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Entre jemeres y templosAutor: VIVID Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (1 Votos) Etapas 4 a 5, total 5
No tenía muy claro si ir a Siem Reap en barco, pero al final hice caso de las recomendaciones del foro. La verdad es que el paseo, de 7 horas, se hace a veces durillo, pero tampoco es para tanto. Me situé en la parte de abajo, junto a una familia camboyana y un vendedor de papayas (los únicos locales que había), en el asiento que da al lavabo, así que tenía la vista en la misma dirección que la embarcación (por tanto podía ver el paisaje sin girar la cabeza y a ambos lados), y cuando me cansaba subía a cubierta, a estirarme y tomar el sol (incluso me dormí). El paisaje tampoco es para quitar el hipo, pero está muy bien, y es muy recomendable para hacerse a la idea de la importancia que tienen las comunicaciones fluviales en este país (de hecho, el Tonlé Sap es fundamental para la vida económica de Camboya), y hacerse también una idea más real y completa, más allá de la vida capitolina y los templos de Angkor. En Siem Reap me alojaba en un hotel muy recomendable, Eureka villas. Me gustó porque estaba prácticamente solo, el trato del responsable siempre fue muy bueno, me ofrecieron un late check out el último día sin ningún cargo y, lo más importante, no estaba en el centro. Estaba a 1,5 quilómetro de Pub Street, en un barrio muy genuino, lleno de restaurantes locales y con un monasterio budista, al que fui a visitar esa tarde en la que llegué de Battambang, a solo tres minutos andando. Pensaba que Siem Reap sería una especie de Benidorm o Lloret de mar, pero fuera del centro turístico tiene áreas con mucha vida local.
Y llegaba la mejor parte del viaje, y el aliciente principal por el que viajaba por enésima vez al sudeste asiático: los templos de Angkor. Ante todo, dar las gracias al forero Joamra por sus consejos…me hizo un plan “a medida” basado en su experiencia y sabiendo que estaría tres días; básicamente se trataba de lo que él aconseja con entusiasmo: el primer día, madrugar para ver la salida del sol en Angkor Wat y rápidamente ir a Banteay Srei para estar ahí a la hora de la apertura. Proseguir luego hacia Banteay Samré y completar el circuito largo en sentido inverso a las agujas del reloj. El segundo día, si no se quiere madrugar tanto, intentar estar al menos a primera hora en el templo más concurrido del circuito corto sin contar Angkor Wat, es decir, el Bayon, para luego realizar el itinerario. El tercer día, visitar algún pueblo flotante o hacer más tempos. Bien, esta fue la sugerencia de Joamra, que seguí bastante en muchos puntos pero que en algunos otros adapté a mis intereses (y también según iba viendo lo que había por allí). Comentar, antes de narrar mis visitas e itinerarios, que ya iba mentalizado para tener que aguantar muchos turistas. De hecho, es lo único que me hacía dudar si ir o no a Angkor. Y es que me conozco, sé lo que quiero y sé que si hay masificación, por muy bonito que sea un lugar, no lo disfruto. Cada vez aprecio más el silencio y creo que hay lugares, sobre todo los naturales, que con ruido no se pueden disfrutar. Por mucho que uno sea mentalmente fuerte e intente abstraerse, es físicamente imposible. Los templos de Angkor son una maravilla arquitectónica pero también destacan por su enclave; muchos de ellos en plena naturaleza, y, se quiera o no, no se puede tener una experiencia completa del todo si tienes decenas de turistas chinos gritando a tu alrededor. No lo digo en plan racista, sino por lo que vi: pocos grupos de occidentales (sobre todo, parejas, y muy respetuosas), en cambio los grupos de chinos iban en manada y, a pesar de los carteles indicativos de que hay que guardar silencio ya que se trata de un lugar sagrado, vi con mucho pesar que solo llegar se ponían a gritar, hacerse fotos y reír. Parece ser que es lo único que quiere mucha gente: ir al templo a hacer la foto para demostrar que ha estado allí y disfrutar del lugar como si fuera un parque temático. Me parece lamentable…y claro, cada uno que lo viva como quiera, pero si esto está prohibido y, además, me afecta, pues lo dicho…cuesta disfrutar del todo del lugar. Y ahí va mi valoración por tanto de los templos de Angkor, antes de entrar propiamente en comentar el recorrido: me han gustado mucho. Se “tienen que ver” como mínimo una vez en la vida. Son espectaculares, una de las maravillas del mundo. Pero, a pesar de que me gustaron mucho y los disfruté, y vi algo único, que no había visto nunca…tampoco considero que haya sido una de las experiencias más memorables de cuantos viajes he hecho. Es una