MILÁN, BÉRGAMO Y VERONA ANTES DE NAVIDAD ✏️ Blogs de ItaliaPuente de diciembre en Milán, con visitas de un día a Bérgamo y a Verona. Año 2017Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (23 Votos) Índice del Diario: MILÁN, BÉRGAMO Y VERONA ANTES DE NAVIDAD
Total comentarios: 33 Visualizar todos los comentarios
Etapas 1 a 3, total 5
Generalmente no acostumbramos a viajar en puentes porque son fechas en las que suelen estar los destinos bastante masificados. Pero después de un 2016 bastante duro y algo pobre de viajes, en 2017 no tuve ese tipo de consideraciones. Encontré un vuelo Lisboa-Milán para las fechas del puente a buen precio y lo reservé sin pensarlo mucho. Esa misma tarde vi algunos diarios de estancias en Milán, que recomendaban alojarse cerca de la estación central de tren, y tras una breve búsqueda por la zona hice una reserva cancelable en el Hotel Bolzano, bien de precio y con críticas en general buenas (ya comentaré más adelante). Tenía más o menos claro el plan, un día lo dedicaríamos a Milán, y los otros dos haríamos excursiones en tren, uno a Bérgamo y otro a Verona. Me hubiese apetecido visitar la zona de Lago di Como, pero siendo diciembre y con muchas posibilidades de frío y mal tiempo, decidí no arriesgar y visitar ciudades. Y eso fue todo, no pensé mucho más en el viaje hasta una semana antes de irnos, varios meses después de haber comprado el vuelo. Busqué información en el foro sobre visitas y restaurantes. Me imprimí los horarios de trenes y poco más llevé preparado. No quise reservar con antelación los trenes ni ninguna de las entradas a los monumentos que íbamos a visitar, por dos razones. La primera era que no estábamos seguros de poder realizar el viaje hasta el último momento, por razones familiares. La segunda era que prefería dejar el planning con cierta flexibilidad, a la espera de ver cómo se comportaba el tiempo. Nuestro vuelo salía de Lisboa por la tarde, de la T2, que tiene la zona de embarque más incómoda en la que he estado nunca. Pero el vuelo salió puntual y a las 22:45 estábamos en Milán. Como no teníamos que recoger maleta salimos rápido y nada más salir, estaban los autobuses que llevan a la Estación Central. Hay tres empresas que operan este trayecto, nosotros fuimos con Malpensa Shuttle, por la simple razón que era la que salía en ese momento. El billete nos costó 14 euros por persona ida y vuelta. El trayecto dura unos 45 minutos, pero tardamos un poco más porque, nada más salir del aeropuerto, un coche le dio un golpe al autobús y tuvo que parar a esperar que llegase la policía. Cosas que pasan. Llegamos a la Estación Central y en teoría solo teníamos que andar unos metros para llegar a nuestro hotel. El problema fue que no teníamos claro en qué parte de la estación nos había dejado, así que caminamos en dirección equivocada y dimos un pequeño rodeo. Por fin, cansados, llegamos al hotel, serían las 12 y media de la noche. Hicimos el check-in sin problema, nos dieron una habitación en la tercera planta, junto al ascensor. La peor habitación de todas. Minúscula, era un zulo, con la cama de matrimonio pegada a la pared. Así que mi experiencia con este hotel no fue buena. Si te toca una habitación decente vale, pero si te toca la que está al lado del ascensor, mal. Vimos el plano y es muchísimo más pequeña que las demás. Era tarde y estábamos cansados, así que nos fuimos derechos a la cama. Etapas 1 a 3, total 5
El día amaneció soleado. Solo íbamos a dedicar un día entero a visitar la ciudad, y sabíamos que no nos iba a dar tiempo a verlo todo. Así que comenzamos por lo más imprescindible: el Duomo. Fuimos dando un paseo para ir conociendo la ciudad, pasando por Porta Venezia, que se nos hizo muy agradable.
