![]() ![]() JAPÓN en 20 días. AGOSTO 2017; preparen sus abanicos. ✏️ Blogs de Japon
Tokyo, Takayama, Kyoto y Osaka con excursiones a lugares como Himeji, Miyajima, Nara o Koyasan.Autor: Osaka85 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (15 Votos) Índice del Diario: JAPÓN en 20 días. AGOSTO 2017; preparen sus abanicos.
01: Día 1: La Ida - Asakusa nocturna
02: Día 2: De la tradicional Asakusa a la frenética Akihabara
03: Día 3: De la Institución Imperial a Odaiba, la isla artificial del ocio!
04: Día 4: Más contrastes: Meiji Jingu, Harajuku y Shinjuku
05: Día 5: Kamakura, día de templos y mucho sol
06: DÍA 6: Nikko, santuarios y naturaleza exuberantes
07: DÍA 7: Nos despedimos de Tokyo: Ueno, Yanaka, Shibuya
08: Día 8: Ryokan en Takayama y Hida Folk Village
09: Día 9: Takayama en bici
10: Día 10: Kinkakuji, Ryoanji y paseo por Arashiyama
11: Día 11: Himeji, castillo y jardín Koko-en + Mt. Shosha
12: Día 12: Miyajima, excursión de un día desde Kyoto
13: Día 13. Kyoto light: Sanjusangendo, Toji y Nijo de noche
14: Día 14: De paseo por Kyoto: Ginkakuji, Eikando, Nishiki...
15: Día 15: Un día en Higashiyama; el corazón de Kyoto
16: Día 16: Fushimi Inari y toma de contacto con Osaka
17: Día 17: Disfrutando de la divertida Osaka
18: Día 18: Nara, tradición y naturaleza en su máximo esplendor
19: Día 19: Monte Koya, sinfonías para el espíritu
20: Fin del viaje: nos despedimos del monte Koya...y de Japón!
21: Gastos del viaje a Japón y algo de información
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Etapas 16 a 18, total 21
Este es nuestro último día en Kyoto y vamos a pasar la mañana visitando el santuario de Fushimi Inari. Después de comer nos trasladaremos a Osaka, donde dormiremos tres noches, para visitar un poco la ciudad de Osaka y dedicar un día a una excursión a Nara. Nuestras maletas más pesadas las habíamos enviado dos días atrás al hotel de Osaka, desde un Lawson que quedaba al lado del hostel, pero todavía nos quedaba equipaje que teníamos que trasladar por nuestra cuenta, así que lo primero que hicimos ese día fue dirigirnos a la estación de Kyoto y buscar las consignas donde dejar el equipaje mientras visitábamos Fushimi Inari, al sur de la ciudad.
Aprovecho para comentar que el envío de maletas en Japón nos funcionó de lujo y lo recomiendo 100%, porque además de súper útil y cómodo es bastante barato. La mayoría de hoteles nos gestionaron directamente el envío, les dejamos las maletas en recepción y se ocuparon de todo. Pero en caso de que haya hoteles u hostales que no lo gestionen, se puede hacer desde algunos Seven Eleven u otros konbini. Nosotras lo hicimos a través de un Lawson, donde la chica hablaba muy poco inglés, pero con buena voluntad e internet pudimos entendernos y las maletas llegaron a Osaka sin problemas. La dependienta fue quien nos rellenó los papeles, usando la página web en japonés del hotel para la dirección y el traductor de google para algunas cosas que no entendíamos. Muchas de las consignas de la estación estaban a tope, pero bajamos a la planta inferior a la de la calle y allí había un cuarto enorme con un montón de consignas vacías, de distintos tamaños. La idea era hacer la visita a Fushimi Inari, volver a la estación a comer y a por nuestras cosas, y de allí salir directamente hacia Osaka. Guardamos nuestras maletas en una taquilla, pagamos y nos fuimos a buscar el andén desde el cual salía el tren hacia Fushimi Inari. En tren no se tarda casi nada, a penas 5 minutos. La estación da justo enfrente a la entrada del santuario, donde preceden la entrada al santuario un gran torii de color bermellón. Después, da paso al santuario una gran puerta -la puerta Romon-, donde todo el mundo quiere echar fotos a los primeros kitsune (zorros) que nos dan la bienvenida al santuario. ![]() Kitsune en el santuario de Fushimi Inari
Este santuario está dedicado a Inari, la diosa (o dios) de la fertilidad, la agricultura y el éxito en general. Los zorros son los mensajeros de Inari; por eso encontramos tantas representaciones de zorros en Fushimi Inari. El santuario es uno de los más antiguos de Japón (siglo VIII). Después de cruzar la puerta Romon, pasamos al lado de algunas tiendas de recuerdos y vimos el exterior del salón principal. Después empezamos a ascender por el camino de toriis, que en los primeros kilómetros estaba muy lleno. Poco a poco, a medida que íbamos subiendo, la gente se iba disipando un poco más y se podían hacer fotos a los toriis sin gente. La ruta se conforma por unos 4 kilómetros de caminos bajo miles de toriis de color bermellón, con nombres grabados, que pertenecen a empresarios y trabajadores que han donado ese torii para tener éxito en sus negocios. Los toriis nos conducirán hasta la cima del monte Inari. En medio del recorrido se suele hacer una parada porque hay buenas vistas de la ciudad. ![]() Uno de los caminos de toriis hacia la cima del monte Inari
