RUSIA LOW COST: Una semana entre S. Petersburgo y Moscú ✏️ Blogs de Rusia8 días por nuestra cuenta en los que además de las dos principales ciudades, visitamos Suzdal y viajamos en el Flecha RojaAutor: MarinaW Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (17 Votos) Índice del Diario: RUSIA LOW COST: Una semana entre S. Petersburgo y Moscú
01: Preparativos y presupuesto
02: DIA 1: Escala en Frankfurt y llegada a San Petersburgo
03: DIA 2: Peterhoff, Fortaleza de San Pedro y primer paseo por el centro
04: DIA 3: Palacio de Catalina, Chesme Church y cena de 10
05: DIA 4: Centro de San Petersburgo y Tren Flecha Roja a Moscú
06: DIA 5: Llegada a Moscú en el Flecha Roja y pateada por el centro.
07: DIA 6: Kolomenskoye, Mercado de Izmailovo, VDNKh y mucho Metro
08: DIA 7: Armería, Catedrales del Kremlin y Cementerio de Novodevichy
09: DIA 8: Excursión a Suzdal, la joya del Anillo de Oro
10: DIA 9: Despedida y conclusiones ... y casi nuevo destino de rebote.
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Etapas 1 a 3, total 10
Rusia es un destino que todo viajero tiene en mente pisar en algún punto de su vida. Nosotros ya lo habíamos tanteado alguna vez y teníamos claro que el momento llegaría, pero jamás hubiésemos pensado que fuera a ser este año. Para junio-julio teníamos organizado nuestro gran viaje a Tailandia y Camboya que os conté en este diario pero aún debíamos gastar una semana de vacaciones en agosto. Después de este plato tan fuerte, en un principio pensamos en algo más cercano y de relax, así que a finales de abril miramos precios para Menorca que es la única isla balear que nos queda por conocer. Hicimos cálculos y contando avión, coche de alquiler y hotel sencillito se nos ponía en la friolera de 800€ por persona mínimo, comidas y otros gastos aparte teniendo además en cuenta que no son nada baratos en la zona. No teníamos pensando gastarnos esa cantidad para el segundo viaje del verano, por lo que seguimos mirando. El resto de las Baleares y Canarias nos ofrecían más o menos los mismos precios y ampliamos el radio hasta Cerdeña, Sicilia e incluso Croacia. Los vuelos superaban con creces los 200€. No nos importaba repetir Grecia esta vez para descubrir otras islas… pero los vuelos no bajaban de 340€. Nos hubiese gustado un circuito por Turquía pero no estaba la situación como para correr riesgos por la zona así que como última opción pensamos en hacer road trip por toda la costa italiana partiendo desde Roma… Y en medio de la tormenta de ideas mi novio dijo: “¿Y Rusia?” Recuerdo haber mirado en alguna ocasión vuelos con la ida a Moscú y la vuelta desde San Petersburgo o viceversa y rondaban los 200€. En esta ocasión, en pleno agosto, nos salía por 280€. Nos pareció un precio muy competitivo teniendo en cuenta que la diferencia con el resto de destinos europeos mucho más cercanos y populares para verano era mínima y a veces incluso inferior. Pero claro, nuestra imagen mental de Rusia era la de un país caro, habiendo oído miles de veces aquello de “Moscú, la ciudad más cara del mundo”… No obstante, quisimos comprobarlo por nosotros mismos. Nos dimos unos días de tregua en los cuales me informé del precio de los hoteles, trenes, restaurantes, visado y vi que haciéndolo todo por nuestra cuenta, dándonos algún “lujo” y suprimiendo alguna comodidad, el coste de vuelos, tren, hoteles y visado podía rondar los 500€ por persona. No hubo mucho más que pensar. Cerramos definitivamente las fechas y reservamos vuelo y hoteles tan pronto como pudimos con un ligero sentimiento de culpabilidad. Ni siquiera había comenzado el viaje con el que tanto tiempo habíamos estado soñando y ya estábamos reservando el