![]() ![]() JAPÓN en 20 días. AGOSTO 2017; preparen sus abanicos. ✏️ Blogs de Japon
Tokyo, Takayama, Kyoto y Osaka con excursiones a lugares como Himeji, Miyajima, Nara o Koyasan.Autor: Osaka85 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (15 Votos) Índice del Diario: JAPÓN en 20 días. AGOSTO 2017; preparen sus abanicos.
01: Día 1: La Ida - Asakusa nocturna
02: Día 2: De la tradicional Asakusa a la frenética Akihabara
03: Día 3: De la Institución Imperial a Odaiba, la isla artificial del ocio!
04: Día 4: Más contrastes: Meiji Jingu, Harajuku y Shinjuku
05: Día 5: Kamakura, día de templos y mucho sol
06: DÍA 6: Nikko, santuarios y naturaleza exuberantes
07: DÍA 7: Nos despedimos de Tokyo: Ueno, Yanaka, Shibuya
08: Día 8: Ryokan en Takayama y Hida Folk Village
09: Día 9: Takayama en bici
10: Día 10: Kinkakuji, Ryoanji y paseo por Arashiyama
11: Día 11: Himeji, castillo y jardín Koko-en + Mt. Shosha
12: Día 12: Miyajima, excursión de un día desde Kyoto
13: Día 13. Kyoto light: Sanjusangendo, Toji y Nijo de noche
14: Día 14: De paseo por Kyoto: Ginkakuji, Eikando, Nishiki...
15: Día 15: Un día en Higashiyama; el corazón de Kyoto
16: Día 16: Fushimi Inari y toma de contacto con Osaka
17: Día 17: Disfrutando de la divertida Osaka
18: Día 18: Nara, tradición y naturaleza en su máximo esplendor
19: Día 19: Monte Koya, sinfonías para el espíritu
20: Fin del viaje: nos despedimos del monte Koya...y de Japón!
21: Gastos del viaje a Japón y algo de información
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Etapas 13 a 15, total 21
En un inicio habíamos previsto dedicar este día a una excursión a Kurama y Kibune, que son dos pueblos pequeños, situados en las montañas al norte de Kyoto. La idea era hacer una ruta andando que une ambos pueblos y disfrutar un poco de la naturaleza del lugar. Finalmente, como no teníamos ganas de andar demasiado y ya llevábamos hechas algunas excursiones, quisimos dedicar el día a hacer lo que nos apeteciera en Kyoto.
Por este motivo, ese día madrugamos, pero sin pasarnos. Nos duchamos y nos vestimos con más calma y decidimos ir a visitar el templo de Sanjusangendo, que está bastante cerca de nuestro hostel. Como nos acabamos de levantar y tenemos ganas de caminar decidimos ir a pie. Está a unos 20 minutos del hostel, y de camino aprovechamos para comprarnos el desayuno en un konbini. Son súper prácticos y además hay de todo, tanto dulce como salado e infinidad de bebidas para todos los gustos. De camino al templo no hay nada interesante para ver. Antes de entrar al templo desayunamos los oniguiris que nos hemos comprado, y zumos. Los oniguiris son unas bolas de arroz de forma triangular, envueltas en alga nori, que por dentro van rellenas de distintas cosas, básicamente saladas. A mí me gustaron mucho los de salmón a la parrilla, aunque reconozco que para desayunar son un poco fuertes. En Japón suelen comerlo mucho cuando se van de excursión porque es práctico, o para el almuerzo de los niños en el colegio. Jardines del templo Sanjusangendo
Después de desayunar compramos las entradas al templo y entramos. Cada entrada nos costó 600 yenes. Lo más reseñable del templo Sanjusangendo está dentro, pero empezamos la visita por la parte exterior, rodeando el edificio principal. Los jardines no tienen mucho atractivo. No es que sean feos, pero después de haber visto algunos jardines de templos de Kyoto este era muy sencillo en comparación. Realmente sólo tiene un pequeño estanque, con algunas rocas y árboles. Pero como digo, lo más destacado se encuentra dentro del templo, y es lo que vale realmente la pena visitar. Antes de entrar al templo, un señor muy amable nos invita a quitarnos los zapatos y a guardarlos en unas taquillas a la entrada del templo. A juzgar por la cantidad de zapatos guardados el interior debe estar lleno de gente. Y así es, aunque no es de extrañar. El templo alberga 1001 estatuas doradas de Kannon, todas iguales, y otras estatuas de dioses budistas protectores. Al fondo y en medio de todas las estatuas de pie de Kannon, hay una estatua de Kannon, también dorada, pero mucho más grande que las anteriores y en esta ocasión se encuentra sentada. Una pequeña parte de estas estatuas fueron hechas en el siglo XII, cuando se fundó el templo, y el resto fueran hechas un siglo después, cuando se renovó el templo. Después del largo pasillo de estatuas, giras hacia la izquierda y hay otro pasillo donde vemos una exposición de la historia del templo, de sus sacerdotes, etc. Allí nos compramos un amuleto. Simplemente dejamos los yenes en una cajita y lo cogimos, pues está todo al alcance de todo el mundo. Esto es habitual en muchos templos y santuarios japoneses y nos da una muestra de la honradez que gastan en el país. En esto (y en otras cosas también) es muy cierto que nos llevan años de ventaja. Este templo impacta, porque el edificio es súper largo, cosa que ya se aprecia bien desde fuera, pero no te llegas a imaginar el interior, donde todo está repleto de estatuas...es muy bonito e impactante. En el interior no se pueden tomar fotografías, así que hay que conformarse con retenerlo en la memoria. Templo Sanjusangendo Decidimos que nuestra siguiente visita será también artístico-cultural ![]() 1. Un Moss burguer, que fichamos para la vuelta a la hora de comer. El Moss Burguer es como un Mcdonald’s japonés, pero está más bueno. 2. Un Book Off, que es una tienda de segunda mano donde venden libros, cómics, consolas, videojuegos, figuras, etc. Entramos en la tienda sin muchas esperanzas de encontrar figuras (porque no es algo que sea habitual encontrar en todas las tiendas book off) pero sorprendemente en esta tienda sí tienen, y algunas a muy buen precio. Como es nuestro día ‘light’ nos pasamos un buen rato en la tienda mirando y remirando. Compramos tres figuras grandes a muy buen precio y otras muchas pequeñas, y nos dejamos pendiente seguir mirando a la vuelta, por repartirnos los quehaceres y esas cosas...ya que nos han quedado cajas enteras por mirar. Comentar que es la tienda donde hemos comprado figuras a mejor precio, realmente baratas y como nuevas, y la encontramos de chiripa. Las otras tiendas de segunda mano que visitamos en Japón estaban en barrios dedicados a eso (Akihabara, den den town…) y eran más caras, aunque no pudimos ver Nakano Broadway… Salimos de la tienda con el ansia consumista saciada de nuevo y con intenciones de llegar ya, por fin, al templo Toji, templo budista de la secta shingon, Patrimonio de la Humanidad desde 1994. En unos cinco minutos estábamos entrando por la puerta del complejo. A mano derecha vemos la pagoda, de cinco pisos, pero primero decidimos visitar los otros edificios del conjunto y nos la reservamos para el final. Comentar que estos templos están en la zona sur de Kyoto, quizás menos visitada porque no es una zona tan bonita como Higashiyama o los templos del norte y no tiene tantos atractivos, pero estos templos son igualmente preciosos. El templo se empezó a construir durante el período Heian, en el año 796, aunque no se conserva ningún edificio original del periodo, porque todos han sido reconstruidos con posterioridad. El salón Kondo es el edificio principal. Dentro está la estatua de Yakushi Buda, el buda de la medicina, y mucha gente rezando en absoluto silencio. Al lado está el salón Kodo, que fue añadido por Kobo Daishi (también le he nombrado en la etapa de Miyajima y lo nombraré en Koya-San) y que se usaba como salón de lecturas. Ambos fueron destruidos por un incendio y reconstruidos posteriormente. Pagoda del templo Toji
