probar allí, sniff, sniff. Con muy buen sabor de boca nos despedimos de Abensberg, esperemos que hasta otra, y nos dirigimos a Regensburg. Aparcar en el centro es una quimera así que optamos por no dar vueltas y dejar el coche en el parking de la estación. De nuevo se nos hace un poco tarde, así que nos olvidamos de poder visitar la catedral y nos tenemos quhttps://www.losviajeros.com/themes/default/images/bbcode/img.gife contentar con pasear por las calles del centro. El recorrido no es demasiado largo pero como ya comenté anteriormente, Ratisbona tiene un interesante casco medieval testimonio de su pasado romano y de su rica vida cultural e intelectual a lo largo de los siglos, sin olvidar el significado que tiene para la historia de España, por ser la ciudad natal del gran Juan de Austria, bastardo del emperador Carlos V. Empieza a oscurecer y volvemos al camping, un poco tristes al ser nuestra última noche bajo el toldo de nuestra Quechua. Nos despedimos de las salchichas, la mostaza y las cervezas saboreadas al aire libre de las que llevamos disfrutando quince días. Etapas 16 a 18, total 22
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