Pisa, Florencia, Venecia, Roma ✏️ Blogs de Italia

Esta vez decidí volver a Italia ya que me quedé con las ganas de pasar más tiempo en Florencia. Mi pareja, que me acompañaba esta vez, no conocía Italia, así que fue la excusa perfecta para repetir e incluir algún destino más que no conocía yo, Venecia.

El vuelo salió desde Gran Canaria puntual, con rumbo a Pisa. Tras poco más de 4 horas, aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Pisa. Desde ahí cogimos un autobús llamado Lam Rosso que nos llevaba directamente a la Torre inclinada por 2 € por cabeza. Da igual si te bajas en la estación de trenes o te bajas en la Torre, son 2 € igualmente.
Allí estaba, después de 7 años de la última vez que nos vimos y aún así me volvió a impresionar la inclinación que tiene, no sé si tiene más o es que la recordaba de otra forma.
Esta vez no dejan pisar el césped y puede caer una buena multa, así que tocó hacer fotos desde otros ángulos.
En el viaje anterior, me había quedado con las ganas de subir a la torre por la razón que ya os conté, y esta vez, no tenía ese capricho, así que decidimos no subir y verla desde abajo.
Después de un buen rato por allí, fuimos a buscar la pizzería que fui la vez anterior, pero como no me llevé la tarjeta ni la dirección fue imposible dar con ella. Al final nos sentamos en una pizzería/café/bar/pub llamada Bazeel situada en la Piazza Garibaldi. Nos pedimos una pizza caprichosa grande , una cerveza y una cola por 14 €. La pizza estaba de vicio. También se puede comer pagando 5€ por una copa y comer de buffet incluido, pero no me atraía demasiado la idea. Después nos metimos en la heladería que estaba al lado, "la bottega del gelato" y nos tomamos unos helados que estuvieron bastante buenos, creo que pueden ser los mejores de Pisa.
Cogimos rumbo hasta la estación de trenes para coger el tren de las 16:30 hacia Florencia. Sacamos dos billetes por 8,4 € cada uno (es más caro en la máquina expendedora que por ventanilla). Están sin numerar y no te dice donde está el tren, así que preguntando llegamos a un anden.
El tren tarda aproximadamente 1 hora y llevábamos casi 2 horas dando vueltas por la Toscana. Al pasar el revisor nos comentó que nos habíamos equivocado de tren y que cogimos el que daba más vueltas ¡Qué suerte!
Una vez que llegamos a Santa María Novella, nos fuimos directamente al hotel Montreal en la via della Scala 43, muy cerquita de la estación y de un supermercado. Nos dieron una habitación en la primera planta, la 101, que estaba justo al lado del ascensor, así que ya os podéis imaginar lo bien que se estaba cuando alguien cogía el ascensor. Si decidís coger este hotel, intentad que os den otra habitación, seguramente será un poco mejor, por lo demás, era un hotel limpio y bien ubicado, pero sin desayuno.
Después de dejar las mochilas, nos fuimos a pasear por la ciudad y a subir a la Piazza de Michelangelo a ver la puesta de sol que me perdí la vez anterior. Simplemente precioso. No os lo perdáis.
Después de visitar la ciudad, nos fuimos a comer a un restaurante llamado Yellow Bar, en la Via del Procconsolo, la calidad me pareció bastante buena y no es excesivamente caro. Yo me pedí un refresco y un plato de Straccetti (8.5€), algo novedoso para mi. Os lo recomiendo, está muy bueno. Mi pareja se pidió unos gnocchi gorgonzola rucola (8,5€) buenos pero quizá no tanto como el mío .

Nos dirigimos al hotel dando un paseo por el Duomo que está muy cerquita, ducha y a la cama hasta el día siguiente.