Por el camino veréis que algunos toriis están nuevos y recién pintados, pero otros están hechos polvo y se caen a trozos. Ojo con las arañas que tejen sus telas entre torii y torii porque tienen pinta de picar y hacer pupita. Además en verano está plagadito de mosquitos (en todo Japón pero allí más), tenedlo en cuenta porque a mí me acribillaron vilmente. Sobre hacer la ruta entera...a mí me gustó, pero también os digo que es una matada y en la cima me esperaba encontrar algo más. Si vais en verano es un poco heavy...en otra época del año se hará más ameno seguro. Por cierto que durante el trayecto también hay aviso de avistamiento de osos...yo subía medio acojonada, que te piquen los mosquitos tiene un pase, pero que un oso te pegue un zarpazo son palabras mayores. De bajada paramos en una tienda de recuerdos y nos compramos un imán para la nevera de un zorrito. Me he traído imanes para tres neveras… ![]() Fauna que vive en los toriis
El santuario está abierto las 24 horas y es gratuito. En nuestro caso fuimos por la mañana, pero nuestra intención era haber ido otro día por la tarde, pero al final lo dejamos para el último día y no teníamos otra opción que ir por la mañana. Yo creo que es mejor hacerlo por la tarde y sobretodo bajar al atardecer si es en verano, porque ese día pasamos muchísimo calor y tuvimos que comprar agua varias veces por el camino (que por cierto el agua es bastante más cara a medida que asciendes, ehem). Y también es posible que no encontréis tantísima gente a esas horas, porque por la mañana está a petar. También os comento que hay mucha gente que hace esta excursión y la de Nara en un mismo día, pero que sepáis que Fushimi Inari lo podéis combinar con cualquier otra visita en Kyoto. Además ver bien Nara y Fushimi Inari os llevará un rato y es bastante cansado. Nara también se puede combinar mejor con la ciudad de Osaka (por ejemplo excursión de mañana a Nara y tarde en Osaka). ![]() Fuente que nos encontramos de bajada
Una vez abajo y agotadas de la caminata aprovechamos para ojear las tiendas (aire acondicionado a tope) y comprar algún recuerdo para familiares. Teníamos mucha hambre así que volvimos a la estación de Inari y buscamos algo para comer en la misma estación de Kyoto. La estación de Kyoto es enorme, es tan grande que muchas veces agobia, y claro, hay de todo: hotel, centro comercial, cine, etc. En cuanto a restauración hay muchísima oferta dentro de la estación. Nos decantamos por un kaiten sushi (un restaurante de sushi con cinta giratoria) que tenía muy buena pinta. Estaba lleno así que tuvimos que esperar unos diez minutos para poder sentarnos. Nos sentamos enfrente de la cinta y fuimos cogiendo platillos a nuestro antojo. También podíamos servirnos agua con hielo y teníamos tazas, agua caliente y té para bajar la comilona. Probamos un montón de makis y nigiris de pescado, pero también pasaba por la cinta sushi de tortilla, de pato, de ternera…Cada plato tiene un color que equivale a un precio. Los platos los vas acumulando y luego ellos te lo cuentan para cobrarte. Todo estaba muy rico y no salió para nada caro teniendo en cuenta todo lo que hemos comido. ![]() Foto cortesía de Google. El restaurante se llama Sushi No Musashi
Después de comer volvimos a las consignas a recoger el equipaje y cogimos el tren con destino a Osaka. Tardamos muy poco en llegar, unos 40 minutos aproximadamente. Una vez llegamos a la estación de Shin-Osaka cogimos el metro, la línea roja (midosuji line), hasta Namba, que estaba bastante cerca del hotel. De camino al hotel vimos el ambiente de Osaka y nos gustó bastante de entrada. Nos llama la atención la enorme oferta gastronómica a buenos precios. Justo al lado del hotel hay unas callejuelas repletas de restaurantes y nos llama poderosamente la atención un restaurante de yakiniku. Este tipo de restaurantes son los que tienen en medio de la mesa una parrilla para que tú mismo te puedas asar carne, verduras y marisco en menor medida, al momento. Pides los ingredientes que te apetezca y ellos te los traen crudos. En la mesa hay distintas salsas para aderezar la comida, según gustos (más dulces, más picantes, etc.). Nos lo reservamos para ir a cenar alguno de los días. Llegamos al hotel y nos dan habitación, donde nos esperan nuestras maletas. Hay que decir que en Osaka nos costó más entendernos en inglés con la gente en comparación con Tokyo y Kyoto, e incluso en los hoteles lo hablaban muy poco. Pero aún así, como la gente es tan amable, no hay ningún problema para entenderse. Subimos a la séptima planta, donde se encuentra nuestra habitación, que es un poco viejuna y le falta bastante mantenimiento, el colchón no es muy cómodo...pero bueno, en general el hotel está limpio, muy bien ubicado