siguiente. Sólo quien tenga dentro el gusano viajero lo entenderá. Por fortuna, esa “mala” sensación no duró ni un par de días. Teníamos un fascinante nuevo destino a la vista. VUELOS Nos daba igual el orden de las ciudades aquí que nos dejamos guiar por la ruta que tuviera mejores precios. El coste subió ligeramente para cuando nos decidimos a reservar pero aún nos seguía compensando. Lo malo es que habría que realizar escalas en cualquier caso, pero la parte positiva es que éstas eran relativamente cortas y en la de la ida tendríamos la oportunidad de visitar de regalo la ciudad de Frankfurt. Los miramos a través de la ruta multidestino de Skyscanner y la página nos remitió a Edreams. MADRID – SAN PETERSBURGO y MOSCÚ – MADRID: 308€/persona. La ida la realizaríamos con Lufthansa y la vuelta con Swiss, ambas del mismo grupo. Ojo porque en esta tarifa económica no se incluía la facturación de la maleta, por lo que antes de hacer al pago tanteamos si era más barato en la web de estas aerolíneas y el resultado es que el precio era incluso algo superior también sin facturar. Llamamos y nos dijeron que sería 15€/bulto por trayecto y teniendo en cuenta las escalas de la ida y de la vuelta supondría sumar 60€ por persona. Como podíamos añadir el servicio hasta el último momento, decidimos dejarlo y verlo cuando se acercara la fecha pero finalmente optamos por no facturar. Nos habíamos planteado este viaje como “low cost” y preferíamos emplear ese extra en otras cosas que nos hicieran disfrutar más en el destino. Viajamos con una mochila de montaña bastante amplia para los dos sin llenarla hasta los topes para que no hubiera problemas con las medidas y otra mochila normal. Fue suficiente. HOTELES Los reservamos como siempre a través de Booking con la opción de “Sin Pago por adelantado” y “Cancelación Gratuita”. En Moscú reservamos en otro hotel en un principio que acabamos cancelando por comentarios que indicaban que no aceptaban extranjeros. Como veréis, optamos por la opción de habitación privada con baño compartido. Si esto no es problema para vosotros, la estancia os puede salir muy económica. No hablo de duchas comunes en plan gimnasio, sino de un cuarto de baño individual al que pueden acceder los huéspedes de 4-5 habitaciones, con lo cual el único contratiempo es que cuando vayáis os toque esperar porque esté ocupado, pero es algo que no nos sucedió. A nosotros por precio nos compensaba con creces. Si optáis por baño privado, el precio se encarece bastante pero sigue siendo asequible, aunque nosotros como os digo, preferimos hacerlo de esta forma en esta ocasión. San Petersburgo Mini Hotel Aleksandrovsky: 3 noches en una habitación doble con baño compartido por 6000R en total (unos 86€) Su ubicación era muy buena, en una vía principal, cerca del metro y con restaurantes alrededor. Toda la planta estaba completamente reformada y muy limpia. Además teníamos una cocina compartida que siempre estaba vacía y un dispensador de agua mineral. La habitación era sencilla pero confortable y con wifi, todo lo que necesitábamos. La dueña, todo un amor a pesar de no hablar una palabra de inglés, algo completamente normal en Rusia. Moscú Mini Hotel Star 8 (Antiguo Happy Hostel): 4 noches en habitación individual con baño compartido por 9.400R en total (unos 129€). Ubicación perfecta en una calle plagada de lujosos restaurantes a sólo 10 min andando de la Plaza Roja. Había 2 cuartos de baño y 2 aseos para 6 habitaciones y creo que sólo había otra habitación ocupada porque estaban en reformas. La habitación era sencilla, con TV, wifi y aire acondicionado. TREN Queríamos hacer el trayecto entre ciudades en el mítico tren Flecha Roja, que