Después fuimos a ver la pagoda de madera, de casi 60 metros de altura. Se construyó en el año 826, aunque reconstruida en 1644 y es la estructura de madera más alta de todo Japón. Preciosa, sin duda alguna. Le echamos muchas fotos desde distintas perspectivas, aunque las que más me gustaron fueron desde el estanque y con la pagoda detrás. Después de la visita al templo Toji volvemos por el mismo camino que hemos venido, porque queremos ir al Moss Burguer (a 5 minutos andando). No hay nadie delante y pedimos un menú de hamburguesa, patatas y bebida. Hay tres tamaños distintos de menú, así que depende del hambre que tengas pides el que mejor te vaya. La manera de pedir es igual que en Mcdonald’s, pero ellos te dan un número y te puedes ir a sentar. Cuando lo tienen preparado te lo llevan a la mesa. Nos fuimos al piso de arriba, donde tenían asientos tipo sofá muy cómodos. Es un poco más caro que McDonald’s pero está mucho más bueno. Hamburguesa y bebida de melón
Después de comer volvimos a la tienda Book Off a mirar lo que nos había quedado pendiente, pero no vimos nada más interesante. Nuestra intención era llegar al hostel y dejar todas las bolsas de las figuras antes de hacer nada más. Para volver a coger el autobús en dirección a la estación de Kyoto fue un poco lío. En la zona hay muchas paradas de autobús y tienes que fijarte bien en qué autobuses pasan por cada una. Así que la primera pateada fue en vano, porque allí no paraba el autobús que queríamos. Fuimos a una segunda parada, que estaba justo enfrente de la entrada al templo y el autobús tardó bastante en pasar. Cuando llegó, después de esperar bastante, nos obligaron a bajar en la siguiente parada, en la estación de autobuses donde nos habían obligado a bajar a la ida. Resulta que teníamos que haber ido allí desde el principio, y mira que lo teníamos cerca y los autobuses pasaban cada dos por tres...Por esta chorrada perdimos un montón de tiempo. Pero bueno, como era el día de relax, tampoco nos estresamos mucho. Llegamos al hostel y organizamos un poco las compras. Después nos aseamos un poco para volver a salir, aunque se nos hizo un poco tarde, porque como ya sabéis, todo lo cierran súper pronto. A las cinco ya han cerrado casi todo, pero es temprano para no hacer nada más. Decidimos aprovechar que es el Obon, un festival que dura varios días, y durante el cual hay visitas nocturnas a algunos lugares de la ciudad, con iluminación especial. Ese día estaba abierto el castillo Nijo, así que decidimos ir, porque es un lugar que queremos visitar. Puerta Karamon en el castillo Nijo
Nos dirigimos a la estación de autobuses para coger el bus que va hacia el castillo. Está oscuro ya, pero hay mucha gente en la calle. Enseguida llega el autobús y con el montón de gente que somos lo llenamos. Hasta el castillo hay unos 10-15 minutos. Nos bajamos en la misma puerta y nos ponemos en la cola para comprar las entradas. Hay varias personas organizando la cola y va todo súper rápido. Para comprar la entrada hay máquinas y también taquillas, pero la persona que está organizando la cola nos hace comprar las entradas en plan ‘rapidito que se acumula gente’ en las máquinas que sólo están en japonés, o al menos yo no vi el inglés por ningún lado. Sin querer terminé comprando cuatro entradas y me tocó pasar por la taquilla para que me devolvieran el dinero de dos entradas, que me dieron sin problemas...Pero siendo ‘guiris’ nos podrían haber mandado a las taquillas directamente, porque al final terminamos entorpeciendo la cola. Cada entrada nos costó 500 yenes. La entrada normal son 600. Jardín Ninomaru iluminado
Con las entradas en la mano nos dirigimos a la entrada del castillo, toda iluminada y preciosa. Echamos varias fotos de rigor. Una vez dentro, la ruta pasa por todo el exterior del castillo hasta la casa de té y todo está precioso, especialmente el lago, que no puede ser más bonito. A mí me gustó mucho la visita nocturna, pero también tengo que decir que me decepcionó el hecho de no poder entrar dentro del castillo, porque la entrada nocturna sólo incluía la visita al jardín, pero no se podía visitar por dentro (vale que era 100 yenes más barata pero yo pensaba que era una entrada normal y corriente al fin y al cabo). No sé si fue culpa nuestra por no enterarnos bien, pero yo esperaba poder ver también el castillo por dentro, y ya no volví porque no quise pagar dos veces, así que me quedé sin ver realmente el castillo Nijo. Fue una visita un poco agridulce, pero en un viaje siempre tiene que haber alguna así... Foso del castillo iluminado
Salimos del castillo y esperamos el autobús, que no tardó en llegar. Nos volvió a tocar ir de pie, porque iba lleno. Fuimos a mirar al lado del hostel, un restaurante que tenía buena pinta para cenar, pero había cola y había que apuntarse a una lista y pasamos...al final compramos algo para cenar y cenamos en el hostel. Algunas noches cenábamos en la cocina y otras nos lo subíamos directamente a la habitación, depende de lo sociables que estuviésemos XD. Por cierto, en los konbini te pueden calentar directamente la comida que compras. En general fue un día muy light, pero igualmente disfrutamos mucho. Seguramente hubiese valido mucho la pena ir a Kurama y Kibune, pero lo dejamos para el siguiente viaje, junto con otros templos y visitas a Kyoto y alrdedores que tampoco pudimos hacer. Etapas 13 a 15, total 21
Hoy queremos un día un poco más movidito que el anterior, aunque sin pasarnos...que ya estamos llegando al final del viaje y nos apetece ir más relajadamente. Nos levantamos, nos damos una ducha y vamos a desayunar a una cafetería que está muy cerca del hostel. Nos pedimos tostadas, huevos, zumo...el ‘típico’ desayuno más occidental. No fue gran cosa y más bien carete, pero bueno, también nos apetecía desayunar en plan tranquilo y cómodo. Es curioso que en Japón, como ya sabéis, esté prohibido fumar en las calles y en cambio en algunos restaurantes y cafeterías tengan zona para fumadores, como en este caso.