y es bastante barato. Recomendaría para un par de noches, no más. Como parte positiva, en el hotel el desayuno entra en el precio (aunque es muy básico y repetitivo) y también tienen lavadora y secadora que nos irá bien para lavar ropa. Después de instalarnos salimos a dar una vuelta y a comprar el Kansai Thruu Pass y el Kaiyukan Ticket, para usarlos en los siguientes días. Fuimos hasta la estación de Namba, al centro de información turística y allí nos facilitaron toda la información y los pases. El Kaiyukan ticket lo usaríamos el día siguiente para visitar el acuario de Osaka y movernos por la ciudad y el Kansai Thruu Pass lo elegimos de dos días (hay de 3) y lo usaríamos para ir y volver de Koya-san. Después de la adquisición fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Entramos en un Book Off enorme, con muchísimas plantas llenas de libros, cómics, anime, películas, música, etc. Todo increiblemente bien ordenado y perfectamente cuidado (os recuerdo que esta cadena de tienda es de productos de segunda mano). Que lástima no entender japonés porque bien valdría la pena llevarse libros y cómics… También pasamos al lado de una tienda donde vendían gyozas y nikuman. Seguro que ya sabéis qué son, pero por si acaso os explico. Las gyozas son unas empanadillas típicas de Japón, aunque creo que son originarias de China, que se hacen con una masa de harina muy suave rellena de carne de cerdo, col china, cebolleta… Aunque también las hay rellenas de gamba, por ejemplo. Se pueden cocinar al vapor o fritas, se mojan en salsa de soja, y están tremendas. Como gyozas ya habíamos comido y las tenemos más vistas nos decantamos por comprar un par de nikuman. El nikuman es un panecillo relleno de carne de cerdo picado, cocido al vapor. Nos los vendieron con una salsa amarilla, la cual yo me eché entera dentro del panecillo porque a veces no tengo dos dedos de frente… Sólo diré que si no os gusta el picante no lo hagáis bajo ningún concepto, y si os gusta, echadle un poquito. ![]() Feliz, antes de abrasarme la boca Seguimos caminando hacia el Den Den Town, el barrio de Osaka dedicado al anime y manga. Está también muy cerca de Namba y de nuestro hotel. Den Den Town vendría a ser como la ‘Akihabara’ de Tokyo en Osaka. Aunque no hay tantas tiendas ni es una zona tan grande como la de Tokyo sí que hay más variedad y precios algo mejores, por lo que vimos. Están las emblemáticas Super Potato y Animates, pero hay muchas otras. También hay centros recreativos, como Taito, y algunos maid café. Pudimos ver algunas tiendas pero la mayoría cerraban a las ocho, así que no nos dio tiempo a mucho. Pensábamos volver al día siguiente otro rato. ![]() Den Den Town. Foto sacada de Internet.
De camino al hotel, y debido a la gran oferta gastrónomica de la ciudad, no sabíamos qué elegir para cenar. Entramos a un restaurante de los típicos de pedir en la máquinan primero, pero en esta ocasión estaba todo en japonés y nos rendimos. Al final llegamos a la calle del hotel y aún no habíamos decidido (es lo que tiene que haya taaaanto donde elegir, que no te decides nunca). Finalmente entramos a un CoCo Curry a escasos metros del hotel. Se trata de una cadena de restaurantes, parecida a las que ya he mencionado en otras etapas, como Yoshinoya o Sukiya, pero como su nombre indica, la característica de sus platos es la salsa de curry. El funcionamiento es muy parecido, aunque aquí pides directamente en la barra al camarero. Nos dieron un menú en inglés para que nos aclararamos con los platos. Tienes que elegir qué cantidad de arroz quieres, con qué tipo de carne quieres aderezarlo (cerdo, ternera, pollo...), y cómo de picante quieres el curry (tiene 5 niveles de picante, creo). Esto lo explico en general porque no recuerdo exactamente si había más detalles. Evidentemente yo elegí el curry más suave, porque ya había tenido suficiente esa tarde con la salsa amarilla del nikuman. La comida estaba muy rica y fue bastante barato, como lo suele ser en ese tipo de cadenas de restaurantes. La comida rápida en Japón no es sinómino de mala calidad para nada. Eso sí, no es rápida, es rapidísima!! Flipé con lo rápido que te toman nota, lo preparan, lo sirven y se lo comen… Después de cenar no hicimos nada más porque ya habíamos andado suficiente ese día y teníamos ganas de descansar. El día siguiente lo dedicaríamos a pasear por Osaka y conocer un poco mejor la ciudad. Etapas 16 a 18, total 21
Este día el plan era pasar el día entero en la ciudad de Osaka y visitar algunos de sus atractivos turísticos. Nos levantamos con el cielo súper negro y unas nubes que daban miedo, pero nada ni nadie nos iba a echar atrás en nuestro único día dedicado a esta interesante ciudad. Bajamos a desayunar y nos pusimos en marcha. Por suerte, rápidamente el cielo se fue despejando y se mantuvo el buen día.
