LA MAGIA DE LA NAVIDAD EN ALEMANIA Y ALSACIA ✏️ Blogs de Alemania

La tarde del 6 de diciembre salimos puntuales de la T4 de Barajas rumbo a Frankfurt...éste sería el punto de partida del viaje navideño de este año, pasaríamos aquí la primera de las noches ya que llegábamos al aeropuerto a las 22.40 y a las 23h cierran todas las compañías de alquiler de coches, así que ante el temor de no llegar a tiempo, decidimos hacer noche en el centro de Frankfurt y recoger allí un coche de alquiler la mañana siguiente.

Este viaje lo realizamos 7 personas, liamos a unos amigos durante un par de meses y finalmente decidieron probar la magia de la navidad europea con nosotros. Somos 4 adultos, dos peques de 6 años que se amaron y odiaron a partes iguales, y una de 14 años.

Aquellos que leen mis diarios están acostumbrados a que en todas nuestras escapadas tengamos algún sobresalto...bien, pues este...se lleva la palma...

Todo iba bien, los vuelos (cada familia volamos desde una ciudad diferente), llegaron con puntualidad exquisita; con mucha facilidad cogimos en las máquinas del metro un billete grupal hasta al Estación Central, allí, nada más salir, cogeríamos el autobús 37 que en su quinta parada nos dejaría en la puerta del hotel elegido para esta primera noche: Holiday Inn Express Frankfurt Messe. Habíamos tardado alrededor de 45 minutos en realizar todo el trayecto.
Al llegar nos dice el chico de recepción que hay un problema informático y no nos pueden dar las habitaciones... que en su lugar nos dan otro hotel (normalmente te dan uno superior), nada más y nada menos que en el aeropuerto (pero si venimos de allí! ) y nos pagan dos taxis.
Alegamos que era tarde, que viajábamos con niños que estaban a punto de caer rendidos, que al día siguiente debíamos estar en la Estación Central a las 8:30 para recoger el coche....pero no sirvió de nada...un puñetero ordenador (supuestamente) no nos daba nuestras habitaciones, así que a subir a los taxis y volver hacer el recorrido opuesto...otros 20 minutos más en los que el sueño venció a los peques, y reclamación al canto para el hotel.
Nos llevaron a otro Holiday Inn cercano al aeropuerto, en el que las habitaciones estaban heladas, una de ellas sin el sofá cama preparado para los niños...y casi la una de la madrugada...horrible. Y de la misma calidad o inferior que el que habíamos reservado.

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Al día siguiente nos tocó madrugón máximo para desayunar y que nos recogiesen de nuevo los dos taxis (que por supuestísimo ellos pagaron) para dejarnos en la zona de rental cars de la estación central...bueno y no quiero ni hablar del atasco que había...
Aún seguimos en vía de reclamaciones...

No íbamos a dejar que una mala experiencia terminase con nuestro espíritu navideño así que levantamos el ánimo y el sueño a base de cafés y los taxis nos llevaron a recoger nuestro coche...7 personas, varias mochilas y maletas...una seat alhambra pensamos que sería suficiente...180 euros todo el puente con seguro super cover era una oferta imposible de descartar allá en septiembre cuando lo reservamos...peeeero...resultó que no había alhambras (vaya por dios como estamos por las alemanias....) y nos dan una ford c-max que después de meternos los 7, los abrigos, bufandas y gorros, y los equipajes, somos campeones de tetris nivel dios.
Uff esta gente nos quiere arruinar el viaje...pero no lo conseguirán...

Rumbo a RÜDESHEIM AM RHEIN, sólo a dejar las maletas en recepción porque hasta las 2 de la tarde no podíamos entrar al hotel....

En vistas de que era muy pronto, ni siquiera habían abierto los puestos, el día está completamente despejado, y que a las 4 y media anochece, nos vamos a BERNKASTEL KUES, del que nos separa una hora y media más o menos.
El río Mosela baña esta maravilla de pueblo, en el que te sumerges en el más bello cuento de los hermanos Grimm, es un lugar completamente mágico...sus colores, sus calles estrechas, sus casas de entramado de madera...si cierro los ojos no quisiera despertar fuera de allí...