Tenemos claro que nuestra primera visita va a ser el templo Ginkakuji y luego seguiremos visitando algún templo de la zona. Después el plan es ir a Nishiki a ver el mercado, puesto que no hemos visto el de Tokyo, y picotear algo por allí. Para llegar al templo Ginkakuji cogemos un autobús en la estación de Kyoto, que tarda unos 20 minutos en llegar. El autobús nos deja muy cerca, sólo tenemos que andar una calle que hace un poco de cuesta, y que está llena de tiendas de recuerdos, tiendas de comida, puestos de comida, etc. Toda la zona alrededor del templo de Ginkakuji, el paseo del filósofo, etc., nos pareció muy bonita, más tradicional y cercana a la naturaleza que la zona donde estaba nuestro hostel. Pagamos la entrada al templo Ginkakuji, o pabellón de plata, templo zen establecido en 1482. Cada entrada nos costó 500¥. Este templo lo mandó construir el nieto del shogun que había mandado construir el pabellón de oro (o Kinkakuji), sólo que en su caso no pudo recubrirlo de láminas de plata y realmente pese a recibir ese nombre de la plata no hay ni rastro. Al principio el Ginkakuji era la villa de retiro del shogun y después fue convertido en templo. Templo Ginkakuji o pabellón de plata
La estructura de la ruta que se sigue aquí es bastante similar a la del templo Kinkakuji, es decir, se rodea el templo por sus jardines, pero no se entra dentro del mismo. Dentro del edificio hay una estatua de Kannon. El templo en sí es mucho más sencillo que el Kinkakuji pero sus jardines son de largo mucho más bonitos -realmente los jardines del templo de oro no son gran cosa- y están perfectamente arreglados. En muchos templos nos hemos encontrado a varios trabajadores en los jardines, que se dedican a quitar cualquier atisbo de suciedad y de malas hierbas, por eso se mantienen así de preciosos. Cono hecho de arena blanca que representa el Monte Fuji
Al lado del templo hay una montaña hecha de arena blanca, que representa el Monte Fuji y rodeada de más arena, perfectamente rastrillada, que representa las olas del mar. Este es el jardín seco del templo. Durante el paseo por los jardines nos encontramos con un lago, un puente, bosque, un jardín de musgo, una fuente de agua...no le falta ningún detalle. Subiendo unas escaleras dentro de la ruta se ve el templo y vistas de la ciudad de Kyoto. Desde este punto, mirando hacia el bosque la izquierda se ve un árbol que tiene una cuerda de color rojo. Este árbol es un descendiente del árbol que sobrevivió a la bomba atómica lanzada en Hiroshima en 1945. La visita al templo nos ocupa unos 45 minutos sin prisas. Vistas desde el templo Ginkakuji
Después de nuestra primera visita, volvemos a bajar la misma calle que habíamos subido para llegar a la entrada del templo y entramos en algunas tiendas a cotillear souvenirs. Me declaro fan total de las tiendas de recuerdos japonesas!! Llegamos al inicio del camino del filósofo o camino de la filosofía. Este es un paseo paralelo al canal del río, con muchos árboles, puentes, etcétera. A lo largo del camino hay cafeterías, tiendas...aunque todo en un ambiente muy tranquilo, de barrio tradicional. En un principio no teníamos pensado recorrerlo porque habíamos leído que en verano no era gran cosa y que cuando vale realmente la pena recorrerlo es en primavera, especialmente con los cerezos en flor. Ese día estaba muy nublado y no era especialmente caluroso en comparación a otros días en Kyoto y decidimos recorrer al menos un trozo para poder juzgarlo con conocimiento de causa. Finalmente lo recorrimos entero y a mí me pareció precioso. En primavera tiene que ser maravilloso, pero para mí mereció mucho la pena recorrerlo en esa mañana de agosto. Además se estaba súper tranquilo y nos cruzamos con poquísima gente, entre ellos con una familia en la cual el niño pequeño llevaba una jaulita y una red para cazar cigarras. Durante el trayecto se respiraba verdadera paz. Recorriendo el camino del filósofo Por el camino fuimos viendo algunos paneles con mapas de la zona y decidimos llegar hasta el templo Eikando, así que llegamos hasta el final del camino. Son unos 25 minutos caminando desde el templo Ginkakuji, que repito que a mí me pareció bonito hacerlo a pie. Después bajamos una calle residencial, donde había una tienda de recuerdos (una de tantas...aunque en esa calle sólo vi una) y compramos un daruma de color negro que nos había encargado una amiga y otro recuerdo para casa (otro gato más y van...xD). Antes de llegar al templo Eikando nos compramos unas bebidas que aún no habíamos probado en una máquina: una era de melón, que estaba rica, y otra era de yogur y tenía tropezones sólidos. De verdad que la sensación es rara pero de sabor estaba bueno. Lo de las máquinas es exagerado, no sólo por la cantidad que hay en las calles, si no por la variedad que tienen, no te da tiempo a probarlas todas, porque tienen para aburrir. No es como aquí, que en una máquina encontraríamos lo típico: coca-cola, fantas, nestea, aquarius… Allí además de que hay máquinas a cada pocos metros y en cualquier calle, todas tienen variedades diferentes, además de que en verano están bien frías, pero en invierno tienen muchas bebidas calientes. Lo de las máquinas da para muchas hojas de diario, ya lo sabéis…pero me hace ilusión de vez en cuando recordarlo y contarlo para que lo leáis, aunque ya lo habréis visto en todos los diarios XD. Llegamos al templo Eikan-do, perteneciente a la secta budista Jodo y compramos la entrada, 600¥ cada una, aunque ojo porque en otoño es más cara (1000¥) por el cambio de hojas de los árboles, que es especialmente bello en este templo por la multitud y diversidad de especies en el jardín. El templo se fundó en el año 853. Este templo, cuyo nombre real es Zenrinji -el nombre de Eikan-do viene de un importante sacerdote del templo llamado Eikan-, es muy grande y tiene un impresionante jardín, así que la visita os tomará un rato. Primero nos dedicamos a visitar todos los edificios del templo, donde está prohibido sacar fotografías de los interiores y dejamos el jardín para el final. Los edificios están conectados entre sí por pasillos de madera y destaca el salón de Amida (Amidado), donde hay una estatua de Amida Buda, representada mirando hacia atrás. Según la leyenda Eikan estaba paseando un día por el templo y la estatua, que originalmente miraba hacia delante, se giró para hablarle. Desde la pagoda, de dos pisos, que está ‘escondida’ entre multitud de árboles, se obtienen unas bonitas vistas del resto del conjunto sagrado y de la ciudad de Kyoto. Carpa amarilla en el tasque del interior