Cogimos el metro en la estación Nippombashi para llegar hasta la estación de Hommachi, donde hicimos transbordo y allí cogimos la línea Chuo hasta Osakako, que es la estación de metro más cercana al acuario, que se encuentra en la bahía de Osaka. Como el día anterior habíamos comprado el Kaiyukan ticket -ticket de entrada al acuario de Osaka que ofrece otras ventajas en la ciudad- podíamos usar el metro durante todo el día las veces que quisiéramos. De camino pasamos delante de un centro comercial, con una noria (la Noria Tempozan) de 112 metros de altura. También vimos una jirafa hecha con piezas de Lego, ya que allí también estaba Legoland. Unos pocos metros después llegábamos a la cola para entrar al acuario, que hacía pocos minutos que había abierto sus puertas. Por suerte, como llevábamos comprado el Kaiyukan ticket no tuvimos que esperar en la cola y fuimos directamente a la entrada. Guardamos las mochilas en las taquillas de la entrada para aligerar la visita. Eso sí, cogimos la cámara de fotos, que seguro que las maravillas del acuario lo merecían. ![]() La jirafa de piezas de Lego
El acuario de Osaka se distribuye en varias plantas. Cuando entras lo primero que haces es cruzar un túnel dentro del enorme tanque principal, así que te ves envuelto en toneladas de agua y varias especies de tiburones, rayas...y los espectaculares tiburones ballena que habitan en este acuario, y que se dejaron ver un poco más adelante en la visita. Todo el acuario se distribuye alrededor de este enorme tanque que simula la vida en el Océano Pacífico, subiendo plantas a través de las escaleras mecánicas. En el acuario de Osaka encontramos diferentes ecosistemas y biotopos: el del bosque japonés, el de las Islas Aleutianas, al sudoeste de Alaska, donde había una nutria marina muy peludita y blanca, que tenía cara de estar un poco tristona, y muchos otros.... Uno de los que más llamaron nuestra atención fue el de las profundidades de Japón, donde vimos los cangrejos araña gigante, el cangrejo más grande del mundo. Absolutamente terrorífico, espero que sea deep deep Japan, sino entenderé el hecho de que no se bañen demasiado en la playa. ![]() Cangrejo araña gigante
En el acuario encontraréis también focas, leones marinos, tortugas de mar, delfines de varias especies, calamares y medusas, morenas, pingüinos… y muchas más especies que ya descubriréis si vais. La visita estuvo muy bien aunque con un poco más de tranquilidad hubiese estado aún mejor porque había zonas que estaban realmente colapsadas. Al final de la visita hay una zona que es para toquetear a los animales, donde había rayas, tiburones pequeños, etc., aunque personalmente no me gustó, porque pienso que con ver a los animales ya es suficiente, no tenemos porqué estresarlos más…ese espacio no me gustó demasiado. Pero en general fue una visita distinta a todo lo que habíamos estado viendo hasta el momento, así que nos gustó bastante y ver a los tiburones ballena estuvo muy bien. ![]() Tiburones ballena, los peces más grandes del mundo Salimos del acuario prácticamente a la hora de comer y dimos una vuelta por la zona, para ver qué encontrábamos. Por la parte trasera del acuario nos encontramos con un enorme barco de crucero, amarrado al puerto. Resulta que este gran barco se podía visitar, pero en ese caso la visita del mismo no nos llamaba la atención; el hambre era indudablemente más importante. Así que nos adentramos al centro comercial (Tempozan Marketplace) que se encontraba prácticamente pegado al edificio del mismo acuario. En este centro comercial, en su planta baja, había una especie de callejuela con mucha oferta gastronómica (Naniwa Kuichinbo Yokocho). Eran un montón de locales de restauración, más bien tirando a pequeños, los unos pegados a los otros con una ambientación muy callejera. Había mucha gente apuntándose en las listas de los restaurantes para poder comer. La verdad es que dimos un par de vueltas por toda esta zona; la primera vuelta fue para inspeccionar el ambiente y la comida y en la segunda vimos un local de okonomiyakis, en el cual había mucha gente, pero también veíamos mucho movimiento de entrar y salir de gente. Aquí fue donde vimos nuestra oportunidad de coger sitio y degustar los famosos okonomiyakis, que son muy típicos en la ciudad (y en toda la región de Kansai), ya que hay una especialidad de Osaka. Otro tipo de okonomiyaki muy famoso es el de Hiroshima, de donde se cree fue su lugar de origen. El okonomiyaki es una especie de “tortilla/pizza” (muy cogido con pinzas) el cual tiene una masa de harina y huevo (entre otros). La masa se mezcla con algunos ingredientes como: panceta, cebolleta, vegetales, etc. Por encima se les puede echar mayonesa y salsa okonomiyaki. Creo que tomamos la variedad de Osaka, y digo “creo” porque entendernos con los camareros fue un poco complicado y al final no teníamos muy claro lo que habíamos pedido. En todo caso estaba muy bueno si lo comparamos con los que habíamos probado anteriormente en Barcelona, claro…!! Además es una comida bastante contundente, con un okonomiyaki comes y te quedas bien a gusto. ![]() Okonomiyakis en Osaka (no sabemos si especialidad Osaka)
Después de comer volvimos a la estación de metro y fuimos hasta el Umeda Sky Building, edificio de 173 metros de altura. Subimos por la torre en la cual estaban las indicaciones, aunque es un poco confuso. Es la primera torre que te encuentras según vienes de la estación de metro. Primero hay que subir por unas escaleras mecánicas unos cuantos pisos y seguir las indicaciones del cartel que pone 'garden observatory'. Se llega a una planta donde tendréis que coger un ascensor. De este ascensor saldréis a una planta con mostradores, donde podréis comprar las entradas para subir arriba del todo. De aquí salen otro tramo de escaleras mecánicas, las escaleras mecánicas 'flotantes' que están dentro de un tubo de cristal. Os encontráis en la plataforma que 'flota' entre ambos edificios, y aquí hay un montón de restaurantes, que ofrecen unas vistas espectaculares de la ciudad. ![]() Las escaleras 'flotantes' del Umeda Sky Building Arriba del todo las vistas son en 360º grados y además de la ciudad de Osaka