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Este día, nos fuimos a desayunar a un lugar llamado La Boite, en la via de palazzuolo. Un capuchino y un panini de tomate, mozzarella y jamón curado con aceite de oliva, muy bueno todo. Lo mejor es que no es un lugar turístico y apenas habían 2 personas.
Después pusimos rumbo al puente Vecchio y posteriormente a la piazza de la Signoria.
Fuimos en dirección a Santa María dei Fiore. Dentro del Duomo, bajando unas escaleras que encontrareis a la derecha, podéis comprar las entradas para el museo del Duomo y para subir a la cúpula.
El museo no merece mucho la pena, así que si no os interesa mucho como eran los muros y los suelos anteriores, podéis iros directamente a la cola que está fuera del Duomo. A nosotros nos tardó 2 horas y media de espera para poder empezar a subir.
Para hacer la espera un poco más amena, podéis ir a comer un panini a Paninis Toscana, un lugar situado en la parte izquierda posterior del Duomo (según se mira a la puerta) donde te los hacen sobre la marcha después de darte a probar todos los quesos y embutidos que tiene añadiéndole lechugas, rúcula, berenjena, calabacines, o lo que elijas a tu gusto.
La subida a la cúpula está totalmente recomendada, pero hay 451 escalones que tenéis que superar, y según se va subiendo, se nota el estrechamiento de las paredes.
Una vez arriba podéis observar la ciudad encantadora.
Al bajar, nos dirigimos otra vez a ver la puesta de sol desde la Piazza de Michelangelo. No pudimos con la tentación de volver a ver ese magnífico espectáculo.
Por cierto, suele estar muy lleno de gente a la hora de la puesta de sol, así que si no subís con tiempo suficiente quizás no tengáis los mejores sitios.
Después nos fuimos a cenar a la Trattoría-Pizzería Gusto Leo que había ido en mi viaje anterior. Volví a pedirme unos espaguetis a la carbonara, ya que en España no se hacen de esa manera y era un sabor que tenía en mi recuerdo. Esta vez me sorprendió menos, pero estaba buenísimo.
Tras esta cena deseada desde hacía 7 años, fuimos a tomar unos helados artesanos a Don Nino, situado a la izquierda del Duomo, 4€, muy caros, pero muy sabrosos.
De vuelta a nuestro hotel, a descansar tras la subida matadora a la cúpula.

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Nos levantamos temprano para aprovechar y volver al mismo bar donde desayunamos el día anterior y pasar por el supermercado para llevar algo para el camino.
Nuestro tren salía a las 10:15 con dirección a Venecia S.Lucía. Teníamos cogidos los billetes desde hacía un par de meses y llevábamos el ticket impreso. Preguntamos por si había que sacar alguna tarjeta de embarque o validar el billete, pero con el papel de internet es suficiente.
El precio del billete para dos personas fue de 58 € y puedes sacarlos directamente en la página www.trenintalia.com .
Llegamos tras dos horas de trayecto y unos 20 minutos de retraso, como es normal en ellos. Siempre se retrasan entre 15 y 30 minutos de la hora estimada de llegada.
Una vez llegamos a Venecia, tocaba hacerse con un mapa. Lo conseguimos en la oficina de turismo que hay a la salida de la estación de trenes a la izquierda por 3€. En cualquier lugar del mundo te regalan los mapas y aquí hay que pagar 3 euros. . En las tiendas cercanas lo podéis conseguir por unos 2 €.
Nos dirigimos hacia nuestra próxima estancia, el hotel Bartolomeo de dos estrellas. Muy bien situado aunque muy difícil de encontrar, ya que a nadie se le ocurriría buscar entre ese entramado de callejones que llegan hasta allí. Está a tan sólo 100-200 metros del puente Rialto.
La habitación que nos dieron fue un tanto sorprendente, el suelo estaba rajado entre la cama y la pared que daba a la calle y daba la impresión que se iba a caer al piso de abajo si te ponías encima.

La habitación era la número 15 y está situada justo enfrente de la cocina y al lado del comedor, por lo que se podía oír al personal preparado los desayunos.
Lo mejor del hotel sin duda la ubicación y el desayuno incluido.
En este hotel nos cobraron 2 € por persona y día por impuestos de pernoctación a pagar en el checkout
La ciudad de Venecia no es muy atractiva en principio por el día, pero gana mucho según va anocheciendo. Aunque es un laberinto de ciudad, tiene carteles que van indicando la dirección a seguir para llegar a un punto en concreto.
Un buen lugar para ver anochecer es cerca de la plaza de San Marcos y del puente de los suspiros.
Es bastante complicado encontrar un supermercado en esta ciudad pero os diré que hay uno en la calle del Forno en el norte y otro en el sur en la calle Cavalli, a unas 7 calles del puente Rialto.
Algún supermercado más habrá pero no localizamos ninguno más.
Merece mucho la pena pasear por el paseo que va desde la Piazza de San Marcos, pasando por el puente de los suspiros a lo largo del paseo por la noche, pero cuidado con los mosquitos.
En nuestro hotel ya estaban preparados con enchufes antimosquitos, pero por si acaso sería conveniente llevar uno.
De vuelta al hotel tenéis justo al lado un local para tomar algo y tomar una especie de tapas o pinchos.

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