Los jardines transcurren por un camino rodeado de múltiples árboles de distintas especies que dan un colorido súper bonito en verano, así que no me quiero imaginar en otoño...La parte estrella del jardín es el estanque, cruzado por un puente, que llega hasta una isla que está en medio del agua, donde hay un pequeño santuario. Alrededor del estanque hay multitud de árboles. Este estanque en otoño (durante algunas semanas) lo iluminan al anochecer y tiene que ser un espectáculo, no me lo perdería por nada si coincidiera mi visita durante esas fechas (no me pagan los del templo por la publicidad xD). En el jardín del templo Eikan-do
Después de pasear por los jardines y de hacer muchas fotos fuimos a coger un autobús para llegar hasta el mercado de Nishiki. A estas alturas probablemente ya sepáis que los autobuses son un buen medio para visitar Kyoto porque llegan a muchos lugares donde no se puede acceder en tren. Aún así el tren puede ser muy útil para llegar a algunos puntos de la ciudad porque es mucho más rápido y directo. Todo es tener en cuenta dónde estamos y a dónde queramos ir en el momento para ver qué opciones de transporte tenemos. Si planeamos coger varios autobuses (más de dos) sale a cuenta entonces comprar el pase diario de autobuses, que se puede comprar directamente al conductor del autobús durante el mismo trayecto. Este pase cuesta 500¥ y dura 24 horas. Os dejo algunas pinceladas de cómo coger un autobús en Kyoto. Primeramente lo mejor es que os bajéis alguna aplicación para el movil que os ofrezca un plano de la ciudad con las distintas líneas de autobús y lo ideal es que os permita consultar qué autobús o autobuses coger en un trayecto de X a Y. Cuando ya tengamos claro qué autobús tenemos que coger, hay que saber que para cogerlo hay que ponernos en la cola para entrar en orden por la puerta trasera (se entra por la puerta de atrás y se sale por la de alante). Se paga al bajar del autobús, no al subir, y para pagar el trayecto hay que hacerlo con el importe justo. Esto significa que si no llevamos el dinero justo tenemos que conseguir el cambio. El cambio te lo dará una máquina que hay al lado del conductor. Después, antes de bajar, metes las monedas justas en la máquina al lado del conductor o compras el billete diario y el conductor te lo valida. Nos bajamos en una de las estaciones cercanas al mercado de Nishiki. Esta es una zona de Kyoto muy animada, con multitud de tiendas de todo tipo, llenas de locales y turistas. El mercado está en una calle cubierta, que estaba a petar de gente, más teniendo en cuenta que era la hora de comer y que este lugar se caracteriza por tener multitud de puestos de comida para todos los gustos. Éramos muchos con la misma idea, pero por suerte, hay puestos y comida de sobra para todos. Había todo tipo de comida: desde encurtidos, hasta brochetas de pescado, pasando por diferentes frituras, tako tamago… El tako tamago es una cosa que nos hacía ilusión probar. Se trata de una brocheta de pulpito glaseado y hecho a la parrilla, en cuya cabeza hay un huevo duro de codorniz. Es muy curioso. No está mal pero tampoco es que sea una maravilla. Nos recorrimos el mercado entero y también probamos una especie de okonomiyaki, una brocheta de sepia, etc. A mí se me iban los ojos para todos lados porque todo tenía una pinta estupenda, pero tuvimos que parar porque se nos iba de las manos. Puesto de brochetas de pescado en el mercado de Nishiki
Al final del mercado Nishiki, si sigues recto, te encontrarás con un pequeño santuario sintoista en medio de las calles cubiertas llenas de tiendas y restaurantes. Este santuario se llama Nishiki Tenmangu. Me recordó a otro santuario pequeñito que nos encontramos en pleno mercado de Ameyoko. Japón tiene estas cosas curiosas que nos encantan a todos. De repente, entre tiendas y carteles luminosos a tope, te encuentras con un montón de linternas o farolillos y un pequeño santuario o templo detrás. Este en concreto está dedicado al dios de la sabiduría y por eso es visitado por muchos estudiantes que quieren mejorar su rendimiento académico. Este templo también es característico porque dicen que el agua es de muy buena calidad. Esa tarde la dedicamos a pasear un poco por la zona, porque como os he comentado es una zona donde hay muchas tiendas, centros comerciales, etc. Estuvimos paseando por la calle Shijo dori, que es más una avenida que una calle, con multitud de tiendas de moda y restaurantes. En realidad esta avenida es muy larga, tiene 7 kilómetros, y llega hasta Pontocho, pero sólo recorrimos unos pocos metros. Como veréis, se trata también de una calle cubierta y tiene farolillos a modo de iluminación, por darle un toque tradicional, ya que se trata de un lugar eminentemente moderno. Réplicas de cera de comida en un resturante de Shijo dori
Esa tarde también anduvimos por Teramachi dori, que es una calle perpendicular al mercado, también cubierta, cosa que nos vino muy bien porque empezó a llover con fuerza durante un rato. Esta calle también está llena de restaurantes, pachinkos y muchas tiendas de souvenirs y ropa. Es un buen lugar si tienes que comprar recuerdos para la familia. También probamos en un puesto de comida los taiyakis, que son esa especie de pastelito japonés con forma de pez, que sabe a gofre y que va relleno de anko (judía roja), aunque el mío estaba relleno de patata dulce. Cuando nos cansamos de pasear fuimos a coger el autobús para volver al hostel, en la calle Shijo dori y seguía lloviendo. Ese día llegamos bastante temprano al hostel, pero aprovechamos el mal tiempo para ir a comprar algo para cenar, guardarlo en la nevera, y poner lavadoras y secadoras. Mientras la ropa se lavaba nos fuimos a la cocina a tomarnos una bebida que llevaba algo de alcohol y fruta cítrica y algo de picar que aún no sabemos que es, pero estaba rico. Cuando la ropa estuvo lista empezamos a hacer maletas porque nuestra intención era mandarlas para Osaka al día siguiente y tenerlas en Osaka dos días más tarde. Lo de enviar maletas es muy muy MUY recomendable y está muy bien de precio. Además es totalmente fiable. Yo lo tengo súper claro, el día que vuelva pienso hacer exactamente lo mismo, mandar maletas de un lugar hacia otro. Cada maleta grande nos salió por unos 1600¥. Muchos hoteles ya incluyen este servicio y te rellenan ellos los papeles para el envío y se encargan de hacerlo todo. Y los que no, como en el caso del hostel de Kyoto, sólo tuvimos que acercarnos al Lawson y desde allí nos lo hicieron sin problemas. Después de dejar en orden las maletas nos dimos una ducha, cenamos y a dormir. Mañana es uno de los días más esperados de Kyoto...vamos a Higashiyama!! Etapas 13 a 15, total 21
Este día prometía porque era uno de los platos fuertes en Kyoto: su barrio más tradicional, Higashiyama, incluyendo un paseo por la zona de Gion y Pontocho al anochecer. Y ya os adelanto que fue un día espectacular!!