tontería comparar, lo sé, por tanto tampoco no mencionaré otros lugares de los que sí guardo un recuerdo único y que están en mi “top 10 de viajes”, pero no sé si fue porque las expectativas estaban altísimas, por la tristeza de ver a los niños utilizados para vender souvenirs, por la pesadez de los vendedores, por lo que he comentado de la masificación o lo que fuera (sobre todo es porque en mis últimos viajes sí que vi cosas que me dejaron extasiado y con la boca abierta, y aquí no he tenido esta experiencia) o simplemente porque comparo con mis viajes inmediatos que he hecho, pero no fue una visita 100% satisfactoria. No se me malentienda, espero. El lugar es impresionante y sin duda se tiene que ver. Hablo de mi propia experiencia. No de lo que vi, sino de cómo lo viví. Etapas 4 a 5, total 5
El primer día, siguiendo los consejos de Joamra y acompañado de la guía Los tesoros de Angkor de Maria Albanese, me levanté a las 4:30 para ir a sacar el pase y luego ir a Angkor Wat. Aún era negra noche y ya se veían decenas de tuk tuks, coches y autocares llenos de gente con la misma idea. Así pues, y por lo que os he dicho antes, porque yo no voy a echar la foto, sino a disfrutar de la contemplación y el silencio del lugar y rodeado de centenares de personas no se puede, me marché de allí. El conductor del tut-tuk (muy recomendable, era el del hotel, un chaval muy majo que me asesoró bien sobre las horas de visitas…puedo pasar el contacto si queréis) me recomendó ir al Pre Rup. Quizás la vista no era tan impresionante, pero habría menos gente, me dijo. Bueno, estaba nublado, así que no hubo foto ni en Angkor Wat ni en Pre Rup, pero al menos en este estaba sólo con cuatro personas más y además me iba de paso para el Banteay Srei, al que llegué a las 7:15, siendo el primer visitante. Pude disfrutar con calma del templo que tiene de los mejores relieves (si no los mejores) de todo el sitio. Un policía andaba por ahí diciendo que si le dabas 5 euros te dejaba entrar en la parte central, cuyo acceso está prohibido, para ver de cerca los relieves. Le dijo que no y lo bajó a dos. Ni regalado. No quiero contribuir a la corrupción y me fastidió que hubiera gente que lo hiciera.
Sobre las 8:30 el lugar ya empezaba a llenarse (ahí hago un inciso a Joamra, que dice que el goteo de gente es a las 9:00…media hora antes ya había 10 autocares en el parquing). Por cierto, si queréis disfrutar de buenas vistas, sólo salir del templo, ir hacia la derecha. Hay varios caminos donde disfrutar de paisajes de arrozales y bueyes. Esta recomendación sirve para casi todos los templos del circuito largo, que son los que más integrados están en la naturaleza: si podéis (y queréis, claro), no os limitéis a ver los templos y ya está: a mí me gustó irme por los caminos adyacentes y meterme en medio de la naturaleza…tampoco hay que desviarse mucho ni ir muy lejos…unas decenas de metros y disfrutas del verdor de la jungla, además de tener vistas de los templos y disfrutarlos mejor de su integración en el entorno. Tras el Banteay Srei fui al Beantey Samré, que me gustó mucho. También estaba prácticamente solo y me encantó: por su arquitectura imponente, ya que parece una fortaleza, y por contraste con el anterior, mucho más delicado y sutil. Continué el itinerario largo con los siguientes, menos el Pre Rup, que ya había visto a primera hora: Mebon oriental (no mata si ya has visto el anterior), Ta Som (me gustó mucho), Neak Pean (curioso por su ubicación diferente, pero es prescindible) y el Preh Khan (muy bueno). Al día siguiente, sin ánimo de madrugar pero con la idea de hacer el circuito largo empezando por alguno de los templos más visitados, visité el Bayón a las 7:30 de la mañana. No estaba solo, pero sí que había poca gente, y lo pude gozar hasta las 8:30, cuando empezó el goteo de visitantes. Entonces, ya un poco harto de la gente (al subir arriba del Bayón aquello era insoportable), decidir modificar la ruta y buscar algún camino poco transitado y algún templo poco visitado, como el Ta Nei. Se me ocurrió mirar en el mapa y vi que desde este templo y en dirección este había un camino que se acababa en una puerta, y según los mapas, no continuaba. Fijaos en cualquier plano: la entrada para vehículos a Ankor Thom se hace por un camino en dirección este, pero justo debajo, también en dirección este, donde está el inicio de la penosa atracción del paseo en elefante, hay un camino que va hacia otra puerta y que parece que finaliza. Es un camino que sale justo de la mitad del lado este del Bayón (no como la carretera principal, que sale de unos 100 metros más al norte). Así pues, pillé ese camino sin saber hacia donde