Un gigantesco calendario de adviento nos da la bienvenida en la plaza del mercado, justo encima de la farmacia. Cada tarde, a las 17:30 se abre una de las ventanas; este año el calendario está dedicado a personajes de películas Disney.

Pero Bernkastel Kues no es solo esta plaza (aunque es la más bonita de las que he visto). Si te adentras en su laberinto de calles, puedes encontrar estampas como éstas, y más en navidad...





Comimos en el mercado navideño, unas ricas kartoffelpuffer (una especie de torta de patatas, perejil, huevo, harina y ajo), las venden en cualquier tipo de evento alemán, y aunque desconozco su origen seguro que provienen (por los ingredientes que las forman) del pueblo llano.
Las regamos con unos riesling típicos de la zona calentitos, y para los más pequeños marchando una de frankfurts...
Había muy poca gente y el ambiente era ideal...los peques pudieron disfrutar pintando en el libro de Santa Claus, y corrían libremente sin miedo a perderlos entre la gente.

Aquí os dejo las marcas que han ido haciendo según el nivel que alcanzan las inundaciones....algunas de no hace tanto...

Toda la zona peatonal de Bernkastel está repleta de mercados de navidad, cualquier calle que elijas te llevará a unos cuantos "chalets" de madera con productos típicos en cualquier mercado alemán; pero si continúas como si salieras del pueblo, hay otra zona mucho menos turística preciosa, y también muy navideña. Solo es cuestión de seguir la Burgstrasse.
Allí encontraréis una preciosa avenida con tiendas de marroquinería, bodegas, y una tienda artesanal de caramelos: Bonbon Willi (en el número 8), donde degustamos y compramos unos caramelos deliciosos.

Pero no solo hay comercios, también árboles de navidad, algún pesebre, e incluso una barca con San Nicolás a bordo.

En Alemania el día seis de diciembre es un día muy especial para los niños, se celebra San Nicolás. Esa noche los niños ponen sus botas fuera de la puerta de la casa o en la chimenea: Si han sido buenos se llenan sus botas con dulces, naranjas, mandarinas, galletas y un San Nicolás de chocolate o, en el caso de haber sido malos, se pone una varita o caña.
Así rápidamente os diré que San Nicolás fue un obispo que tras perder a su padre dedicó su vida a proteger a los más pequeños y a donar su dinero entre los más desfavorecidos, ahí comenzaron sus milagros y buenas acciones. Falleció un 6 de diciembre, y de ahí que llegue ese día a los hogares de los niños alemanes. Pero San Nicolás no viaja solo, le acompaña un paje, Ruperto, y aunque no se sabe muy bien su origen, si está claro que se crió junto a San Nicolás y que es de color (no se sabe a ciencia cierta si fue etíope o su piel se tornó negra de tanto bajar y subir por las chimeneas para dejar regalos en las casas). El papel de Ruperto es el más desagradable, ya que si Nicolás se encarga de premiar a los niños que han sido buenos, el paje es el encargado del castigo en caso contrario...y hasta aquí puedo leer...juzgad por la foto el papel de Ruperto...jiji.

Tras recorrer toda la zona de Bernkastel empezó a anochecer, hicimos algunas fotos cayendo la tarde y nos fuimos porque empezó a nevar y queríamos disfrutar del mercado de Rüdesheim.
Os dejo algunas fotos.




A medida que nos alejamos de Bernkastel dejó de nevar y un tráfico intenso nos acompañó hasta llegar a RÜDESHEIM AM RHEIM
Para llegar allí, bueno, a la ida y a la vuelta, tuvimos que subir el coche en un pequeño ferry para cruzar el Rin ( hace el recorrido Bingen-Rüdesheim), y por el que creo que pagamos unos 10 euros cada trayecto, por el coche y todos lo ocupantes; y tarda escasos 10 minutos.
Una vez allí, nos dirigimos a nuestro hotel donde por la mañana habíamos dejado el equipaje y donde nos asignaron las habitaciones.
Habíamos elegido el HOTELTRAUBE RÜDESHEIM, un 4 estrellas ubicado en la margen del río, con unas preciosas vistas y a un paso de nuestro objetivo: los weihnatchmarkt o mercados navideños.
Cogimos una habitación triple superior y una estándar con 2 camas para nuestros amigos. Por la nuestra pagamos 94 euros y mis amigos que eran 4, 104 euros. Las habitaciones eran muy espaciosas, y la nuestra en concreto, tenía albornoces, zapatillas, y todo tipo de artículos de aseo.
El hotel incluye piscina climatizada y un pequeño spa en el precio (que no utilizamos) y un súper desayuno buffet que fue una maravilla.
Dejamos el coche en el garaje subterráneo del hotel, ya que aparcar por los alrededores con el mercado navideño es imposible, y nos fuimos a visitarlo, el pronóstico daba nieve inminente y además ya era tarde, así que no nos entretuvimos en el hotel.