veréis de bien cerca los aviones que van a aterrizar al aeropuerto. Después de las fotos de rigor de las vistas, decidimos darnos un capricho. Pasamos un rato en el bar del observatorio, contemplando la ciudad con bebida en mano y descansando un rato del calorazo japonés del mes de agosto. Sin duda, lo mejor de la visita, porque los taburetes y barra están justo delante de los cristales, con lo cual tienes la ciudad a tus pies. Yo me pedí un batido/helado de mango y mi pareja un combinado que llevaba algo de vodka, tónica y blue tropic (o algo parecido). Si me aceptáis un consejo: si viajáis en verano, id al Umeda Sky Building al atardecer, sin duda. En las horas de sol no hay ni una sombra arriba del todo y es muy agobiante. Estoy segura de que si hubiésemos ido al atardecer la visita nos hubiera gustado mucho más. Pero si no tenéis más remedio que ir a esas horas (sobre medio día) planteáos no pagar la entrada para subir al observatorio de arriba del todo. Justo en el punto en el cual deberías pagar la entrada para subir un piso más y salir a ver las vistas, hay unos ventanales por toda la zona en la cual se ve bastante bien todo. Si no me equivoco, también tenéis la opción de ir directamente a la cafetería, mucho más fresquita, donde también hay muy buenas vistas. Todo esto si vais a una hora que no sea muy aconsejable por el sol!! Si vais al atardecer está bien pagar y subir hasta arriba, porque podréis disfrutarlo más y pasar más rato en el exterior. ![]() Vistas desde el Umeda Sky Building
Al haber comprado las entradas al observatorio nos dieron un par de entradas gratis para el museo de un artista japonés, que estaba en la otra torre y decidimos ir a echar un vistazo. Se trata del museo Koji Kinutani tenku art museum, situado en la planta 27. Koji Kinutani es un artista que se inspira en su país natal para sus obras, en cuanto a temática, pero lo mezcla con su experiencia personal viviendo y estudiando muchos años en Italia y eso queda perfectamente reflejado en su obra. Sus obras destacan por el uso del color y su movimiento y muchas de ellas nos pueden recordar a frescos renacentistas e incluso alguna escultura a Picasso. El museo fue algo no planeado, pero sinceramente fue una visita muy amena e incluso a mi pareja le gustó tanto que nos llevamos de recuerdo dos postales que ya están colgadas en la pared de casa! A mi lo que más me gustó de la exposición fue la tranquilidad, ya que no había casi nadie y la introducción de las obras del artista enlazadas en una proyección en 3D. ¡Flipante! El museo también cuenta con una cafetería muy curiosa, que al igual que ocurre con los restaurantes y locales en la torre vecina, ofrece geniales vistas. ![]() Una de las obras del artista Koji Kinutani, de internet. Después de la visita nos sentamos un rato a descansar al lado de las fuentes de agua del jardín urbano, al lado de las torres, y a observar el ambiente y a la gente pasar: turistas, gente paseando perros, y especialmente trabajadores -salaryman- trajeados de arriba a abajo, que salían de trabajar. Nuestro próximo destino iba a ser la zona del Dotonbori, seguramente la zona más famosa y conocida de Osaka. Para llegar volvimos a la estación de metro de Umeda y bajamos en Namba. Cuando llegamos estaba atardeciendo, pero como había muchísimas nubes negras toda la iluminación de la zona destacaba. Realmente pisar el Dotonbori es alucinante. Habíamos estado antes en Kyoto y Tokyo, pero la zona del Dotonbori es única y distinta. Es más que gente y luces por todos lados, es uno de esos sitios con vida propia. El primer contacto con el Dotombori gastronómico fue con unos takoyakis -las famosas bolitas que dentro de su masa de harina y otros ingrendientes llevan un trozo de pulpo, verdura, etc-. La gente hacía cola en el puesto, señal de que algo bueno se cocinaba. Los hacían rápidamente y nos los comimos ahí al lado. ¡Riquísimos! Compramos una botellita de agua para bajar los takoyakis en un Family Mart que había justo delante y proseguimos nuestra visita a la zona. Empezamos a pasear por la zona y nos adentramos hacia el primer puente para tener las vistas del canal, con la gran fortuna de caer en el puente con las vistas directas al Glico Man y Cerveza Asahi, los grandes iconos del Dotonbori. Juntamente con las vistas del canal vimos que había una actuación de alguna Idol y sus fans emocionados como locos seguían sus canciones y vitoreaban a la muchacha. Los Japoneses y sus Idols..., muy típico! ![]() Los divertidos carteles publicitarios del Dotonbori Continuamos visitando la zona con todos sus restaurantes y carteles luminosos y de representaciones de comidas como el gran cangrejo que mueve sus patitas, el Fugu, las empanadillas, el gran dragón… Todo es impresionante. Entramos en algún centro comercial para echar un vistazo y después ya nos decidimos a volver hacia la zona de nuestro hotel para cenar en el restaurante el cual el día anterior ya le habíamos echado el ojo y sí o sí teníamos que probar: un Yakiniku. Eso sí, nos despedimos de la zona después de pasar un buen rato observando de nuevo el canal con todos sus carteles de fondo. ![]() El canal que cruza el Dotonbori En nuestro caso el yakiniku que probamos era el de una cadena llamada Yakiniku Goen. MUY RECOMENDABLE. Como sabéis, en Japón el hecho que sea un restaurante de cadena o incluso de comida rápida no quiere decir que vaya a ser malo. Todo lo contrario, es comida buena y de calidad, y la relación calidad-precio muy buena. Como creo que ya expliqué en la entrada anterior, este tipo de restaurante es en plan parrilla en la mesa y tú mismo te cocinas la carne y verduras.. Nosotras pedimos un variado de carnes y verduras, unas venían en adobo, otras al natural, unos pimientos, mazorcas y cebolla. Pero si te quedas con hambre puedes seguir pidiendo lo que quieras y te lo van trayendo a la mesa. Otro punto positivo a la cena fue que la cerveza era muy barata (muchísimo si la comparamos con otros bares y restaurantes de Japón, donde te clavan), cenamos con un par de jarras grandotas. La cena en total nos salió por 3.304Y, un precio genial para lo bien que cenamos, con postre incluido. ![]() Ñam ñam!!!