Nos levantamos temprano, nos duchamos y fuimos a desayunar a otra cafetería cercana al hostel, donde nos comimos unas pastas. Yo probé los ‘churros’ que tenían una apariencia más o menos lograda aunque de sabor no se le acercaba mucho, además de que la masa no se parecía demasiado, el supuesto churro llevaba bastante canela. Eso sí, su particular versión del churro estaba rica. Mientras desayunábamos planeamos un poco el día, y cómo íbamos a llegar hasta Higashiyama. Decidimos que llegar en tren, con la línea Keihan, nos iba a ser más rápido y cómodo, así que fuimos andando hasta la estación que estaba más cerca del hostel. Fueron tres estaciones y tardamos muy poco en llegar hasta la estación de Shijo. El tren nos dejó en la misma zona del día anterior, en la calle Shijo dori, en pleno centro comercial de Kyoto. Llegamos hasta el inicio de la calle, justo donde se encuentra el santuario Yasaka. Su entrada, con su puerta roja, resalta mucho precisamente porque está en un extremo de una calle cubierta que destaca por su uniformidad. Este santuario sintoista puede ser un buen inicio para la ruta por Higashiyama, especialmente si llegáis en tren a la estación de Shijo, porque está muy cerca. La entrada al santuario es gratuita y está abierto las 24 horas. ![]() Escenario lleno de farolillos en el santuario Yasaka
El santuario Yasaka es muy antiguo, pues se remonta al siglo VII y es el templo que dio origen al festival Gion Matsuri, uno de los festivales más famosos de todo Japón, que se celebra durante el mes de julio en la ciudad. El origen del festival se debe a que los santuarios portátiles del templo fueron sacados por las calles durante una epidemia. Realmente nuestra visita fue bastante rápida, pues lo cruzamos dando un paseo sin pararnos a mirar demasiado. Además de su salón principal tiene otros pequeños santuarios y rincones bonitos que te permiten entretenerte si tienes tiempo y ganas. Destaca, en medio del complejo, un escenario para danzas sagradas rodeado de muchísimos farolillos que tienen nombres escritos. Estos nombres corresponden a distintas empresas y comercios de la ciudad que hacen donaciones al santuario para asegurarse la buena suerte en sus negocios. Después de la visita al santuario, cruzamos un torii que nos llevó directamente hasta el parque Maruyama, por el cual dimos un no muy largo paseo. La verdad es que el parque no nos dijo nada especial. Es bonito, pero ahora en verano no nos llamó la atención. Eso sí, si vais en primarvera no os lo vayáis a perder... Además una cosa que no nos gustó es que nos pareció que estaba bastante descuidado en comparación a todo lo que habíamos estado viendo en Japón hasta ahora, pero claro ya sabéis de qué nivel hablamos en Japón. Estoy segura de en primavera lo tienen mucho más cuidado. Como podéis ver todo es cuestión de gustos, porque por ejemplo a mí el paseo del filósofo sí me gustó y en cambio, a otras personas no les pareció nada del otro mundo. ![]() Rincón del parque Maruyama
Paseando por el parque os encontraréis estanques y riachuelos cruzados por puentes, caminos que llevan a rincones muy tranquilos debajo de árboles, y cafeterías y restaurantes donde pararse a tomar algo. Después de dar una vuelta por el parque, salimos por una de las entradas, y fuimos a parar directamente a la enorme puerta (Sanmon) del templo Chion-in, el templo principal de la secta Jodo del Budismo. Es enormemente inmesa!! Nos sentamos en un banco que estaba justo en la acera de enfrente, para admirar lo impresionante que es, mientras llegaban autobuses y autobuses llenos de chinos (es que está al lado de un parking de estos de buses que hacen excursiones). Después subí las escaleras para sacarme una foto en medio de la puerta, aunque a penas se me puede ver, y es que mide 24 metros de altura y 50 de anchura. Se trata de la puerta de madera más grande de Japón y se construyó en 1619. No visitamos el templo, aunque probablemente valga mucho la pena hacerlo. ![]() Puerta Sanmon en el templo Chion-in
En vez de entrar al templo Chion-in decidimos ir dando un paseo hasta el santuario Heian-Jingu, para luego volver otra vez hacia la zona de Higashiyama. De momento todo lo que hemos ido viendo está pegado, pero para llegar a este santuario tenemos que andar unos 15-20 minutos desde donde estábamos, que tampoco es nada del otro mundo. De camino, a mano derecha pasamos un par de templos. Uno de ellos es el Shoren-in, que visitaríamos a la vuelta. Bastante antes de llegar al santuario Heian-Jingu se empieza a ver el enorme torii de color bermellón que precede su entrada. Antes de cruzar el torii, que es uno de los más grandes de Japón, paramos en un Seven Eleven, y nos compramos un refrigerio. Este Seven Eleven estaba muy bien porque tenía baño (en muy buenas condiciones, como todos) y mesas y sillas en el exterior. [
![]() Torii gigante que marca la entrada al santuario Heian-Jingu
En un principio no teníamos previsto visitar este templo, pero un día lo vimos desde fuera yendo en autobús y me llamó muchísimo la atención. Me encantó!! En la entrada al santuario también hay una serie de barriles de sake, como en el Meiji Jingu en Tokyo, que son considerados una ofrenda al santuario o templo. Además, el sake es una bebida usada en rituales de purificación sintoistas, así que tiene mucho sentido encontrarlos. El santuario fue construido en 1895, aunque reconstruido en gran parte no hace demasiados años porque se incendió en 1976, con lo cual no es un santuario demasiado antiguo comparado con otros, pero eso no significa que sea menos importante. Se construyó para conmemorar los 1100 años de la fundación de Heian Kyo (la ciudad de Kyoto), que como sabéis era la capital antes de que ésta se trasladara a Edo (Tokyo) y está dedicado al primer y último emperador que gobernaron la antigua capital. ![]() Santuario Heian-Jingu