además de brindarnos una experiencia inolvidable, nos permitía aprovechar más el tiempo viajando durante la noche y ahorrarnos una de hotel. El trayecto San Petersburgo – Moscú y viceversa se cubre en unas 3 horas y media en tren rápido, pero nada comparable a viajar en este emblema. Este fue uno de los “lujos” que quisimos darnos para compensar las otras medidas de ahorro. Reservamos un compartimento privado para dos en primera clase que incluía además el desayuno. Precio: 5.091R/ persona (Unos 70€). Supuestamente los billetes no se pueden comprar hasta 50 días antes del viaje, pero estuve avispada y miré la página sobre el día 56 y ya había bastantes plazas vendidas. Para comprar en la web de ferrocarriles rusos recomiendo seguir esté link como hicimos nosotros, viene perfectamente explicado: http://www.rusalia.com/trenes-rusia-comprar-billetes-internet/ VISADO Indispensable y un gasto a tener en cuenta a la hora de planificar el viaje. Si se tramita a través de agencia, el coste puede irse hasta los 180€, así que recomiendo hacerlo todo por tu cuenta para ahorrarte casi la mitad. En este trámite incluyo además del precio del visado en sí, la carta de invitación y el seguro médico, ambos indispensables para obtenerlo. La forma más económica de tramitar todo es la que te indica este link en el que se explica perfectamente dónde hacerlo y cómo rellenar toda la documentación: http://www.rusalia.com/tramitar-visado-viajar-rusia/ Carta de invitación: Algunos hoteles no la facilitan, otros lo hacen sin coste y otros se han subido al carro y piden la friolera de 50€ por este documento. Preguntad primero a vuestro hotel y si no es gratis, hacedlo en el lugar que indica el link por unos 12€. Seguro: Hay que tener en cuenta que no todas las aseguradoras están reconocidas por el Gobierno Ruso. Nosotros nos decidimos por AXA, siguiendo los consejos del link. El seguro básico era de unos 16€ persona, pero finalmente añadimos un pequeño extra que nos cubriera los gastos del viaje en caso de anulación. Con un código descuento que encontré por internet, nos salió por 23€/ persona. Visado: Si sois de Madrid o Barcelona os ahorraréis el coste de la mensajería y podréis tramitarlo presencialmente en la Central de Visados Rusos, única entidad que puede emitir los turísticos. No sé en otras fechas, pero en verano están saturados. No contestan dudas por mail y ni siquiera te cogen el teléfono. Hay que rellenar la solicitud por internet y presentar toda la documentación pertinente (formulario, pasaporte, una foto de carnet, carta de invitación, póliza de seguros y justificante del pago de la tasa de 56€ que se abona allí). Además tienen un horario muy cerrado para la entrega de la documentación (Lunes, Miércoles y Viernes de 10 a 14 y de 16 a 18, por lo que hay que escaparse del trabajo sí o sí). Nosotros fuimos un día a las 17:00 y de la cola que había tuvimos que volver al día siguiente a primera hora de la mañana antes de que abrieran, y ya había bastante gente esperando… en fin, una locura. La tramitación normal dura unos 10 días naturales y en el momento de la presentación te darán un ticket con la fecha de recogida. Coste de visado, seguro y carta: 91€/ persona. PRECIO DEL VIAJE: 576,50€/ PERSONA Etapas 1 a 3, total 10
Salimos puntuales de Madrid a las 8:35 de la mañana. Llegamos con 2 horas de antelación al aeropuerto, que estaba a rebosar en plena operación salida. Jamás lo había visto así, lo cual nos hacía imaginar un retraso que evidentemente llegó. El avión salió una hora tarde en la que permanecimos dentro hasta que por fin nos dieron pista. Fue un vuelo muy agradable por parte de Lufthansa, desayuno abordo incluido.