iría. Tras más o menos 1,5 quilómetros, llegué a una puerta en la muralla, igual que las otras, sólo que no había nadie. La verdad es que estaba alucinando porque era muy bonito y parecía mentira que tras el gentío de Angkor Thom, ahí no hubiera nadie. Es como si nadie conociera ese camino. Pasé la puerta, me metí bosque adentro y llegué a una bifurcación. Por orientación, cogí el camino de la izquierda, que era más estrecho que el anterior (por aquí no podían pasar vehículos de cuatro ruedas) y seguí andando cosa de un quilómetro. Aparecí en la carretera este de acceso a Angkor Thom, desde donde seguí hasta el Ta Keo y luego de allí otro quilómetro por el bosque hasta el Ta Nei. Me encantó esta ruta y me encantó este templo, en medio de la naturaleza, sin visitantes ni vendedores. Además, los vehículos están prohibidos (sólo los coches con guía), así que se tiene que llegar allí necesariamente andando. Disfruté mucho al poder explorar ese templo con tranquilidad y de las vistas en silencio de su bello entorno. Tras este momento necesario después del ajetreo del Bayón, y más o menos después de haber andado 10 quilómetros, llegué de nuevo a Angkor Thom, dispuesto a visitar la Terraza de los Elefantes y la del Rey Leproso. Luego fui al Phnom Bahkeng (no vale la pena si ya has visto otros templos-montaña…y según lo dicho por Joamra, tampoco al anochecer) y acabé en Angkor Wat. Evidentemente, la parte central estaba a petar de gente, pero se puede estar tranquilo contemplando el templo tanto desde delante (justo antes de los estancos) como desde detrás, además de en los pasillos llenos de bajorelieves, que son espectaculares. Además, había algunos monjes en el recinto, con los que estuve charlando un rato. A pesar de ser el más conocido, no es el que más disfruté. Al día siguiente prefería hacer más templos en lugar de pueblos flotantes…no solo porque ya había visto algo parecido en el trayecto desde Battambang (sé que no es lo mismo), sino sobre todo porque me faltaba uno de los “must”, el Ta Prohm. De nuevo, a primera hora, había poca gente, y lo pude disfrutar mucho, tanto el templo en sí como el entorno. Quizás fue lo que más disfruté en todos estos tres días, puesto que el silencio, la naturaleza, el templo devorado por los árboles…fue una experiencia increíble. Tras éste, visité el Bantai Kdei, muy bueno también y donde estuvo lloviendo una hora, para acabar en Prasat Kravan, que parece un chiste comparado con lo anterior pero tiene lo bueno que, al estar reconstruido, te haces una idea fidedigna de cómo eran los muros y las torres (prasats) de los templos. Abandoné el recinto para ir al restaurant Star Rise, con fama de hacer uno de los mejores amoks (plato nacional camboyano por excelencia, hecho de pescado con salsa de coco, aunque no se consume comúnmente), y luego hacia el aeropuerto. El avión salía a las 18:00. En conclusión, una visita muy recomendable, por supuesto, como no podía ser de otra manera, pero que, si quieres visitar con calma y sin agobios, conviene planificarse bien. Y, como siempre digo, acabar haciendo lo que sientas y lo que creas que es mejor para disfrutar del lugar, basándote en la experiencia del primer día así como usando un poco la intuición. El viaje de cada uno es personal y lo mejor no es intentar hacer lo que han hecho otros, sino hacer lo que realmente sientas de hacer. Yo utilicé los impagables consejos de Joamra pero también me desvié hacia rutas nada transitadas porque necesitaba ver algo de naturaleza. Por tanto, no pondré ninguna ruta “que se tenga que hacer”, solo aconsejaré algo bastante obvio, sobre todo si estás tres días, como yo: ya que Ankor Wat está a petar a todas horas, ya desde las 6:00 porque la gente va a ver la salida del sol, intentad estar a las 7:15 cada día en alguno de estos templos: Beantay Srei, Bayon y Ta Phrom, porque son los más visitados y así es la mejor manera de disfrutarlos solos o prácticamente solos. Para el resto, no intentéis ver todo lo que podáis, porque algunos se hacen repetitivos por parecidos, especialmente los templos-montaña (Pre Rup, Mebon oriental, etc.); id a vuestro ritmo, disfrutad de los detalles escultóricos, disfrutad del entorno natural y los alrededores de los templos (y no sólo de éstos), tened paciencia ante las masas y no os sentís obligados a visitarlo todo, solo lo que os pida el ánimo, la intuición y la curiosidad. Eso si queréis y tenéis un poco de inquietud por la arquitectura, la naturaleza, la contemplación, la observación del detalle y el disfrute del silencio. Si no, pues seguramente os dará igual. Etapas 4 a 5, total 5
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