Como decía, el santuario es precioso y muy colorido. Destacan el rojo en los edificios y verde en los tejados. La disposición del conjunto también es distinta, porque una vez entras te encuentras con una gran extensión de arena, y los edificios se disponen alrededor, formando un rectángulo, con lo cual es un lugar muy abierto y espacioso. El edificio principal es una réplica del Palacio Imperial de Kyoto en el periodo Heian, sólo que a escala más pequeña. Además, el santuario tiene un jardín inmenso, al cual no entramos por falta de tiempo y porque cada entrada son 600¥, aunque puede valer la pena pagarlos especialmente en primavera. Entrar al santuario, en cambio, no cuesta dinero. Matizar que este templo también puede ser visitado el día que se visiten el Ginkakuji, el camino del filósofo, o el Eikan-do o Nanzen-ji, porque está muy cerca. Nuestro siguiente objetivo era deshacer el camino para volver a la zona de Higashiyama y seguir visitando el barrio. Como he dicho anteriormente, son unos 15-20 minutos andando en línea recta. Por el camino, antes de llegar de nuevo a la puerta del Chion-in volvimos a pasar por la entrada del templo Shoren-in, que destaca porque hay unos árboles enormes. Decidimos entrar y visitar este templo budista de la secta Tendai. Es uno de los cinco templos monzeki de Kyoto, cuyos sacerdotes eran miembros de la familia imperial. Cada entrada nos costó 500¥ y el horario del templo es de 9 de la mañana a 5 de la tarde. ![]() Sala Kachoden en el templo Shoren-in
Para empezar la visita debes descalzarte, y empezar la ruta que pasa por distintas salas. La primera que nos encontramos es la sala Kachoden, que era la habitación donde dibujaban los monjes, que tiene dibujos en sus puertas correderas y retratos en sus muros. El recorrido entero te hace pasar por un corredor de madera, que conecta los distintos edificios alrededor del jardín principal, donde ciertamente se respira calma y serenidad. Este jardín tiene un precioso estanque con carpas amarillas. En él sobresale una roca que se dice que es como la espalda de un dragón, también hay una cascada en un extremo y una roca azul, que sirve para orar. Mucha gente se sentaba en el tatami a observar el jardín, meditar o dibujar. Paseando por el corredor de madera puedes ir viendo las distintas perspectivas del jardín. Una vez has visitado todos los edificios alrededor de éste, puedes volver al inicio de la ruta, recoger tus zapatillas y seguir visitando el complejo. ![]() Jardín del templo Shoren-in
Salimos con energía renovada del Shoren-in y seguimos dirección Higashiyama, volviendo a pasar frente a la puerta de Chion-in y entrando de nuevo al parque Maruyama. Esta vez bajamos por un lateral, en dirección al corazón del barrio de Higashiyama. Las calles cada vez son más estrechas y tienen un aspecto más tradicional. También nos encontramos con muchos más turistas en esta zona. Nos empezamos a dar cuenta de lo bonito que iba a ser el barrio. Subimos unas escaleras que nos encontramos en la calle, que daban a una puerta de donde colgaban farolillos de fantasmas y demonios japoneses; oni. Los oni son criaturas del folklore japonés con diferentes aspectos, la mayoría de ellos bastante terroríficos o como mínimo malrolleros. Una vez cruzamos esa puerta, podemos llegar al templo Kodai-ji, al que no entramos. Cruzamos un parking para dirigirnos al Ryozen Kannon. Desde lejos se ve la preciosa y enorme estatua blanca de Kannon. Decidimos entrar para verla desde dentro, pero se ve perfectamente desde fuera sin pagar entrada, porque la verdad es que el recinto por dentro no vale demasiado la pena. Posiblemente si tuviera que hacerlo ahora, habría cambiado el Shoren-in (aunque este es muy bonito) y el Ryozen Kannon por el Kodai-ji. Pero bueno, no se puede ver todo!! ![]() Monumento conmemorativo Ryozen Kannon
Este edificio es un monumento conmemorativo en memoria a los soldados caídos en la Guerra del Pacífico, que se innauguró en 1955. Con la entrada, que costó 300 yenes, nos dieron una barrita de incienso encendida para que la dejaramos enfrente de Kannon. Al entrar nos encontramos con un estanque, el cual está rodeado de farolillos, y detrás, subiendo unas escaleras, está la enorme estatua de Kannon. Debajo se encuentra un templo budista, al que no puede entrar todo el mundo, sólo los fieles. Dentro del templo hay tablillas recordatorias dedicadas a los 2 millones de soldados y civiles japoneses muertos durante la Segunda Guerra Mundial. Paseando por los alrededores hay varios rincones, lo que pasa es que están muy dejados. Se ve todo lleno de malas yerbas y las escaleras, bancos, etc., están muy antiguos y en mal estado. Es una lástima porque bien cuidado sería muy bonito. Se puede entrar dentro de la estatua de Kannon, que mide 24 metros, y subir hasta arriba. Dentro de la estatua hay estatuas del zodíaco chino y en los pies de las mismas están indicados los años que se corresponen a cada animal por lo que puedes saber qué animalico te pertoca (a mí me toca la liebre...me hubiese molao algo más épico como el dragón pero es lo que hay). También hay un mausoleo y un memorial, con una estatua en honor al soldado desconocido, en memoria a los miles de soldados extranjeros que murieron en Japón durante la segunda guerra mundial. Por cierto, como está todo bastante cerca del bosque, hay partes del edificio donde pone que hay que tener cuidado porque puede haber monos salvajes y resultan no ser muy simpáticos. Yo iba un poco acojonada por si me iba a saltar algún primate a la cara, pero por suerte no hubo ni rastro de monos. ![]() Pinturas del Nirvana
Salimos de allí y pasamos al lado de un edificio donde se anunciaba que había unas pinturas del Nirvana en sus paredes. Se trata de una sala circular y está completamente pintada con diferentes escenas. La entrada es gratuita y tienes que descalzarte. Desde este punto nos adentramos ya en las calles más famosas del barrio de Higashiyama: primero en Ninnenzaka y más tarde en Sannenzaka. Decir que disfrutamos plenamente de la visita es mucho decir, porque había un alubión de gente, exagerado, a penas se podía caminar. Pero sin duda, si hubiese tenido más tiempo hubiese vuelto expresamente a esa zona, porque es absolutamente maravillosa. Si os gusta Starbucks hay un nuevo local en la calle Ninnenzaka al cual no entramos, pero tiene que estar chulo porque es el único que tiene una decoración al estilo japonés tradicional; al menos por fuera la tiene, en ningún momento dirías que es una cafetería y menos de esta cadena. Por fotos parece que dentro es tatami, con cojines en el suelo y mesas bajitas. ![]() Calle Ninnenzaka