Llegamos al Duomo por detrás, y uno de los laterales estaba lleno de andamios (con lonas de publicidad de Versace, que para todo hay niveles), pero llegamos a la fachada principal y pudimos apreciarla en todo su esplendor, ya que allí no llegaban los andamios. Lo cierto es que es impresionante, se mire por donde se mire. La plaza estaba ocupada por un escenario y un gran árbol de navidad, por lo que no pudimos hacer la foto que nos gustaría, pero es un mal menor. Fuimos a comprar las entradas, en un edificio frente al lateral derecho de la catedral. Nos tocó hacer un poco de cola, es lo malo de no haberlas llevada compradas de casa. Compramos la entrada que permite visitar el interior y subir a las terrazas por la escalera, 12 euros por persona. Para acceder a la catedral hay mucha seguridad, te registran el bolso y te pasan un escáner por el cuerpo. Lo cierto es que en toda la ciudad vimos mucha policía y ejército patrullando las zonas turísticas. Lo que más sorprende del interior es su amplitud y su altura, ya que desde fuera da la sensación de no ser muy alta porque es muy ancha. Sin duda merece la pena la visita, el interior es muy bonito y con algunos monumentos interesantes. Nos llamó mucho la atención la estatua de San Bartolomé despellejado. Desde el interior se accede a las ruinas de las iglesias primitivas que había en aquel lugar antes de la actual catedral. Es interesante porque explican algunas de las costumbres de las primeras comunidades cristianas, aunque prescindible si se tiene poco tiempo. Después subimos a las terrazas. La subida por escalera no es muy dura ni pesada, así que creo que no vale la pena pagar los 4 euros más que cuesta subir por ascensor, salvo que se tenga algún problema físico que impida subir las escaleras. La visita a las terrazas nos encantó, las vistas desde arriba son maravillosas, no solo de la ciudad, sino de la propia catedral. Ver de cerca gárgolas y demás adornos y caminar entre el bosque de pináculos nos gustó mucho. Cuando bajamos, dimos una vuelta por los alrededores, pasamos por la Galería Vittorio Emanuele, todo lujo y majestuosidad. Y como ya teníamos hambre nos pasamos por Luini, para probar los famosos panzerotti. Había cola, pero no más de 5 minutos. Compramos un panzerotto frito, otro al horno y una calzone, junto con una botella de cerveza, y nos fuimos a comerlos sentados al sol en la plaza, con magníficas vistas del Duomo. Con el estómago ya lleno y tras un pequeño descanso, nos dirigimos al Castillo Sforzesco. Construido en el siglo XIV como fortaleza, posteriormente fue transformado en palacio por los Sforza. Actualmente alberga varios museos, a los cuales no entramos. Nos limitamos a recorrer sus patios, muy recomendable. Tras el castillo está el Parque Sempione, un espacio muy agradable con lagos y muchos árboles, teñidos de otoño en aquel momento. Paseamos esquivando a los insistentes vendedores de rosas y otros pequeños objetos, hasta llegar al Arco della Pace. Este monumento comenzó a construirse en 1807 para conmemorar las victorias de Napoleón, pero su construcción fue interrumpida y retomada en 1826 para celebrar la paz de 1815. Volvimos a atravesar los patios del castillo para salir y nos dirigimos a la Iglesia San Maurizio al Monastero Maggiore. Se trata de una iglesia histórica del siglo XVI y antiguo monasterio, pequeña pero muy bonita. Por fuera no dice mucho, pero la sorpresa está en el interior, con vívidos frescos, muy bellos. Desde allí caminamos hasta la Basílica de San Ambrosio, el patrón de la ciudad. Dimos una vuelta un poco rara para llegar, atravesando la Università Cattolica del Sacro Cuore, mezclándonos con los estudiantes, que estaban en algún tipo de celebración. La Basílica de San Ambrosio es una iglesia románica en cuya cripta yacen los restos de San Ambrosio, patrón de Milán. Justo ese día era la víspera de San Ambrosio, y la iglesia estaba llena, con cámaras de televisión y las autoridades locales con sus mejores galas. Así que nos limitamos a verla desde la entrada, sin atrevernos a pasear mucho por allí ni hacer muchas fotos. Allí mismo nos montamos en el metro hasta Porta Genova para pasear por los Navigli. Esta zona fue el principal puerto fluvial de Italia a finales del siglo XIX hasta que los canales fueron vaciados en el año 1930. Solo dos canales sobreviven, el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese, llenos de agua del río Ticino. Es una zona con mucho ambiente, con bares y restaurantes, y numerosos puestecillos a orillas de los canales. En esas fechas el Naviglio Grande estaba decorado con luces en honor a las fechas navideñas, supongo. Cenamos en Momo, con el típico aperitivo milanés, consistente en un precio fijo por bebida, en este caso 10 euros, y comida de un buffet. La idea es buena, pero la comida del buffet dejaba bastante que desear. Debe haber mejores sitios para tomar el aperitivo milanés. Cansados y con frío, volvimos en metro hasta el hotel. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 5
Bérgamo es una pequeña ciudad a escasos 50 kilómetros de Milán. Para nosotros fue la mayor sorpresa del viaje, ya que nos gustó mucho. Fuimos en tren regional desde la impresionantemente grande estación central. El billete lo compramos en la misma estación y nos costó 5,50 euros por persona. El viaje duró menos de una hora.