Llegamos a Frankfurt pasadas las 12:00 de la mañana y como teníamos unas 5 horas hasta nuestro próximo vuelo, salimos de la terminal y fuimos a dar un breve paseo por la ciudad. Tuvimos que pedir cambio en una oficina porque las máquinas de billetes de tren no admitían un importe que no fuera justo. El coste del billete de ida hasta la estación central de Hauptbanhof fue de 4,65€. Hay que tomar las líneas S8 u S9 en esta dirección. En unos 20 minutos llegamos a la ciudad. Cargando con nuestras mochilas pasamos por Kaiserstrasse y llegamos a la sede del Banco Central Europeo, un lugar que hemos visto mil veces en los telediarios. Visitamos también Hauptwache, la plaza del reloj, y nos acercamos hacia la torre medieval. Hacía muy buen tiempo por lo que las calles estaban muy animadas y las terrazas de los restaurantes, a rebosar. Dimos un agradable paseo por la zona y acabamos en la emblemática Plaza Römerberg, la estampa clásica de Frankfurt. Compramos un par de pretzels con queso por 3€ además de un wrap enorme con bebidas por 6,60€ y regresamos a la estación paseando por la rivera. Cogimos el tren de vuelta al aeropuerto por el mismo precio de la ida y llegamos sin mayores incidencias. Huelga decir que los controles en Alemania son mucho más importantes y minuciosos en España. Nos revisaron el neceser y tuvimos que pasar por varios arcos de seguridad pero a la hora indicada estábamos en la puerta de embarque ya que nos habían dado las tarjetas en Madrid. Cual fue nuestra sorpresa cuando aparece una azafata indicando que había overbooking y que estaban en busca de voluntarios para quedarse hasta el siguiente vuelo compensándoles a cambio con una noche de hotel y 400€. Nos hicieron los ojos chiribitas, esa cantidad suponía que el viaje nos saliera prácticamente gratis. Me acerqué al mostrador y pregunté cuando sería el siguiente vuelo. La respuesta fue que a las 11:30 de la mañana del día siguiente, con lo cual quedarse implicaba perder toda la mañana y quizá parte de la tarde entre que nos ubicábamos y demás. El itinerario era bastante apretado así que tocaba valorar si nos dejábamos algún palacio sin ver en San Petersburgo… y la decisión fue seguir con el plan. Habíamos venido a ver Rusia y la experiencia valía más que el dinero, y además el gasto ya estaba hecho y asumido. Quizá a la vuelta tuviéramos la misma “suerte”. Llegamos a San Petersburgo a las 8:45 e hicimos cola para pasar el control de inmigración. Aquí se dio la primera anécdota. La señorita se tomó su tiempo y no paraba de comprar mi cara con la foto del pasaporte una y otra vez. Yo sabía que miraba. En la foto tengo un lunar junto al ojo del que me tuve que operar hace un par de años… finalmente me acabó preguntando por él. Le dije que me lo quitaron con cirugía y me pidió que le enseñara la cicatriz. Sí, tal cual. Afortunadamente, aunque apenas se nota nada, se dio por satisfecha y tuve vía libre. Como no teníamos que recoger maletas, salimos pronto al exterior parando antes a cambiar dinero en el mismo aeropuerto ya que el cambio estaba bastante bien. Cogimos justo a la salida el minibús K39 en dirección Movskovskaya sacando el ticket en la máquina (30R/persona) y comenzamos nuestra andadura en este peculiar país comprobando ya de primeras que nadie hablaba ni papa de inglés. Todos los turistas nos bajamos en el mismo punto y cogimos el metro. El diseño del metro nos encantó ya de primeras. Con algo de desconocimiento compramos un ticket del 10 viajes por 350R. Nos esperábamos una tarjeta pero nos dieron 10 fichas… así que comenzamos. Mi chico se había ocupado de imprimir un mapa de metro y marcar en él los puntos de interés así que esto nos ahorró bastante tiempo y en poco llegamos a Pushkinskaya, la estación de nuestro hotel. No nos costó mucho ubicarnos, pero estaba bastante escondido. La primera impresión no fue buena no lo puedo negar. Se trataba de una reja en la calle principal que daba a un oscuro patio interior rodeado de edificios con fachadas bastante mal conservadas… y por allí no había ni un alma. Entramos al único edificio que parecía abierto y por ahí no parecía haber rastro de hotel alguno. Un conserje de otro edificio nos vio deambular por la zona y nos preguntó en ruso. Había oído que era muy útil llevarse las reservas impresas en ruso y así lo hice… y gracias a eso el señor sabía perfectamente donde nos dirigíamos porque resulta que en se patio había varios hoteles. Llamó por teléfono y bajo una entrañable señora que nos llevó entre sonrisas a nuestra habitación. Resulta que era en el edificio al que habíamos entrado pero una planta superior a la que se accedía sólo con tarjeta de residente. El interior nada tenía que ver con el panorama de fuera: Planta reforzadísima, limpísima y habitación sencilla y cómoda. Por el precio que pagamos no podemos pedir más. La señora antes de marcharse aceró a decir: “Passport” y “Administration” mientras gesticulaba intentando decirnos “luego” o “mañana”. Ya instalados, nos dimos una ducha y fuimos a dar una vuelta por la zona. Aunque había bastante ambiente en bares y restaurantes, dedujimos que ya era tarde para pedir algo elaborado y acabamos cenando en un KFC señalando las fotos para indicar lo que queríamos. La verdad es que nos pasamos un poco de cantidad, pero bueno... el precio fueron 548R. Agotados de tanto ajetreo, nos fuimos a la habitación para por fin descansar. GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS - Transporte en Frankfurt: 18,60 - Comida en Frankfurt: 9,60€ - Minibus a Movskovskaya: 60R - 10 fichas de metro: 350R - Cena en KFC: 548R Etapas 1 a 3, total 10
Domingo y nuestro primer día completo en San Petersburgo. Teníamos pensado realizar la visita al palacio de Peterhoff, pero antes, pasamos por Administración para pagar el hotel y hacer el registro. La mujer se alegró de que la hubiéramos entendido. Muy amable, nos apuntó su número de teléfono en un papel por si teníamos algún problema y nos dio un mapa en el que nos marcó los lugares de interés. La verdad es que la pobre señora se afanaba mucho en explicarnos, pero no entendíamos nada… nos daba pena interrumpirla y la dejamos hacer. Al finalizar nos dijo “Me, Barcelona, Flamenco Master Class” (y un gesto de hace mucho tiempo). Nos reímos mucho con ella, era muy entrañable.