Al llegar al último escalón (ojo, que caerse en estas escaleras significa que morirás a los dos años!!) donde termina la calle Ninnenzaka nos dirigimos en dirección a la pagoda Yasaka. Como teníamos mucha hambre, comimos en un restaurante que estaba justo enfrente de la pagoda. Nos comimos un oyakodon (un bol de arroz con huevo, pollo, cebolleta…) a un precio muy económico. Estamos acostumbrados a que en España te peguen un sablazo por comer en sitios que están muy cercanos a atracciones turísticas. Esto no ocurre en Japón, o por lo menos a mí no me ha parecido que los bares y restaurantes se aprovechen desmesuradamente de su “privilegiada” ubicación. Después de comer nos tomamos un té verde bien fresquito que compramos en una tienda al lado del restaurante y seguimos visitando el barrio. ![]() Pagoda Yasaka Muy cerca de la zona también estuvimos viendo unas callejuelas llamadas Ishibei-koji. Es una callejuela peatonal súper bonita y te transporta a cientos de años atrás. La entrada se ve desde la calle. Todo son casas y negocios, bares y restaurantes, con aspecto tradicional, todo de madera. Además era una zona súper tranquila. Todas las calles que forman el corazón de Higashiyama están muy bien preservadas por lo que tienen una gran importancia histórica. ![]() Ishibei-koji Cuando quisimos ir a visitar el templo Kyomizudera subimos por la calle Sannenzaka, que estaba a reventar, igual que la otra. Ambas calles tienen negocios de todo tipo: cafeterías, restaurantes, tiendas de souvenirs, de dulces, de alquiler de kimonos, etc. En la calle Sannenzaka, muy cerca del templo Kyomizudera hay una tienda de artículos de Ghibli, que está bien para echar un vistazo si te gusta el anime. Por cierto, en esta calle también hay escaleras de la muerte, sólo que si caes en estas escaleras eres un poco más afortunado porque en vez de en dos años morirás en tres (qué animos eh?) Una vez llegamos al templo Kyomizudera (literalmente significa ‘templo del agua pura’) nos sentamos a descansar y a observar todo el gentío. Ese día había mucho movimiento porque además se celebraba el daimonji, que ya explicaré más adelante en qué consiste. Además había muchos hombres vestidos con trajes iguales, yo creo que estarían relacionados con esa festividad de carácter religioso. Se reunían todos en un edificio al lado del Kyomizudera. Sabíamos que el templo estaba en obras y por lo tanto varias partes nos las íbamos a encontrar enlonadas y demás, y que ésto le iba a restar encanto a la visita, incluso nos planteamos no entrar. Pues bueno, por suerte al final entramos. A ver, es un fastidio no poder verlo todo como quisiéramos, pero el lugar es digno de ser visitado. Eso sí, nos trataron un poco como a ganado en la entrada al salón principal, supongo que por la masificación…pero podrían haber organizado mucho mejor a la gente controlando mejor el aforo (y eso que ya sabéis como se las gastan organizando). ![]() Calle Sannenzaka a los pies del templo Kyomizudera
Antes de pasar por taquilla estuvimos visitando un poco la parte exterior, donde hay dos puertas principales, aunque una de ellas totalmente tapada, por lo cual no se puede ver nada. La puerta que se puede ver es la puerta Niomon, hecha con madera de ciprés, de color bermellón, reconstruida en el siglo XV. A cada lado de la puerta encontramos las figuras de dos guardianes, que protegen al templo de la entrada del mal. La otra es la puerta Saimon, que no pudimos ver, porque está en obras. A continuación nos encontramos una pagoda de tres pisos: la pagoda Sanjunodo, de 31 metros de alto (la pagoda de tres pisos más alta de todo Japón), de color bermellón. Antes de adentrarnos por el pasillo de madera del salón principal, nos encontraremos varios edificios: salones y sub-templos como el salón Zuigudo, dedicado a la madre de Buda, o el salón Kaisando. Compramos dos entradas (400¥ por entrada) y entramos al recinto de madera a través del pasillo Kairo, que estaba también en obras. Decir que estaba lleno es quedarse MUY corto. Pero claro, qué esperas en el día del daimonji. Nos encontramos ahora en el característico salón principal, de madera, desde el cual te puedes asomar por el característico balcón, que está en parte enlonado, así como los techos, y lo estará hasta marzo de 2020, que es cuando finalizarán las obras. Pero bueno, las vistas y todo siguen siendo excepcionales. La estructura del balcón, de 13 metros de altura, está toda unida sin usar ningún clavo. Este balcón se usaba de escenario para realizar espectáculos de música y baile religiosos. Antiguamente era una práctica habitual saltar desde el balcón porque se decía que si sobrevivías al salto se te concedería un deseo. Ya hay que tenerlos bien puestos por un deseo, yo es que ni pidiendo ganar el euromillón... ![]() Vista general del salón principal de madera
Asomándote desde el balcón de madera veremos los tres chorros de agua que provienen de la cascada Otowa, que es la que le dio nombre al templo cuando se fundó en el año 778, a raíz de la pureza de su agua. La gente hace cola para beber de uno de los tres chorros, porque se supone que cada uno de ellos es bueno para una cosa distinta: para la longevidad, éxito en los estudios o buena fortuna amorosa (aunque no sabemos cuál es para qué) y beber de los tres chorros no estaría bien porque estarías abusando y pasándote de listo. Desde el balcón del salón principal también podemos ver la ciudad de Kyoto y a lo lejos una pagoda roja: se trata de la pagoda Koyasu, de tres pisos. Dicen que visitarla trae suerte a la hora de dar a la luz, para que el parto vaya bien. Detrás del salón principal nos encontramos con el santuario Jishu, dedicado al dios del matrimonio y del amor. Aquí es donde se encuentran las dos piedras, cuya distancia de 10 metros hay que recorrer con los ojos tapados. Se dice que si se llega a la otra piedra esa persona encontrará el amor. ![]() Cascada Otowa con la fuente de tres chorros