En el quiosco de la estación de Bérgamo compramos el billete del autobús nº 1, que lleva a la Cittá Alta, donde están la mayoría de monumentos de Bérgamo. El billete cuesta 1,30 euros y tiene una validez de 75 minutos. Esto es interesante, ya que habíamos leído en el foro que bajando en la Porta San Alessandro puedes subir con el mismo billete en el funicular hasta el Castillo de San Vigilio. Así lo hicimos, fue un buen consejo. El castillo no tiene mucho que ver, pero las vistas desde allí son preciosas. Dimos una vuelta por allí, hicimos las correspondientes fotos y bajamos de nuevo en el funicular, para comenzar a recorrer la Cittá Alta. Justo donde está el funicular hay un acceso a la Piazza della Cittadella. En uno de los extremos de la plaza está la Torre Dell'Orologio, inicio de la Via Bartolomeo Colleoni. Esta calle peatonal merece ser recorrida, ya que es preciosa, muy "cuqui". Hay muchas tiendecitas pequeñas con unos escaparates decorados con mucho esmero. Nos fuimos parando en todo cuanto encontrábamos, como la Chiesa di Sant'Ágata Nel Carmino. Mención especial merece el escaparate de Il Fornaio, qué pinta las pizzas, los pasteles, todo. Esta calle va a parar a la Piazza Vecchia, donde se concentran las joyas de Bérgamo, la Capilla Colleoni, la Basílica de Santa Maria Maggiore y el Duomo. Además, la plaza en sí es bonita, con una llamativa fuente, el Battistero y el Campanone, la torre que domina la plaza y que actualmente alberga el Museo de Historia de Bérgamo. En primer lugar visitamos la Capilla Colleoni, con una impresionante fachada de mármoles rojos y blancos, una obra maestra del renacimiento italiano. Se construyó como mausoleo de Bartolomeo Colleoni, miembro de una de las familias más importantes de la ciudad. El interior es pequeño pero muy bonito. No está permitido hacer fotos. A continuación visitamos la Basílica de Santa Maria Maggiore, entrado por la puerta de los leones rojos. Aunque el origen de esta iglesia es románico, la decoración interior sufrió una renovación barroca realizada en el siglo XVII. Y hay que decir que es realmente impresionante. Puede considerarse, con razón, que está demasiado recargado, no hay un solo lugar en la iglesia que no tenga una pintura, estatua, tapiz o relieve. Cuando estás dentro no sabes hacia dónde mirar, de tanto como hay. Muy recargado, sí, pero consigue el efecto deseado de impresionar. Por último visitamos el Duomo, con una fachada neoclásica y un interior luminoso, de decoración “sencilla” si se compara con la Basílica de Santa Maria Maggiore. Especialmente nos gustó la capilla de Cristo Crucificado, a la izquierda de la nave central. Fuimos a comer al restaurante Il Circolino. Pedimos el menú del día, por 14 euros cada uno, consistente en un plato de pasta y carne o pescado, acompañado por vino y agua. Comida buena, aunque sin tirar cohetes. No recuerdo si también incluía el postre. Después de comer, volvimos a visitar las iglesias de la Piazza Vecchia, de las que nos habíamos quedado prendados. Rodeamos el edificio de la Basílica, que queda tapado por las construcciones aledañas, y no se aprecia la construcción románica. Así llegamos al Tempietto di Santa Croce, una pequeña capilla románica que no pudimos visitar por dentro, y al contiguo Salón de la Curia, hoy entrada del Palacio Episcopal, y que está decorada con frescos del siglo XIII. Seguimos por la Via Gombito, pasando por la torre del mismo nombre. Es una continuación de la Via Bartolomeo Colleoni, y con decoración de las tiendas en la misma