Y con la panza bien llena nos fuimos a descansar, que al día siguiente nos esperaban los ciervos de Nara!! ![]() Etapas 16 a 18, total 21
Este día lo pasaremos en Nara, una ciudad que tenemos muchas ganas de conocer. Nara fue capital de Japón durante el Japón Medieval, aunque esta capitalidad le duró poco tiempo, pues la capital se trasladó a Kyoto. Fue durante sus años como capital de Japón cuando se construyeron los templos más importantes de la ciudad y los que solemos visitar cuando viajamos a Nara. Cuando pensamos en Nara enseguida nos vienen a la cabeza los ciervos, que campan a sus anchas por la ciudad, y el Gran Buda, que se encuentra dentro del templo Todai-ji. Nos despertamos, por última vez, en el hotel de Osaka y bajamos a desayunar. Ese día hizo mucha calor, como de costumbre, pero muy buen día.
Fuimos a coger el tren hacia Nara a la estación de Kintetsu-Nippombashi. Esta estación , muy cerca de Namba, estaba también muy cerca de nuestro hotel. Allí cogimos la línea Kintetsu-Nara y bajamos en la estación de Kintetsu-Nara. Otra forma de llegar a Nara es cogiendo el Japan Rail. Para movernos por Nara nosotras fuimos a pie, pero podéis coger autobuses para ir de un punto a otro de la ciudad y seguramente sea lo más recomendable en muchos casos. Hay pases como el Nara 1-day pass, que pueden salir a cuenta y que permiten viajes ilimitados en bus. Tardamos poco en llegar hasta Nara, unos 45 minutos. Desde el tren vimos el enorme templo Todai-ji y sus cuernos dorados. La estación Kintetsu es la que está más cerca de los templos más importantes de Nara, mientras que la estación de Japan Rail está un poco más alejada. Tal y como salimos de la estación entramos en la oficina de información a buscar un plano de la ciudad para ubicar los templos. Con el plano en nuestro poder, enfilamos camino al santuario Kashuga Taisha. Decidimos ir a pie para pasear e ir viendo un poco la ciudad. Enseguida empezamos a ver a los ciervos tan ricamente pululando por los parques y los caminos. Me sorprendió que estaban paseando al lado mismo de la carretera, aunque hay señales por todos lados para avisar a los conductores de que vayan con cuidado. Aún así, da un poco de cosa porque pasean muy cerca e incluso las cruzan. Aunque con tanto campo y bosque los ciervos pasan bastante de ir hacia la carretera son animalicos y ya se sabe... ![]() Los ciervos de Nara, siempre pendientes de tener el estómago ocupado Por el camino, y como tuvimos que cruzar el parque de Nara, vimos varios puestos de venta de galletas para los ciervos, para que la gente pueda alimentarlos. Alimentar a los ciervos, una actividad que puede parecer súper relajante y bucólica es en realidad toda una odisea, porque en cuanto los ciervos te ven comprando galletas te acosan hasta la extenuación. Podrás ver a gente de todas las edades esquivando ciervos o directamente corriendo por el campo siendo perseguidos por los tiernos animalitos hambrientos, pero es definitivamente muy divertido. De hecho este fue el mayor aliciente para hacer más ameno nuestro camino al templo a pie. Ya contaré nuestra experiencia alimentando ciervos más adelante, porque de primeras no terminó de convencernos la idea…(normal). Los ciervos son sagrados en varios lugares de Japón, porque se consideran los mensajeros de los dioses en el sintoísmo y por eso viven en libertad por la ciudad y las gente los alimienta, etc. ![]() Entrada al santuario Kashuga Taisha Tardamos una media hora andando hasta llegar al santuario Kashuga Taisha, atravesando el parque de Nara, desde la estación. Ya os digo que se nos hizo más ameno porque vas viendo a los ciervos y los puedes acariciar, aunque el camino personalmente se me hizo un poco pesado a mí pareja sí le gustó. Depende de las ganas de andar y de ciervos que tengáis, jeje. En nuestro caso, como fue a primera hora y teníamos ganas y energía, decidimos ir a pie. Al santuario Kashuga Taisha se llega andando por un camino de tierra, lleno de lámparas de piedra. De hecho, las lámparas, que han sido donadas por fieles, son un elemento distintivo de este santuario. Alrededor de los distintos edificios del santuario cuelgan lámparas de bronce, de color negro, y otras doradas. Pagamos la entrada al templo para poder verlas bien de cerca, aunque desde fuera también se puede ver algo. Dos veces al año -una en febrero y otra en agosto- las lámparas se encienden (las de piedra del camino y las de dentro del templo) para celebrar festividades especiales de carácter religioso. Nosotras nos tuvimos que conformar con ver las lámparas encendidas que hay dentro de una habitación que está completamente a oscuras. El templo es chulo pero no ha sido de mis preferidos. Cerca del Kashuga Taisha hay un jardín botánico y un museo, relacionados ambos con el mismo santuario, aunque no sé cómo son porque no entramos. ![]() Lámparas colgantes del santuario Kashuga Taisha