Paramos a comprar el desayuno en una tienda 24 horas justo al lado: Algo de fruta, unos bollitos y bebidas para el día que nos costaron 260R. Pusimos rumbo a Moskovskaya en Metro hacia la estación de Avtovo, aprovechando también para visitar su interior. Desde ahí cogimos uno de los buses que llevan al palacio de Peterhoff (Autobuses 200/210 y Minibuses K224,K300 y K424/A). Hay que cruzar al otro lado de la calle y con decir “Peterhoff” os asaltarán los conductores. La ida cuesta 60R. El trayecto dura una media hora, pues el palacio está a 25 km de distancia. Una vez allí paseamos por los bonitos jardines de la parte frontal y fuimos poco a poco tomando consciencia de dónde estábamos. Con la intención de evitarnos colas, habíamos comprado las entradas previamente por internet y las llevábamos impresas, pero lo cierto es que no hubo la más mínima dificultad en el acceso. Compramos sólo para visitar los jardines, ya que habíamos oído que si íbamos a visitar el Palacio de Catalina no compensaba mucho el interior de éste, y nos costaron 700R cada una. Los jardines de pago ya eran otra cosa. Los miradores a las fuentes principales estaban abarrotadísimos de turistas. Costaba hacerse una foto, pero a pesar de la muchedumbre es un lugar digno de ver. Nos tiramos más de una hora paseando por todos los jardines y visitando las distintas fuentes, singulares todas ellas. Y también nos acercamos hasta el embarcadero en la orilla del Mar Báltico. Debe ser impresionante verlo helado en invierno, aunque no sé si me atrevería a pasear mucho con esas gélidas temperaturas. Por suerte, la temperatura estaba siendo ideal: completamente veraniega pero sin llegar a ser sofocante. Después de recorrer todo el recinto, fuimos andando a la vecina Iglesia de San Pedro y San Pablo. Habíamos leído que estaba en obras y efectivamente así era, así que al menos compensamos el chasco de quedarnos sin contemplar el exterior con una boda ortodoxa que se estaba llevando a cabo en la capilla, una ceremonia muy curiosa con su intercambio de coronas y sus vueltas a la sala. Cogimos el minibús de vuelta en la puerta por otros 60R cada uno y bajamos en Avtovo. El trayecto en metro esta vez fue mínimo, tan sólo una parada para contemplar la estación de Kirovsky Zavod. Maravillosa. El metro en las principales ciudades rusas es todo un espectáculo, como ya posiblemente sabréis; además, el de San Petersburgo es el más profundo del mundo al haber sido ideado como un bunker para el pueblo, con estaciones a más de 100 metros de profundidad y con una media de 60. Nosotros en vez de dedicar un día para visitar las estaciones más representativas, íbamos bajando en todas las señaladas que nos pillaban de paso o que nos hacían desviarnos ligeramente, además de añadir todas las que nos iban llamando la atención desde el tren, que esa es otra, los metros en sí también nos encantaron. Además del antiguo pero seductor diseño, tienen una frecuencia genial. Nunca tuvimos que esperar más de dos minutos al próximo. Paramos en la siguiente estación, Narvskaya, que también nos gustó mucho. El objetivo real de ese alto en el camino era visitar el Arco del Triunfo de Narva, un monumento erigido para conmemorar la victoria rusa sobre las tropas de Napoleón. El monumento nos gustó bastante porque su color lo distingue de otros tantos repartidos por Europa y otro punto muy a favor es que nos quedaron unas fotos muy buenas porque no había ningún otro turista por la zona. Nos encanta recrearnos en estos puntos que no suelen llamar la atención de la mayoría de los visitantes. Regresamos