Desde aquí fuimos andando hasta la pagoda Koyasu en un corto paseo y luego bajamos hasta la cascada Otowa, con los tres chorros de agua. Había una buena cola para beber, así que pasamos. En vez de eso, nos sentamos en un banco a contemplar el ambiente mientras iba atardeciendo.. Este templo es muy grande, por lo que no recomiendo menos de dos horas para visitarlo. Creo que la hora de visita es un poco indiferente, porque desde primera hora de la mañana hay mucha cola, así que visitadlo cuando mejor os venga u os apetezca, eso sí, siempre teniendo en cuenta que es una visita larga porque el complejo es bastante grande. Y por supuesto es un imprescindible en Kyoto. Después de nuestra visita al templo bajamos la calle Sannenzaka de nuevo y muchos negocios ya estaban cerrando sus persianas. Muchas tiendas cierran sobre las seis, así que mejor no os confiéis pensando que como la zona es muy turística cerrarán más tarde. Nuestro siguiente plan era estar en Gion sobre las siete de la tarde, que es cuando hay más probabilidades de ver una geisha o una maiko (aprendiz de geisha). Desde el Kyomizudera es un paseo, pero como vas viendo cosas interesantes y es todo de bajada se hace muy ameno. Antes de cenar, dimos un paseo por el barrio. ¿Por qué es Gion el barrio de las geishas? Porque en este tradicional distrito de Kyoto encontramos casas de té y restaurantes de lujo, donde los empresarios y hombres de negocios se reúnen y contratan los servicios de las geishas y maikos para que les amenicen las veladas cantándoles canciones o tocando instrumentos. El negocio de las casas de té empezó a finales del siglo XVI y el barrio hoy en día aún desprende ese aura de tradicionalidad, que puede verse claramente reflejado en su arquitectura, pero también en el tipo de negocios mencionados anteriormente. ![]() Paseo por Gion al anochecer
Pasamos enfrente del Gion Corner, un teatro donde se ofrecen espectáculos de entretenimiento a los turistas, como por ejemplo el ritual de la ceremonia del té, bailes tradicionales, arreglos florales, etc. Fuimos paseando, al anochecer, entre estrechas y adoquinadas callejuelas, llenas de discretos pero lujosos negocios, iluminados por preciosos farolillos rojos. Mientras echábamos un vistazo a las cartas de varios restaurantes del barrio para salir corriendo después de constatar precios, y aunque a esas horas el barrio estaba muy tranquilo, de repente vimos correr a un montón de gente hacia la misma dirección. Un taxi transportaba a una maiko a la que pudimos ver de pasada en el asiento de atrás mientras los paparazzi corrían tras el coche. Me hubiese encantado verla más tiempo, porque la visión fue más bien fugaz, o tratar de ver alguna otra maiko (ver una geisha es mucho más complicado), pero teníamos que seguir con la visita a Gion. Esta primera parte sería de la calle Hanami-koji y alrededores, pero no os olvidéis visitar la zona de Shirakawa Area, que son las calles, llenas de cerezos, que discurren en paralelo al canal del río, donde los ventanales de numerosos restaurantes y casas de té dan directamente al canal. Después del paseo cenamos en un pequeño restaurante especializado en tempura, donde pedimos unas cuantas verduras y algo de pescado en tempura. Cenamos más o menos pronto, porque después teníamos pensado acercarnos a Pontocho, y ya desde allí, en plena noche, observar los fuegos del festival del daimon-ji (puesto que desde uno de los puentes se podían ver varios fuegos a la vez). Así que eso hicimos, después de cenar nos pusimos en marcha y llegamos andando hasta Pontocho (unos 10 minutos desde donde estábamos). ![]() Pontocho de noche
Pontocho es una zona de Kyoto, considerada también una zona de geishas y maikos, que discurre al lado del río Kamogawa, caracterizada por sus restaurantes -nada baratos, por cierto-, cuyas terrazas elevadas dan al río. También es una zona que destaca por la arquitectura tradicional y bien conservada. No nos adentramos por Pontocho porque era muy tarde y nuestra intención era ver los fuegos, así que lo que vimos fueron las terrazitas de los restaurantes desde el otro lado del río, aunque eso sí, la visión fue fantástica. Mucha gente se sentaba con comida y bebida en la orilla del río a disfrutar de la noche. Mientras andábamos mirando el río y las lucecitas de los restaurantes de Pontocho nos dimos cuenta de que en muchos puntos se iba amontonando gente (japoneses en su mayoría) y señalaban hacia la montaña. Y sí!! Se empezaban a encender los primeros fuegos del daimonji. ![]() Uno de los cinco fuegos del festival daimonji El daimonji es un festival que se celebra el 16 de agosto en Kyoto, como finalización de las fiestas del Obon. Se encienden cinco fuegos en las montañas de la ciudad para que los fallecidos puedan volver al mundo de los espíritus. Estos cinco fuegos se van encendiendo en intervalos de tiempo, el primero empieza a las ocho de la tarde. El fuego que pudimos ver mejor era el del daimonji, un kanji (dai) que significa ‘grande’, pero hay cuatro fuegos más, en otros puntos de la ciudad, entre los cuales el ideograma de un barco y un torii. Desde el lugar donde estábamos pudimos ver a lo lejos también otros fuegos, pero se veían muy mal. Además había un montón de gente por lo cual costaba mucho moverse, y al no saber dónde se encienden exactamente los fuegos te haces un lío, porque no sabes para dónde hay que mirar y cuesta mucho ver algo. Pero bueno, al menos pudimos ver bastante bien uno de ellos y vivir un poco el ambiente en un día tan especial para la ciudad. Ese día nos lo pasamos en grande, pero también nos cansamos cantidad. Por suerte, al lado de donde nos encontrábamos pudimos coger el tren, en la estación Sanjo, donde cogimos la línea Keihan hasta la estación que nos quedaba más cerca del hostel (Shichijo). De camino al hostel entramos en un konbini y nos compramos un helado para endulzar el final de un día tan bonito. Sin duda alguna, fue el día que mejor lo pasé en Kyoto y junto a Arashiyama, lo que más me gustó de la ciudad. Volvería mañana mismo!! Etapas 13 a 15, total 21
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