En nuestra siguiente visita nos dirigimos a la ’joya’ de los templos de Nara, el templo Todaiji, que alberga en su interior a su Gran Buda. Esta vez también fuimos a pie, tras una caminata de unos 20 o 30 minutos desde el Kashuga Taisha. El ir andando vuelve a depender de las ganas que tengáis, pero por el camino no hay nada reseñable que ver. Antes de llegar al templo Todai-ji pasamos al lado de una calle con diversas tiendas de souvenirs, con todo tipo de recuerdos, donde compramos llaveros e imanes (sí, más imanes) monísimos y también unas fresas cubiertas de chocolate blanco, que trajeron cola con los amiguitos bambies. Después de las compras nos sentamos en los bancos del parque que estaban enfrente de todas estas tiendas de recuerdos. Una vez allí, se nos empezó a acercar sospechosamente un ciervo que olía nuestras fresas con chocolate. A la vez, se acercaba una señora mayor con una bandeja con nada más y nada menos que cuatro helados. Nosotras pensábamos que la señora estaba esperando a alguien para repartirse los helados, pero se sentó en el banco y allí no venía nadie, por lo cual deducimos que eran para ella, o para ella y los ciervos. Efectivamente los ciervos también pillaron la indirecta y se le empezaron a arrimar con su seductor balanceo de ciervo hambriento. La señora, con las manos ocupadas porque en una llevaba la bandeja y en la otra un helado, intentó sacar un pañuelo que se le cayó al suelo y los ciervos aprovecharon esa debilidad para adelantar posiciones. Como la vi muy apurada, acudí al rescate de la mujer y me lo agradeció muchísimo. Recuperó su pañuelo y se fue andando con sus helados y todos los ciervos vinieron a por las fresas ![]() ![]() Ciervo dejándose mimar
![]() Desde donde estábamos hasta el Todai-ji había un paseo de pocos metros, pues muy cerca se encontraba ya la puerta Nandaimon. Esta puerta no es nada desdeñable en cuanto a su tamaño, así que más que una puerta, es un portón. A cada lado de la puerta se encuentra la figura de un guardián protector (Nio) también de grandes dimensiones. Alrededor había una muchedumbre de gente haciendo fotos a la puerta de madera y a los ciervillos que pasaban por allí con total normalidad. Al lado mismo de la puerta siguen habiendo puestecillos para comprar galletas para los ciervos. Nosotras aún no nos habíamos animado; lo estábamos reservando para el final de la visita a Nara (en realidad nos daba un poco de cague porque de vez en cuando seguíamos oyendo gritos a nuestro alrededor, aunque ya habéis visto que son bastante mansos ![]() ![]() Puerta Nandaimon Una vez cruzado el portón de madera el camino es todo recto y enseguida llegas a la entrada. A mano derecha hay un gran lago y más parque. Una vez cruzas la entrada ya tienes una visión panorámica del templo por fuera. Es enorme y precioso! Desde allí estábamos toda la gente intentando sacarnos las mismas fotografías con el templo de lejos; yo no me lo esperaba tan bonito e impresionante y me impactó muchísimo. Y eso que el templo original era bastante más grande...imaginad qué impresión tendría que dar verlo en directo. Aún así, continúa siendo el edificio de madera más grande del mundo. Ahí es nada! ![]() Después de cruzar la puerta de entrada... Después de echarle unas cuantas fotografías al templo a lo ‘lejos’, pasamos por taquilla y sacamos un par de entradas para poder entrar y ver al Gran Buda. Una vez dentro oficialmente, andamos hacia la puerta del salón principal. Dentro vemos el impresionante Buda sentado, de bronce dorado, a cuyo lado hay dos Bodhisattvas, los seguidores de Buda, de menor tamaño, así como dos plantas de loto. Por las fotos no parece que tenga que ser tan grande, pero es bastante impresionante. Eso sí, ni una foto medio decente le sacamos para verlo en perspectiva… En la parte de atrás tenemos una maqueta de cómo era el templo original y también el pilar de madera agujereado, el cual dice la leyenda que si logras atravesarlo alcanzarás la Iluminación en tu próxima vida. El agujero es del tamaño de uno de los orificios de la nariz del Gran Buda. Evidentemente no estaba en nuestros planes atrevernos a probarlo, básicamente porque no cabemos ni de coña por ahí. El hueco del pilar parecía muy estrecho para cualquier adulto, aunque hubo algún valiente que se animó, y con alguna que otra dificultad técnica, logró pasar! Efectivamente los niños pasaban como churros y de hecho había una gran cola para atravesar el mítico agujero, cuál moco de Buda! ![]() El gran Buda o Daibutsu
Como era de esperar, en este templo hay una gran afluencia de gente, pero pese a eso se pudo visitar bastante bien, porque es bastante grande y la gente se reparte. Después de gozar un rato del espectáculo del agujerito, volvimos a salir del templo y pasamos delante de los múltiples puestecillos de amuletos y recuerdos sacros y variados. Volvimos a comprar amuletos varios para amigos y familiares, y yo me compré uno para la sabiduría, a ver si se me pega algo. Ver estos dos templos y hartarnos de ciervos era nuestro objetivo del día en Nara, objetivo el cual reconozco no era nada ambicioso, pero sinceramente ya estábamos a dos días de terminar el viaje y llevábamos encima bastante kilómetros a pie. Salimos del Todai-ji con la intención de volver hacia la estación, comer en algún