Este pequeño pueblo alberga el mercado de navidad de las Naciones, un montón de chalets de 12 países diferentes con sus productos típicos. Así que aquí no hay excusa para no degustar lo que desees. Ocupa toda la avenida Drosselgasse y la mayor parte del casco antiguo. También es digno de mencionar el Belén más grande de Europa, con sus figuras a tamaño natural, en la Marktplatz, junto a un escenario donde diferentes grupos y coros cantaban villancicos.
Otra de las cosas que me encantó fue el sonido del carrillón. A las 21:00h sonaba entonando un villancico mientras desfilaban las figuras.






Estando el la marktplatz disfrutando del coro empezó a nevar, pero a nevar que en un momento todo se cubrió de blanco, faltaban pocos minutos para que cerrase el mercado, así que entramos en un restaurante que había justo al lado, en Marktstrasse, el Restaurante Da Toni, un italiano donde nos comimos unas pizzas y unas cervezas alemanas deliciosas.
Cuando salimos, la nieve se había convertido en lluvia y casi nos tocó correr para llegar al hotel, y así estuvo toda la noche...lloviendo.
A ver mañana como pinta el día...

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Parecía mentira que después de la noche de lluvia que habíamos tenido el cielo amaneciese completamente despejado.
Desayuno buffet 5 estrellas en el hotel y tras dejar todo preparado en las habitaciones decidimos dar un paseo por el centro histórico, para verlo de día.
No nos habíamos percatado que Rüdesheim está rodeado de laderas vinícolas, y que además es Patrimonio de la Humanidad.
A las 11 abría el teleférico que sube a Niederwalddenkmal, un parque turístico con unas vistas exquisitas de los viñedos y del Rin y donde se puede contemplar el monumento a Germania (monumento que se realizó para conmemorar la reunificación alemana)
La subida creo recordar que fueron unos 8 euros cada adulto(ida y vuelta), como las cabinas son abiertas nos dieron unas mantitas que bien se agradecieron porque a medida que subía el aire era helado. Para conseguir un ambiente más navideño en algunas de las cabinas viajaba Papá Noel.

Una vez arriba hay un mirador con vistas a Bingen, a las ruinas de muchos castillos que servían de pasos aduaneros para los barcos, y a Rüdesheim. La subida es muy suave, no impresiona nada, y menos todavía después de haber subido a los de Suiza.



La verdad es que el parque tiene multitud de opciones, sobre todo de senderismo a través de sus bosques. Pero también es verdad que en verano seguramente se disfrute más aún.
Nosotros nos hicimos las fotos de rigor, admiramos el paisaje y poco más...el frío arreciaba, se empezaba a nublar y teníamos que dejar el hotel, así que iniciamos el descenso.

Último paseo por las calles de Rüdesheim, alguna compra en la tienda de Käthe Wolhfarhrt, a recoger maletas y apiñarnos de nuevo en la c-max...nos vamos rumbo a Baden Baden. os dejo unas últimas fotos de Rüdesheim:





2 horas y cuarto nos separaban de Baden Baden. Y como salimos tarde de Rüdesheim, decidimos desechar la idea de visitar Heidelberg por dos razones: la primera de ellas es que debíamos llegar a Rust (donde habíamos alquilado una casa) antes de las 8 de la tarde, y la segunda es que durante la noche había nevado por toda esta zona y había multitud de atascos y accidentes, y aún estábamos a una distancia considerable de Rust. Así que nos decantamos por BADEN BADEN...

Aparcamos en el primer sitio que encontramos muy cerca de la pista de hielo que se instala durante las semanas de adviento, y paseando al mercado tienes apenas 5 minutos. Era casi mediodía y había poca gente...ideal.