línea "cuqui". Llegamos hasta la Piazza Mercato Delle Scarpe y desde allí subimos al Parque de la Rocca. Este parque está situado en la antigua fortaleza, y está decorado con cañones y otros instrumentos militares. Las vistas de Bérgamo desde allí son muy bonitas, merece la pena acercarse. En la misma Piazza Mercato Delle Scarpe nos montamos en el funicular que lleva a la Cittá Bassa. Después un corto paseo a la estación de tren, dando por terminada nuestra visita a la bonita ciudad de Bérgamo. Llegamos a la estación de tren 5 minutos antes de que saliera el tren a Milán y teníamos que comprar los billetes. Nos liamos un poco con la máquina y llegamos al andén justos, tanto que no encontrábamos la máquina para validar el billete. Así que nos montamos con el billete sin validar. Estuvimos buscando al revisor para decirle lo que nos había pasado, pero no lo vimos, y estuvimos todo el trayecto preocupados por si nos multaban. Al final no pasó el revisor en todo el viaje. Cuando llegamos a Milán, descansamos brevemente en el hotel y nos fuimos dando un paseo al centro para ver la iluminación navideña. Todas las calles aledañas a la Scala estaban cortadas y con gran presencia de policía. Al principio nos extrañó y nos hicieron dar un rodeo. Luego vimos que en la Plaza de la Scala había numerosos vehículos de medios de comunicación, y nos enteramos de que era el estreno de una ópera a la que asistían todas las autoridades. Un bonito árbol de navidad adornaba la plaza. En la Galería Vittorio Emmanuel habían puesto pantallas donde se podía ver y escuchar la ópera en directo. Había mucha gente y nosotros también paramos un rato a disfrutar del espectáculo musical. Por fin llegamos a la Plaza del Duomo, estaba precioso iluminado. Toda la plaza estaba muy bonita, con el árbol de navidad encendido y todos los monumentos iluminados. Dimos una vuelta por los alrededores. No hacía frío y daba gusto pasear por allí. Fuimos a comer a la pizzería Spontini. Solo tienen tres variedades de pizza, y cada porción generosa tiene un precio entre 3 y 4 euros. Me llamó la atención que las pizzas eran hechas en molde, siendo más esponjosas y gruesas que las típicas pizzas napolitanas. Estaban muy ricas. Tras un último paseo dimos por concluido el día y volvimos al hotel en metro. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 5
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 5 (23 Votos)
Últimos comentarios al diario MILÁN, BÉRGAMO Y VERONA ANTES DE NAVIDAD
Total comentarios: 33 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados El valle de Aosta en autocaravana
Nos vamos una semana a recorrer este maravilloso valle en plenos Alpes italianos, en la...
⭐ Puntos 5.00 (4 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 662
Su cumbidu, Cerdeña - agosto 2.017
Tour de 12 días por Sardegna
⭐ Puntos 4.09 (11 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 506
Dolomitas en familia, un pequeño bocado en 15 días
Nuestra aventura italiana en los Dolomitas occidentales en 15 días con...
⭐ Puntos 4.95 (37 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 278
Italia y sus pueblos-2018/2019/2023
DAROS A CONOCER LOS DISTINTOS LUGARES DE ITALIA, UNOS MAS CONOCIDOS QUE OTROS PERO IGUAL DE...
⭐ Puntos 3.25 (4 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 201
Ruta por el norte de Italia,«roadtrip»
Ruta en coche visitando Milán, los Grandes lagos Italianos, las Dolomitas, Venecia y...
⭐ Puntos 4.29 (7 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 194
Galería de Fotos
|