sitio y ver algo de paso, si encartaba. De camino pasamos al lado de uno de los jardines que tenía apuntados que habría molado ver en Nara. Tenía apuntados dos: Isuien Garden y Yoshikien Garden. Alguno de esos dos era seguro, pero no entramos porque teníamos mucha hambre y seguimos hacia delante. Como he dicho, el hambre apremiaba y nos paramos en un Seven Eleven a por algo de picoteo, aprovechando que en esa tienda tenían mesas y sillas para descansar. Y qué mejor que hacerlo disfrutando de un rato de aire acondicionado, bebida en mano. Ese Seven Eleven estaba dentro de un edificio, donde había un centro de visitantes, en el cual había un restaurante-cafetería y baños. Como teníamos tanta hambre decidimos comer algo en el mismo restaurante, donde tenían platos del día. Fueron dos Omoraisu, que sin ser nada del otro mundo, estuvieron ricos. Una vez satisfechas nuestras ansias de comer nos dirigimos hacia el templo Kofuku-ji, muy cerca de la estación. De camino nos picó el gusanillo de alimentar a los ciervos, era nuestra última oportunidad y qué demonios, no estamos cada año en Japón para alimentar a los ciervos que viven en libertad!! Así que nos acercamos a un puestecillo de galletitas y CHAN... Los ciervos ven que has comprado comida y te acosan desde el primer segundo para que les des las preciadas galletas. Es toda una odisea alimentarlos, porque vienen ciervos de todas direcciones y estiran el cuello a tope para arrebatarte la comida de las manos e incluso nos llevamos algún pellizco/mordisco por el ansia de las galletas, yo no sé qué deben llevar… ![]() ![]() Pagoda del templo Kofuku-ji El templo Kofuku-ji tiene una pagoda de cinco pisos, que es la segunda pagoda más alta de Japón, después de la pagoda Toji, en Kyoto. Nosotras no entramos, pese a que entrar en el templo es gratuito. Sólo cuesta dinero entrar al museo del tesoro nacional y a uno de sus salones, aunque todo lo estaban remodelando. Nos podríamos haber acercado al menos hasta la entrada y dar una vuelta, pero reconozco que ahí nos pudo la pereza y nos dimos media vuelta. De vuelta hacia la estación Kintetsu Nara, justo a mano izquierda, entramos a unas galerías comerciales donde había bastantes tiendas, tanto de recuerdos típicos, como de comida y cosas variadas. Algunos gatitos de porcelana y llaveros cayeron también esta vez. También entramos en un Daiso y cogimos más recuerdos (palillos, cosas para el pelo, boligrafos..), bebidas de melón y dulces. Después de esto ya si que cogemos el tren dirección a Osaka. Como llegamos a Osaka temprano y teníamos gran parte de la tarde por delante, aprovechamos para volver al Den Den Town y visitar a fondo muchas tiendas que no habíamos podido ver el primer día por falta de tiempo. Esa zona hará las delicias de cualquier persona mínimamente friki...Allí encontramos figuras a muy buen precio. A nivel de compras nos gustó bastante más que Akihabara, porque había mucha variedad y cosas más antiguas, pero Akihabara está claro que es mucho más grande e impresionante visualmente. Vimos tiendas súper chulas, las cuales alquilan a particulares sus urnas de metacrilato, y dentro ellos exponen todas las figuras de segunda mano que quieren vender, y les ponen un precio. Los clientes van, lista en mano, apuntandose el número de cada urna y de cada figurita, y después se las pides al vendedor. Es una pasada...la gente les alquila la urna y luego muchos están por allí limpiando sus figuritas xD ![]() Despues de recorrer bastantes tiendas, el cansancio empezaba a pasar factura y además teníamos que madrugar al dia siguiente para ir a Koyasan. También debíamos preparar las maletas para enviarlas a nuestro último hotel, ya al lado del aeropuerto, cosa que implicaba poner lavadoras, doblar bien la ropa, etc. ![]() ![]() Anuncio publicitario de McDonald's: Tokyo Style VS Osaka Style. Ese día la cena fue de McDonald's. En mi caso opté por una especialidad que habían sacado de modo temporal llamada Osaka Style. Si estamos en Osaka, debemos probarla! Y con más motivo siendo esta edición limitada. Mi pareja se decantó por la famosa Ebi burguer, la de gambas, que también es bastante mítica en Japón. Así que, entre lavadora y lavadora, salí por la zona del hotel en búsqueda de unos aperitivos a un Lawson que había bastante cerca y después a por la cena. Sinceramente, la zona en la que teníamos el hotel, me encantó. Había mucho ambiente y es impresionante, refleja bastante bien lo que imaginaba de Japón. No sé expresarlo bien, pero sé que si me dijeran: “Tienes que quedarte unos días más en Osaka”, sería en este lugar. Me gustó mucho. Por cierto, un detalle que me pareció muy curioso de la cadena McDonald's en Japón es no es posible pagar en ninguno de ellos con tarjeta. Siempre ha de ser en efectivo. Me parece curioso que siendo una empresa tan grande e internacional no acepten pago con tarjeta. Después de la cena terminamos de recoger lo que nos quedaba, para mandar las maletas al día siguiente por la mañana. El viaje llega a su fín ![]() Etapas 16 a 18, total 21
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