Aunque a Baden Baden se viene a jugar (por sus casinos) o a tomar baños (por sus termas) nosotros no hicimos ni lo uno ni lo otro. Y eso que el propio nombre de la ciudad ya invita a ello: Baden Baden,Bañarse-Bañarse.
Nuestro objetivo era la Navidad.
El weihnatchmarkt de Baden Baden se sitúa alrededor de los jardines Lichtentaler Allee, desde el casino hasta los baños.

Tiene una zona infantil diferenciada, con un belén con animales de verdad, un buzón para depositar las cartas a Papá Noel, y un local cerrado donde hacían talleres de pan por 5 euros.

Aunque llovía y paraba continuamente el ambiente era estupendo: el olor a almendras garrapiñadas, a patatas, a jengibre y gluhwein...y el festival de luces y colores de los puestos consiguieron que este mercado me cautivase...a pesar de que perdí un pendiente (vaya viajecitooo).

Tambien merece un ratito el paseo dedicado a las vidrieras navideñas, llenas de colorido y de luz.

En el edificio de las termas había una exposición de pequeños belenes donde pasamos un rato y después iniciamos el camino de vuelta sacando unas últimas fotos.






No quería abandonar Baden Baden sin visitar la cervecería Lowenbrau, nada tiene que ver con el mercado navideño, pero si os gustan las lucecitas, los papa noeles y un nivel de decoración que raye lo friki no os podéis perder este lugar.
Está en Gernsbachen Str., junto al Rathaus, en una zona peatonal, ahí va...


Tiene un Weihnatchgarten que puedes visitar sin necesidad de consumir en el restaurante, y es sencillamente precioso.Dicen que si cenas aquí en estas fechas reparten regalitos para los niños, y hasta los camareros iban caracterizados...y con pantalón corto!!

Un Papá Noel da la bienvenida a los niños y les invita a no cerrar la boca ante tanta luz y tanta figurita, hasta trenes eléctricos!. Incluso nieva!!tienen unos programadores que saltan de vez en cuando produciendo nieve artificial por si aún no te sentías muy navideño.


La verdad es que nosotros no necesitamos la nieve artificial porque según salíamos de este jardín navideño empezó a nevar de verdad. Copos gordísimos que por momentos consiguieron que tuviéramos que correr porque nos empapábamos.
Y así fue el resto del camino hasta Rust, nevando sin parar, había tramos de la carretera en los que los limpias del coche no daban más de sí.

Rust no tiene otro encanto que no sea el Europa Park, pero en septiembre cuando nos pusimos a mirar alojamientos encontramos que no había ninguno a precio razonable en muchos kilómetros a la redonda de Colmar y los pueblos que lo rodean.
Así que aquí encontramos una casa para las siguientes dos noches que nos daría la libertad de sentirnos a nuestras anchas y de poder estar todos juntos olvidándonos de los horarios.
Elegimos los Apartamentos Hilda, una casa con 2 habitaciones, baño, salón-cocina súper grande y una enorme terraza con barbacoa que en verano debe ser una maravilla.
La casa en sí está fenomenal porque es amplia, nueva, bonita...pero no esperéis encontrar ni una mísera servilleta o papel de cocina, ni sal, ni una bayeta....nada de nada, así que en este aspecto me defraudó un poco. Desde que nació Hugo casi siempre nos hemos decantado por este tipo de alojamientos y en la gran mayoría tienes unos simples filtros de cafetera, azúcar,...pero aquí olvídate!
A un par de kilómetros hay un lidl donde cogimos algunas cosillas básicas para estos dos días y el desayuno lo contratamos con los mismos que gestionan el apartamento y que te lo ofrecen en un local cercano donde tienen también una pensión.
Desde cualquier lugar de Rust y desde la carretera que nos lleva al apartamento ya se pueden ver las norias, montañas rusas y demás del Europapark, todas con luces muy navideñas, pero ni siquiera nos planteamos visitarlo...hacía mucho frío y pensamos que con buen tiempo seguramente se le saque más partido, porque además la entrada no es precisamente barata.
Esta era nuestra casa:




Después de cenar, establecimos la ruta a seguir el día siguiente, fuera no dejaba de nevar y los coches empezaban a cubrirse...

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