al metro y bajamos en la estación de Gorkovskaya. A la salida, compramos la comida en un Tepemok, una cadena de kioskos callejeros. Nos decidimos por unos típicos blinis (crepes) para seguir con la ruta sin detenernos mucho por 160R. Pasamos por delante de la mezquita de la ciudad, una réplica del Mausoleo del Gur en Samarkanda. Nuestro destino era la fortaleza de San Pedro. Compramos la entrada combinada por 600R cada uno, ya que sólo eran 150R más que la de la iglesia y permitía ver otros 4 edificios. La iglesia es el primero que visitamos. En ella se pueden encontrar las tumbas de los Romanov. Destaca sobre todo, la del Zar Nicolás II y por supuesto la de Pedro I El Grande. El siguiente edificio que visitamos fue la cárcel en la que permanecieron los primeros adeptos de la Revolución Rusa. Después pasamos a la Casa del Comandante, en la que vimos una interesante exposición sobre la historia de la ciudad. Antes de continuar, nos acercamos a uno de los embarcaderos del Neva a tomar un helado mientras observábamos el ir y venir de los barcos. La última visita dentro de la Fortaleza fue el Museo de la Cosmonáutica, donde pudimos ver marquetas de distintas partes de cohetes y lanzaderas, bastante diferente . Salimos de la fortaleza y cruzamos andando el Río Neva por uno de sus puentes. Íbamos en busca del metro pero no terminábamos de ubicar la parada más cercana y se nos echó encima un buen chaparrón que levantó mucho viento un minuto antes de comenzar. Nos acabamos refugiando en las cercanías del Hermitage hasta que amainó y cuando lo hizo aprovechamos para ver por primera vez de cerca este bonito edificio. En la misma plaza estaban celebrando un evento. Llevábamos viendo todo el día montones de marineros con la bandera de la ciudad y con trajes típicos y resulta que aquel era el día de la Marina. Queríamos cenar por la zona y nos dio pereza ir al hotel para luego volver, así que hicimos tiempo mientras nos secábamos y dimos un paseo por los alrededores. Aquel día hicimos una cena muy europea, sobre las 20:00, pero estaba justificado por el cansancio y porque la comida había sido ligera. Llevábamos anotado un restaurante en concreto pero no dimos con él y terminamos cenando en uno con buena pinta: Gorohof. No defraudó. Pensamos que sería algo caro porque estaba muy bien situado pero nos arriesgamos. Pedimos una ensalada de salmón para compartir y de segundos, ternera strogonof y pollo tepaka. Buenísimo todo. La ternera muy sabrosa y el pollo en su punto. Lo de las tartas en Rusia es alucinante. No son porciones, son ladrillos… así debería ser. Pedimos una Napoleón y una de zanahoria, buenísimas ambas. Todo con las bebidas nos costó 2810R… no llegaba a 40€ a pesar de todo, así que genial. Antes de marcharnos de la zona nos acercamos a ver la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, preciosa aunque la iluminación era mejorable. En cualquier caso, volveríamos de día para visitarla. Regresamos al hotel muy cansados pero increíblemente satisfechos con todo lo que estábamos viendo. El primer día nos había cundido muchísimo pero aún nos quedaban muchas cosas por ver… finalmente fue un acierto haber rechazado la oferta por overbooking porque nos habríamos dejado mil cosas en el tintero de haber aceptado. GASTOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS - Desayuno: 260R - Minibús i/v a Peternoff: 240R - Entradas a Peterhoff: 1200R - Comida en Tepemok: 160R - Entradas a Fortaleza: 1200R - Cena: 2810R Total Gastos: 5.870R Etapas 1 a 3, total 10
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